El entrenador del FC Barcelona, Xavi Hernández, dio este sábado su “apoyo incondicional” a la jugadora Jenni Hermoso y condenó “la conducta” del presidente de la Federación Española de Fútbol, Luis Rubiales, acusado de haber besado a la futbolista sin su consentimiento.
“Quiero dar todo mi apoyo incondicional a Jenni y a las jugadoras de fútbol femenino por lo que están viviendo en estos momentos y en segundo lugar condenar la conducta del presidente de la Federación Española de Fútbol, que me parece totalmente inaceptable”, declaró el técnico culé durante una rueda de prensa la víspera del partido del Barça en Villarreal.
Xavi expresó su “tristeza” por el hecho de que la polémica por el gesto de Rubiales haya relegado a segundo plano la victoria de España ante Inglaterra en la final del Mundial femenino de Australia, a la que definió como “una gesta histórica para nuestro deporte”.
“Espero haber sido claro y contundente”, concluyó el técnico del Barça y excentrocampista organizador de la selección que ganó el Mundial de Sudáfrica 2010.
El club catalán ya indicó el viernes que consideraba “totalmente impropia y desafortunada la actuación del presidente de la RFEF durante la celebración del Mundial de fútbol femenino”.
Rubiales es acusado de haber besado en la boca a Jenni Hermoso sin el consentimiento de la jugadora, durante la ceremonia del podio al término de la final del Mundial.
Poco antes, el máximo dirigente del fútbol español se había llevado las manos a sus genitales en un gesto de celebración cuando aún se encontraba en el palco de autoridades, a escasos metros de la reina Letizia y de la infanta Sofía.
La FIFA anunció este sábado la “suspensión provisional” de Rubiales “de toda actividad relacionada con el fútbol a nivel nacional e internacional”.
A Pep Guardiola sólo le quedó felicitar al Real Madrid por su heroico desempeño en el Stadium of Manchester. "Claro que le doy mérito porque defendieron muy bien", subrayó el técnico del City, que eludió cualquier apelación a la justicia. "Hemos jugado de forma excepcional, pero no pudimos marcar. El fútbol es de goles y ellos lo hicieron un poco mejor en los penaltis", reiteró tras el tremendo esfuerzo de sus futbolistas.
Pese al dolor por la eliminación, Guardiola dejó una de esas frases que sus seguidores podrían esculpir en bronce. "Qué manera tan cojonuda de perder", exclamó. La apelación a su maestro Johan Cruyff, que decía no creer en la suerte, sólo representó el inicio del alegato. "Si la gente se lo ha pasado bien, yo encantado". De nada sirvieron los 33 disparos del City , 12 de ellos a portería y otros 12 bloqueados por la defensa. Una cifra cuatro veces superior a la de los blancos, cuya ofensiva se limitaría a un sólo saque de esquina, por 18 de los locales.
"Hemos jugado muy bien, pero no hemos podido cerrarlo. Sólo puedo pedir esto a mis jugadores. Claro que les doy mérito, porque han sido capaces de aguantar. Hoy nos ha faltado el último disparo, el último detalle. No queda más que aceptarlo", concluyó el ex preparador del Bayern. Por su cabeza parecía revolotear aún el brillante fútbol de su equipo, que amasó el 67% de la posesión, con un 92% de acierto en el pase. Y esa decisión táctica que había dejado al Madrid aún más contra las cuerdas.
Doku, ante Carvajal
Desde antes del descanso arrastraba una tarjeta amarilla, por una infracción sobre Jack Grealish. Ya tenía mérito aguantar al 10 inglés, pero el asunto para Dani Carvajal se complicó aún más en el minuto 72, cuando Guardiola dio paso a Jérémy Doku. Era un momento crítico para el City, frustrado por tanto asedio sin fruto. El extremo, de 21 años, debía añadir esa pizca de fantasía. Desde su primera finta, la hinchada skyblue lo vio claro: el pase a semifinales pasaba por la bota derecha de Doku.
