Nueva etapa deportiva en el rugby español. La Federación ha anunciado este jueves la salida de Santiago Santos del puesto de seleccionador del quince masculino. Su relevo había sido adelantado en enero, en una entrevista con EL MUNDO, por el presidente de la Federación, Juan Carlos Martín Sánchez.
La sustitución de Santos era esperada desde que en agosto la candidatura renovadora encabezada por Martín Sánchez, Hansen, ganó las elecciones anticipadas a la Federación. El cargo de máximo responsable de la selección masculina se había convertido en un símbolo para hacer visible la nueva etapa tras el abrupto final de la anterior, motivado por la exclusión de los Leones del Mundial a raíz de la alineación indebida de Gavin van den Berg.
La salida de Santos se enmarca en lo que la Federación ha presentado como parte de una reestructuración deportiva más profunda. “La salida de Santos no va a hacer automáticamente mejor a la selección”, ha subrayado de nuevo este jueves en una comparecencia el presidente del organismo federativo.
Los objetivos principales serían, según el vicepresidente deportivo Gabriel Sáez, el fomento del Alto Rendimiento en la cantera española y la creación de estructuras para que los jugadores que destacan en las categorías inferiores se vinculen a la selección y estén siempre disponibles. “No hay más que dar las gracias a Santos”, ha insistido Sáez, quien ha calificado al ex seleccionador como “una leyenda del rugby español”
En el rugby a siete pasan cosas. Muchas cosas. En muy poco tiempo. En segundos. "Es muy dinámico y cambiante", arranca el argentino Rodrigo Isgró, mejor jugador del mundo en la temporada pasada. "Espectacular, súper entretenido", acelera Pol Pla, 96 ensayos con la selección española masculina. "Una forma de vida", posa la definición Olivia Fresneda, 25 años, internacional española de rugby a quince y volcada ahora en la modalidad olímpica.
Siete contra siete en dos tiempos de siete minutos. En todo el campo. Carreras y placajes, balón en movimiento, a la caza de un hueco para escaparse. Las HSBC Sevens Series, la competición anual que reúne a las mejores selecciones del mundo (All Blacks, Australia, Argentina, etc.. y, entre ellas, España) se decide por primera vez en Madrid. A todo o nada. El equipo que gane el torneo que se disputa de viernes al domingo en el Cívitas Metropolitano se proclamará campeón de la temporada.
Si en el césped los partidos se suceden, la idea es que el espectador también esté activo. "El rugby va a ser lo más importante, pero queremos convertirlo en un festival, tenemos que dar un plus, de entretenimiento o gastronomía", asegura Paula Hernández, de World Rugby -la Federación Internacional-, directora de esta serie en Madrid.
Los palos de rugby, en el estadio Cívitas Metropolitano
Los partidos arrancan el viernes y el sábado a las doce del mediodía y el domingo, a las diez de la mañana. Como cada jornada dura al menos 10 horas, las entradas permiten salir a la fan zone y volver a entrar. Hasta este miércoles se habían vendido unas 40.000 repartidas entre los tres días, con precios a partir de 10 euros.
Si el seven puede perder en tempo, complejidad y épica respecto al quince, gana en continuidad y velocidad. La exigencia, en eso no varía, es máxima. Rodrigo Isgró debutó en 2020 y ahora ve cómo Argentina, tras quedar primera en la suma de los torneos previos, es una de las favoritas. "Dos minutos de desconcentración te pueden hacer perder un partido, hay muchos ensayos, puede pasar cualquier cosa hasta el último minuto". No queda margen para el fallo ni tiempo para rectificar. "Puedes estar mucho tiempo defendiendo, tienes un error y es un ensayo en contra", confirma Olivia Fresneda.
Aunque el juego es cada vez más físico, apunta Pol Pla, "en un campo tan grande siempre hay espacio para el jugador habilidoso o que tiene otras virtudes". Velocidad, fuerza y resistencia han convertido esta modalidad en un deporte para superatletas. "El jugador de seven dedica mucho tiempo a la parte física", corrobora Isgró. Y, subraya, no sólo a eso. "La mayoría de las veces es la cabeza la que le da señales al cuerpo para poder seguir". La española Olivia Fresneda destaca cómo, incluso en los viajes, el tiempo libre suele dedicarse a la recuperación. "Te exige estar las 24 horas del día", dice. Pol Pla se recuerda "reventado" tras su primer torneo y sin fuerzas para afrontar otro al siguiente fin de semana. Hoy es un referente en la selección masculina.
