La sentencia del Alto Tribunal Europeo permite la creación de competiciones alternativas a las de UEFA y FIFA, pero no entra a valorar la Superliga en concreto.
Betis y Girona, con el lema de LaLiga, el jueves en el Villamarín.EFE
Dos años y ocho meses después de que Florentino Pérez anunciara la presentación de la Superliga y eso supusiera un conflicto que terminó en un pleito judicial, el Tribunal de Justicia de la Unión Europea ha concluido que hay “un abuso de poder domina
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No habían transcurrido diez minutos de la segunda mitad cuando el árbitro del Atlético - Betis, Adrián Cordero Vega, detuvo el encuentro por protocolo sanitario. Fueron, inicialmente unos instantes, hasta que, pese a la protesta de la grada, el juego se volvió a reanudar.
No obstante, la situación del aficionado obligó al colegiado poco después y por segunda vez, a parar el partido. Al parecer, según fuentes policiales, se trató de un infarto de un varón de unos 50 años que fue tratado por los servicios de Emergencia en los vomitorios del fondo Sur del Metropolitano.
Tras unos angustiosos minutos, la megafonía del estadio anunció que la persona había conseguido ser estabilizada y trasladada a un hospital. El juego volvería a reanudarse tras diez minutos parado, pero los aficionados del Frente Atlético decidieron no volver a sus butacas.
El grupo radical rojiblanco se quejó en redes de que la Policía había aprovechado la asistencia sanitaria para requisar material que portaban aficionado de este fondo. Hablaron de un "atropello injustificado" al disponer las Fuerzas y Cuerpos del Estado a niños y personas mayores "retenidas contra la pared", escribían en X.
Mientras 'ardía' la avenida de Arcentales, una madre vestida con la camiseta de Griezmann disfrutaba con su hijo de la maravillosa puesta del sol que se ve desde el parque del estadio Metropolitano. Es la perfecta metáfora del contraste que vive hoy este Atlético de Madrid. La llama y la calma. Era día de llama. De remontada y de intensidad... De rugidos. Rugió el león, rugió el Metropolitano y rugió Oblak. [Narración y Estadísticas, 2-1]
El esloveno volvió por sus fueros con una gran actuación durante el encuentro y con una parada decisiva en la tanda de penaltis. Su performance merecía los cuartos de final de la Champions, lugar que n oocupaba el Atlético desde la 2021/22. El equipo necesitaba fuego, sí, pero también calma. Sólo había que remontar un 1-0.
Así, desde un bloque medio con las líneas muy juntas, cerrarían todos los pasillos interiores que tan bien ataca el equipo de Inzaghi, con esa movilidad tan característica que le mantiene ya con 16 partidos seguidos sin perder. El plan funcionó de inicio con un robo de Molina que generó el primer 'uy' en la grada y una salida de Lino, como un cohete por la banda izquierda, cuya finalización exigió una buena parada de Sommer.
Como dos rivales que se miran al espejo, Dumfries quiso responder al brasileño apenas dos minutos después. Oblak, el Oblak que necesita el Atlético, apareció para negar el gol al neerlandés. Lautaro se desesperaba porque estaba solo al palo largo. Minuto 14 y el partido era un vaivén de emociones, juego y ocasiones. Era todo lo que se puede esperar de una noche de Champions en un duelo de estrellas.
Barella y Lautaro eran dos de las que estaban en el césped. El primero era la batuta de los neroazzurri, el segundo, el vértice sobre el que se montaba la ofensiva. Aunque el argentino apenas levante 174 centímetros del suelo, es increíble su juego de espaldas y la manera de aguantar las embestidas de Savic y Witsel. Aunque al final de la noche la suerte le fuera esquiva, el partido del Inter fue suyo.
Su homólogo, Morata, debía responder al desafío del 9. Escribíamos en este periódico que ambos estaban en el mejor año de sus carreras, así que el duelo estaba servido. Las contras del Inter eran cosa de Lautaro, pero el primer remate a puerta fue un cabezazo del madrileño, blando, pero bien dirigido. 1-1 en el duelo particular.
