Triste episodio de discriminación y odio en el baloncesto femenino. La ex jugadora española Marta Xargay, mujer de la estrella de la liga de baloncesto femenino estadounidense Breanna Stewart, ha recibido un correo con insultos homófobos y amenazas de muerte, informa Efe. La pareja ya ha presentado una denuncia a la policía.
Xargay, de 33 años y ex jugadora de Girona, Phoenix Mercury o del Dinamo Kursk ruso, recibió dichas amenazas la semana pasada tras el primer partido de las finales de la WNBA que las Liberty de su mujer, Stewart, disputan contra las Minnesota Lynx.
Stewart, que tiene dos hijos junto a Xargay, aseguró este martes a la cadena ESPN que informó de lo acontecido a la WNBA y a su equipo para que estén al tanto de la situación
La jugadora estadounidense, ganadora del oro olímpico en Río 2016, Tokio 2020 (disputado en 2021) y París 2024, destacó que tanto ella como Xargay se encuentran bien, pero consideraban necesario tomar las medidas correspondientes.
Stewart y Xargay se conocieron durante su etapa en el baloncesto ruso, cuando militaban en el Dinamo Kursk.
Le tocó al Real Madrid una noche de remontada y sufrimiento en el Gran Canaria Arena para estar de nuevo en la final de Copa (11 de las últimas 12, en busca de su corona número 30), para defender título este domingo (20.00 h.) ante el Unicaja, los dos últimos campeones frente a frente. Un comienzo impropio y un despertar rotundo ante el Dreamland de Jaka Lakovic, que soñó pero se dio de bruces con un rival enrabietado, especialmente en defensa. [63-80: Narración y estadísticas]
Sólo se evidenció la superioridad blanca cuando se vio realmente en un apuro. Cuesta entender su puesta en escena, las dudas del que nunca falla, Campazzo. Pero también hay que poner en valor cómo se sobrepuso, tirando de clásicos. Los números no hacen justicia al dominio de Tavares ante el amarillo en el que se formó cuando llegó a España desde Cabo Verde. Campazzo arregló con sus triples el desaguisado anterior y al Granca no le acompañó el acierto tampoco. Ni siquiera sufrió un desenlace ajustado el Madrid, la semifinal resuelta mucho antes de lo que hubiera imaginado.
Porque el anfitrión fue un grupo salvaje, un colectivo repleto de energía, bravo y sin complejos ante el favorito, espoleado por las tribunas y el pío pío. En estas cimas, sólo los valientes sobreviven. Los que no miran precedentes (cuatro derrotas ante el Madrid en cuatro partidos coperos, incluida la final de 2016 en La Coruña) ni maldiciones (no gana el torneo el equipo de casa desde el Baskonia en Vitoria hace 23 años). Ese ardor amarillo fue un sopapo a un Madrid que amaneció como no se debe, blando y despistado.
Los de Chus Mateo anotaron una canasta en juego en los siete primeros minutos (Abalde) y Campazzo estuvo tan gris y errático que fue mandado al banquillo a las primeras de cambio. Insólito. Ocurría lo improbable, las pérdidas, los fallos en todos los rincones, hasta en el tiro libre. Salió Hezonja y ni así. El Madrid firmó el segundo peor arranque de su historia copera (sólo superado por los cinco puntos en el primer cuarto de la final de 2007 contra el Barça).
Tavares machaca ante Tobey.Angel Medina G.EFE
Peor aún. Un triple de Shurna, los arañazos de carácter de Salvó... El Granca se vio 14 arriba (26-12). Sólo ahí, en ese abismo, reaccionó el Madrid. Lo hizo recurriendo a los de siempre, Campazzo, Hezonja y Tavares. Apretando en defensa y tirando de orgullo. El Facu acertó al fin con el primer triple para coronar un parcial de 1-14 y sólo algunas acciones de Brussino ante Eli Ndiaye lograron mantener la ventaja local al descanso (31-30).
La lección aprendida. Incluso a pesar del 4-0 de salida. La respuesta fue medio billete a la final. Tan contundente, tan de campeón, que dejó tiritando al Gran Canaria. Y petrificado a un Jaka Lakovic que tardó demasiado en parar la sangría. Dos triples de Campazzo, más Tavares... Un enorme parcial de 1-15 que fue un gancho al mentón.
El Madrid rodaba cuesta abajo, tan lejos de las agonías recientes. Y su ventaja se disparó hasta la decena. Apenas Mike Tobey podía responder a la defensa blanca, a ese bastión que es Tavares, al coraje que aporta Abalde. Para colmo, Llull, por el que no pasa el tiempo. Y un Bruno Fernando mucho mejor que en el partido de cuartos. No hizo ni falta la participación esta vez de Ibaka y Garuba sólo jugó los minutos de la basura (Rathan-Mayes y Dennis Smith se volvieron a quedar fuera).
Sin apenas respiro, en menos de 24 horas, la final (como en 2020) entre los que más méritos hicieron, no sólo en esta Copa. Unicaja y Madrid, los mejores equipos españoles esta temporada, los que disputaron la Supercopa en Murcia, con victoria verde.
