Tras una destitución que pocos comprendieron, el ex entrenador del Real Madrid, lejos ya de polémicas, repasa el pasado de una era inigualable y muestra su lado más personal. “Para mí, el reconocimiento de un camarero es tan grande como un título”, admite
Pablo Laso pide un café solo y un agua con gas. Está algo más delgado y bastante más sonriente. Han pasado seis meses desde aquella noche que recuerda «sin miedo» que desencadenó los acontecimientos que iban a poner fin, no sin polémica, a una era en
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Sergio de Larrea mide 2,03 metros, es campeón del mundo júnior y plata en el Mundial sub 17 y este verano dejó a todos impresionados como invitado de la selección durante la preparación del Preolímpico (llegó a debutar en un amistoso). «Es un perfil de jugador muy diferente, que en España no se ha visto nunca. Un base muy grande, creo que a la larga puede ser un jugador generacional», dice de él Mario Saint-Supéry, otro director pura fuerza y desparpajo, perla del Unicaja y ahora desperezándose en la ACB con el Baxi Manresa. «Los dos tienen muchísimo talento y un futuro por delante increíble», les elogia Rafa Villar, también oro de Debrecen, clave con sus triples en la final mundialista, formado en el Barça y abriéndose paso en el Hiopos Lleida. España, país de bases, escapa del laberinto mirando al futuro. Los tres ya están a las órdenes de Sergio Scariolo en la absoluta, que se la juega en el doble enfrentamiento contra Eslovaquia (este viernes, el primero, en Bratislava, a las 18:00 h.) para poder defender oro el próximo verano en el Eurobasket.
El cuarto pilar, ya consolidado, es Juan Núñez, también 20 años, que no puede acudir a la ventana por jugar esta noche con el Barça en Euroliga. Él, quizá antes de lo que le tocaba, fue el recurso de urgencia del seleccionador en el Mundial 2019, cuando de repente España se quedó huérfana de lo que siempre presumió. Sin Ricky, sin Lorenzo Brown (nacionalizado como recurso a la carestía de directores...), apenas Alberto Díaz quedaba. Un país que una década atrás presumía de Calderón, Sergio Rodríguez, Cabezas, Raúl López... y el propio Ricky.
«Los veía en la tele. Todos los veranos veíamos a la selección en familia. Yo me fijaba en los bases. En Ricky y en el Chacho... Me fascinaban, la manera de leer el juego, de hacer disfrutar al espectador. Son mis ídolos», cuenta a EL MUNDO De Larrea, quizá el más avanzado en madurez del trío aunque le queden unos días para cumplir los 19 años. Un director nunca antes visto, de más de dos metros, al que Pedro Martínez moldea en el Valencia Basket. Aunque la llegada del vallisoletano a la elite no haya seguido el camino preestablecido.
Saint-Supéry, De Larrea y Villar.ALBERTO NEVADO / FEB
Hasta los 15 años, Sergio jugaba en su cole, el San Agustín de Pucela, desoyendo las ofertas de aquí y de allá (también de EEUU). «Decidimos quedarnos, lo primero porque estaba jugando con mis amigos. Y eso era lo más importante. Iba a clase con ellos, jugaba con ellos, mis amigos de toda la vida. Y lo segundo, porque éramos un grupo competitivo, siempre nos colábamos en campeonatos de España, entrenábamos a buen nivel. Y el sentido de pertenencia y de estar cerca de mi familia. Las ofertas que se presentaban eran un poco lejanas y salir de casa... Decidimos esperar un poco, a tener un punto de madurez mayor, para adaptarse al sitio y la situación cuando tocara. Es raro, lo sé, la gente sale pronto. Pero animo a la gente a pensarlo bien y , sobre todo, a disfrutar. Eso es lo primero. Ahora aquí en la elite disfrutamos, pero para ello hay que disfrutar antes», explica con una madurez llamativa.
