El Miniterio Público les imputa un delito de odio y otro de amenazas así como una multa de 6.000 euros por los daños causados al futbolista.
El montaje colgado en un puente de salida de la M11.EM
La Fiscalía Provincial de Madrid solicita cuatro años de prisión para los cuatro miembros del Frente Atlético, “identificado ideológicamente con la extrema derecha”, por colgar una muñeca hinchable con la camiseta de Vinicius en un puente de la M-11.
El Ministerio Público les imputa un delito de odio y otro de amenazas, dos años de prisión por cada uno, y les reclama 6.000 euros de manera conjunta por su responsabilidad civil por los daños causados al futbolista del Real Madrid.
La Fiscalía recoge en su escrito que los cuatro integrantes: Ángel. B. R., Alfredo. R. L., José Manuel M. T. y Pablo. S. M. realizaron esta acción “puestos de común acuerdo” y en un “lugar que además cuenta con una amplia visibilidad para todas las personas usuarias de esa vía”. Se trata de una acción en la que se muestra un inequívoco “menosprecio y rechazo hacia el color de piel de la víctima y movidos por un ánimo de menoscabar su sentimiento de tranquilidad”.
Los acusados colgaron una muñeca hinchable negra y de pelo negro de 165 centímetros vestida con la camiseta del futbolista merengue la noche antes del partido de Copa del Rey que enfrentaría al Real Madrid con el Atlético de Madrid en el Santiago Bernabéu y que se llevaría el conjunto blanco por tres goles a uno. Junto a la muñeca se desplegó una pancarta de 13 metros por 1,7 metros con letras blancas sobre fondo rojo en la que se podía leer: “Madrid odia al Real”.
Esta acción, sigue la fiscalía, se hizo viral por la publicidad alcanzada en redes sociales y llegó a los medios de comunicación tradicionales. A juicio del Ministerio Público esta difusión incrementó “la lesión al bien jurídico protegido consistente en la dignidad de la persona, en este caso tanto de la víctima Vinicius, como del colectivo al que representa”. Además, incorporaron una segunda foto de la muñeca durante los preparativos con el hashtag #TodosSomosVini, “incrementando así el menosprecio hacia esa persona, ya que era empleado para mostrar el apoyo a la víctima y la repulsa a la acción desplegada”.
Desde el 24 de mayo, el Juzgado de Instrucción nº26 de Madrid prohibió a los acusados aproximarse a menos de 1 kilómetro del jugador del Real Madrid así como la de comunicarse por cualquier medio. También la de asistir a cualquier estadio de LaLiga y aproximarse a menos de 100 metros cuatro horas antes o después de la celebración de un encuentro en el Bernabéu o en el Metropolitano.
El muñeco era el segundo capítulo entre los ultras del Frente Atlético y el delantero blanco después de que más de un centenar le gritasen: “Vinicius eres un mono”, en los alrededores del estadio Metropolitano momentos antes del choque de Liga entre Atlético y Real Madrid en septiembre de 2022.
Esos gritos, denunciados por Movimiento contra la Intolerancia, fueron archivados por considerarse “desagradables”, “inapropiados” e “irrespetuosos”, pero que no se integraban en la calificación de delito de odio por vertirse con ocasión de la celebración de un partido de fútbol “de máxima rivalidad” junto con otras alusiones “despectivas” o “burlonas”. El Ministerio Público señaló que no existe un acto concreto que imputar a una persona determinada y que los cánticos “duraron unos segundos”.
Es difícil comprender cómo el mejor jugador de una final de Eurocopa, el responsable del tanto que dio el primer título de la historia a la selección española hace justo 60 años, celebró el trofeo en solitario, encerrado en el vestuario. "Cuando entregaron la copa, yo me fui solo al vestuario", comienza Marcelino Martínez Cao y detalla a EL MUNDO: "Era un poco triste, resultó amargo sabiendo, como sabías, que se podía haber hecho más, una mejor selección".
