No sabemos quien ganará la NBA, cada año menos hay menos favoritos. Los Celtics, el vigente campeón, incluso dominando 25 puntos arriba, no se fía de ventajas altas: estás a tres ataques triplosos de que el parcial deje tiritando lo que antes era un partido solucionado.
Para saber más
Indiana, Cleveland y Oklahoma son mercados pequeños que han hecho buena o muy buena Liga Regular. Sin líderes globales, pese a que Shai Gilgeous-Alexander fue elegido MVP. Podríamos ver a cualquiera de estas tres franquicias en la final. Lo cual habla bien del sistema retributivo de posibilidades competitivas. Incluso del económico. La agenda setting nos hace creer que en Europa todos los equipos están en números rojos y en USA todos obtienen grandes beneficios. No es así. Hay franquicias con números muy justos, incluso en pérdidas (las menos), a los que los principales mercados equilibran sus pérdidas operativas con el revenue sharing, una bolsa económica de reparto. Por lo que sea, la camiseta de los Hornets no es muy comprada…
Los Nuggets de Jokic, los lobos de Anthony Edwards, el crepúsculo de los Warriors y hasta los Knicks… también podrían plantarse en junio. Nadie va 3-0. El sobreuso de la línea de tres puntos ha ayudado a eliminar el factor del gigante dominador. Los equilibrios center-pequeños ya no son tan determinantes. El Joker juega tanto de cara como de espaldas. La supervivencia del porcentaje de acierto de tres siempre está peligrosamente unida al suicidio de los Deep threes. Casi todos saben tirar, no todos pueden meter cuando llega mayo y junio.
La gran línea económica de la NBA la marca la compensación gigante por sus derechos audiovisuales y el escaparate en social media. 11 años de contrato sí que es tirar de larga distancia sin miedo. Pueden lanzar el triple de la NBA Europa y proyectos similares. Es la naturaleza americana, emprender sin miedo al fracaso, la conquista del salvaje fiscalmente oeste/este euroasiático.
Mientras Tatum, Jaylen, Jrue, Horford y White siguen usando los triples contra unos Knicks que viven permanentemente en espíritu de remontada: se dirime una batalla futura por el estilo. Si los Celtics dan la vuelta a la eliminatoria, llegan a la final y la ganan, la identidad multiusos se impondrá por segundo año y con amenaza de dinastía.
En los 80 le preguntaron al Comisionado en el cargo si un Celtics-Lakers era lo que quería la NBA por audiencias y respondió sagazmente que mejor un Lakers vs Lakers. 30 años después se puede seguir con grandes datos de audiencia en redes el Mavs vs Mavs por el traspaso de Doncic, atenuado por el debate interno en los Lakers sobre la idoneidad de LeBron más Doncic cuando las defensas también son importantes para ganar eliminatorias. Estar todo un equipo en la misma línea de sacrificio colectivo sin que el entrenador pueda levantar demasiado la voz. Nada sencilla tarea.