«La suerte que tenemos los tres es que hemos jugado casi siempre juntos. Nos coordinamos bien. Somos capaces de estar juntos en pista, porque tenemos perfiles diferentes que permiten esa conexión», apunta De Larrea, que define a sus dos compañeros, novedades en una convocatoria en la que también destaca el pívot Izan Almansa. «Rafa es un tío súper competitivo. Defensivamente es top. Leyendo situaciones de juego es muy bueno. Y, sobre todo, el balón en los últimos segundos... Bueno, ya se vio en el Mundial, lo dejó bastante claro», apunta sobre el barcelonés, el mayor del trío con 20 años. «Mario es un muy muy físico. Y muy listo, con mucho talento. Puede aportar mucha energía en ataque y en defensa», cuenta sobre el malagueño.
"El siguiente Llull"
A Saint-Supéry le llaman, cómo no, el Principito (cuentan que comparte ancestros con el escritor francés) y en 2022, con 15 años y 11 meses, se convirtió en el jugador más joven en debutar con el Unicaja. El del Rincón de la Victoria jugó la pasada temporada cedido en Burgos (LEB Oro) y ahora derriba todas las barreras con Diego Ocampo en el Manresa: el pasado fin de semana, ante el Tenerife, firmó 24 de valoración (15 puntos), algo que a su edad sólo habían conseguido en ACB dos bases, Luka Doncic y Ricky Rubio. «He tenido siempre desde pequeño en Málaga a Alberto [Díaz] como referente. Ha sido mi tutor, el que me ha enseñado todo. Pero siempre me han dicho que me parezco a Calderón cuando era joven y a Sergio Llull. El siguiente Llull me dicen mucho», admite.
«Mario físicamente es un bicho. Muy luchador, lo da todo y es un guerrero. Y a la vez es bastante inteligente para ser de 2006 y lo está demostrando en ACB», le alaba Villar, quien encontró el trampolín del desarrollo en Lleida, donde el año pasado logró el ascenso y ahora sorprende a toda la Liga Endesa. «De pequeño siempre he sido muy de Ricky Rubio, ha sido mi jugador favorito. Aunque me parezco más a Alberto Díaz, los dos somos muy guerreros, muy luchadores, muy de darlo todo por el equipo», dice tras un entrenamiento de la selección en Guadalajara.
«Quizá es que estábamos muy bien acostumbrados, con bases tan top, de un nivel increíble. Son generaciones que van pasando, cada una destaca más en diferentes posiciones», razona Villar sobre la crisis del base, un discurso parecido al de Saint-Supéry: «Yo no diría que hemos tenido problemas. Nos acostumbramos al nivel de unos bases que eran increíbles, jugadores generacionales».
Anadolu Efes 80 Real Madrid 103
LUCAS SÁEZ-BRAVO
@LucasSaezBravo
Actualizado Jueves,
12
octubre
2023
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21:49Los blancos, que siguen sin conocer la derrota...
Cuando Timothy Neocartes Shorts II (Irvine, EEUU, 1997) terminó su periplo High School recibió las mismas ofertas para jugar en la NCAA que el número que luce en su espalda a modo de acicate: cero. Unos años después, reina en la Euroliga en su temporada de rookie. Un impacto como no se recordaba para alguien que aprendió a avanzar bajo sospecha, derribando prejuicios a base de talento. "Demasiado bajito", escuchaba recurrentemente quien este miércoles amenaza al Real Madrid (21.00 h.) a los mandos del Paris Basketball. El equipo revelación, también debutante en la máxima competición continental, sigue en la puja por los puestos de playoffs: se presenta en el Palacio con el mismo balance que los blancos a falta de dos jornadas para el final de la temporada regular.
