Al final de la primera parte y tras una antideportiva a Diagné por flopping ante Tavares, se desató un rifirrafe en el WiZink Center. “¿Llull? Ni idea”, despejó el entrenador visitante
Sito Alonso, entrenador del Murcia, en el WiZink.ACB PHOTO
El UCAM Murcia había salido a por todas en el WiZink Center, intentando aprovecharse del desgaste del Real Madrid en su alocada semana, que incluía la victoria el martes ante los Mavericks y el jueves en Estambul contra el Efes, ambas superando los 100 puntos. El parcial del primer acto fue de 14-22 y los de Chus Mateo tuvieron que apretar para irse al descanso por delante (42-37). Pero fue justo antes del paso por vestuarios cuando la polémica se desató en circunstancias extrañas.
En la última acción, una canasta de Edy Tavares y un supuesto golpe a Moussa Diagne, que cayó al suelo doliéndose de la mandíbula. Tras la revisión de la jugada, los árbitros no sólo indican que no hay acción antideportiva del caboverdiano; señalan antideportiva al pívot visitante por simulación (flopping).
Restaban tres décimas y un cabreado Sito Alonso mandó a su banquillo a los vestuarios, aunque sus jugadores no lo hicieron. En realidad, el entrenador visitante se quejaba a los árbitros de que varios jugadores del Madrid se habían ido ya en medio de la confusión y no fueron amonestados por ello.
Ya cuando Campazzo anotó el tiro libre de la técnica y todos enfilaban, ahora sí, hacia el descanso, Sergio Llull se dirigió al técnico madrileño, al que dijo algo y, además, golpeó con su mano derecha en la cabeza, una ‘colleja’ que estuvo a punto de devenir en tangana. La cosa no pasó a mayores porque varios jugadores, entre ellos Dzanan Musa, contuvieron a Sito, que después del partido, que acabó con el quinto triunfo liguero blanco (106-92), habló sobre el rifirrafe.
“¿Llull? Ni idea. Es un jugador al que respeto muchísimo y, todo lo que es bueno para él cuando está jugando con España, es bueno para mí. Cuando juega con el Real Madrid, me da igual. No tengo nada que decir. Yo simplemente defiendo los intereses de UCAM Murcia y lo haré hasta el final. Esté quien esté delante. No me importa en absoluto», quitó hierro al asunto el entrenador del UCAM, quien también intentó aclarar lo sucedido antes: “Yo no soy el entrenador del Real Madrid, soy el entrenador del UCAM Murcia. Cuando yo veo una situación anormal durante el partido, me da absolutamente igual lo que piensen los demás. Yo voy a defender a UCAM Murcia con uñas y dientes y todo lo que haga falta. Si yo considero que, para hacer un cambio, que querían hacer en pista, hay un jugador que está en el túnel de vestuarios, no está en pista y no pueden realizar ese cambio si no hay sido por una lesión o por algún motivo. Ha abandonado la pista seguramente porque ha pensado que ha acabado el cuarto. Pero yo es lo único que me quejo. Para respetar la situación de que mi equipo estaba en pista y había varios jugadores de ellos que no lo estaban”.
Avanza marzo, ni mes y medio resta para el cruce de cuartos de la Euroliga, poco más de dos para la Final Four de Berlín y el inicio de los playoffs de ACB. Se acerca la fiesta y el Real Madrid, se podría concluir, se aproxima a ella con traje de etiqueta y brillantina en el pelo. Ganó las dos competiciones oficiales que se disputaron este curso, la Supercopa para abrir boca y la Copa hace sólo unas semanas (ambas en la final al Barça). Es líder con buen colchón en Europa, donde se antoja complicado que nadie le arrebate el primer puesto, mucho menos el factor cancha. Y también en la Liga Endesa, aunque le aceche ese asombroso Unicaja al que se enfrenta el domingo en el Carpena.
Se arrima el Madrid de Chus Mateo aparentemente impoluto a la hora de la verdad, sin lesionados de gravedad tampoco, aunque sólo hace falta mirar un poco más de cerca para observar alguna arruga en su camisa. Su baloncesto no es el del amanecer del curso -la circulación, la defensa, el rebote, la frescura...-, las derrotas se acumulan (especialmente en la Euroliga, tres seguidas, las dos últimas en el WiZink) y algunos gestos se tuercen. Pero, sobre todo (y quizá ahí está la razón del bache), lo que preocupa al aficionado es la incertidumbre: la mitad de la plantilla y el entrenador acaban contrato en unos meses.
