El próximo rival del Real Madrid en Champions no tuvo rival en el duelo por el campeonato y se pone a dos puntos de los de Arteta con dos partidos menos
Inglaterra se paralizó un miércoles para el duelo decisivo por la Premier que prometía ser el mejor del año, pero la realidad desmintió los pronósticos. El Manchester City fue infinitamente superior a un Arsenal que ofrece síntomas evidentes de agotamiento. Ha sido el dominador de la Premier hasta este último tramo, pero ha terminado por desinflarse en el momento decisivo.
No es menos cierto que, contra jugadores como Erling Haaland y Kevin De Bruyne, en el estado de forma que gastan, poco se puede hacer. El noruego y el belga forman una sociedad total, imparable en todos sentidos, lo cual no deja de ser una mala noticia para el Madrid mirando las próximas semifinales de Champions (Militao, además, es baja en la ida).
Son tan buenos que incluso en esta ocasión se permitieron el lujo de intercambiarse los papeles. El delantero asistió y el centrocampista remató, así en dos en ocasiones, para impedir que la Premier salga de los dominios del Etihad Stadium. De Bruyne, al borde del descanso, con un centro mágico, permitió que Stones, con permiso del VAR, marcase el segundo y Haaland, completamente desmelenado, anotó en el descuento para cerrar la goleada.
4-1 y a otra cosa. Es lo que transmite este equipo de Guardiola, al que parece un quimera ganarle una Premier, y es que solo el Liverpool de Klopp fue capaz de hacerlo con una temporada casi perfecta.
Los “citizens” están ya a dos puntos del líder con dos partidos menos y aunque el Arsenal, como bien dijo Arteta, “seguirá luchando”, parece imposible que esta Premier League no vuelva a acabar en Manchester.
Las remotas opciones del Girona de continuar en Europa murieron en Milán, ante uno de los equipos ilustres del continente. Poco certero en ataque y demasiado expuesto a las contras de los italianos en la primera mitad, el conjunto de Míchel encajó la sexta derrota en los siete partidos que ha disputado hasta la fecha en el torneo. Sólo ha conseguido el triunfo ante el Slovan de Bratislava, a la espera de recibir al Arsenal en la última jornada.
Descapitalizado con respecto a la plantilla que sorprendió en España en la pasada Liga y con la merma de sucesivas lesiones, el Girona no ha podido hacer frente en su debut a un torneo de máxima exigencia. Incluso titubeante, con Conceiçao como relevo en el banquillo a la espera de ganar presencia en el Calcio, el Milan, reciente campeón de la Supercopa italiana, logró una victoria que le mantiene con opciones de concluir la fase regular entre los ocho primeros.
Leao, el mejor de la noche en San Siro, culminó con precisión y estilo una jugada nacida en la pérdida de balón de Herrera ante Bennacer, en el minuto 36. Antes, los locales ya habían disparado en dos ocasiones a los palos, por medio de Musah y de Teo. También dispuso de oportunidades el equipo catalán, demasiado ingenuo en los remates de Van de Beek y Tsygankov.
Digno y fiel a su propia identidad, el Girona volvió a competir como lo ha venido haciendo en todos los partidos y pudo lograr el empate en un magnífico disparo de Bryan Gil, que marcó por la escuadra en posición incorrecta por centímetros. Dueño del balón ante un rival acomodado en su terreno, buscó la igualada con alegría y generosidad. Le faltó remate y convicción.
En el momento en que tomó el balón, Declan Rice tuvo que escuchar indicaciones totalmente contradictorias. Martin Odegaard, capitán del Arsenal, le recomendaba un centro al segundo palo, mientras Bukayo Saka le conminaba a que disparase a portería. Desde la zona técnica, Nicolas Jover, responsable de estrategia del Arsenal, dibujaba con el brazo la parábola que debía describir el balón para superar la barrera. En ese instante crucial, Rice tomó una decisión: «Miré la posición del portero y me dije: "A por ello"».
«Martin había insistido en poner la pelota en busca de otro remate, pero me di cuenta de que ellos habían adelantado delasiado su línea defensiva como para picar el balón. Así que le dije a Bukayo: "No tiene sentido"», reveló Rice, el héroe gunner ante el Real Madrid. Hasta ese momento, tras 388 partidos con el West Ham y el Arsenal jamás pudo anotar de libre directo. «Había disparado demasiadas veces contra la barrera y otras se me ha había marchado por encima», rememoró desde la zona mixta.
