El zurdo, que perdió en dobles junto a Marc López, reaparece este martes en individuales con el austriaco, ex número tres, que lucha por recobrar estatus tras una grave lesión de muñeca
Nadal, en el partido de dobles.PATRICK HAMILTONAFP
La operación retorno empezó con un partido de dobles. Se trataba sólo de abrir boca, de competir nuevamente, por primera vez desde aquel 18 de enero del año que se fue, cuando nadie imaginaba que la derrota ante Mackenzie McDonald en la segunda ronda del Abierto de Australia traería semejantes consecuencias. Rafael Nadal prefirió engrasarse junto a Marc López, hoy integrante de su equipo técnico, otrora, no hace demasiado, consumado doblista, junto a quien ganó el oro olímpico en los Juegos de 2016.
Perdieron por un doble 6-4 ante los australianos Max Purcell y Jordan Thompson, en el ATP 250 de Brisbane, el torneo que ha elegido el ganador de 22 títulos del Grand Slam para desenfundar la raqueta. Poco importa el resultado en este caso.
«El problema cuando digo que será mi última temporada es que no puedo predecir al 100% lo que va a pasar en el futuro», comentó Nadal tras el encuentro. «Está claro que el porcentaje [de opciones] es alto de que sea la última vez que participe en la gira australiana […]. Pero si estoy aquí el año que viene no me digáis que había dicho que la de ahora era la última porque no lo he dicho», prosiguió.
Un rival con caché
Más allá de la prospección futura, el español, que dice que las cosas difícilmente pueden ir bien en este torneo, ya piensa en el encuentro de individuales de este martes, donde se encontrará a Dominic Thiem. El destino ha querido que se midan de entrada dos viejos conocidos en el circuito, dos hombres que se han cruzado en 15 ocasiones, entre ellas dos finales de Roland Garros, 2018 y 2019, por detenernos en los partidos más destacados de una serie que casi siempre estuvo cargada de contenido. Nadal ganó aquellas dos finales, ante quien se presumía como un potencial heredero sobre la arcilla parisina, y se impuso en nueve de los duelos.
Ganador del Abierto de Estados Unidos de 2020, poseedor de otros 16 títulos y ex número tres en el escalafón, el austriaco, ahora 98º, pelea por recobrar estatus desde que una lesión en la muñeca derecha sufrida hace más de dos años trastocase radicalmente su carrera.
En Brisbane, un torneo pequeño, se ha visto obligado a ganar dos partidos de la fase previa para darse el gusto de medirse de nuevo con Nadal. A sus 30 años, y lejos del tenis que le llevó también a disputar dos finales de la Copa de Maestros, en 2019 y 2020, Thiem es apenas un vestigio de lo que fue.
Con todo, y aunque sin grandes resultados, lleva casi dos temporadas compitiendo regularmente por sacar la cabeza y será un adversario incómodo, más aún con el rodaje de la fase de clasificación. «No puedo predecir cómo voy a estar en los seis próximos meses, si mi cuerpo me permitirá disfrutar del tenis tanto como durante los últimos veinte años, si voy a ser competitivo», apuntó Nadal, que tendrá de inicio una prueba interesante.
Roland Garros
JAVIER MARTÍNEZ
Enviado especial
@JavierMartnez5
París
Actualizado Miércoles,
31
mayo
2023
-
19:00Ver 1 comentarioEl español venció por 6-1, 3-6, 6-1 y 6-2,...
Jimmy Murphy tocaba a Chopin, Grieg y Listz. «Le ayudaba a aquietar sus cavilaciones», escribe David Peace en Munichs (Contra, 2024), una recreación novelada del accidente del 6 de febrero de 1958 que acabó costando la vida a ocho jugadores del Manchester United, además de a otras 15 personas, entre integrantes de la tripulación, periodistas y directivos del equipo británico. Sobre Jimmy Murphy, uno de los supervivientes, segundo entrenador, cayó el peso de reflotar a un club devastado por la tragedia acaecida cuando el vuelo de British European Airways se estrelló frente a una casa abandonada en el tercer intento frustrado por despegar del aeropuerto de la ciudad alemana. El equipo regresaba de Belgrado, tras eliminar al Estrella Roja en cuartos de final de la Copa de Europa.
Jimmy Murphy afrontó el desafío de ocupar el vacío de Matt Busby, hospitalizado con heridas graves en la ciudad alemana. Busby ya era una leyenda. «Para mí, Jimmy Murphy es el héroe de esta historia, un hombre complejo que llevó adelante al equipo, hasta conducirlo incluso a la final de la FA Cup. Si él hubiera muerto, pienso que la historia del club habría sido muy distinta. Es una pena que la entidad no siempre haya reconocido su papel y al final le tratara de una manera muy pobre», explica Peace (Ossett, 1967) a este periódico a través del correo electrónico.
Destacado autor de novela negra, nuestro interlocutor, residente en Tokio, es también un gran aficionado al fútbol. Entre sus obras ajenas a este deporte figuran la tetralogía Red Riding Quartet, editada en España por Alba, la trilogía Tokyo Redux (Hoja de lata), y GB84, en la misma editorial, donde afila el bisturí para novelar el pulso colosal entre los mineros del Reino Unido y Margaret Thatcher, entonces inmisericorde primera ministra.
