“Es una estrella”. Esta era la definición que Dana White, capo de la UFC, utilizaba para describir a Ilia Topuria (17-0) tras vencer con un impresionante nocaut a Charles Oliveira (35-11). El hispanogeorgiano dijo que lo haría en el primer asalto y lo certificó con una combinación de dos ganchos de derecha e izquierda demoledora. Ese logro y el haberse proclamado doble campeón mundial de pluma y ligero sin ninguna derrota, el primero en la historia de la UFC, le ha valido la ascensión al primer puesto de la clasificación libra por libra (P4P) de la promotora. Básicamente, el mejor peleador del mundo. Efectivamente, es una estrella.
Topuria ha escalado dos puestos en el ránking para superar a su gran amigo y también georgiano, Merab Dvalishvili (número 2), y a su némesis, Islam Makhachev (número 1). Una pelea con el ruso ha sido la ambición de Topuria desde su victoria ante Max Holloway y de ahí su cambio al peso ligero, pero el daguestaní se ha elevado también al wélter, lugar en el que aspira también al doble cinturón, y al que podría perseguir incluso el propio Topuria si realiza una exitosa defensa de su título.
Las emociones vividas en el T-Mobile Arena de Las Vegas podrían colocar a Paddy Pimblet, en su camino. Aunque el disgusto de White con lo ocurrido, aquel careo en el octógono y los insultos posteriores, podría restar opciones al británico y tirar más de ránking o de cartel. Por ránking el mejor colocado sería Arman Tsarukyan, suplente en la pelea contra Oliveira, y por nombre podría tocarle a Justin Gaethe, número 4 del ránking del peso ligero.
Pero a Topuria no le gusta Tsarukyan, después de que el armenio se cayera de la pelea contra Makhachev por unos problemas físicos que el hispanogeorgiano calificó de falta de profesionalidad. Y la opinión de El Matador ya no es una cualquiera dentro del mundo de la UFC, no sólo por las palabras de White y su comparación con Muhammad Ali, sino por lo que los expertos le han concedido este martes.
El ránking libra por libra de la UFC lo determina un panel de periodistas, broadcasters y analistas que cubren normalmente la competición. El criterio es diferente al que se usa por divisiones, aunque tiene puntos en común. Se toman en consideración estadísticas, récord personal, habilidad de finalización, dominio, la calidad del oponente y la actividad durante el combate. No obstante, no se puede evitar cierta visión subjetiva teniendo siempre presente los logros más inmediatos al legado que va dejando el luchador.
Lógicamente, los de Topuria son incuestionables. El hispanogeorgiano ha noqueado en sus tres últimos combates a luchadores dentro del top-15 de ese mismo ránking, lo que le ofrece una gran base a la hora de haber sido elegido para un honor muy valorado entre los participantes de la promotora. En resumen, el número 1 libra por libra es el mejor luchador del mundo y debería poder batir a cualquiera sin importar su tamaño.
Privilegios
Más allá de los criterios de elección, situarse en la cumbre del ránking libra por libra lleva aparejado también ciertos privilegios tanto tangibles como intangibles. Obviamente, Topuria no tiene la capacidad de elegir a su rival para la primera defensa del cinturón, pero sin duda su opinión ha ganado mucho peso en esa decisión. También te ofrece mayor respeto dentro de la compañía y entre tus pares, mejora la posición del luchador respecto a la negociación de los contratos de futuros bolos y, por último, supone también una inyección respecto a la imagen y el márketing para explotar futuros acuerdos con patrocinadores y marcas.
Resulta curioso que el P4P era algo conjunto en la UFC hasta 2020, pero el incremento de las peleadoras en la compañía obligó a separarlo desde ese año. En categoría femenina, Valentina Shevchenko, es la mujer que se sitúa a la par de Topuria. El Matador destronó a Makhachev en la cumbre tras 602 días, el que más por detrás de Jon Jones con 659. Está claro que Topuria está en ese proceso de hacer historia o, sino, destrozarla por el camino.
LaLiga EA Sports
LUIS NÚÑEZ-VILLAVEIRÁN
@LNvillaveiran
Actualizado Miércoles,
27
septiembre
2023
-
13:11Ver 5 comentariosMemphis y Savic serán también baja para el duelo...