Pol Pla (primero por la izquierda) intenta alcanzar a Rodrigó Isgró (tercero por la izquierda)World Rugby
Pasan cosas en el campo y pasan cosas fuera. Como el rugby es, además, diversión, en el exterior del Cívitas Metropolitano se celebra el sábado un torneo de rugby playa y otro de cinta, el domingo, para niños. El sol lo pondrá Madrid, la arena ha llegado desde una cantera. Puestos de comida, un beach club con música, tumbonas, piscina y pantalla gigante. "La gente no sólo va a ver rugby, también va a ser parte del rugby", sugiere Paula Hernández. La directora de la organización explica que "el público objetivo es entre los 20 y los 30 años, pero pueden ir familias, intentamos tener ofertas para todos". Su objetivo, que esta cita - en la que participan la Federación Española, el Ayuntamiento de Madrid y el Atlético de Madrid- se asiente en la ciudad.
Los jugadores, sin embargos, no pueden permitirse distracciones. Las selecciones españolas, masculina y femenina, han quedado décima y duodécima en la suma de los torneos anteriores. Por eso su reto en Madrid es la permanencia en este club tan selecto que les fuerza a progresar o descender. Compiten contra otros siete equipos por cuatro plazas. Su destino se decide, al igual que el título, en las eliminatorias del domingo. A un partido. Presión absoluta.
Las dos escuadras muestran confianza. "Tenemos muchísimo corazón, muchísimo juego en equipo, muchísima garra, muchísimo espíritu de competición", asegura Olivia Fresneda sobre las Leonas. El conjunto masculino ha obtenido sus mejores resultados cuando ha controlado la posesión. "Jugar con el balón más que ser verticales, no ir a chocar, aunque a veces lo tenemos que hacer, nuestro juego es mucho más de mover el balón de una banda a otra, de jugar con las carreras", resume Pol Pla.
Frenazos, cambios de pie, aceleraciones. Ritmo habrá también en las gradas. El sábado, con el dj Luc Loren. El domingo, con actuaciones de Ptazetay Chanel. Paula Hernández apunta a nuevos públicos al convertir en "experiencia 360" esta competición deportiva de élite: "Apostamos por cosas rápidas, la gente joven no tiene paciencia, quiere que pasen cosas, no estar sentada".
Olivia Fresneda, en una serie anteriorMike LeeWorld Rugby
Dubai, Ciudad del Cabo, Los Ángeles, Hong Kong... Las Series Mundiales han brindado a los jugadores españoles la oportunidad de dar la vuelta al mundo. "Nos conocemos los aeropuertos de memoria, no vas a ver esos países, vas a competir, a entrenar y a jugar", asegura Olivia Fresneda. Pol Pla, asumiendo ese desgaste, agradece "viajar, conocer personas, distintos lugares, culturas diferentes".
Con la presencia del francés Antoine Dupont como uno de los principales reclamos, la final de las HSBC Seven Series en Madrid pone a España en el mapa del rugby internacional. Los Leones y las Leonas esperan, además, sentir el impulso de su afición. Para Olivia Fresneda será "espectacular"; para Pol Pla, "una motivación extra". Con los Pumas entre los favoritos al título absoluto, también lo reclama Rodrigo Isgró. "Espero que muchos argentinos puedan acercarse a alentarnos". Describe como "una familia" a su selección porque "para expresarte bien adentro de una cancha, primero tenés que sentirte cómodo afuera".
Los deportistas se exprimirán mientras el público se esfuerza en pasarlo bien. Es el espíritu festivo al que se vincula el rugby a siete internacional. Pol Pla expresa tres deseos. La permanencia, los Juegos de París y un tercero para después de retirarse. "Algún día tengo que ir de espectador, cuando ves a los aficionados disfrutar así, pues te apetece hacerlo".
