El seleccionador de baloncesto de Argentina, Pablo Prigioni, criticó la “regla” que permite nacionalizar jugadores y dijo que no cree que el base estadounidense que acaba de ganar el Eurobasket con España Lorenzo Brown “sienta la camiseta española como (Sergio) Llull o Rudy (Fernández)”.
“No estoy en contra de las selecciones que lo hacen, sino de la regla. Prefiero perder con gente nuestra que intentar ganar con una persona que no sea argentina. No creo que Lorenzo Brown sienta la camiseta española como Llull o Rudy”, sostuvo el exintegrante de la Generación Dorada en diálogo con la web especializada Básquet Plus. El también asistente técnico de los Minnesota Timberwolves de la NBA comentó que, en su opinión, “no tiene sentido” y que si no se gana con los nacionales se trata de “trabajar más duro en las formativas”.
El ex base argentino, que fue bronce en los Juegos Olímpicos de Pekín 2008 y jugó en los New York Knicks, Houston Rockets y Los Angeles Clippers de la NBA, además de sumar ocho títulos en el Baskonia, de la Liga ACB española, reveló que siempre fue contrario a nacionalizar jugadores y aseguró que, mientras él esté a cargo de Argentina, “eso no va a pasar”. “Ni siquiera va a haber un integrante del ‘staff’ de otro país. Cuando yo no esté, que se tome la decisión que quieran. Para mí la selección es lo más puro que hay y ya tenemos nuestras competencias de clubes para competir con gente de todo el mundo”, sostuvo Prigioni.
El ex entrenador del Baskonia y ex asistente de los Brooklyn Nets asumió el pasado 1 de septiembre el cargo de seleccionador, que alternará con su cargo en Minnesota, y en su primera experiencia en el banquillo nacional llevó a Argentina a ganar la Copa América el 11 de septiembre frente a Brasil (75-73).
La carrera de Juancho Hernangómez ha tenido mucho de tobogán, como él reconoce, de «montaña rusa». De expectativas, ilusión, apuestas, éxitos y también desengaños. Al madrileño Berlín le trae recuerdos inmejorables. Aquí se produjo el punto cumbre de su carrera hace dos años. En el ahora llamado Uber Arena asestó siete triples (27 puntos) a Francia por el oro de un Eurobasket mágico para los Hernangómez, -"aún se me pone la piel de gallina", reconocía este jueves en la misma pista-MVP del torneo Willy, MVP de la final Juancho. Este viernes (18.00 h., Movistar) disputará la primera Final Four de su carrera en el año que regresó a Europa tras tantos zigzagueos en la NBA.
El atribulado y millonario proyecto del Panathinaikos AKTOR ha conseguido el objetivo de mínimos, volver, 12 años después, a la lucha por esa Euroliga que no hace tanto dominaron con Zeljko Obradovic (seis títulos entre 1996 y 2011) y en semifinales se las verá con el Fenerbahçe BEKO de Sarunas Jasikevicius. Juancho fue uno de los fichajes estrella junto a Kostas Sloukas, Mathias Lessort o Kendrick Nunn para reflotar a un equipo que el curso pasado acabó penúltimo, pero su impacto a las órdenes del histriónico Ergin Ataman no ha sido el esperado. «Había grandes expectativas, nadie tiene quejas sobre su esfuerzo. Pero la impresión es que que el dinero que recibe es demasiado», cuentan desde Atenas del español, que ha ocupado un puesto en la segunda unidad verde.
Sus números en Euroliga son pobres. Hay siete compañeros con mejor valoración. En poco más de 16 minutos de juego, 4,3 puntos, 3,6 rebotes y apenas un 27% en triples. Mucho trabajo en la sombra que Juancho acepta de buen grado. En la Liga griega, algo mejor (8,8 puntos). Y eso que arrancó con fuerza: su noche más plena en Europa fue la primera, 13 puntos y 10 rebotes en el derbi ante el Olympiacos en la jornada inicial. "Es un año de aprendizaje, tras siete en la NBA. Estoy adaptándome. Pero estoy feliz y contento", valoraba este jueves.
Segunda unidad
«Ha tenido algunos problemas después de tanto tiempo en la NBA. Juegan menos allí, no asumen mucha responsabilidad. Juancho tiene muy buen carácter, trabaja duro. Pero a veces comete errores clave durante el partido», se quejó su entrenador durante la temporada.
Juancho, durante un partido en Belgrado con el Panathinaikos.ANDREJ CUKICMUNDO
Y, para colmo, en el momento clave le visitó la mala fortuna. Durante la ajustadísima serie de cuartos de final contra el Maccabi, Juancho sorprendió a todos con una extraña imagen en el primer partido. El rostro visiblemente hinchado. Aún así, atrapó nueve rebotes y batalló. Después viajó de urgencia a España y se confirmó que sufría una fuerte sinusitis. «Estuve muy enfermo durante toda la semana. Jugué ese partido como con siete kilos de más. Pero jugué a pesar de todo», ha comentado estos días ya en Berlín. Estuvo 10 días ingresado en el hospital y regresó para el quinto y definitivo. En la fiesta del OAKA aportó 11 puntos. "El equipo ha vuelto con mucha ilusión. Es un histórico y llevamos muchos años sin estar en una Final Four. Toda la ciudad está volcada", cuenta el ex colegial.