Siempre fue la contención salarial la norma del club, siguiendo el patrón aplicado al fútbol. Pero lo que llama la atención poderosamente es el estancamiento en las operaciones por cerrar. Porque los que amenazan con partir son los pilares de la plantilla. Sólo Facundo Campazzo, Gaby Deck y Gerschon Yabusele, de entre los jugadores clave de la rotación de Mateo, tienen contrato firmado para el curso siguiente. Sin ser oficial, también parece que Dzanan Musa continuará (así lo avanzó su propio agente, el poderoso Misko Ranatovic un año más con una cláusula de salida para la NBA). Pero Tavares, Hezonja, Poirier, Causeur, Rudy Fernández, Sergio Rodríguez y Sergio Llull siguen sin renovar.
Los escenarios son diversos. En cuanto a los nacionales, no se vislumbran conflictos. El capitán Llull seguirá y Rudy y el Chacho también si no deciden retirarse, algo que se antoja más que probable a final de curso: el alero, que tiene la vista puesta en sus sextos Juegos (algo inédito) como colofón, tendrá 39 años, y el base 38. La edad de Fabien Causeur, camino de 37, también juega en su contra, aunque siga respondiendo en la cancha -ahora como especialista defensivo-, cada vez que se le requiere. Son los otros tres casos los que más espinosos se presentan y los que, además, añaden un problema de fondo, el de los cupos en el baloncesto.
Hezonja, el pasado domingo contra el Tenerife.Daniel GonzalezEFE
Según ha podido saber este periódico, las conversaciones para la renovación de Edy Tavares se mantienen en una especie de punto muerto desde el pasado verano: hay contactos y buenas intenciones, pero el acuerdo no llega. El mejor pívot de Europa, el jugador más determinante, pretende un impulso a su salario acorde a sus prestaciones. Novias no le faltan, tampoco en la NBA, que no ha dejado de observarle desde que se marchó, aunque no ha iniciado ninguna negociación externa, pese a los rumores. A favor de su continuidad juega el apego del caboverdiano por el club y la ciudad, donde en unas semanas espera que nazca su segundo hijo (será una niña).
Como Tavares, Mario Hezonja (por su formación en la cantera del Barça) tiene plaza de cupo. Pero su caso es totalmente contrario: el croata parece que hizo las maletas hace tiempo. Nunca escondió su amor por el Panathinaikos, que le tienta con una oferta millonaria que el Madrid no parece dispuesto a igualar. Su sueldo no está acorde a su rendimiento: Mario llegó desde el UNICS con un contrato de dos años como una oportunidad de mercado tras el estallido de la guerra en Ucrania y la expulsión del equipo ruso de la Euroliga.
«Y sí, Mario tiene carácter, pero es nuestro Mario y le queremos un montón», salió al quite Llull el pasado domingo cuando otro gesto poco apropiado hurgó más en la herida de un jugador al que se le empieza a dar por perdido. Hezonja fue el único miembro de la plantilla que no estuvo presente en el Bernabéu para el homenaje por la conquista de la Copa. Allí, en Málaga, también se le observó a disgusto en semifinales y tras el título fue el primero en abandonar el vestuario. No es de los que disimulan los enfados. Su carácter, como su talento, es único, para bien y para mal.
Poirier, ante el Fenerbahçe.JUANJO MARTINEFE
Vincent Poirier es el otro jugador clave sin renovar y tampoco parece cercano el acuerdo. Una operación que parece vinculada a lo que suceda con Tavares. El francés, siempre a la sombra de su colega («le adora, se quieren un montón»), sería titular en el 90% de los equipos Euroliga y pretendientes, como en los otros casos, tampoco le faltan. Sobre todo este maremagnum de incertidumbres se pronunció recientemente Mateo, quien tampoco tiene asegurada su continuidad. «Lo que va a seguir seguro es el Real Madrid, independientemente de quién esté. Se irá gente, se ha ido gente, vendrá gente... y el Real Madrid de baloncesto va a seguir ahí arriba este quién esté», admitió.
Más allá de lo complicado que sería rellenar los huecos de semejantes ausencias, al Madrid se le presenta otro problema más burocrático: necesita cupos de jugadores nacionales. Hoy por hoy sólo tiene dos garantizados para el curso próximo (Abalde y Alocén), a los que se podría unir los de los canteranos Hugo González y Eli Ndiaye, cada vez más integrados en la primera plantilla, e incluso el de Sergio Llull. Pero con sólo cinco el panorama sería insostenible.
Así que en las cuentas del porvenir aparecen otros nombres. Con fuerza suena el de Usman Garuba, cuyo retorno a Europa llama a la lógica tras otra temporada en blanco en la NBA. Y también el de Juancho Hernangómez. Pese a que tiene un año más de contrato en el Panathinaikos, la posible llegada de Hezonja facilitaría su rescisión. Una especie de trueque. Porque tampoco hay muchos más nacionales apetecibles en el mercado (Juan Núñez tiene un año más en Ulm y explorará sus opciones en el draft, y Jaime Pradilla renovó con el Valencia).