No muestra el rugby más completo y sólo una de sus selecciones ganó una vez un mundial pero el Seis Naciones se cimenta sobre un imán para los aficionados: la rivalidad. Secular, anual, imperecedera. Un aliciente al que suele sumarse la incertidumbre, que este año se prolongará probablemente hasta el final del último encuentro. Tres conjuntos tienen posibilidades reales -y un cuarto, opciones matemáticas remotas- de conquistar el torneo este sábado en la última jornada. Sí se ha despejado una incógnita: en 2025 no hay campeón invicto.
Después de cuatro encuentros, Francia encabeza la clasificación con 16 puntos, seguida de Inglaterra (15), Irlanda (14) y Escocia (11). Como la victoria supone cuatro puntos, y se reparte uno extra cuando un equipo anota cuatro o más ensayos, estos conjuntos aspiran al título. Pero no en las mismas condiciones. El quince galo entra en la recta final con la ventaja de que depende de sí mismo. Y, en segundo lugar, con la tranquilidad de que, salvo tanteos de escándalo este sábado, los empates en la clasificación final le favorecerán porque el primer criterio es la diferencia global de puntos y lleva +106, muy por delante de Inglaterra (+20) e Irlanda (+13). Habrá drama por arriba y drama por abajo. Italia, con 4 puntos, y Gales, con 3, competirán en paralelo para evitar la deshonra del último puesto.
La jornada decisiva arranca a la hora de la comida y concluye después de la cena. Italia e Irlanda abren el sábado en Roma (15:15, hora peninsular española; los tres partidos, en Movistar+). El conjunto visitante aún aspira a convertirse en el primero que se lleve tres veces consecutivas el torneo. Algo que nunca ha ocurrido desde que, en el año 2000, se incluyó precisamente a Italia. Debe vencer, mejor anotando cuatro o más ensayos y por amplia diferencia, y esperar un tropiezo de Inglaterra y luego otro de Francia. Complicado.
Si Irlanda no puede influir en esos hipotéticos fallos ajenos, en la última semana ha visto desmoronarse las certezas sobre su dominio durante las dos ediciones anteriores. El pasado domingo cayó ante Francia en Dublín por un inesperado 27-42 con dos ensayos postreros que maquillaron su derrota. Más dura es la sensación de que su muy fiable motor diésel se vio superado. Con todo, los irlandeses son favoritos en Roma y tratarán de sentenciar cuanto antes. Italia también se juega mucho. Una victoria le daría el prestigio y la confirmación de que planta cara a todos. Y el orgullo. En su último partido en Roma, Francia le hizo nada menos que 74 puntos.
A las 17:45 Gales recibe a Inglaterra en un encuentro aderezado por la difícil vecindad, resumida para el anecdotario en la hiperbólica, quizá retocada, arenga del capitán Phil Bennet a sus compañeros en 1977. "Mirad lo que esos bastardos han hecho a Gales. Se han llevado nuestro carbón, nuestra agua, nuestro acero. Compran nuestras casas y sólo las usan una quincena al año, de vacaciones. ¿Y que nos han dado? Nada. Hemos sido explotados, violados, sometidos y castigados por los ingleses. Contra esos tipos jugamos esta tarde". Aquel equipo venció; le sobraba el talento. Sin llegar a semejante memorial de agravios, el quince local necesita hoy imperiosamente el triunfo por razones muy distintas. Ha perdido sus últimos 16 partidos.
Enfrente, Inglaterra precisa, además del tropiezo francés, de la victoria y, si es posible, anotando cuatro o más ensayos. Es mejor equipo que el anfitrión y debería imponerse. Sin haber hecho un gran torneo, habiendo vencido dos encuentros en el último suspiro y por un solo punto, los ingleses se plantan en la última jornada con la posibilidad de ganar el Seis Naciones. Pueden confiar en su ataque. Hace una semana metieron siete ensayos a Italia (47-24), tres de ellos casi seguidos al inicio de la segunda mitad para cerrar un choque hasta entonces igualado.
El supersábado y el Seis Naciones 2025 concluirán con el partido que disputan en París (21:00) Francia y Escocia. Los locales reconquistan el torneo si ganan marcando cuatro o más ensayos; es muy posible que les sirva la victoria sin llegar a ese número de marcas. Y, aun así, es presumible que las metan a juzgar por sus amplísimos tanteos anteriores.
