El sofocante calor barrunta la llegada de tormentas. Apenas han pasado unos minutos de las 11 de la mañana en Quail Hollow y Eugenio López-Chacarra espera en la calle del hoyo 10 para su segundo golpe. “¿Quién es ese chico?”, me pregunta amablemente uno de los voluntarios que controla el flujo de espectadores en el green. Le explico que es un joven prometedor golfista español que acaba de ganar en Europa. “¿Es Sergio García?”, insiste, sin demostrar mucho conocimiento de golf.
Chacarra ha salido a jugar solo, apurando los días de prácticas. Le acompaña parte de su equipo: su coach en Oklahoma State y, por supuesto, Hugo González, su caddie. Hugo es hijo de la leyenda madridista, Raúl González Blanco. Sorprende la enorme seriedad de Hugo en su trabajo: analiza distancias, vientos, está pendiente de dar agua incluso a conocidos de Eugenio fuera de cuerdas, no se le escapa ningún detalle. No es un amigo que le lleva la bolsa, es un caddie profesional. En el hoyo 12 saca su libro de yardas (donde hacen sus anotaciones), grabado por detrás con su nombre (‘Huguito’) y por delante un gran escudo del Real Madrid.
Se trata del primer major de Hugo y el segundo de Chacarra, aunque el madrileño de alguna forma también se siente debutante esta semana: “Es mi segundo major, pero yo diría que es mi primero, sobre todo por lo mal que me encontraba físicamente. Apenas podía competir”, afirmaba recordando una incómoda lesión de cadera que estuvo arrastrando casi dos años.
Pongamos en contexto que una buena actuación de Eugenio esta semana no nos sorprendería. De hecho, solo una victoria en el PGA Championship eclipsaría de alguna forma la gesta que Chacarra ha alcanzado en esta temporada, digna de protagonizar una de las antiguas novelas caballerescas.
Chacarra salió del LIV en 2024, o más bien no lo renovaron. Si bien, fue lo mejor que le pudo pasar a su corta y exitosa carrera. Yendo más a la raíz: octubre de 2022, el español se convierte en el primero en ganar en la multimillonaria gira saudita. Más de cinco millones fue el cheque más alto conseguido por un deportista individual español en una competición deportiva. Chacarra tenía solo 22 años y acaparó las portadas de todos los medios. Tras la victoria, llegaron dos años complicados, lesiones, relaciones tirantes con los miembros de su equipo y malos resultados. Una situación que llevó a Chacarra a abandonarse: el joven talento español engordó, perdió la motivación por entrenar y competir, y el golf dejó de apasionarle como lo había hecho hasta ahora. “Llegó un punto en que no era del todo feliz. No tiene nada que ver con el equipo ni con los compañeros, era una cuestión de motivación. Quería jugar majors, jugar más. Al final, 14 semanas al año no son suficientes para mí”, comentaba.
López-Chacarra.
El futuro inmediato tampoco era demasiado halagüeño. Fuera del LIV, a Chacarra solo le quedaba el Circuito Asiático como base para competir: viajes largos, poco dinero y torneos menores, una temporada en el infierno donde además tenía que cumplir una sanción de un año en cualquier evento relacionado con el PGA Tour al haber sido miembro del LIV Golf.
En los planes de Chacarra, esperar al 23 de septiembre que se cumpliera la sanción para poder inscribirse en la escuela de clasificación del Korn Ferry Tour -la segunda división del PGA Tour-. La prestigiosa agencia Associated Press llegó a publicar un titular contundente: “Eugenio Chacarra está fuera de LIV Golf y está perdiendo sus mejores años. Es una advertencia para los jóvenes”. Esta situación, que psicológicamente destrozaría a la mayoría de jugadores, a Chacarra le hizo fuerte. “El LIV me ha dado el dinero que jamás pensé que pudiera ganar. Me ha resuelto mi vida y la de mis futuras generaciones, pero ahora quiero hacer historia en el golf”, explicaba.
Sus palabras provocaron una oleada de críticas, pero Chacarra se refugió en Oklahoma y encontró la motivación necesaria para renacer: perdió 11 kilos, se recuperó físicamente y comenzó a entrenar fuerte, a comer bien. Los resultados volvieron y con una invitación en el torneo de la India del DP World Tour llegó la gran campanada. La primera victoria de Chacarra que ya había ganado en el LIV y en el Circuito Asiático. Otros buenos resultados acompañaron al triunfo, así como la tarjeta para el Circuito Europeo en los próximos dos años, la clasificación para este PGA Championship y la posibilidad de poder tener una plaza directa para el PGA Tour a final de temporada si mantiene sus resultados.
“Es una cuestión de motivación, y el LIV solo era dinero, desde que lo dejé soy mucho más feliz”, contaba. Chacarra es el primer jugador que emprende el camino a la inversa. Muchos le habían enterrado, pero el español ha renacido en lo que sin duda es ya la gesta de la temporada. “Estoy jugando bien, pero sobre todo me lo estoy pasando bien jugando al golf, que es lo importante, es lo que he hecho desde que era pequeñito, por eso creo que los resultados están llegando”, comentaba.
Jon Rahm, David Puig y Sergio García completarán la nómina de españoles esta semana. El de Barrika no llega en su mejor momento pero tira de actitud, esperando un punto de inflexión que cambie todo esta semana. “Estoy cada vez más cerca”, afirmaba mientras encuentra la motivación de volver a hacer historia del golf español esta semana. “Ser el primero desde Seve en llegar a tres grandes sería algo único, y cerrar el Grand Slam español sería especial, eso sin decir que sería el primer español en llegar a ganar tres grandes diferentes… Pero es mucho pensar El domingo, si tenemos suerte, lo hablaremos”, concluía.