Diez años después, todo el mundo recuerda lo que pasó en la mañana de aquel 30 de noviembre de 2014. Lo incuestionable es que fue asesinado Francisco Javier Romero Taboada, Jimmy, 41 años, entonces padre de un niño de cuatro y de una adolescente de 19, que antes fue apaleado y lanzado al río Manzanares junto a otro individuo. Y que hoy, 10 años después, su muerte sigue sin culpables y en el fútbol el movimiento ultra tiene un repunte peligroso.
Fue una quedada por redes entre ultras del Frente Atlético y de los Riazor Blues, a las 8 de la mañana. Cuatro horas antes del partido que enfrentaba al Atlético de Madrid frente al Deportivo de la Coruña en el extinto Vicente Calderón, zona de guerra. Una cita de la que la policía no tuvo noticias hasta que fue demasiado tarde, cuando más de 200 personas recorrían Madrid Río con palos, defensas, puños americanos y alguna navaja. De ella salió el segundo muerto del Frente Atlético tras Aitor Zabaleta, pero ningún condenado.
El 16 de octubre del año pasado, la Audiencia Provincial de Madrid revocaba el cierre del sumario del caso Jimmy por "indicios delictivos claros" para, por lo menos, determinar si se debe abrir juicio oral y así "decidir la posible responsabilidad de una persona determinada". Era un auto esperado por las acusaciones. "No conozco un caso que haya estado 10 años en un juzgado de instrucción con unos indicios similares. Es, cuanto menos, extraño", declara una de esas acusaciones a este periódico.
La Audiencia confirmaba también que la causa estaba pendiente de un informe pericial de LaLiga basado en un análisis colorimétrico de las imágenes que ayudara a la identificación de los responsables, tanto del asesinato de Jimmy como de las lesiones de Santiago A. M., la otra persona lanzada al río. "Es el mismo grupo agresor el que realiza los dos hechos delictivos", aducen fuentes de la investigación.
De hecho, LaLiga ya consiguió en su día la identificación de uno de los implicados en el lanzamiento de Santiago al río con esa tecnología, que se basa en una asociación de los colores con la ropa del individuo. La idea de estos informes es que ayuden, junto a los testimonios, a cerrar el cerco sobre los sospechosos señalados por los testigos. No obstante, el juzgado de instrucción número 20 ha tardado un año en entregar todas las pruebas audiovisuales a LaLiga. El organismo necesitará ahora, como mínimo, un mes para realizar su informe. "Si concuerda con los testimonios será un elemento más, pero si no, la Audiencia Provincial ya tiene razones para seguir", expresan desde la organización.
Servicios de emergencias en el lugar de la riña.EM
Son dos los testimonios que señalan la presencia de los mismos individuos tanto en el asesinato de Jimmy como en la agresión a Santiago: el de un cachorro del Frente Atlético implicado en la riña y el de la ex novia de uno de los ultras rojiblancos. Ambos apuntan al mismo individuo, Diego P., como principal sospechoso en la muerte del seguidor del Deportivo. "Cuando diferentes personas dicen lo mismo, eso tiene una trascendencia", explican desde una acusación.
"Yo tiré a Jimmy al río, yo lo tiré... mira ese soy yo... sí, yo lo tiré, yo me lo cargué". Así se expresaba Diego P., según la testigo, en una de las fiestas que reunía a varios miembros del Frente Atlético en las que revisaban las imágenes de la riña tumultuaria que enfrentó a los ultras rojiblancos con los del Deportivo de La Coruña. Curiosamente, esa persona no estuvo entre los primeros acusados por los delitos cometidos aquel día, que fueron examinados en diferentes juzgados y por diferentes jueces, y por los que se detuvo a más de un centenar de personas. Así, se libró de los casi seis meses en prisión preventiva que pasaron Ismael L. P., Sergio S. M., Francisco J. L. y José Luis Z. y del internamiento del entonces menor Álvaro C. G., Kit Kat, revocado por la Audiencia.
