El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha prometido este martes al campeón de peso pluma de artes marciales mixtas de la Ultimate Fighting Championship (UFC), Ilia Topuria, que pronto se hará realidad su deseo de tener el DNI español.
Sánchez ha recibido en el Palacio de la Moncloa a Topuria, luchador hispanogeorgiano que se alzó con ese título el pasado 18 de febrero en Las Vegas, al derrotar al australiano Alexander Volkanovski.
Topuria había expresado su deseo de tener el DNI español, que aún no posee pese a estar residiendo en España, y Sánchez ha respondido a esa aspiración prometiéndole que lo tendrá pronto.
Así lo ha expresado en las redes sociales, en las que junto a su anuncio ha adjuntado unas imágenes en las que se le ve con Topuria, que portaba el cinturón que le atestigua como campeón del peso pluma.
“Tu esfuerzo, dedicación y perseverancia te han llevado a cumplir uno de tus sueños”, ha escrito el jefe del Ejecutivo en X.
A continuación es cuando ha avanzado que podrá cumplir “muy pronto” otro de sus sueños: “Tu amor por España -ha subrayado- se reflejará en tu DNI español”.
"Hace tres años ibas al Carpena y la gente se marchaba al descanso porque el equipo no luchaba", recuerda Fran Vázquez. Lo del Unicaja no es sólo el histórico liderato de la Liga Endesa a estas alturas de temporada. Ni la consecución de la Copa del Rey de 2023, un título 17 años después. Ni la clasificación por segundo curso consecutivo para la Final Four de la Champions League, sellada este martes en Patras ante el Promitheas. Lo del Unicaja es un Plan, con mayúscula. "Ibon tiene un plan", cantan las tribunas su mantra, un guiño al entrenador que lo ha cambiado todo, con la sensación de que no sólo lo deportivo es lo que vuelve a funcionar.
Hace no tanto, el Carpena lucía a medio gas, ni 5.000 espectadores de media. Hoy se agotan los abonos y no hay pabellón en la ACB con más espectadores, encadenando 'no hay billetes'. "Con 10.000 gargantas apoyando es más difícil perder", razona el pívot gallego, que llegó con 18 años a Málaga y vivió tres etapas en el club para convertirse en un histórico. "Para que la pelotita entre hay que favorecerlo. Con el cambio de presidencia hay un antes y un después. Ni nos metíamos en Copa y se estaba un poco lejos de lo que siempre fue Unicaja, de nuestra época", analiza otra leyenda. Carlos Cabezas pone en valor los cambios introducidos en 2021, cuando el ex árbitro Antonio Jesús López Nieto se hizo con las riendas del club reemplazando a Eduardo García. "Lo primero que hizo fue escuchar a la afición, solucionar problemas y ser más cercano. Ha sido un acierto", coincide Vázquez.
El pasado domingo, el Unicaja caía de 20 en el Nou Congost. "Y lo remontan sin Osetkowski [el líder en anotación del equipo]", realza Cabezas sobre un resultado que, horas después con la derrota del Madrid en el Palau, iba a otorgar el liderato a los malagueños. A falta de seis jornadas, con el mejor porcentaje de triunfos de su historia (23-5), empatado con los blancos pero con mejor balance de puntos, depende de sí mismo para igualar lo logrado en 2006 con Sergio Scariolo, el curso en el que después iba a levantar la única ACB de su historia. Hace nueve años, con Joan Plaza, también fue líder en la jornada 28, aunque después perdió cinco partidos y acabó tercero.
"Hay paralelismos, cosas que recuerdan a la mejor época. Son dos equipos ganadores", destaca Cabezas, base de aquel Unicaja que a principios de siglo cosechaba éxitos (la Korac de 2001, la Copa de 2003, la Liga de 2006 y la histórica presencia en la Final Four de la Euroliga de 2007). "Ibon ha logrado algo similar a aquellos tiempos de Scariolo o Aíto: tener un grupo compacto, con buen ambiente en el vestuario y en el que los roles están muy claros. Aquí nadie juega más de 23 ó 24 minutos. Un día le toca a Kendrick Perry, otro a Tyson Carter, el siguiente es Alberto (Díaz), otro Dylan....", pone en valor el sentimiento colectivo el que fuera campeón del mundo con España en 2006.
