La piscina de la polémica se cierra con tres récords del mundo, además de un buen puñado de récords olímpicos, hecho que pone en cuestión la polémica acerca de si su escasa profundidad afectaba a la velocidad. El español Hugo González fue uno de los que se quejó. Al récord de 100 libre (46.40), logrado por el chino Zhanle Pan, se unieron en la última jornada de la natación en París los de 1.500 libre masculino y 4×100 estilos masculinos.
Bobby Finke, de Estados Unidos, batió el de la mayor prueba de fondo (14.30.67) para superar en 35 centésimas la plusmarca anterior, del chino Sun Yang, que estaba vigente desde 2012. Fue un buen día para Estados Unidos, ya que su relevo de 4×100 estilos femenino mejoró el que ya tenía al concluir en 3.49.63.
Regan Smith, Lilly King, Gretchen Walsh y Torri Huske, autora de una fabulosa última posta, añadieron otro éxito para un relevo que desde 1960 acumula 11 oros en la especialidad.
China, oro en 4×100 estilos
En la misma prueba, pero en categoría masculina, volvió a lanzarse a la piscina el gran héroe de París, Léon Marchand, pero con escasas opciones de obtener un quinto oro, dada la menor potencia del equipo francés. No obstante, consiguió sumar una medalla olímpica más, en esta ocasión de bronce.
China dominó en la combinada gracias a Jiayu Xu, Haiyang Qin, Jiajun Sun y Zhanle Pan (3.31.58), con 55 centésimas de ventaja sobre Estados Unidos, mientras los locales tocaron la pared a casi un segundo.
Marchand, con cuatro oros y un bronce, y Katie Ledecky, con dos oros, un bronce y una plata, son los nadadores más galardonados, además de la joven canadiense Summer McIntosh, una de las mujeres del futuro, y el equipo australiano.
Los tres récords del mundo, además de algunas de las pruebas más rápidas de la historia de los Juegos, como todas las ganadas por Marchand, ponen en entredicho si la profundidad de la piscina de La Défense Arena, de 2,15 metros mientras que la normativa actualizada de la FINA exige 2,50, ralentizaba a los nadadores por el mayor oleaje generado. La media de las marcas es inferior a la de Tokio.
La 'omertà' es el código de silencio de la 'Cosa Nostra' siciliana que deben cumplir todos sus miembros, en especial en sus declaraciones ante la policía. En caso contrario, son considerados delatores, traidores. El fútbol tiene su propia versión de la 'omertà': «Lo que pasa en el campo, se queda en el campo». No siempre se cumple y, cuando lo hace, afecta únicamente a los implicados. La opinión del resto es libre. Mapi León y Daniela Caracas mantienen el código de silencio después de que la azulgrana tocara los genitales de la jugadora del Espanyol en un derbi. Un acto claramente sexista, aunque se produjera entre dos mujeres. Cuando Míchel tocó los genitales de Valderrama, hace más de 30 años, fue objeto de escarnio y de debate nacional hasta provocar una actuación de oficio de la justicia deportiva y una sanción económica para el madridista. La acción de Mapi, en cambio, nada, ni sanción ni intervenciones de la política, siempre con tantos reflejos para ponerse en primera fila ante cualquier gesto o insulto sexista, homófobo o racista en los campos de fútbol.
«Estamos más acostumbrados a ver esto en el fútbol masculino», dice la presidenta de la Liga F, Beatriz Álvarez. Será eso. «No hay que sacar las cosas de contexto», añadió. Eso también es distinto en el fútbol masculino, cuyo contexto arde. Mapi, mientras, acaricia plácidamente su gato, en un vídeo colgado en las redes sociales por la futbolista y su pareja y compañera de equipo, Ingrid Syrstad. Acariciar el gato es lo que hacía Vito Corleone mientras recibía a subordinados, escena que simboliza la impunidad y 'omertà' que le protegía en la 'Familia'.
Mapi León toca en los genitales a Daniela Caracas.TV
EL BARÇA Y LOS VALORES
El fútbol femenino no debe ser una 'Familia'. Es el sector del deporte español que más ha crecido en los últimos años, gracias no sólo a una generación excepcional, la de Alexia Putellas, Aitana Bonmatí o Jennifer Hermoso. El aumento de practicantes de base y la dotación de recursos por parte de las administraciones, más allá de la profesionalización de la élite, han permitido un avance de una colosal proyección en lo deportivo y lo social, una conquista más de la mujer. El empoderamiento es evidente, pero confundir el empoderamiento con una posición moral superior es un error. De esa forma se siente quien acaricia un gato tras cometer un error por el que ni siquiera pide disculpas. Tampoco su club, el Barcelona, que ha hecho de los valores parte de su marketing: 'Valors!'
«Fue un lance del juego», dijo Mapi en un comunicado emitido con nocturnidad por la entidad azulgrana. Era un problema qué decir. Pere Romeu, su entrenador, se atuvo a la consigna: «Creemos en su versión». Romeu la dejó en el banquillo ante el Madrid CFF, en la Copa de la Reina, pero ayer volvió al once ante el mismo equipo en la Liga F. Mapi marcó el primer tanto de la goleada (5-1), vitoreada por su público durante el partido. Esas cosas, al parecer, sólo pasaban en los partidos masculinos.
