La UEFA ha respondido a la cuestión planteada por el Atlético de Madrid tras la anulación del penalti de Julián Álvarez en el duelo contra el Real Madrid de Champions con un comunicado y un vídeo que demuestra que el argentino tocó dos veces el balón en la pena máxima.
“Aunque mínimo, el jugador contacta con el balón con el pie de apoyo antes de chutar como se observa en el vídeo adjunto”. Explica el comunicado que, como apunta, viene acompañado de un vídeo frontal en el que se puede observar en las varias repeticiones que se corrobora lo pitado por el árbitro.
El organismo europeo apela a la reglamentación de la International Football Association (IFAB) que es la que aprueba las Reglas de Juego que se aplican a todas las competiciones futbolísticas. Cita el texto el artículo 14.1 que indica que “el ejecutor del penal no podrá jugar el balón por segunda vez hasta que lo haya tocado otro jugador”.
Así, como asevera la UEFA, el VAR se vio en la obligación de llamar al árbitro para que invalidara el gol anotado por Julián Álvarez en el segundo penalti de la tanda, en la que acabaría venciendo el Real Madrid por cuatro a dos.
El texto termina con el anuncio del organismo europeo de entrar en discusiones con la FIFA y la IFAB para revisar esa norma en los casos en los que ese doble toque sea “claramente involuntario”.
Volvió. Con la frente marchita y errante en las sombras como cantaba Gardel. A la casa que le abrió los brazos hace tres años y medio y que este domingo le voló los oídos y le mancilló su placa entre las leyendas rojiblancas. Lo hizo tras torturar a su exequipo o equipo, uno nunca sabe cuando habla de futbolistas cedidos, y elevarse sobre el césped con los brazos en cruz. La grada no olvidaba. [Narración y estadísticas (0-3)]
Pero en los primeros 10 minutos no pudieron ni silbar a Joao Félix porque el portugués no tocó, literalmente, el balón. Luego, eso sí, se desquitaría el portugués, con bailecito incluido. Es increíble que, de sus seis goles en liga, un tercio hayan sido al Atlético de Madrid. Definió el portugués el juego del Barcelona, a picotazos. Pero con eso le valió en el Metropolitano. La primera derrota en Liga del curso. La anterior, por cierto, también se la infligió el Barça el 8 de enero del año pasado.
La presión alta del Atlético había comenzado asfixiante. Los rojiblancos encaraban a pecho descubierto a su némesis, un equipo al que no han podido ganar desde que le entrena Xavi. Esa intensidad y la mal entendida calma de Ter Stegen les propició la primera ocasión del encuentro. Un robo de De Paul, una cesión a Barrios y un disparo, el del canterano, que se fue lamiendo la escuadra izquierda del neerlandés.
Presión y robo
Y entre canteranos estuvieron los primeros quince minutos del partido. Riquelme, sorprendente acompañante de Morata en el ataque rojiblanco, era un puñal por la izquierda y Barrios ejerció bien de Koke, no es un papel fácil de desempeñar y más ante un equipo como el Barça, siempre gustoso por ganar el mediocampo.
Pero este Barcelona no se parece al que lideró su entrenador. Es más directo y tiene más problemas para dormir el juego con balón, especialmente cuando el equipo local te aprieta en cada pase. Fruto de esa presión hubo otro robo que si Molina hubiera afinado el pie en una contra podría haber dejado solo a Lino ante Ter Stegen. La alcanzó el brasileño y logró centrar a Morata, pero éste no disponía de demasiado ángulo.
Sólo Raphinha amenazaba la zaga rojiblanca con incursiones en solitario por banda derecha, pero con apenas dos córners como resultado positivo para su equipo, aunque un cabezazo suyo pudo generar más peligro si hubiera ido mejor dirigido. Sin tensión el conjunto azulgrana en uno de los duelos más importantes de la competición doméstica. En el que tenían que evitar la escapada del Madrid, en el que tenían que adelantar al Girona y en el que tenían que eliminarse a un rival para el final de temporada.
Riquelme, en un lance del juego.JuanJo MartínEFE
Pero como esto es fútbol, el deporte más impredecible que existe, sólo necesitó el Barça una genialidad de Gündogan para adelantarse en el marcador. Uno dos del alemán ante Llorente y pase en profundidad a Lewandowski, que se gira bien y cede a Joao Félix para cumplir la ley del ex aunque, como decimos, sea un ex algo raro. Giró bien el tobillo el portugués para ponerla en la base del poste lejos de Oblak.
Vaciló con unos pasitos el luso frente al fondo sur del Metropolitano hasta que sus compañeros, con buen criterio, le montaron una piña para ocultar lo que pretendiera hacer el jugador. Como dijo Morata en la previa, "la gente tiene sentimientos", y le convenía al 14 del Barça y a su compañeros no enardecer más a un público que le dedicaba una sonora pitada cada vez que tocaba el balón.