Las remotísimas opciones de Escocia pasan por una triple carambola: las derrotas de Irlanda e Inglaterra y su triunfo en París marcando cuatro o más ensayos y con una diferencia de 52 o más puntos. En rigor, lo que hace peligroso a este conjunto no es tanto ese cálculo casi imposible como su imprevisibilidad, el placer de dar un disgusto al que anfitrión mientras prepara la fiesta. ¿Sucederá? Es difícil.
Francia llega muy motivada por la lesión de su líder, Antoine Dupont. Recibió hace una semana en Dublín, en un agrupamiento espontáneo, un fuerte impacto lateral en la rodilla derecha que le ha causado una rotura del ligamento cruzado anterior. La polémica sobre si fue una circunstancia del juego o una carga intencionada arreció en los días siguientes. Su federación ha intentado sin éxito que se citara a dos jugadores irlandeses ante una comisión disciplinaria. Sus compañeros, que reaccionaron sobre el césped con una exhibición de buen juego, quieren dedicar el torneo al gran capitán y, por descontado, demostrar que un buen equipo es capaz de sobreponerse a la ausencia de su estrella más brillante.
Francia recupera el Seis Naciones de rugby y la ilusión de 2022, cuando lo ganó por última vez y soñaba con desafiar a los grandes del hemisferio sur. El mundial en su país ya pasó y ahora el equipo parece haber superado el lastre de la eliminación en cuartos. Año y medio después cierra el mítico torneo del norte con unas cifras deslumbrantes en ataque. 43 puntos a Gales, 25 a Inglaterra -pese a la derrota-, 73 a Italia, 42 a Irlanda y 35 este sábado frente a Escocia. Ha sido el conjunto más completo porque, cuando se ha visto sin balón, ha brillado en la defensa, casi hermética en la primera parte contra Irlanda y en la segunda mitad, este sábado, contra los escoceses.
La selección de Galthie no ha fallado en la jornada final. Ha sellado el triunfo en el Seis Naciones derrotando a Escocia (35-16) y haciendo inútiles las victorias de Irlanda en Italia (17-22) y de Inglaterra en Gales (14-68). Y eso que Francia se ha encontrado a una Escocia que siempre ha tratado de llevar la iniciativa, que se ha plantado en el descanso todavía con posibilidades de negarle la fiesta en París. Un balón suelto cazado por N'Tamack y el pase para la carrera y ensayo de Bielle - Biarrey (8 marcas, récord en una sola edición) han desatascado el encuentro y el músculo de los delanteros del banquillo lo ha asegurado. Reconquista el torneo tras rozar las cinco victorias.
Sólo ha perdido Francia ante Inglaterra, que acaba segunda. Desde la llegada del seleccionador Steve Borthwick el XV de la rosa ha acentuado su perfil sólido e industrial, eficaz y gris. Trata de controlar el juego y resulta muy complicado ganarla. Nadie podrá decir que en 2025 no ha competido. Perdió su primer partido pese a imponerse en la primera mitad a Irlanda. Ha ganado los otros cuatro, dos de ellos en casa y sobre el alambre. Se llevó por un punto el choque contra Francia (26-25) por los errores de manos de los rivales. Y se llevó por otro punto el partido contra Escocia (16-15) debido a la tarde aciaga con el pie y las indisciplinas de los escoceses. Pero estaba ahí, siempre al acecho hasta el pitido final.
Esas dos victorias impulsaron a Inglaterra. Hace una semana no pudo doblegar a Italia hasta el inicio del segundo tiempo pero acabó anotando siete marcas. Este sábado, otras diez en Cardiff en un encuentro disputado con la esperanza de un tropiezo francés y concluido con exhibición. Dentro de su estilo, el equipo se ha asentado bajo la dirección en el campo de Alex Mitchell y Fin Smith, y muestra fortaleza tanto en la delantera como en la tres cuartos. Los jóvenes siguen asomando a las convocatorias en una renovación que aparentemente apunta al próximo mundial.