Evasivas en los organismos
Las declaraciones institucionales de quienes no pudieron escabullirse estuvieron en la línea de las de la presidenta de la Liga F, que recalcó que no su organismo no tiene competencias para entrar en el caso. Rafael Louzán dijo que «algo he visto por los medios de comunicación» y pasó la pelota al Comité de Competición. Realmente, es un presidente bien informado. Tampoco el Consejo Superior de Deportes, con el que Mapi colaboró hace unos años en una campaña contra la LGTBIfobia, ha dado un paso adelante, mientras la Asociación de Futbolistas Españoles emitió un comunicado 'light'. En compañía de Alves repitió Mapi esa campaña en el ámbito azulgrana. Hay coincidencias que matan.
La única condena fulminante ha sido, lógicamente, del Espanyol, vehiculada a través de Dolors Ribalta, responsable del fútbol femenino del club. «Es inaceptable, inadmisible y vulnera la intimidad de nuestra jugadora. Esto no va de colores, sino de dignidad y respeto», dijo en un comunicado, en el que dejaba en manos de Daniela la opción de presentar una denuncia. Por el momento, no se ha producido.
No es necesario que lo haga la jugadora ni el Espanyol para que el Comité de Competición intervenga. Puede hacerlo de oficio. De hecho, lo hizo en el caso Míchel, en 1991, con la vieja Ley del Deporte, de 1990, recién estrenada y menos sensibilización política y social con respecto a los gestos o insultos sexistas. José Javier Forcén, juez único de Competición, calificó la acción como una «falta de decoro» y la consideró «grave», por lo que impuso una sanción económica de 500.000 pesetas. El madridista alegó que lo hizo con 'animus iocandi', es decir, con intención jocosa, pero el juez lo desestimó: «Asuntos tan serios no pueden tomarse a broma».
Rubiales y Olga Tubau, a la entrada al juicio.JAVIER SORIANOAFP
la protección de daniela
Daniela, como Valderrama, es de Colombia, donde se cuestionan cómo es posible que en España no se haya actuado. En otro orden, todavía se lo preguntan en muchos más lugares por el 'caso Negreira'. El tocamiento de Mapi, sin entrar en lo que pudo o no decirle a Daniela, se produjo cuando el foco del prime time estaba en el juicio a Luis Rubiales, cuyo beso no consentido a Jenni Hermoso dio origen al '#SeAcabó', el '#MeToo' del fútbol. Pocos juicios en el ámbito del deporte han tenido tanto seguimiento en sus países. Si acaso los de O. J. Simpson u Oscar Pistorius. Ambos fueron por el asesinato de sus parejas.
La defensa de Rubiales por parte de la sagaz penalista Olga Tubau da por perdido el consentimiento y cuestiona la lascividad del beso para afirmar que no estamos ante una agresión sexual. Sobre las coacciones, los de la 'pandilla de Rubi' han jugado muy mal partido en la sala. Tubau plantea un órdago a la 'Ley del sí es sí', que agrupa diversas acciones bajo el concepto de agresión sexual. La de Mapi sobre Daniela, lo sería. Jenni no tenía intención de denunciar inicialmente, pero las presiones de la Federación y el consejo de sus asesores, y la fiscal Marta Durántez le hicieron ver la conveniencia de hacerlo. La incógnita es si Daniela está tan bien protegida y aconsejada por todos.
El Real Madrid da un paso más en la cruzada que mantiene contra el arbitraje y envía una dura carta a la Federación y al Consejo Superior de Deportes (CSD) tras lo acontecido en el estadio del Espanyol, en el que Romero realizó una entrada sobre Mbappé que no fue considerada como tarjeta roja por Muñiz Ruiz ni por Iglesias Villanueva, que estaba en el VAR. El Madrid dice que el arbitraje está "viciado" y pide cambios estructurales.
"Lo sucedido en el RCDE Stadium representa la culminación de un sistema arbitral completamente desacreditado, en el que las decisiones en contra del Real Madrid han alcanzado un nivel de manipulación y adulteración de la competición que ya no puede ser ignorado", inicia la carta. Se refiere el club a la "brutal entrada sobre Mbappé, merecedora de la expulsión inmediata, como ha puesto de manifiesto la prensa mundial". Una acción que, según el texto, "en cualquier otra competición habría supuesto una sanción ejemplar".
"Resulta particularmente grave que el árbitro del encuentro consignara en el acta que la acción se produjo 'en la disputa del balón', tergiversando y falseando así la realidad de lo sucedido", prosigue la misiva.
"La decisión del árbitro e inacción del VAR resultan de una gravedad incuestionable", insiste el Madrid, que se refiere, asimismo, al gol anulado a Vinicius: "Las imágenes demuestran que nuestro jugador [Mbappé] fue objeto de un penalti claro, sin que el VAR interviniera".
Para el Madrid, el problema no se soluciona con la nevera, sino con una "reforma estructural". "Este escándalo no es un caso aislado, porque el arbitraje está completamente viciado y estructuralmente diseñado para protegerse a sí mismo, un sistema calificado como fraudulento por la propia justicia ordinaria", prosigue.
Cree el Madrid que se ha generado "un clientelismo institucionalizado que convierte al arbitraje en un poder intocable dentro de la propia Federación". Finalmente, exige, entre otros cambios, "la sustitución de árbitros cuya vinculación con etapas bajo sospecha compromete la legitimidad del sistema y perpetúa la falta de transparencia".