Locura de De Paul
Poco más pasaría en la primera parte, pero en apenas un minuto de la segunda un cruce de cables de De Paul casi termina con el argentino expulsado y con el segundo gol del Barça en el marcador. Cedió el cinco rojiblanco un pase al rival que terminó en los pies de Raphinha en el borde del área, picó el brasileño para Lewandowski y el polaco la ajustó al segundo palo de Oblak, imposible para el esloveno. 60 segundos para tirar el gran esfuerzo de una primera parte, que tampoco terminó como el Cholo había planeado.
Pudo recortar Llorente cinco minutos después tras un rechace a la salida de un córner, pero la volea del madrileño, que atravesó un bosque de piernas, fue repelida por Ter Stegen en una de las paradas del año. La más clara del equipo rojiblanco en la primera hora de juego. Un espejismo, estaba más cerca el tercero de los culés y pudo hacerlo el delantero polaco tras ganar un duelo a Savic.
La celebración del Barça tras el 0-3 de Fermín.AFP
Terminó llegando casi sin esfuerzo y también por obra y gracia del polaco. En una transición mal defendida por la zaga rojiblanca, un centro lateral de Lewandowski encontró a Fermín solo en el centro del área, que remató de cabeza sin oposición.
Malo que, en un partido donde tu rival apenas te había dominado, en tres picotazos te haya rematado el partido y te haya complicado la Champions. La derrota sacaba al Atlético de los cuatro primeros puestos de LaLiga, los que dan acceso a la Champions. El principal objetivo del club colchonero como se han cansado de repetir todos los estamentos del club desde el principio de temporada. Ganar la Champions es un sueño, alcanzarla una necesidad.
Peleó el Atlético con más corazón que cabeza el gol del honor. La tuvo, muy clara Saúl, pero volvía a no ser el día del ilicitano. Tampoco el de los honores sino para no sufrir mayor castigo. Roja a Molina aparte. Suficiente que un jugador de tu propiedad, que reniega de ti, haya vuelto a marcarte. El fútbol es cruel a veces y no entiende de merecimientos. Sigue la pesadilla blaugrana y el hombre del saco, de nuevo, fue el portugués Joao Félix.
Lucía el sol en el Metropolitano. Un día perfecto para jugar al fútbol, un día perfecto para venir con la familia a disfrutar de un espectáculo deportivo. Sin embargo, ese buen clima, esas sonrisas, este magnífico sábado, escondía muchos peligros que debía afrontar el Atlético. Toda jornada intereuropea es complicada, el Girona es el peor rival posible y la hora del almuerzo no le suele gustar a los futbolistas, aunque luego se rehicieran. [Narración y Estadísticas, 3-1]
En estas ocasiones, para pasar el trago, se trata, normalmente, de hacer lo que sabes y mantenerte fiel a tu identidad y, en el caso del Atlético, también a tu fortaleza en casa. Pero la tarde ya empezó rara con un 4-4-2 con el que los rojiblancos nunca han arrancado este año. Encima, ante lo que pudo ser el primer gol del Atlético si Correa hubiera dado una zancada más ante una mala cesión a Gazzaniga, llegó el golpe de los catalanes.
Arrancó Savio con una diagonal sin que nadie le agarrara o amenazara con entrarle, cedió a Herrera que vio a Couto más profundo y el brasileño metió un pase que cruzó el área pequeña del Atlético hasta las botas de Dovbyk, que no perdonó. Un buen mazazo del que, con 17 tantos, se acababa de convertir en el nuevo pichichi con un gol más que Bellingham. El inglés lleva dos meses sin marcar en liga y sus últimos goles, un doblete, fueron precisamente al Girona.
El gol desubicó aún más al Atlético tanto física como tácticamente y el Girona, en cambio, siguió creciendo a lomos de Savio, una absoluta fuerza de la naturaleza muy complicada de contener sin hacerle falta. Simeone, desesperado en la banda, protestaba todo. Se ganó una tarjeta, pero también decidió olvidar las probaturas y volver a su clásico 5-3-2.
El equipo se reconoció y empezó a combinar mejor y a acercarse más al área gironí. Entonces, una falta lateral botada por Griezmann terminó en la mano de Miguel Gutiérrez tras un remate un tanto defectuoso de Hermoso. Penalti que se encargó de transformar el propio francés. Borrón y cuenta nueva.
Morata ante David López.THOMAS COEXAFP
El gol generó el cambio emocional que necesitaba el Atlético y aplacó bastante los ánimos del Girona, que ya no tenía tanta facilidad para combinar y acabar jugadas. El Cholo detectó esa marea y decidió aprovechar la lesión de Saúl para sacar a Morata y tocar la corneta. Griezmann, al medio y el español a acompañar a Correa en ataque. No le suele ir mal a los rojiblancos con el francés un poquito más presente en la construcción del juego.