Aquel frío y nublado 30 de noviembre, Kit Kat ya envió un mensaje a su novia a las 9.26 de la mañana que decía: "Le hemos reventado, sin porra me he quedado, le he pegado un palizón a uno". Él era uno de los que pertenecía al grupo que, presuntamente, hirió a Santiago y reventó el bazo de Jimmy, causa de su muerte, según el informe forense. Increíblemente, también fue otro de los líderes en los incidentes contra Courtois del pasado derbi del Metropolitano.
Ultras durante la riña en la que murió Jimmy.EM
Diez años después, las acusaciones y los investigadores siguen sin explicarse por qué la investigación judicial, que se llamó Operación Neptuno, no ha llegado, de momento, a ningún sitio. Fuentes conocedoras del caso señalan la interinidad de los jueces que pasaron por la instrucción como uno de los elementos perjudiciales para obtener, al menos, una vista oral. "El empeño de Laliga es que éste es uno de los actos más extremos de violencia en el fútbol español e intentaremos que se lleve a juicio a las personas responsables de ello, y haremos todo lo que esté en nuestra mano para que no quede impune", explican en la patronal.
Y luego está la familia de Jimmy, que lleva 10 años esperando justicia, pero que se mantiene hermética respecto a compartir sus sensaciones sobre lo ocurrido a Francisco Javier. No olvidan el trato recibido cuando se produjeron los hechos de los que hoy esperan conseguir, al fin, un juicio en el que se sienten los responsables del asesinato de su familiar.
La muerte del seguidor del Depor no tiene culpables, pero sí ha provocado que el mundo del fútbol señale, aunque no unánimemente, a los ultras como un fenómeno a erradicar. "A partir de Jimmy tuvimos que cambiar muchas cosas, no sólo nosotros, también LaLiga y los clubes españoles", explica a EL MUNDO el jefe de la Oficina Nacional del Deporte, rama de la Policía Nacional cuya función es la prevención de la violencia en el deporte.
El alto cargo policial explica cómo se intensificaron los protocolos de seguridad en las aficiones, especialmente la visitante: control de entradas y desplazamientos y tickets nominativos, entre otros. Con los protocolos actuales, hubiera habido más posibilidades de evitar la "coronación del estadio", nomenclatura ultra para la persecución de una afición rival que llega sin escolta. Otro de los cambios a raíz de aquel suceso es que ahora a estos grupos ya se les cataloga como violentos y se les trata como tal judicialmente. A día de hoy, hay 14 en España.
LaLiga también creó su departamento de seguridad, que hoy se coordina con la Policía, además de mantener varias acciones, tanto judiciales como sociales, para erradicar el fenómeno como LaLiga VS. Y el Gobierno, especialmente a través del CSD, persigue la violencia en el deporte a partir de la judicialización de los hechos y, en menor medida, por la vía de las sanciones administrativas.
Un repunte de ultras
La Policía, no obstante, sí observa un repunte entre los grupos ultras no sólo en España, sino en toda Europa. De hecho, el descubrimiento de uno de los implicados en la muerte del hincha gallego en los incidentes del último derbi en el Metropolitano pone de manifiesto, según los agentes, que no todos los clubes colaboran como deberían para detener a este tipo de individuos.
Unos individuos que para Joan Caballero, experto en grupos urbanos violentos, "se han profesionalizado". "El perfil de hooligan cambia de borracho gordo de bar a tíos musculados conocedores de diferentes métodos de lucha", cuenta a EL MUNDO. Y que, por medio de la "radicalización suave", memes y humor negro haciendo proselitismo de sus opiniones en redes, consigan atraer o "alinear" un perfil joven a su discurso.
Real Madrid y Barcelona han conseguido eliminar o, al menos, expulsar el problema de los radicales de sus propios estadios. Cuentan los investigadores del caso Jimmy que fueron sus informes los que ayudaron a que el club blanco tomara la decisión de echar a los ultrasur del estadio Santiago Bernabéu para instaurar en su lugar la Grada Joven. Precisamente, se cumplen también 10 años desde ese momento. El de Jimmy, sin embargo, parece que la justicia, de momento, lo ha olvidado.