Rafael Louzán, condenado por prevaricación, nuevo presidente de la Federación Española de Fútbol con una doble amenaza: Gobierno y Tribunal Supremo

Rafael Louzán, condenado por prevaricación, nuevo presidente de la Federación Española de Fútbol con una doble amenaza: Gobierno y Tribunal Supremo

Rafael Louzán, gallego de 57 años, será el nuevo presidente de la Federación Española de Fútbol tras imponerse a Salvador Gomar en la votación que ha tenido lugar en la mañana de este lunes en la Ciudad del Fútbol de Las Rozas. Louzán ha obtenido 90 votos, por los 43 de su rival, con un nulo y cuatro votos en blanco para un total de 138 asambleístas presentes. Después de la suspensión de Luis Rubiales por parte de FIFA en el verano de 2023, y tras el periodo de entreguerras que supuso Pedro Rocha, Louzán debería llegar para devolver la estabilidad a una institución convulsa. Pero no parece que vaya a ser así.

Entre otras cosas, porque sobre el mandato que debería llevar al nuevo presidente hasta 2028 pesan ya dos losas nada más comenzar. Una, el hecho de estar condenado, desde 2022, a siete años de inhabilitación para cargo público por prevaricar cuando era presidente de la Diputación de Pontevedra. Su recurso será estudiado por el Tribunal Supremo el próximo 5 de febrero. La otra losa es la intención del Gobierno de no esperar a esa fecha y recurrir ante el TAD (Tribunal de Arbitraje Deportivo) esta elección por considerar que precisamente esa condena le impide ejercer el cargo de presidente de la Federación.

Es decir, ambas losas parten del mismo sitio: ese castigo por prevaricar en la construcción de un campo de hierba artificial en la localidad de Moraña. En la sentencia se recoge que la Diputación que él presidía pagó, en 2013, 86.311 euros por unas obras de mejora que ya habían sido realizadas en 2011, y a Louzán le atribuye la responsabilidad ‘in vigilando’ como presidente del organismo.

Esa inhabilitación para cargo público es, pues, el meollo de la cuestión. Según los estatutos de la Federación, en su artículo 19.4, uno de los requisitos para ser presidente es “no estar inhabilitado para desempeñar cargos públicos”. Esa frase no hace referencia alguna al carácter firme o no de la sentencia, argumento al que se agarra Louzán (que su sentencia no es firme pues está pendiente de recurso) para justificar su idoneidad. Además, los asesores del nuevo presidente también ven hueco para pelear en el carácter público o no del cargo de presidente de la Federación, cuya definición jurídica es el siguiente: “Una entidad asociativa privada, si bien de utilidad pública“. Sea cual sea el resultado de todas estas aristas, el ruido no va a desaparecer de la Federación en los próximos meses.

Fue el resultado de una mañana muy nerviosa en Las Rozas, con muchas miradas cruzadas y medias sonrisas forzadas, con algún saludo frío y mucha tensión. La llegada tardía de algunos asambleistas, como por ejemplo Carvajal, obligó a comenzar en la hora prevista para la segunda convocatoria (12.30). Después, algo menos de media hora de una ceremonia lenta, parsimoniosa, con la presidenta de la Comisión Electoral, encargada de conducir el acto, pidiendo listados de asambleístas y recordando obviedades como que si una papeleta estaba en blanco, ese voto se contabilizaría como voto en blanco. “Sé que esto es de primero de elecciones, pero es mi obligación recordarlo”, bromeó Ana Ballesteros.

Comenzó, a dos minutos para la una de la tarde, comenzó la procesión de asambleístas, que subían para coger su sobre, colocado en una mesa a la vista de todos en el salón Luis Aragonés de la Ciudad del Fútbol, y de ahí a una de las dos cabinas donde, ya en secreto, cogían la papeleta de Louzán o de Gomar.

Desde hoy, al nuevo presidente le toca afrontar un reto mayúsculo, y que puede resumirse en recuperar el prestigio de una institución cuyos tres últimos presidentes (Ángel María Villar, Luis Rubiales y Pedro Rocha) están inhabilitados y han tenido que salir por la puerta de atrás.

kpd