Se refiere, principalmente, a la gestión política del equipo nacional que le llevó a la decepción posterior en aquel Mundial del 66, del que no consiguieron pasar de la fase de grupos. Unas intromisiones que ya intuía el de Ares llevarían a España a la ruina, principalmente porque a "Franco no le gustaba el fútbol, sólo los toros y la caza".
Resulta curioso, en cambio, que la época dorada de la selección, aquella que comprendió entre el 2008 y 2012, en la que se ganaron tres trofeos, dos continentales y un Mundial, la hubiera festejado con más efusividad. "Me alegré mucho más con las victorias de Luis", cuenta el ex futbolista de Zaragoza y Racing de Ferrol.
"Además son un equipo"
Tiene Martínez Cao una gran predilección por el difunto Luis Aragonés, por su propuesta futbolística que, a su juicio, fue el germen de todo lo que ocurrió en aquellos cuatro años mágicos. "Cuando la selección cambió fue con Luis y luego se continuó, Del Bosque era un gran entrenador, pero aquel equipo era de Luis", concluye el exfutbolista.
Otro Luis ha enamorado a Marcelino con esta renovada selección de estrellas emergentes y espíritu de equipo. "Me ha impresionado Luis de la Fuente, individualmente son buenos, pero es que además son un equipo", comenta el gallego sobre el técnico. Le sitúa como "uno de los mejores seleccionadores españoles de todos los tiempos", a la altura de su querido Luis. No es poco halago el de uno de los mejores futbolistas de la historia de nuestro país que, dice, llegó a ser el mejor pagado, por delante de Di Stéfano en el Real Madrid.
Dentro de esta España sobresaliente como equipo para el gallego, destaca a los dos extremos que hacen la diferencia junto a Rodri en el mediocampo. Aunque le sorprende, claro, la precocidad de Lamine, un futbolista "sin complejos" y que cuando se pone la camiseta de España "se cree tan bueno como los mejores". Todo ello, supone un halo de confianza para el futuro. Marcelino confía en que este equipo pueda marcar una época gane o no gane títulos, ya que no se trata sólo de un once plagado de buenos jugadores sino de una plantilla tan completa que el que sale del banquillo es tan bueno como el que partía de inicio.
"Entrenaban 10 horas diarias"
Tiene el gallego una curiosa anécdota sobre su época de la selección, aquella en la que recordaba la injerencia gubernamental en las convocatorias y en los onces. Y de cómo en las concentraciones como la de Santiago de Compostela, previa al Mundial de Inglaterra de 1966, el equipo de teóricos suplentes jugando en un patatal ganaba de calle al de los titulares.
Precisamente, será el conjunto británico nuestro rival el próximo domingo. Jude Bellingham, Phil Foden, no hay nombres que asusten al hombre que perforó la portería de Lev Yashin con un cabezazo a 14 metros de la raya de gol. A su juicio: "España tiene mejores jugadores" y que únicamente la suerte impediría la victoria española.
Algo diferente al primer trofeo que consiguió la Roja, en aquel entonces vestida de azul pese a que los ministros franquistas querían que jugara de blanco "como el Madrid porque triunfa en Europa". Los jugadores se negaron, claro, porque eso "no era España". El rival fue la Unión Soviética, un equipo que había ganado la primera Eurocopa y se presentaba a la segunda como favorita. "Los rusos eran militares y entrenaban 10 horas diarias todos los días", explicaba el goleador. Contaban además con Yashin, uno de los mejores porteros de la historia, 'la Araña Negra', le apodaban.
'Salvavidas' de Iribar
España, por su parte, tenía bajo palos a Iribar, una leyenda en el Athletic Club y una garantía. Pese a ello, el portero vasco consideró que había errado en el gol del empate ruso en aquella final. Así, cuando Marcelino anotó el tanto del triunfo le dijo: "Gracias, me salvaste". Pero lo cierto es que el cancerbero, a juicio del gallego, estuvo "de cine".
Un partido, por cierto, que estuvo a punto de no disputarse porque el régimen, entonces, tenía miedo de perder una 'batalla' contra el comunismo en el terreno de juego. De hecho, ya prohibió participar a la selección en el Europeo anterior por ese motivo. No obstante, ante la amenaza de la retirada de la selección de los futbolistas españoles, el Gobierno de Franco decidió permitirles jugar.