Hay algo insondable en la mirada del belga, uno de esos regateadores de los que se puede esperar cualquier cosa. Como de Ousmane Dembélé, con quien comparte club de procedencia: el Stade de Rennes. En sus 45 minutos, participó en 55 jugadas y sólo erró un pase (26/27), con 10 pérdidas, pero con un tremendo desequilibro por su zona. Sólo el coraje de Carvajal, una bestia competitiva, permitió al Madrid sostenerse en pie. Hasta que la musculatura del lateral estalló en el minuto 110. Contener a Doku representó la última frontera para el Madrid, sujetado bajo su larguero durante toda la noche.
Nada hubiese sido posible sin Lunin, que ya venía avisando antes de sus dos paradas en la tanda decisiva. El ucraniano, autor de ocho intervenciones y siete despejes, se impuso en casi todos los duelos aéreos de la noche. Sobre el mismo césped donde Thibaut Courtois cayó masacrado hace poco más de un año. Uno de esos escenarios que definen toda una carrera. Fue la noche de Lunin, como también la de un City que llevó el partido a unos niveles inasumibles para cualquier rival que no sea el Madrid.
Carvajal, ante Doku, el miércoles en Manchester.EFE
Porque con esa extenuante presión, ambiciosa y sincronizada, el equipo de Guardiola no sólo impedía cualquier amago de contragolpe, sino que recuperaba en posiciones de privilegio. De las intenciones había avisado, en el el sorteo Kyle Walker, quien eligió la primera posesión, en lugar de la habitual parcela de ataque en su guarida, donde el City encadenaba 41 partidos sin derrota. Un acontecimiento tan anómalo como los saques de fondo resueltos con balones en largo de Fede Valverde y Nacho. Casi sin aliento para sacudirse lo que se les venía encima, los hombres de Carlo Ancelotti sí resolvieron su primer acercamiento ante Ederson.
24 disparos en el área
La regularidad de Rodrygo en la Champions se entiende mejor a tenor de los cinco goles y las dos asistencias con las que ha saldado sus tres últimas participaciones. Un par de años después de su milagrosa aparición en semifinales, el brasileño volvió a aparecer puntual ante el City, su víctima favorita (cuatro goles en siete partidos).
La efectividad del 11 contrastó con la inoperancia rematadora de Erling Haaland, que volvió a cerrar una noche aciaga ante el 14 veces campeón de Europa. Antes del pitido inicial, Luis Figo había entregado al noruego el premio al máximo goleador de la pasada Champions, pero su infortunio volvió a concretarse con un cabezazo al larguero. A diferencia de hace ocho días en el Bernabéu, cuando resolvió con tres disparos lejanos, el City chutó 24 veces en 120 minutos desde dentro del área. Salvo con Kevin de Bruyne, al grupo de Guardiola le faltó esta vez la puntería. Y eso se paga muy caro en la Champions.
El tramo final del partido entre Espanyol y Villarreal, plagado de altercados, terminó de la peor manera en Cornellá, donde Alejandro Quintero González recibió el impacto de un objeto lanzado desde las gradas. El árbitro onubense, debutante en Primera División, no dudó en señalar a su presunto agresor, que fue detenido por los agentes de seguridad del RCDE Stadium.
Durante los últimos 20 minutos, Quintero González mostró seis tarjetas amarillas que provocaron las airadas protestas del equipo local. La afición perica había reclamado una falta sobre Walid Cheddira en la frontal del área y protestado una amarilla a Javi Puado, pero el colegiado sofocó las protestas con una amarilla a Álvaro Aguado y la expulsión de un miembro del equipo técnico blanquiazul.
"No quiero hablar mucho del tema, porque sé lo que me puede venir después. Si digo lo que pienso me acarreará una sanción", aseguró Manolo González, técnico del Espanyol, durante su rueda de prensa. Además, González quiso señalar a Alejandro Ojaos Valera, cuarto árbitro. "Es el mismo que me echó la temporada pasada en Leganés y cuando lo he visto ya sabía que podía a pasar cualquier cosa".
Tras sendas victorias en las dos últimas jornadas de Liga ante su afición, el equipo barcelonés tuvo que inclinarse (1-2) ante los dos goles de Ayoze Pérez, que dejó en nada el 1-0 de Jofre en el tiempo añadido de la primera mitad.