La polémica entre el Barcelona y la Federación española por Lamine Yamal ha terminado. Esto cabría concluir atendiendo a la literalidad de las cosas. A la literalidad, por ejemplo, de estar el futbolista en la convocatoria que ayer dio Luis de la Fuente. A la literalidad, por ejemplo también, de las palabras del seleccionador: «Lamine está en perfectas condiciones. Su entrandor dijo que estaba apto y, viendo el partido del otro día, recuperó su nivel. Estará aquí lo que creamos oportuno porque jugamos dos partidos para estar en el Mundial y aquí deben estar los mejores». Ocurre que, más allá de la literalidad, están los tonos. Y los tonos dicen que esta historia, quizá, todavía no ha terminado.
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Porque, hablando de tonos, hablando de frases ambiguas, hay que leer bien lo que dijo Hansi Flick el pasado miércoles, después de ver la mejor versión de su futbolista en lo que va de temporada: «Estoy contento de que haya vuelto a este nivel, pero no sabemos cómo estará el próximo domingo». Los biempensantes elegirán la opción que habla de una duda razonable nacida en la naturaleza misma de la pubalgia que sufre el jugador. Los malpensantes, sin embargo, y alguno hay en la Federación, temen que esa segunda parte esté insinuando algún problema físico de Lamine durante o tras el partido contra el Celta de mañana (21.00 horas), algo que le impediría, como ya ocurrió en octubre, estar el lunes en Las Rozas.
Sigamos con los tonos. El de Luis de la Fuente ayer fue firme, casi desafiante. En la frase ya escrita unas líneas atrás, pero también en la parte donde respondió a una pregunta muy clara. «¿Ha hablado con Flick sobre Lamine?». Respondió con vehemencia esto: «No, no hemos vuelto hablar. No hemos hablado más que una vez, de hecho. Hay tiempo para todo, ya hablaremos. Pero quedó todo claro». Es decir, al seleccionador, en cuanto los servicios médicos, que hablaron con sus colegas del Barça el pasado jueves, le confirmaron que el chico estaba perfectamente, no tuvo ninguna duda. El Mundial se pone en juego y Lamine iba a estar.
Sin embargo, hasta que el lunes a las 20.00 horas no cruce la puerta de la Ciudad del Fútbol no estará todo claro. Hay calma, pero tensa, en la selección con este asunto. Con este jugador, mejor dicho. Con la joya de la corona, con el hombre, el niño más bien, sobre el que gravita ni más ni menos que la intención de ganar un Mundial. Por eso en la Federación la consigna es evitar cualquier situación que pueda enrarecer lo que ocurre alrededor de Lamine Yamal.
Luis de la Fuente, este viernes.EFE
En esa misma línea hay que interpretar, volvemos a los tonos, lo que reiteró ayer el seleccionador nacional a cuenta del enfrentamiento que tuvo el extremo del Barça con Carvajal (capitán del Madrid y de la selección) en el último clásico. «Nosotros aquí dentro hablamos de muchas cosas. Es muy fácil convivir con ellos. Me quedo con la imagen de Lamine abrazando a Dani con el gol contra Croacia. Lo que pasa en sus clubes… No tenemos ningún problema. Eso aquí no existe», explicó, y, sigamos, por qué no, con los tonos, rebajó la firmeza cuando alguien le cuestionó sobre el proceso que, fuera del campo, debe acompañar el crecimiento de Lamine. Dijo hace un año De la Fuente que todos debían estar cerca de él, pero especialmente el club.
A día de hoy, lo reitera. «Es un proceso natural, tiene 18 años. Hay que acompañarle en esa formación, ayudarle… Como pasa más tiempo en su club, en su club tendrán más oportunidades de acompañarle, asesorarle, ayudarle, etc… Y nosotros aquí, cuando esté, tenemos que hacer lo mismo», afirmó, y lo hizo con una modulación menos firme, más conciliadora, transmitiendo el mensaje de que ante un futbolista de esa edad con ese talento no queda otra que aliarse hasta con el diablo si hace falta para cuidar su crecimiento.
Lamine, cómo no, fue la noticia de una citación donde, por segunda vez consecutiva, no está Álvaro Morata. «Es un jugador con un pasado y un presente increíbles, y para nosotros es un jugador de futuro, y él sabe la situación», zanjó, firme, el técnico.







