El italiano venció por 6-4 y 6-4, en el partido inaugural del torneo. Quebró una vez en cada set y no concedió ninguna bola de ‘break’
Sinner golpea un revés ante Tsitsipas.TIZIANA FABIAFP
El anfitrión complació a la hinchada que sueña con un vencedor italiano en las ATP Finals de Turín. Las 13.000 personas que colmaron el Pala Alpitour vieron ganar a Jannik Sinner, uno de los jugadores más afinados en el desenlace del curso, que se impuso en el partido inaugural del torneo a Stefanos Tsitsipas por 6-4 y 6-4, en una hora y 25 minutos. Sinner hizo bueno el guion previsto en un duelo definido por la firmeza de su juego, en particular con su servicio.
Campeón en 2019, Tsitsipas ha llegado a su cuarta edición de este torneo corto de confianza. No sólo se trata de los problemas en el hombro que este sábado comprometieron incluso su presencia en esta competición, sino los pobres resultados de una temporada en la que, lejos de consolidar su (lenta) progresión, ha sido más noticia por sus relaciones sentimentales que por los buenos resultados.
Distinto es el caso de Sinner, quien, a los 22 años, va dando pasos adelante, como fue la conquista en Toronto de su primera Masters 1000. El italiano parte como cuarto favorito y goza del viento a favor que da su rendimiento en este tramo final del curso, con victorias en Viena y en Pekín pasando por encima en ambas finales de Daniil Medvedev, un adversario que solía atragantársele.
Pleno de convicción, Sinner aprovechó su primera y única pelota de break en el set inicial y convirtió su segunda pelota para llevarse el parcial. Volvió a escaparse de entrada en el segundo set y de poco sirvieron los buenos momentos fugaces del heleno, quien deberá ganar sus dos próximos partidos del Grupo Verde, que completan Novak Djokovic y Holger Rune, si quiere tener opciones de estar en semifinales.
Hizo falta agotar el cronómetro y apelar a los penaltis en Anfield para dar con el vencedor de la disputa más atractiva de los octavos de final de la Champions. Coherente con su actuación en el encuentro de ida, el PSG, desafortunado entonces, llevó al Liverpool al límite en un intenso segundo acto de la confrontación que se dilató hasta los 120 minutos. Donnarumma, héroe insospechado del partido, detuvo dos lanzamientos desde los 11 metros y profanó un estadio donde nadie ganaba en competición europea desde que lo hizo el Real Madrid en los octavos de hace dos temporadas. 4-1 en la tanda para los franceses, con errores de Darwin Núñez y Jones. Doué hizo el definitivo. [Narración y estadísticas (0-1, 1-4)]
Pese a su victoria en el Parque de los Príncipes, el Liverpool sabía que debería andarse con cuidado después de la exhibición del equipo de Luis Enrique, que salió derrotado tras avasallar durante todo el encuentro y contar con ocasiones para haber viajado con un marcador bastante favorable. En la Champions se camina a menudo en el alambre, y ni siquiera la fortaleza de los reds se encontraba a salvo ante un rival que mantiene una evidente línea de crecimiento.
Dembélé aprovechó un grave error de Konaté que dejó desnudo a Allisson y respondió así al vigoroso arranque del Liverpool, que había amenazado con dos remates de Salah. La noche nacía luminosa. A partir de ahí, cada ofensiva local encontraba réplica en los parisinos. No anduvo lejos Barcola de hacer el segundo antes de toparse con Allison.
En su tenaz persecución de un torneo que se le niega, el PSG presenta esta temporada una fisonomía distinta. Una vez superados los contratiempos de la fase de grupos de la Champions, Luis Enrique ha logrado construir un equipo sin los oropeles de otro tiempo, con un carácter de corte asambleario, sin obviar la notable calidad individual, sobresaliente en el caso de Vitinha y con alternativas tan sugerentes como la de Doué, revitalizador en el tramo final.
Entusiasmo local
A medida que avanzaba el partido, ganaba presencia frente a un Liverpool guiado casi exclusivamente por el entusiasmo. Dembélé se excedió en un cara a cara con el arquero y dispuso de otra opción en un disparo que se fue a córner, rechazado por un defensor. Sujetaba bien la atropellada propuesta de los de Slot y salía con profundidad y criterio.
El Liverpool se nutría del balón parado. Donnarumma neutralizó con una formidable intervención el cabezazo de Luis Díaz a la salida de un córner, cuando se acercaba a la hora de partido. El colombiano ponía salsa en cada acción, fuera cual fuera su posición en el ataque. Nuevamente a pelota quieta la tuvo el Liverpool, pero apareció Kvaratskhelia, con el portero vencido.
Dembélé, tras anotar su penalti en la tanda definitiva.AFP
El duelo cobró la temperatura que le correspondía. A calzón quitado, en plena combustión con el empuje indesmayable de la grada, llegaron los mejores momentos del Liverpool, que perdió a Alexander-Arnold por lesión e incorporó a Darwin Núnez en la posición de un inane Diogo Jota.
Exhaustos, los locales resistieron en la prórroga y llegaron a una suerte donde suele sonreírles el destino. Esta vez no fue así. Se lo había ganado el Paris Saint Germain, que se sobrepuso al asombroso castigo del encuentro de ida y espera al vencedor del Aston Villa-Brujas (3-1 hace una semana) en cuartos.
El Bayern Munich ratificó su clasificación con una nueva victoria ante el Bayer Leverkusen, esta vez por 0-2, con goles de Kane y Davies, para redondear un 5-0 en el global. El Inter de Milán volvió a ganar al Feyenoord. Venció 2-1 en San Siro, con tantos de Thuram y Çalhanoglu, éste de penalti. Moder, también desde los 11 metros, anotó por los neerlandeses.
Roland Garros
JAVIER MARTÍNEZ
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