Latido político
Dentro o fuera del fútbol, Peace nunca ha disimulado un latido político en cuanto escribe. «Munichs es una novela sobre el norte de Inglaterra y su clase trabajadora», afirma, incorporándola, además de a las obras citadas, a una secuencia donde también están Red or dead (Faber and Faber, 2013), no editada en España, sobre el Liverpool de Bill Shankly, y Maldito United (Contra, 2013), alrededor de la histriónica figura de Brian Clough y su breve paso por el Leeds.
Hay un eco espectral en este relato de 449 páginas que le ha exigido un severo trabajo previo de documentación. «El proceso de creación es siempre el mismo. Consulto con detalle en la biblioteca pública periódicos y libros relevantes de no ficción mientras construyo la narrativa de la novela dramatizando la verdad tan poderosamente como puedo».
En Munichs habitan los vivos y Los Muertos, siempre evocados en letras versales. El espíritu de James Joyce y The Dead, adaptada al cine por John Huston, otorgan un vuelo singular a esta historia. «Dublineses [el libro de relatos al que pertenece The Dead], y en particular Los Muertos, han sido una gran influencia en la escritura de este libro. Para mí, en mi trabajo y en mi vida, Los Muertos es una presencia constante», afirma.
Geoff Bent, 25 años, Roger Byrne, 29, Eddie Colman, 21, Mark Jones, 24, David Pegg, 22, Tommy Taylor, 26, Liam Whelan, 22, y Duncan Edwards, 21, éste último ingresado durante dos semanas en el Recht der Isar Hospital de Múnich, perdieron la vida como consecuencia de aquel accidente. «Incluso hoy mantienen un estatus mitológico. Diría que se debe a que murieron tan jóvenes, con un potencial ilimitado. Representaban el futuro perdido y un mundo que pudo haber sido». Aquella generación había ganado las dos Ligas precedentes con una media de 22 años. Jóvenes y talentosos, exhibían además un enorme grado de compromiso sentimental con el club, ajenos a los cantos de sirena que venían desde Italia y otros clubes.
Peace nació nueve años después de la tragedia. Su padre le contó la historia cuando era un muchacho. «Él había visto jugar muchas veces a los Busby babes ante el Huddersfield Town, nuestro equipo, y también estuvo en en el último partido que disputaron en Inglaterra en 1958, contra el Arsenal. Era un año más joven que Duncan Edwards y el accidente tuvo un efecto profundo sobre él, como sobre mucha gente». La narración de aquel encuentro, del 1 de enero de 1958 -«un partido que viviría para siempre, en el recuerdo y la imaginación»-, ganado por el Manchester United en Highbury por 5-4, ejerce de prólogo en el libro, antes de que, mediante continuos saltos en el espacio y en el tiempo, se gradúe la acción dramática. «Quería que el libro fuese una experiencia viva para el lector, devolviéndole a 1958».
Un fútbol distinto
El fútbol de entonces poco tenía que ver con el de hoy. Parte de la magia de Munichs se encuentra en su capacidad para transmitir la estrecha vinculación entre los aficionados y sus ídolos de carne y hueso, cercanos, integrantes de un mismo hábitat social. «Antes del desastre, los Busby Babes ya eran célebres, pero todavía iban a los cines locales y las salas de baile y vivían en alojamientos compartidos», apunta Peace.
Adiós a Duncan Edwards, un extremo izquierdo audaz y relampagueante, la figura que mejor encarnaba el aura de los muchachos de Busby, forjados por Murphy en las categorías inferiores. Munichs, cuyo plural pretende denunciar el uso que aún hacen algunos aficionados de equipos rivales en tono de burla, es dolor, pérdida y culpa, pero también lucha y redención, liderada ésta por la inmensa figura de Bobby Charlton.
«Murphy, que no había viajado, creía que debería haber estado en el avión. A Busby le persigue la culpa por haber llevado al Manchester United a Europa y por no impedir al piloto hacer un tercer intento de despegue. Charlton también sufre, en su condición de superviviente, sin poder explicarse por qué vivió mientras algunos de sus amigos morían», explica el autor del libro.
Diez años después, el equipo liderado por Charlton, que había estado cerca de dejar el fúbol, George Best y Denis Law, fallecido el pasado día 17, vencía 4-1 al Benfica para ganar la primera de sus tres Copas de Europa, la primera de un club británico. Ya no eran los Busby Babes, sino los Diablos Rojos, rebautizados por su hacedor. Al frente seguía Matt Busby. Tras recibir la extremaunción, había escapado del destino de Los Muertos.
"Uno tras otro iban convirtiéndose todos en sombras. Mejor pasar con valentía a aquel otro mundo, en toda la gloria de alguna pasión, que marchitarse y apagarse lúgubremente con los años".
JAVIER MARTÍNEZ
@JavierMartnez5
Actualizado Sábado,
13
mayo
2023
-
17:49Ver 2 comentariosSe impuso por 6-4 y 6-1, clasificándose para la tercera ronda...