La curva con la que Rice superó el muro, con el interior de su bota derecha, trajo a la memoria el gol de Roberto Carlos a Francia en la Copa Confederaciones. Aquel 3 de junio de 1997 en el Stade Gerland de Lyon, el lateral brasileño dejó petrificado a Fabien Barthez con un violentísimo disparo con el exterior de su pie izquierdo. Por uno de esos caprichos del fútbol, el actual embajador del Real Madrid vio en directo el 1-0 desde uno de los palcos del Emirates.
«¡Ni Superman saca ese balón!»
Apenas 12 minutos después, Rice dispuso de otra oportunidad similar tras una falta de Eduardo Camavinga sobre Saka. «Entonces ya tenía mucha confianza», admitió. La violencia de su disparo, el modo en que encontraría la escuadra de Thibaut Courtois, llevaron el delirio a las tribunas. «¿Viste dónde la puso? ¡Ni Superman saca ese balón!», exclamó Clarence Seedorf en la retransmisión inglesa de Amazon Prime Video.
Un par de jugadas antes, Rice también había podido anotar el 2-0 al aprovechar un rechace en el área que sólo Jude Bellingham pudo salvar bajo palos. En cualquier caso, el primer doblete de su carrera le valió para ser distinguido por la UEFA como Player of the Match. Pese a no participar demasiado en la elaboración (27/30 pases), sí se mostró muy efectivo en las zonas de mayor peligro para el Madrid, dado que 14 de esos toques fueron en el tercio final del ataque y nueve de ellos en el área de Thibaut Courtois.
Hasta ayer, nadie había anotado un doblete de libre directo en un duelo eliminatorio de la Champions. Sólo Hakim Ziyech, con el Galatasaray (2023); Neymar, con el PSG (2018); Cristiano Ronaldo, con el Real Madrid (2009) y Rivaldo, con el Barça (2009) lograron ese mismo hito durante un partido de la liguilla. En el Arsenal, el único precedente lo había establecido Nicolas Pépé en la Europa League de 2019.
El golpeo de Rice, en la acción del 1-0 ante el Real Madrid.EFE
La exhibición de Rice sólo se vio truncada en el minuto 80, cuando tuvo que abandonar el césped, víctima de molestias en un pie, para dejar paso a Kieran Tierney. Según confirmó más tarde Mikel Arteta ni este problema ni el golpe sufrido por Saka parecen graves, por lo que ambos podrán disputar el miércoles el partido de vuelta en el Bernabéu.
El poderío físico de Rice (26 años, 188 centímetros) y su peculiar modo de correr le han valido en el vestuario del Arsenal un curioso apelativo. «Nunca tuve uno hasta que llegué aquí, pero ahora todos me llaman El Caballo», confesó hace unos meses, apuntando a Oleksandr Zinchenko como autor del mote. Cabe recordar que desde su llegada a la elite, Rice únicamente sólo ha sufrido una lesión, el pasado noviembre, por la fractura de un dedo.
116 millones por su traspaso
Hijo de emigrantes irlandeses, nacido a las afueras de Londres, Declan se formó durante siete temporadas en la cantera del Chelsea y en 2014 dio el salto al West Ham, donde se confirmaría como uno de los mejores centrocampistas de su generación. Con apenas 19 años disputó tres amistosos con Irlanda, pero apenas unos meses después Gareth Southgate le convenció para lucir el escudo de The Three Lions.
En 2023 conquistó la Conference League con el West Ham, poniendo punto final a una sequía de 42 años sin títulos en Upton Park. Su elegancia y tremendo despliegue cautivaron a Arteta, que precisaba de un socio para Thomas Partey en la medular. En julio de 2023, Rice se convirtió en el fichaje más caro en la historia del Arsenal, que pagó a los hammers 116 millones de euros por su traspaso.
En un principio, el técnico donostiarra pensó en él como pivote defensivo, pero a lo largo de esta temporada ha ido adelantando su posición. «Desde pequeño siempre he jugado mejor como número 6, pero ahora me siento muy libre actuando de 8. Llegar al área no es algo natural para mí, pero ahora me sirve de motivación para mejorar mis números goleadores». Hasta ayer había anotado cinco tantos en 42 partidos de Champions, Premier, FA Cup y Carabao Cup, pero estos dos goles ante el gran dominador de Europa cambiarán para siempre su carrera.