Resultado que se puso en el marcador tras dos minutos de locura disputada la primera media hora de partido. El primero que golpeó fue el Inter. Lo hizo aupado a una pared de sus dos estrellas y a una llegada fulgurante de Dimarco, quien remachó la descarga de Barella en el punto de penalti.
Dimarco, tras marcar el primer gol del partido.Juanjo MartínEFE
Y respondió a quien más esperaba el partido. Griezmann comenzó el partido en cuerpo, pero no en espíritu. Fallón, cabizbajo y sobre todo sin sonreír y, si él no sonríe, al Atlético le cuesta más hacerlo. El equipo sabe luchar, presionar, morder, pero le falta algo de creatividad y esa es la característica fundamental del juego del Principito.
Y, aunque la creatividad tardó en llegar, apareció la efectividad. Un fallo estrepitoso de Pavard le valió, al borde del fuera de juego, para remachar ante Sommer al borde del área pequeña. Casi hace el segundo cinco minutos después, pero la defensa interista repelió otro disparo suyo dentro del área. Bienvenido Principito.
Griezmann celebra el empate del Atlético.MariscalEFE
Terminó el francés la primera mitad como comenzó la segunda, percutiendo. Lástima que le cayó a la derecha un pase atrás de Llorente y disparó blando a las manos de Sommer. Tuvo otra 10 minutos después, pero Morata no le vio y remató mal arriba. Si la deja pasar se quedaba solo el francés. Se hubiera caído el estadio si culmina la remontada de la eliminatoria en la portería del fondo sur del Metropolitano.
El partido avanzaba y el cronómetro apretaba en la cabeza del Cholo. El argentino, que en varias fases del partido pedía calma, en el 70 declaró fuego. De Paul y Lino al banquillo, Riquelme a la izquierda y Correa en punta con Morata. Griezmann al medio campo a intentar recuperar la creatividad perdida. Necesitaba una sacudida el encuentro que había perdido lustre con el paso de los minutos.
La sacudida casi se la da Lautaro al Atlético de Madrid tras conducir dos contras con maestría y dejar solos a Thuram y a Barella. Afortunadamente, el francés no tiene el temple del argentino y el italiano llegó fundido a los últimos metros. Ambos definieron mal.
Los últimos diez minutos de partido eran un toma y daca donde el gol podía encontrarse en cualquiera de los lados. Memphis pudo empatar en dos ocasiones. La primera tras una gran jugada de Correa, esta noche sí, el gran agitador que necesitaba Simeone en los metros finales. Y la segunda tras un gran disparo al poste.
El león
Y tanto insistió el león que terminó por encontrar a su presa. Lo haría tras un gran pase de Koke. El neerlandés se revolvió bien y remató fuerte y al palo. Eliminatoria empatada a cinco minutos del final. El Inter, plagado de defensas, grogui. El Metropolitano en ebullición. Y Riquelme pudo evitar la prórroga en sus botas cuando la creatividad de Griezmann había vuelto. Una pena.
El Inter, lejos de afectar el golpe en el tiempo añadido, mostró una versión más parecida al partido de ida. Mas agresivo y más intenso. Thuram amagó con un cabezazo que silenció a la grada. Y era el Atlético el que esperaba cazar una contra. En cuestiones de caza, lógicamente, hay que llamar al león. Esta vez, Memphis no pudo encontrar el gol tras una gran jugada de Riquelme. El partido se iba a decidir por los pequeños detalles.
Un córner por ejemplo, como el que remató Lautaro, pero no encontró portería. Un 'valderrama' de Thuram a Savic, que el VAR pudo interpretar de otra manera. O la sustitución de Griezmann... los caminos del Cholo son inescrutables. Nada pasó y el partido se decidió en los penaltis. La suerte más injusta en el fútbol. Lo fue con Lautaro, el mejor del Inter y el que falló el penalti definitivo. Pero no con el Atlético que creyó y rugió como nunca.
"El asado me está haciendo bien". Entre risas, Josema Giménez soltaba esa perla tras el partido de la Champions ante el Slovan para evidenciar algo que no le ocurría casi desde que había llegado al Atlético de Madrid. Hablamos de cinco meses de competición sin ningún tipo de lesión. Ya más en serio hablaba de su cabeza como factor clave para mantenerse sano, pero hay otro que no le está afectando sólo a él sino a toda la plantilla del Atlético de Madrid.