Navarro, en un partido reciente.ACB Photo
Y menciona a Ibon Navarro, la clave de bóveda de todo lo que está sucediendo, de los números y también del estilo, reconocible en su intensidad, en su valentía. "Un entrenador que tira y afloja, que sabe cuando apretar y cuando dejarles más libres. Al que los jugadores escuchan, porque sabe manejar las sensaciones", dice Vázquez. "Es un entregado al trabajo. Venía con un proyecto y unas ganas locas de trabajar en un club como es el Unicaja. Por lo que le conozco y lo que le veo trabajar, es un apasionado", apostilla Cabezas, que destaca la "apuesta por la continuidad" del director deportivo Juanma Rodríguez y del presidente. Con respecto a la plantilla que el año pasado logró la Copa en Badalona, apenas un cambio. La venta de Darío Brizuela al Barça (que dejó en caja más de un millón de euros) y la llegada de Kameron Taylor.
Uno de esos síntomas de comunión entre una ciudad "entusiasmada" y un equipo lanzado fue la "fiesta de Dylan". Cuando ganaron la Copa, el pívot estadounidense prometió invitar a los aficionados, que se lo recordaron cada partido desde entonces con otro cántico ya imprescindible: "¡Paga la fiesta, Dylan!". En septiembre, en la explanada del Carpena, con la plantilla presente, hubo comida y bebida para todos.
Ese "volver a las raíces" y a los éxitos de Unicaja, a la esencia de intentar interrumpir la tiranía de Madrid y Barça (han ganado 17 de los últimos 21 títulos nacionales), tuvo en el origen otra decisión no tan popular pero a la postre efectiva. Cuando López Nieto llegó a la presidencia, el Unicaja renunció a la Euroliga (entonces disputaba la segunda competición, la Eurocup) y se unió a la estructura FIBA para jugar la Champions League. "Se dijo que era un error muy grande. Pero eran momentos de cambios, de mirar presupuestos y más allá. Y se ha demostrado que probar fue un acierto. Porque no es la misma BCL en la que jugué yo hace años. Ahora hay equipos muy fuertes, ha crecido y cada año es más difícil. Muchas veces hay que dar dos pasos atrás para dar uno grande hacia delante. Y a nivel económico era la mejor opción", concluye Vázquez.
Desde las pistas de atletismo A Fieiteira sólo se ve el cercano almacén de Estrella Galicia -¿cómo no?-, pero huele a mar, al Atlántico, a la ría de Arousa. Es el lugar. Ana Peleteiro entrena en casa, literalmente en casa: en su Ribeira natal -de hecho, en el módulo que lleva su nombre- y junto a su marido, Benjamin Compaoré, que también es su entrenador desde el pasado octubre. Después de que la saltadora estuviera una década a las órdenes del mito Iván Pedroso, la unión profesional-sentimental generó dudas, pero su oro en el reciente Europeo indoor las disipó. Ahora Peleteiro busca acabar con ellas en el Mundial indoor de Nanjing (China) que empieza este viernes y donde ella competirá este sábado (a partir de las 12.10 horas, Teledeporte).
Ausente Yulimar Rojas, el sueño del oro mundial, su primer oro mundial, es posible, pero amenazan las cubanas Leyanis Pérez y Liadagmis Povea y la dominiquesa Thea LaFond. Sería el ascenso de Peleteiro a la cima del triple salto y, de paso, la confirmación de que su pareja con Compaoré funciona.