Marcelino contento por dejar atrás aquella época done los octavos y los cuartos eran la piedra de toque de esta selección mira al futuro con optimismo. "Van a ser los mejores de Europa y tenemos selección por mucho tiempo", apunta el gallego y añade: "Yo, por mi parte, estoy orgulloso porque pusimos a la selección donde le correspondía". El lugar al que aspira, de nuevo, este domingo en Berlín
Julián tenía apenas dos años cuando Rafa Varas le conoció. Llegó de la mano de su abuela materna junto a sus hermanos y, cuando pisó el campo del Club Atlético Calchín, corrió como loco a por un balón que era más grande que él y se puso a conducirlo de banda a banda. "Este nos va a salvar", le dijo el primer entrenador del argentino a la abuela. Más de 20 años después, nunca unas palabras sonaron tan acertadas.
La temporada pasada, Julián Álvarez (Calchín, Argentina, 25 años) ya había ganado un Mundial jugando junto a Messi, juntando así dos de sus sueños infantiles, y había vivido su mejor momento en el Manchester City a nivel individual, aunque se terminara escapando la Champions. Era el noveno jugador más utilizado de la plantilla, había marcado 19 goles y por fin era una pieza fundamental para Pep Guardiola. Pero, tras dos años en Manchester, Julián "necesitaba un cambio".
En las oficinas del Atlético daban por hecho que el fichaje de Sorloth dejaba casi cerrada la plantilla. Sin embargo, Fernando Hidalgo, el representante de Julián, llama a Miguel Ángel Gil. "Al chico le gustaría jugar en el Atlético", le dice. El siguiente paso es una conversación entre el Consejero Delegado rojiblanco y Ferrán Soriano, director ejecutivo del City. Ambos se conocen desde hace años, pero en el Metropolitano, de esa llamada telefónica, extraen una conclusión: el fichaje es imposible.
Ocurre que el agente del futbolista insiste, y entonces empieza una riada de llamadas. De Gil con el jugador, con su padre, de Simeone con el propio Julián... Y es esa llamada, la del Cholo (que estaba como loco ante la posibilidad del fichaje) al delantero la que reaviva la operación. Julián habla con Guardiola y le dice que quiere salir. El técnico da luz verde a ese adiós, aunque el primer precio que pone el City es desorbitado.
Sin embargo, como la opción ya era real, el Atlético empieza a echar cuentas. Recién aprobada (finales de junio) la ampliación de capital de 70 millones, en el club se volvieron "locos", según fuentes cercanas a esas negociaciones. Tras las inversiones en Le Normand (35 millones más variables), Gallagher (casi un intercambio por Joao Félix) y Sorloth (otros 35 millones más variables), Miguel Ángel Gil, durante un crucero, cierra la operación en 80 millones, que subirán otros 10 si se cumplen ciertos requisitos.
Hay quien, en el club, sintió mucho vértigo ante el fichaje, pues una inversión tan alta siempre es un riesgo, y aquí vuelve a lucir el nombre de Joao Félix. Sin embargo, estos primeros meses en el Atlético han disipado esas dudas. "Es buen chico. Introvertido, trabajador, discreto", definen a Julián en las oficinas. "Educado y humilde", añaden desde el vestuario. "Debe ser difícil llevarse mal con él", bromean las mismas fuentes.
Entre los trabajadores que rodean al primer equipo llama la atención esa personalidad del futbolista que, pese a viajar a todos los desplazamientos rodeado de un grupo de 11 personas (su novia, sus hermanos, las novias de los hermanos, padres, agentes, etc...), es capaz de aislarse y enseñarse como un profesional al que no cabe reproche alguno.