Escribo esta columna en un hotel pegado al río Tigris, lo que era Mesopotamia, a punto de ir a entrenar con la selección que dirijo, Jordania. Este lunes jugamos contra Iraq. Un cacereño defendiendo los colores de este país de Oriente Medio. Un italiano residente en Marbella entrena a España, hace dos días jugamos contra la Arabía Saudí de un manresano, Ricard Casas. Por el camino, jugadores que son de donde pacen y se nacionalizan (uno por selección), aunque a veces no les hace falta ni pacer ni ser de Indiana: consiguen pasaporte y a la cancha. No maldigan, es 2025 y usted ha puesto decenas de chinchetas en el mapamundi, muchas más que su abuelo. Aún muchas fronteras y muchas diferencias, quizás demasiadas, pero eso no nos hace quedarnos en el sillón. Por suerte.
El calendario encontró ventana de oportunidad por un primer acuerdo extraordinario entre dos mundos que empiezan a hablar. FIBA y Euroliga entendieron que muchas nacionalidades, por circunstancias históricas, hacen que a sus jugadores les tire mucho la bandera y si no hay acuerdo, entonces sus calendarios serían más densos aún: Hezonja, Satoransky, Musa, Campazzo y muchos otros mantienen un vínculo continuo con su país y suelen asistir siempre. Más que obligación es compromiso. En el pasado se hacía valer la reglamentación si algún jugador no quería ser seleccionado, hoy en día el baloncesto resuelve que los protagonistas tienen que estar a gusto con lo que van a hacer fuera de sus clubes.
También es un oportunidad invernal para ciudades no tan grandes de vibrar con encuentros internacionales, olvidarse por unos días de rivalidades regionales y ver a jugadores abrazarse con compatriotas contra los que en el día a día sus aficionados les piden lo máximo en los derbis y clásicos. En el basket no hay enemigos sino rivales y muchas veces sólo a tiempo parcial.
Tendemos a menospreciar lo que no conocemos, Letonia y Bélgica son países que no suman 14 millones de habitantes, frente a los cerca de 50 de España y el récord de licencias baloncestísticas. Pero sólo juegan 10 a la vez, cinco por equipo. Los letones han desarrollado un siglo XXI casi mejor que su vecina Lituania: están a gran nivel por todos lados. España reconstruye desde la juventud e inexperiencia los cimientos de la gloria pasada, que tanto pesa. Paseo por las calles de Bagdad donde las cementeras brillan rehaciendo un país que quiere ser conocido por subir listones deportivos más que por las guerras pasadas, también tienen un iraquí de Georgia, el estado americano. Nosotros gritamos «1,2,3 ¡Jordan!» pero Air no está con nosotros, solamente compartimos nombre. Ningún jordano dice que no a esa llamada, lo viven con orgullo. Créanselo.
Los Minnesota Timberwolves derrotaron este miércoles 99-105 a los Dallas Mavericks, que perdieron por lesión a Luka Doncic y a punto estuvieron de remontar 28 puntos en contra en el último cuarto.
Doncic abandonó la cancha dolorido faltando 2:31 para el descanso por una aparente distensión en el gemelo izquierdo. Dallas (19-11) ya perdía 38-51 en ese momento.
Para los Timberwolves (15-14), Anthony Edwards anotó 26 puntos y recogió 8 rebotes. Julius Randle recogió 10 rebotes y repartió 8 asistencias.
Minnesota llegó a ponerse con un +28 (62-90) a 1:23 de terminar el tercer cuarto, una diferencia que parecía insalvable para unos Mavericks sin Doncic, pero liderados por Kyrie Irving y con un parcial de 37-11, los Mavericks se pusieron solo 2 abajo (99-101) a 1:05 del final.
En los últimos instantes, Edwards encestó una canasta que ponía el 99-103 a 19 segundos. Klay Thompson falló el triple en el siguiente ataque, forzando a Dallas a hacer falta a Randle, que encestó sus dos tires libre para el 99-105.
Irving anotó 39 puntos en la derrota de Dallas. Doncic hizo 14 antes de dejar la pista y Klay Thompson hizo 12 con 4 triples.
El Mavericks-Timberwolves fue uno de los 5 partidos que la NBA programó este año para el día de Navidad, la jornada más destacada de la temporada regular de la liga de baloncesto.
Warriors-Lakers
Una bandeja de Austin Reaves con un segundo por jugar le dio a Los Ángeles Lakers un vibrante triunfo por 115-113 en el campo de los Golden State Warriors, en un partido de Navidad marcado por un auténtico 'show' entre LeBron James y Steph Curry.
Reaves se coló en un recital entre dos leyendas del baloncesto como LeBron y Curry, que añadieron un nuevo espectacular capítulo, en su encuentro número 53, a una rivalidad que marcó la historia de la NBA.
LeBron James firmó un doble doble de 31 puntos y diez asistencias y Curry estuvo a punto de obrar un milagro en el cuarto período con un festival de triples acabado sin premio. Su partido terminó con 38 puntos (8 de 15 desde el arco) y seis asistencias.
En el resto de encuentros, los Knicks vencieron en el Madison Square Garden de Nueva York a los Spurs de Wembanyama (117-114), los Sixers superaron a los Celtics (118-114) y los Suns a los Nuggets (110-100).