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Conocida como “la mujer araña”, tuvo que financiarse su propia carrera, no tiene mujeres con las que competir, se le prohíbe hacerlo con hombres, y tuvo que diseñarse sus propios trajes para cumplir la ley islámica y soportar las altas temperaturas de la competición
Elnaz Rekabi no tenía otra cosa en la cabeza que subir por la pared vertical que tenía delante. Se jugaba en Seúl la final del Campeonato Asiático de Escalada y pocos repararon en que “la mujer araña”, la mejor escaladora de la historia de Irán, no llevaba puesto el velo islámico. Un poco de carbonato de magnesio en las manos, una coleta y una cita en el pelo era todo lo que necesitaba para superar los obstáculos, incluido el Código Penal iraní, que la obliga, bajo pena de prisión, a taparse en público la cabeza con un pañuelo.
La final coincidió con el primer mes desde la muerte de la joven iraní de 22 años Mahsa Amini tras ser detenida y presuntamente torturada por la Policía de la moral de Teherán por no llevar bien colocado el hijab. Aunque Rekabi quedó cuarta, se ha convertido en la protagonista de la competición, aplaudida en las redes por sumarse de esta forma a la oleada de protestas que recorre el país por la muerte de Amini, al mismo tiempo que se temen represalias.
Rekabi lleva sus 33 años de vida sorteando la discriminación de género de su país como presas de un rocódromo para poder triunfar en el mundo de la escalada.
”Mis amigos me felicitan y me animan a continuar. Pero es cierto que cada vez que la gente me pregunta a qué me dedico se quedan boquiabiertos. ¿Una mujer escaladora? Pero tiene un lado positivo porque ayuda a otras chicas a salir y practicar este deporte”, señaló en una entrevista a Euronews.
Sin una federación nacional que la respalde, tuvo que financiarse su propia carrera, por no hablar de que en Irán no tenía otras mujeres con las que competir. ”Uno de mis mayores problemas es que tengo que entrenar solo. No hay escaladoras caseras mejores que yo y no se me permite entrenar con hombres”, señaló.
El último obstáculo, hasta ayer, el hijab: “Al principio fue un poco extraño para los otros atletas, que tenían curiosidad por ver a una chica con un pañuelo en la cabeza y un atuendo que cubría los brazos y las piernas mientras competía en interiores con una temperatura tan alta. Cuando hace calor el hijab se convierte en un problema porque durante la competición tu cuerpo necesita evacuar el calor. Por eso para las competiciones hemos diseñado nosotros mismos un atuendo que respete el hijab y sea compatible con la práctica de la escalada”.
Cuando Rekabi debutó en la Copa del Mundo de escalada en 2016, el delegado técnico de la Federación Internacional, Christophe Billon, se pronunció sobre el tema: ”Sabemos que las mujeres iraníes tienen que usar el hijab. Lo aceptamos porque es importante tener mujeres iraníes en nuestras competencias. Si dijéramos ‘no, no puedes participar en nuestras competiciones porque llevas un velo’ sería perjudicial para nuestro deporte”.
Rekabi comenzó a escalar a los 12 años, cuando su hermano se convirtió en subcampeón asiático de escalada en una prueba celebrada en Zanjan, al noroeste de Irán. Trece años después se convertía en la primera mujer iraní en participar en una prueba de la Copa del Mundo en Bakú, en la que acabó decimocuarta. Y alcanzaría la cima de su carrera el año pasado, con el bronce en el Campeonato del Mundo celebrado en Moscú.
Hasta ayer no solo había competido con velo islámico, sino hasta en sus redes sociales (en Instagram cuenta con 121.000 seguidores) se la puede ver entrenando o posando siempre con el cabello cubierto como mínimo por una gorra o la capucha de la sudadera.
El campeonato de Asia es la primera vez que Rekabi participa en una competición sin cubrirse la cabeza. Tanto en sus escaladas al aire libre como bajo techo siempre se la ha visto con un pañuelo o un gorro en la cabeza. Así compitió en el Mundial del año pasado y así se la ve en todas sus publicaciones en redes sociales.
Las protestas por la muerte de Amini están protagonizadas sobre todo por jóvenes y mujeres al grito de “mujer, vida libertad”, lanzan consignas contra el Gobierno y queman velos, uno de los símbolos de la República Islámica y algo impensable no hace mucho.
Han ido evolucionando conforme las autoridades han reaccionado: comenzaron con medianas movilizaciones en docenas de ciudades para pasar a las universidades, y de ellas a pequeñas concentraciones, esporádicas y dispersas por las calles, para volver a las facultades.
Estudiantes de colegios e institutos se han sumado haciendo ondear sus velos y pisoteando retratos del líder supremo de Irán, Ali Jameneí, contra quien también se grita “muerte al dictador”.
A Amini se han sumado otras jóvenes como símbolos de las protestas, como son Nika Shakarami, de 17 años, y Sarina Esmailzadeh, de 16, fallecidas en la represión de las movilizaciones, según denuncias de sus familias, y en accidentes de acuerdo con la versión de las autoridades.
La fuerte represión policial ha despertado las simpatías de personas de todo el mundo, con protestas frente a las embajadas iraníes, y el apoyo de famosos y políticos.