Ese factor es el preparador físico Luis Piñedo. Desde su llegada, el equipo vuela y, sobre todo, no se rompe. En esta temporada, sólo han aparecido ocho lesiones, mientras que en el mismo periodo de tiempo del curso anterior hubo 20. Es cierto que la campaña 2023/24 fue durísima, ya que se incrementaron las dolencias un 32%, el Atlético estuvo entre los equipos que más sufrió, 42, muy cerca del Real Madrid, con 48. El líder en este apartado fue el Sevilla, con 72 a final de curso.
En las pretemporas de Los Ángeles de San Rafael siempre había risas sobre los sprints en la famosa cuesta de El Profe Ortega. Luego las risas se convertían en vómitos, como los sufridos por Mensah o Vietto en su primer año en el club. Hoy, la cuesta, el símbolo de El Profe, ha desaparecido y en su lugar se han colocado trineos individualizados, según la fisonomía de los jugadores. Es diferente la potencia que mueve Sorloth (90 kilos) que Riquelme (66). "No se puede tratar igual a un lateral que a un delantero", cuentan en el club.
"Se comporta como un tío normal"
Individualización. Ésta es la palabra clave que define el método de un hombre que lleva más de 10 años en el club. Luis Piñedo (Madrid, 1979) llegó al Atlético en 2010. Es licenciado en Educación Física y ostenta también un Máster en Planificación y Preparación Física de Alto Nivel, otro en Readaptación y Recuperación de Lesiones y un MBA especializado en Gestión de Entidades Deportivas. Pero, sobre todo, es "muy cercano, respetuoso" y ha entrado en la dinámica del primer equipo. "Se comporta como un tío normal", apuntan.
Sus métodos de trabajo, su profesionalidad y sus buenos resultados con el filial hicieron que el club tuviera claro a Piñedo como relevo ideal del argentino. Y hoy, como dice el Cholo, "el trabajo termina pagando". Y el descanso, porque en el club destacan que Piñedo considera el tiempo de recuperación como "otro entrenamiento" y de ahí que sea habitual ver ejercicios en los que no participan todos los jugadores de la primera plantilla. También concede más días libres.
En el entrenamiento del pasado miércoles del Atlético, un representante de prensa del club informó a los medios: "Están todos disponibles". Esa frase, como la convocatoria del Slovan, en la que Diego Simeone se vio obligado a hacer un descarte, son hechos que apenas habían ocurrido en los últimos años en la primera plantilla rojiblanca. Tampoco es habitual que el Atlético, como recopiló Atlético Stats en la primera fase de la temporada, fuera el primer equipo (el curso pasado era octavo), en cuanto a distancia recorrida, por delante de Girona y Alavés. Este apartado lo lidera Koke, con 12,4 kilómetros por partido. Además, el Atlético es tercero en kilómetros a alta intensidad, en el sprint.
Diferenciación
Con individualización del trabajo físico, Piñedo prepara a Koke para seguir rindiendo en esas distancias y también mejora la explosividad de Julián Álvarez. Para ello utiliza sistemas de GPS, drones y otros elementos técnológicos que miden las cargas, distancias y esfuerzos de cada jugador. También sirven para poder suplementar o reducir las sesiones de entrenamiento. Los GPS también los usaba El Profe.
Además es muy habitual (cualquier seguidor rojiblanco puede observarlo después de un partido de su equipo) que el preparador se quede con los jugadores que no han participado en los encuentros o han disputado pocos minutos realizando carreras contínuas para mantenerlos activos.
Precisamente, ese tipo de detalles, como el de compartir rondos en los descansos, hace que los jugadores menos habituales estén conectados y preparados para dar un buen rendimiento. "Que Koke entre 20 minutos al partido y la rompa me emociona", dijo Simeone. El Atlético es el equipo de las cinco grandes ligas europeas cuyo banquillo aporta más goles, 10, por delante de Lazio, nueve, y PSG, Bayern y Barça, con ocho. Los culés serán el siguiente reto del Cholo, pero también de Piñedo.