El debutante inglés Henry Pollock se escapa para anotar un ensayoAdrian DennisAfp
Con el funcionamiento de sus principales equipos vinculado al de la selección, Irlanda se ha aupado desde hace años por encima del binomio que forman Francia e Inglaterra. Los verdes son una máquina engrasada, pero al inicio del torneo les costó arrancar. En la primera jornada perdían 5-10 al descanso en casa ante Inglaterra. En la tercera, al poco de empezar la segunda mitad, caían 18-10 en Gales. En esos momentos suele asomar el criterio del medio melé Gibson-Park, que sube el ritmo, la delantera se calienta, empieza a pisar la 22 rival y, sumando fases, se transforma en imparable. A eso se añade la dureza de Bundee Aki y James Lowe para romper placajes y posar o descargar el balón.
Tres triunfos de tres había cosechado Irlanda a mitad de torneo. En Dublín contra Francia, en el partido probablemente más importante del Seis Naciones, el quince de Simon Easterby arrancó por fin a tope. En el primer cuarto de hora los galos, encerrados en su 22, llevaban 73 placajes por cuatro de los locales. Pero resistieron. Irlanda se fue sin puntos, algo insólito en un equipo generalmente muy efectivo. Consiguió remontar al descanso y en la segunda parte, cuando suele acelerar, se vio superada a lo largo y a lo ancho por el huracán francés, que le marcó cuatro ensayos seguidos. La derrota ya le privaba del Grand Slam. Este sábado ha hecho sus deberes en Roma -victoria 17-22 con punto bonus por cuatro ensayos- pero el tercer puesto se queda lejos de sus aspiraciones.
Escocia concluye cuarta. Otro año que se presentaba como candidata a la sorpresa y acaba a mitad de tabla. Comenzó como casi siempre, derrotando (31-19) a una Italia que a falta de 20 minutos le puso el partido cuesta arriba. Nunca pudo con Irlanda (15-27) y perdió la gran oportunidad ante Inglaterra, a la que se impuso claramente a domicilio en posesión, territorio, metros con el balón en la mano, defensores batidos, ensayos. Un cúmulo de méritos que se estrellaron con la tarde aciaga del apertura Russell en las transformaciones. Marró las tres, una relativamente sencilla, cuando su porcentaje de acierto en el torneo de 2024 fue del 96%. Inglaterra, al contrario, tiró cuatro veces a palos sin fallo.
El XV del Cardo, con una delantera muy trabajadora y una línea potente mueve sin descanso el balón, busca las cosquillas al rival, a ratos entusiasma y luego se apaga. Este sábado, pese a la derrota, ha jugado un partido valiente, de mucho mérito, en París. Pero un año más flota la sospecha de que sus resultados son cortos para su capacidad. Sin opción en los mundiales, tampoco encuentra su momento en el Seis Naciones.
El irlandés Lowe trata de romper un placaje y no pisar la líneaFilippo MonteforteAfp
El Seis Naciones 2025 deja una señal de alarma en algunos resultados. Italia recibió 73 puntos de Francia; Gales, 68 de Inglaterra. La actuación en 2025 sabe a poco a la Italia del argentino Gonzalo Quesada, que el año pasado firmó dos triunfos y un empate. En su única victoria de este año mostró solvencia. Recibía a Gales en Roma en el duelo del fondo de la tabla y supo encarrilar el partido y mantener la diferencia (22-15). Los azzurri, sin embargo, fueron claramente inferiores a Francia e Inglaterra. Este sábado, en Roma, se han adelantado contra Irlanda y luego la han apretado en los minutos finales (17-22). Están aún lejos de estos tres conjuntos, pero han dejado de ser una comparsa.
Gales, para su desgracia, equivale a la nostalgia por un prestigio cada vez más lejano. Ganó el torneo en 2021. En 2022 y 2023 sólo venció un partido. El año pasado, ninguno. Este, tampoco. Tras la citada derrota en Roma el seleccionador Gatland fue despedido. El conjunto sobrevivía a base de defensa y maul, una receta que hoy se queda corta. Con la llegada interina de Matt Sherratt al banquillo y sus cambios en la alineación, el quince galés ha tratado de proponer más. Perdió con Irlanda, a la que se impuso en metros portados con el balón y defensores batidos. Asustó a Escocia hace una semana y este sábado, ante Inglaterra, aspiraba a la sorpresa y ha recibido una paliza (14-68), su peor resultado en un choque del Seis Naciones. Este triste presente apenas deja el consuelo de que su futuro por fuerza será mejor.