Y es que Julián Álvarez ha sido un hombre muy apegado a su familia desde pequeño. Los tres hermanos, Rafael, Agustín y el propio Julián se pasaban horas jugando al fútbol en una canchita muy próxima a su casa de Calchín. También iban juntos a los entrenamientos del equipo desde el Centro Educativo Rivera Indarte de esta población argentina de poco más de 2.000 habitantes. "A los tres o cuatro años ya vimos que era un nene diferente, tanto en lo físico como en lo técnico. Era especial", explica Rafa Varas, ese primer entrenador de Julián en el Atlético Calchín, a EL MUNDO.
Esos focos nunca deslumbraron al joven, que siempre se mantuvo humilde pese a su superioridad en el campo. "No recuerdo si con 9 o 10 años, le veo hacer un gol de rabona tras driblar a todo el equipo contrario. No lo festejó. Le aplaudió todo el estadio, incluso los padres de los rivales", recuerda Varas. Esa "varita" que dice su técnico que tenía, la vio también un ojeador argentino, Piero Foglia, que le consiguió una prueba en el Real Madrid con apenas 11 años. También les llamó el padre de Messi como intermediario del FC Barcelona: "Fue halagador, pero ya se había tomado el compromiso de viajar para la invitación del Madri"», explicó en una entrevista su padre.
Fueron apenas 20 días en España en los que el jugador argentino se calzó la camiseta del (hoy) eterno rival y con la que consiguió ganar un torneo de infantiles en Peralada (Girona). No obstante, la reglamentación impidió que los blancos pudieran hacerle un contrato a Julián, y él y su padre volvieron a Argentina. La Araña, apodo que le pusieron sus hermanos al ser imposible quitarle el balón, terminó en River, club del que siempre había sido hincha. River le puso el foco, el City, la lanzadera y con el Atlético ha despegado.
El argentino en un torneo infantil con el Real Madrid.IG
Su partido ante el Leverkusen dio la vuelta al mundo. Simeone le considera el relevo natural de Griezmann como estrella rojiblanca. En el vestuario secundan la ilusión del entrenador: "Lo vemos como todo el mundo, como un crack", afirman. De momento, lleva ya 16 goles y cuatro asistencias esta temporada y es el pichichi del equipo.
El clan argentino
La clave del encaje de Julián en el Metropolitano es el clan argentino, el mismo con el que fue campeón del Mundo en Qatar en 2022. Correa, De Paul y Molina (y Giuliano, que no estuvo en el Mundial) son la pandilla de Julián en España y los que le abrasaron a llamadas para que fichara por el Atlético. Con ellos se le vio en unas imágenes en una fiesta en Navidad, algo raro, porque Julián es un hombre tranquilo y que prefiere pasar el tiempo con su novia, Emilia Ferrero. Junto a ella y su perro Tarzán celebró recientemente sus 25 años.
La pareja se tuvo que mudar a otra urbanización del norte de Madrid después de que se descubriera que la primera casa que alquilaron en Boadilla del Monte era en la que se fotografió al Rey Emérito en actitud cariñosa junto a Bárbara Rey. Los paparazzis se apostaron en la puerta de un futbolista que siempre ha rehuido de los focos, aunque todos los del Metropolitano, y hoy también algunos del Bernabéu, le apunten a él.
La historia de la camioneta
Rafa Varas
Cuando llegó la pandemia no pude seguir trabajando en el fútbol así que tuve que buscar otro empleo. Me puse a vender alimentos a los supermercados a mi pueblo. Había pensado en vender mi coche porque se me había quedado pequeño para hacer el reparto y se lo estuve comentando a su padre. Doce horas después aparece una furgoneta en mi casa. "Te lo regala La Araña", me dijo su padre. Nos abrazamos y nos pusimos a llorar. Eso fue un sábado y como él estaba concentrado con su equipo no sabía si llamarle por si lo molestaba. A las 22.05 me envió un mensaje: "¿Te llegó el regalo?". Me puse a llorar otra vez. Esas cosas no pasan muy a menudo. El gesto no me sorprende conociéndole a él y a su familia. Él antes me había regalado una camiseta autografiada y ya estaba feliz.
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LUIS NÚÑEZ-VILLAVEIRÁN
@LNvillaveiran
Actualizado Martes,
15
agosto
2023
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17:33Los delanteros centro demuestran con goles y ocasiones...