Así que Juancho, al que también visitan los rumores de un posible cambio de aires a pesar de tener un año más de contrato, regresa a la ciudad que ha visto su versión más decisiva a las órdenes de Sergio Scariolo. «Juego todo el año para estos momentos. Tengo grandes recuerdos. Ojalá acabemos igual que entonces». Después le aguarda un ajetreado verano con la selección, con el importantísimo Preolímpico de Valencia a comienzos de julio.
Sergio de Larrea mide 2,03 metros, es campeón del mundo júnior y plata en el Mundial sub 17 y este verano dejó a todos impresionados como invitado de la selección durante la preparación del Preolímpico (llegó a debutar en un amistoso). «Es un perfil de jugador muy diferente, que en España no se ha visto nunca. Un base muy grande, creo que a la larga puede ser un jugador generacional», dice de él Mario Saint-Supéry, otro director pura fuerza y desparpajo, perla del Unicaja y ahora desperezándose en la ACB con el Baxi Manresa. «Los dos tienen muchísimo talento y un futuro por delante increíble», les elogia Rafa Villar, también oro de Debrecen, clave con sus triples en la final mundialista, formado en el Barça y abriéndose paso en el Hiopos Lleida. España, país de bases, escapa del laberinto mirando al futuro. Los tres ya están a las órdenes de Sergio Scariolo en la absoluta, que se la juega en el doble enfrentamiento contra Eslovaquia (este viernes, el primero, en Bratislava, a las 18:00 h.) para poder defender oro el próximo verano en el Eurobasket.
El cuarto pilar, ya consolidado, es Juan Núñez, también 20 años, que no puede acudir a la ventana por jugar esta noche con el Barça en Euroliga. Él, quizá antes de lo que le tocaba, fue el recurso de urgencia del seleccionador en el Mundial 2019, cuando de repente España se quedó huérfana de lo que siempre presumió. Sin Ricky, sin Lorenzo Brown (nacionalizado como recurso a la carestía de directores...), apenas Alberto Díaz quedaba. Un país que una década atrás presumía de Calderón, Sergio Rodríguez, Cabezas, Raúl López... y el propio Ricky.
«Los veía en la tele. Todos los veranos veíamos a la selección en familia. Yo me fijaba en los bases. En Ricky y en el Chacho... Me fascinaban, la manera de leer el juego, de hacer disfrutar al espectador. Son mis ídolos», cuenta a EL MUNDO De Larrea, quizá el más avanzado en madurez del trío aunque le queden unos días para cumplir los 19 años. Un director nunca antes visto, de más de dos metros, al que Pedro Martínez moldea en el Valencia Basket. Aunque la llegada del vallisoletano a la elite no haya seguido el camino preestablecido.
Saint-Supéry, De Larrea y Villar.ALBERTO NEVADO / FEB
Hasta los 15 años, Sergio jugaba en su cole, el San Agustín de Pucela, desoyendo las ofertas de aquí y de allá (también de EEUU). «Decidimos quedarnos, lo primero porque estaba jugando con mis amigos. Y eso era lo más importante. Iba a clase con ellos, jugaba con ellos, mis amigos de toda la vida. Y lo segundo, porque éramos un grupo competitivo, siempre nos colábamos en campeonatos de España, entrenábamos a buen nivel. Y el sentido de pertenencia y de estar cerca de mi familia. Las ofertas que se presentaban eran un poco lejanas y salir de casa... Decidimos esperar un poco, a tener un punto de madurez mayor, para adaptarse al sitio y la situación cuando tocara. Es raro, lo sé, la gente sale pronto. Pero animo a la gente a pensarlo bien y , sobre todo, a disfrutar. Eso es lo primero. Ahora aquí en la elite disfrutamos, pero para ello hay que disfrutar antes», explica con una madurez llamativa.
«La suerte que tenemos los tres es que hemos jugado casi siempre juntos. Nos coordinamos bien. Somos capaces de estar juntos en pista, porque tenemos perfiles diferentes que permiten esa conexión», apunta De Larrea, que define a sus dos compañeros, novedades en una convocatoria en la que también destaca el pívot Izan Almansa. «Rafa es un tío súper competitivo. Defensivamente es top. Leyendo situaciones de juego es muy bueno. Y, sobre todo, el balón en los últimos segundos... Bueno, ya se vio en el Mundial, lo dejó bastante claro», apunta sobre el barcelonés, el mayor del trío con 20 años. «Mario es un muy muy físico. Y muy listo, con mucho talento. Puede aportar mucha energía en ataque y en defensa», cuenta sobre el malagueño.