Sin embargo, fue Morata el que tuvo más impacto. El madrileño fue el responsable de remontar el partido antes del fin de la primera mitad en una acción que lo hizo todo bien. La salida a la contra, la descarga, la pelea por el rechace y un centro medido para que Correa solo tuviera que poner la cabeza. La inteligencia de Molina le abstuvo de intervenir en la jugada ya que estaba en claro fuera de juego. La fe de Simeone en el trabajo de Morata pese a su sequía goleadora se la devolvió el delantero con creces.
Quiso el Atlético devolverle el impacto al Girona de la primera mitad. Ese que se produce cuando no has terminado de salir del vestuario y ya tienes que recoger el balón de la red. Lo hizo Griezmann, tras un rechace de Solís hacia su propia portería. Media vuelta y derechazo a a la escuadra que sorprendió a Gazzaniga. Nada como oler la sangre de un rival, que apenas ha jugado un partido en 14 días, para ir a por él.
Los ojos en Dortmund
Sin embargo, el tanto obró el efecto contrario en el Girona que el empate en el Atlético de Madrid en la primera mitad. Los catalanes se enrabietaron y volvieron a parecerse al equipo que, durante muchas jornadas, lideró la primera división. Tuvo Dovbyk un minuto después una ocasión clarísima para acortar distancias tras un centro chut de Yángel Herrera, pero el ucraniano, a medio metro de la portería de Oblak, no acertó a poner el pie.
Y de fallo estrepitoso a fallo estrepitoso. En esta ocasión no fue uno sino dos. El primero lo protagonizó Molina con un tiro alto con Gazzaniga fuera de la portería tras una buena presión rojiblanca. El segundo fue Morata que tuvo dos disparos para poner el cuarto. Un defensa y el palo lo impidieron.
No se movería un marcador que asienta al Atlético en su deseada cuarta plaza y aleja al Girona del Barcelona por el segundo puesto. Los ojos de los rojiblancos, y de Simeone, vuelven a la Champions. El Dortmund espera el próximo martes y un empate metería a los colchoneros en semis.
Se derrumbó el técnico rojiblanco en la entrevista post partido, que la tuvo que abandonar en directo, y en la rueda de prensa. Se emocionó cuando le tocó recordar el camino que ha recorrido, los 700 partidos que cumplió ante el Alavés, la historia familiar que le trajo hasta aquí, el compartir esta hazaña con su hijo menor en el vestuario... Todo ello se mezcló en la coctelera de emociones de Diego Simeone para concluir en unas lágrimas de emoción, pero sobre todo de agradecimiento.
"Se me pasan muchas cosas en la cabeza. 700 partidos nunca lo imaginé. Acompañado de un cuerpo tecnico del que solo queda Pablo. Agradecido a los futbolistas que recorrieron ese camino y me permitieron transmitir mi idea de este juego. También a Miguel Ángel y a Enrique por ayudarme a superar esos momentos de debilidad", explicaba el Cholo tras la victoria ante el Alavés para luego romperse cuando agradecía a su familia porque le quitó "mucho tiempo".
Son 13 temporadas al frente del vestuario rojiblanco en las que ha conseguido 413 victorias. Cinco más que Alex Ferguson y Arsene Wenger, por compararle a otras leyendas, al frente de Manchester United y Arsenal, respectivamente, en sus primeros 700 partidos. Son 1.166 goles a favor y 576 en contra.
Si hay un partido que recuerde el Cholo con cariño de esos 700 es, sin duda, la Copa del Rey que su equipo logró arrebatar al Real Madrid en el Santiago Bernabéu en la final de 2013. Recordó el técnico que era el duelo que rompían 14 años sin ganar al eterno rival y también que se jugó en el feudo blanco "porque tenía más capacidad", pero que se les había olvidado que "era su casa".
Dice Simeone que no sabe si ha cambiado mucho en estos 12+1 años que lleva como entrenador del Atlético de Madrid. "Algo habré cambiado, pero sigo siendo noble, frontal y claro con lo que quiero", sentenció el técnico en la rueda de prensa posterior al duelo contra el Alavés.
Tras la comparecencia de Simeone, fue Pablo Barrios el elegido para hablar y, claro, elogiar lo realizado por su entrenador. "Ya sabemos la historia que tiene el mister con el club. Solo darle la enhorabuena por todas las temporadas que lleva haciéndolo tan bien al frente del equipo", comentaba el canterano que está llamado a ser el nuevo Koke del Cholo.
El 8 rojiblanco dice que no se imagina un Atlético de Madrid sin Diego Simeone en el banquillo. Y desveló qué es lo que más les aporta el técnico: "Lo primero que nos da es las ganas y el estar animándonos a dar lo mejor de nosotros mismos".