Sólo Vezenkov presume de mejores números estadísticos que TJ Short, un base eléctrico de 1,75 metros que promedia 18,8 puntos y 6,8 asistencias, con un 42,1% en triples. La semana pasada, en una exhibición antológica en un partido clave para los de Tiago Splitter, el californiano firmó la noche de su vida: 20 puntos, nueve rebotes y 14 asistencias para ganar al Panathinaikos en el OAKA. "Con 20.000 personas gritándote... Fue una noche dulce que recordaré el resto de mi carrera, especialmente si la historia tiene un final feliz. Después de las dolorosas derrotas en Kaunas y Estambul sobre la bocina, podríamos haber perdido la moral. Pero este equipo nunca se rinde. Estamos hechos de esa materia. Y continuaremos hasta el final", desafía un jugador que acaba contrato en unas semanas y al que ya se rifan los mejores de Europa (es internacional con Macedonia del Norte desde 2022, otra ventaja de su pasaporte).
Hace tiempo que ser bajito dejó de ser un hándicap en el baloncesto de elite. Muggsy Bogues, Spud Webb, Nate Robinson, Lentejita Boykins..., aun haciéndose un nombre en la NBA, fueron rarezas lejanas. Otros como Isaiah Thomas realmente rompieron el molde. Shorts, cuya madre mide 1,40 metros (y su apellido de soltera es Long, con lo que ahora se le conoce como Darlene Long-Shorts), tomó como ejemplos a Chris Paul en la NBA y Tyrece Rice y Facundo Campazzo -con el que hoy se enfrentará por primera vez en su carrera (el estadounidense fue baja en el partido de ida en París)-, en esa Europa en la que tuvo que refugiarse tras terminar sus dos años en la Universidad de California en Davis, donde coincidió con el baskonista Chima Moneke (uno de sus mejores amigos) y con el que iba a ser el primero de sus dos grandes mentores.
Jim Les fue un base tirador de principios de los 90 en la NBA y fue quien primero vio algo diferente en TJ, que así se llama porque su hermana, dos años mayor, "era incapaz de pronunciar Timothy". Brilló en los Aggies, pero no había sitio para él en la NBA, así que no dudó en hacer las maletas y comenzar su aventura 'overseas' en Letonia (Ventpils). Temporada a temporada cambió de equipo, coleccionando MVP's. Del Hamburg Towers al Crailsheim Merlins, hasta que en el Telekom Bonn su carrera iba a experimentar el impulso definitivo.
TJ Shorts, durante el partido de la semana pasada en el OAKA de Atenas.PETE ANDREOUEFE
Allí coincidió con el segundo hombre clave, el recién nombrado entrenador principal de los Grizzlies, Tuomas Iisalo. Con el finés y su peculiar estilo ofensivo conquistó la Basketball Champions League de 2023, siendo MVP del torneo y de la Final Four. También fue nombrado mejor jugador de la Bundesliga. Cuando llegaron las ofertas, el californiano prefirió seguir de la mano de su entrenador, ambos camino de París. "Tenemos que remontarnos a cuando me fichó. Pronto me dio su confianza y me permitió ser yo mismo en la cancha. Esta es la razón principal por la que lo seguí, sabiendo que París tendría grandes ambiciones, con la Euroliga en la mira", ha reconocido.
El curso pasado repitió hoja de ruta con los parisinos en el Eurocup: campeón (22 victorias y una derrota) y MVP. Y, si había alguna duda de su impacto en la Euroliga en su debut, ahí sus números y la trayectoria de su equipo (llegó a liderar la competición), ahora con Tiago Splitter en el banquillo. "Es un jugador determinante en la Euroliga, pero si solo me fijo en él sería un error de principiante. Están demostrando que son capaces de jugar en equipo y Splitter se lo ha sabido transmitir", admitía Chus Mateo en la previa.
"De pequeño, siempre era lo mismo: 'Es demasiado pequeño'. Pero sé de lo que soy capaz en la cancha y tengo plena confianza en mí mismo. Mi altura puede ser una desventaja, sobre todo en defensa, pero siempre he jugado contra jugadores más altos, así que sé cómo hacerlo: pasarlos al primer paso, rodearlos para robarles el balón, etc...", reflexionaba Shorts en una entrevista reciente.