"El siguiente Llull"
A Saint-Supéry le llaman, cómo no, el Principito (cuentan que comparte ancestros con el escritor francés) y en 2022, con 15 años y 11 meses, se convirtió en el jugador más joven en debutar con el Unicaja. El del Rincón de la Victoria jugó la pasada temporada cedido en Burgos (LEB Oro) y ahora derriba todas las barreras con Diego Ocampo en el Manresa: el pasado fin de semana, ante el Tenerife, firmó 24 de valoración (15 puntos), algo que a su edad sólo habían conseguido en ACB dos bases, Luka Doncic y Ricky Rubio. «He tenido siempre desde pequeño en Málaga a Alberto [Díaz] como referente. Ha sido mi tutor, el que me ha enseñado todo. Pero siempre me han dicho que me parezco a Calderón cuando era joven y a Sergio Llull. El siguiente Llull me dicen mucho», admite.
«Mario físicamente es un bicho. Muy luchador, lo da todo y es un guerrero. Y a la vez es bastante inteligente para ser de 2006 y lo está demostrando en ACB», le alaba Villar, quien encontró el trampolín del desarrollo en Lleida, donde el año pasado logró el ascenso y ahora sorprende a toda la Liga Endesa. «De pequeño siempre he sido muy de Ricky Rubio, ha sido mi jugador favorito. Aunque me parezco más a Alberto Díaz, los dos somos muy guerreros, muy luchadores, muy de darlo todo por el equipo», dice tras un entrenamiento de la selección en Guadalajara.
«Quizá es que estábamos muy bien acostumbrados, con bases tan top, de un nivel increíble. Son generaciones que van pasando, cada una destaca más en diferentes posiciones», razona Villar sobre la crisis del base, un discurso parecido al de Saint-Supéry: «Yo no diría que hemos tenido problemas. Nos acostumbramos al nivel de unos bases que eran increíbles, jugadores generacionales».
Desde que hace cuatro años el Movistar Estudiantes descendiera a LEB Oro -hasta 2021 era, junto a Real Madrid y Joventut, el único club español que había participado en todas las ediciones de la máxima categoría-, todo ha sido una búsqueda desesperada y sin éxito del regreso a la elite. Este lunes, la frustración ha llevado a la histórica entidad a tomar una decisión que pocos entienden. Después de una racha de siete victorias consecutivas y todas las opciones del ascenso todavía intactas (sigue dependiendo de sí mismo hasta para lograrlo de forma directa), el club del Ramiro ha decidido destituir a su entrenador.
Pedro Rivero llegó en el verano del 2023 con la vitola de ser experto en ascensos. El segoviano, un histórico base de la LEB (también jugó brevemente en ACB con el Cajasol y el Murcia), logró subir como jugador al Zaragoza en 2010, al Murcia en 2011, al Alicante en 2013 y al Ourense en 2015. Como técnico, en su primera temporada consiguió el ascenso de Plata a Oro con el Lucentum Alicante. Y en 2023 llevó a ACB al Palencia, con el que también ganó la Copa Princesa.
El curso pasado se quedó a las puertas con el Estudiantes. Perdió la final de los playoffs contra el Lleida, como dos cursos antes lo había hecho ante el Girona de Marc Gasol. Cierto es que había muchas dudas con el juego actual del equipo, con la consistencia de una plantilla que hace unos días fue reforzada con Joaquín Rodríguez, cedido desde el Casademont Zaragoza. El domingo contra el Súper Agropal Palencia (104-98) anotó 33 puntos.
"Inocentada"
Era el séptimo triunfo de carrerilla para los colegiales, para un balance de 22-3. Con uno de los billetes hacia la Liga Endesa muy avanzado por el San Pablo Burgos, líder destacado, a los madrileños les tocaba afrontar con solvencia unos playoffs que en el pasado no les fueron nada bien. Esa puede ser la razón por la que la directiva que encabeza Ignacio Triana ha decidido prescindir de Rivero. Aunque eso no sólo haya causado un gran asombro en parte de los aficionados. También incluso en los jugadores.
Algunos con tanto calado en lo social y en lo deportivo como Jayson Granger. El canterano, que pasó por Unicaja, Efes y Baskonia, entre otros, y que este verano regresó con la misión de encabezar el retorno (promedia 15,7 puntos y siete asistencias), escribió en sus redes sociales: "Definitivamente, no entiendo nada" (un mensaje que luego borró). Juancho Hernangómez fue más afilado desde Atenas: "Inocentada".
Todo indica que el elegido para tomar el relevo de Pedro Rivero es Nacho Lezkano, quien fue despedido hace unas semanas del Morabanc Andorra. En su comunicado del adiós, el Movistar Estudiantes quiso "agradecer al entrenador su profesionalidad, entrega y trabajo desde el momento en que llegó a Madrid" y desearle "la mejor de las suertes tanto en el terreno profesional como en el personal".