Pau Gasol que estás en el techo

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Pau Gasol, con sus dos anillos de la NBA.Phillip KimEFE

Le preguntaba el entrevistador al entrenador Phil Jackson a finales de la temporada 2007-2008. “Señor Jackson, honestamente… ¿qué hubiera respondido usted si Mitch (Kupchak, Director Deportivo) le hubiera dicho a principios de curso: ‘Puedo traer al equipo de Los Lakers a Pau Gasol a cambio de Kwame Brown‘?”. Unos segundos de pausa, una pequeña sonrisa, y una respuesta: “Es absurdo. No podrás hacerlo”.

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El ‘robo’ de Pau Gasol a Memphis Grizzlies por parte de Mitchell ‘Mitch’ Kupchak (leñero jugador de los años 80 convertido en hábil gestor), no solamente le regaló la pieza que echaba Jackson en falta para su innegociable triple-post offense (estrategia basada en diferentes triangulaciones que ya le había proporcionado dos anillos en Los Ángeles y previamente seis con los Chicago Bulls de Michael Jordan), sino, por el mismo precio, también una recarga completa de la batería de un desmotivadísimo Kobe Bryant, que amenazaba con buscar nuevos horizontes si el equipo seguía sin luchar por el anillo. El ‘obsequio’ era un power-forward con movimientos de poste bajo y un fiable tiro de cinco metros; un ‘7 pies’ con hambre atrasada. Pero sobre todo un profesional con la capacidad de descifrar el aroma de un partido, de una temporada y de un proyecto, como muy pocas estrellas en aquellos momentos. “Al cual”, como dijo Bill Walton, otro grandísimo maestro del negocio en los años 70-80, “simplemente, no le habían dado opción de probarse a ese nivel frente a los mejores jugadores del mundo”.

Tras perder la final frente a los Celtics en su primer año en Los Ángeles, Pau no desaprovecharía la oportunidad. A los dos anillos seguidos de campeón, en 2009 y 2010, añadió el nacimiento de su pareja All Star con Kobe Bryant, en una Liga que siempre fue, es y será capaz de convertir en oro cualquier cosa que lo remita a sus mejores días de vino y rosas.

En el reconocimiento de la autodenominada Lakers Family, distinguimos este miércoles inolvidable, de nuevo, a mitos de Hollywood rendidos a los pies del atleta. Pero, sobre todo, en uno de los faros baloncestísticos del planeta, frente a un grupo de 25.000 fans con la cartera sin agujeros y un ADN lleno de títulos de la competición de baloncesto profesional que humildemente decidió bautizar a sus ganadores como ‘World Champions’, su ascensión al techo del recinto le otorga un lugar en el imaginario colectivo de la NBA -negocio experto en trocear equipos ganadores multiplicando por partes su mito y su marketing-. Junto a su amigo Kobe Bryant, tiene pinta de que Pau será incluido en algún lugar de esa lista de parejas dinásticas donde habitan Bill Russell-Bob Cousy, Oscar Robertson-Lew Alcindor, Jerry West-Will Chamberlain, Magic Johnson-Kareem Abdul Jabbar (Alcindor convertido al Islam), Isiah Thomas-Joe Dumars, Michael Jordan-Scootie Pippen, Tim Duncan-Tony Parker, LeBron James-Kyrie Irving… o el mismo Kobe con Shaquille O’Neal.

Mientras tanto, desde este lado del océano, el baloncesto español ve la camiseta de su ET colgada para siempre en el cielo de un planeta que Fernando Martín ya se atrevió a explorar hace casi 40 años, cuando en Europa nadie lo hacía. Y cada vez que mire en esa dirección, deberá seguir imaginando su inmortalidad a través de los colegios, de los clubes, y de las mejores propuestas posibles de entretenimiento y formación.

kpd