"Creo que desde el principio gestionamos nuestra relación en la pista de forma muy inteligente e incluso nos fortalece como pareja. Cuando entrenamos, se produce un cambio natural y me convierto en su entrenador al 100%. Siempre hablamos con respeto, con fluidez. Nos centramos en el trabajo incluso si llegamos al entrenamiento enfadados porque en casa hemos tenido nuestras discrepancias por cualquier tontería", comenta Compaoré en conversación con EL MUNDO desde China, donde la máxima preocupación hasta el momento ha sido el jet lag.
A.P.
La pareja llegó el pasado sábado, pero antes ya seguía tratamientos de luz azul y luz roja para adaptar los ritmos circadianos y conciliar el sueño lo mejor posible. Semanas atrás, Peleteiro aseguró que el Mundial indoor estaba "muy lejos" y caía "muy tarde en el calendario", pero finalmente decidió acudir. La oportunidad resplandece. "Ana realmente comenzó su temporada el 22 de febrero, en el Campeonato de España. Sólo lleva dos competiciones. Está tercera en el ranking mundial, sería un error no haber venido. Nuestro objetivo del año es el Mundial al aire libre de Tokio y será a mediados de septiembre, así que hay margen para la recuperación", asegura Compaoré.
"En casa hablamos de técnica, sin pasarnos"
¿Tienen algún pacto para no hablar de atletismo en casa? Puede llegar a saturar, imagino.
¡Claro que hablamos de atletismo en casa! El tema no nos asfixia porque los dos tenemos una vida muy ocupada por separado. En casa podemos hablar de los objetivos, de la técnica, de cosas del trabajo, aunque sin pasarnos. Al final, es inevitable, somos grandes aficionados al deporte y, sobre todo, al triple salto.
Nacido en Bar-Le-Duc, entre París y Estrasburgo, de padre burkinés y madre francesa, Compaoré destacó muy joven en el triple salto siendo campeón del mundo junior y vivió su mejor momento deportivo en 2014 cuando se proclamó campeón de Europa al aire libre. Pese a algunos problemas físicos, hasta el año pasado intentó seguir en activo -fue decimosegundo en el último Europeo-, pero este invierno se retiró para centrarse en preparar a Peleteiro.
"La creatividad es fundamental"
Empezaron a salir juntos en 2021, fueron padres en 2022 y se casaron en 2023 así que 2024 demandaba un nuevo paso en la relación. Entrenador y pupila, marido y mujer. Parece un desafío. "Ana tiene mucha experiencia y quiere entender los porqués, pero lo percibe todo muy bien. Para mí es un placer entrenar con ella, disfruto descubriéndole cosas. Para mí, más allá de la precisión técnica, de la cantidad de trabajo o del número de repeticiones, la creatividad es fundamental. E intento aplicarla con educación, diálogo, estimulación y juego", proclama el ex saltador.
A.P.
El trabajo entre ambos empezó con una propuesta ambiciosa, que Peleteiro cambiara de pierna de batida en el salto de la derecha a la izquierda, pero finalmente ésta quedó aparcada. Las molestias en la rodilla izquierda de la española obligaron a replantarlo todo y a recuperar la técnica de siempre, aquella que le dio el bronce en los Juegos de Tokio 2020. Igualmente Compaoré no descarta volver a intentarlo en el futuro y, sobre todo, insiste en que Peleteiro debe saltar más bajo que antes, distinto, más horizontal.
"Ana puede saltar muy lejos con ambas piernas y ese cambio es posible, yo mismo lo hice como atleta. Después de los Juegos de París teníamos tiempo así que nos atrevimos a hacerlo. Desafortunadamente eso provocó inestabilidad articular y tuvimos que deshacer nuestros planes", reconoce Compaoré que por Peleteiro ya cambió París por Guadalajara y ahora se ha asentado en Ribeira, donde también ha abierto una cafetería junto a su mujer, y donde huele a mar, al Atlántico, a la ría de Arousa. Es el lugar.