España se enfrentará este domingo a Georgia en busca de una plaza en los cuartos de final de la Eurocopa. El combinado de Luis de la Fuente se encontrará con un inesperado rival que, en su estreno en la competición continental, consiguió ganar a Portugal en la última jornada de la fase de grupos.
El duelo será especialmente emotivo para Ilia Topuria, el primer campeón español de la UFC. Aunque nació en Alemania, el luchador tiene sus orígenes en Georgia, donde nacieron sus padres y pasó parte de su infancia. Sin embargo, en España es donde ha desarrollado su exitosa carrera.
Este jueves, Topuria ha publicado en sus redes sociales dos fotos suyas en una plaza de toros junto a las banderas de los dos países separadas por un corazón, como señal de que su corazón está dividido entre las dos selecciones.
Un amor por Georgia y Ucrania que ya exhibió al proclamarse campeón de la UFC, cuando celebró su victoria ante Merab Dvalishvili con las dos banderas.
“Yo me siento súper español y también me siento georgiano. Es como tener dos hijos. Cuando me preguntan, ¿Georgia o España? No puedes elegir entre dos hijos. A los dos los quieres por igual. Mis padres vienen de Georgia, mi sangre es georgiana, pero yo he madurado en España. Mi profesión la encontré allí, mi pasión; mi familia vive allí, mi hijo vive allí, mi casa está en España, también mis amigos”, aseguró hace unos meses Topuria.
No era una frase hecha la de Sylvinho alertando de que su Albania pelearía por cada punto en esta Eurocopa. Es su descaro lo que está poniendo picante a esta competición que acostumbra a guardar alguna sorpresa. Desnudó a Italia a los 23 segundos y noqueó a Croacia en el añadido final después de una remontada liderada por Budimir que parecía inapelable. La cenicienta de un grupo con dos campeonas del mundo y una semifinalista ha salido respondona y obliga a echar cuentas a los croatas. En la última jornada, frente a Italia, si no ganan y España se descuida en sus deberes, pueden verse con los dos pies fuera de la Eurocopa.
Habían escuchado el avisoq ue lanzaron los albaneses en su estreno con Italia, pero no lo interiorizaron y a los once minutos ya deambula por el campo con el marcador en contra y sin encontrar su fútbol. No le coge la medida el equipo de Dalic a esta competición en la que está sufriendo mucho más de lo que esperado.
Ramadani, cómodo ante Modric, Brozovic y Kovacic sesteando bajo el sol de Hamburgo, vio escaparse a Asani en la banda y le buscó para que fabricara la jugada del primer gol. El ya jugador de Las Palmas, como si en las botas tematizadas con la imagen de Mario Bros tuviera un guante, le regaló un centro al punto de penalti a Laçi para que, de cabeza, batiera a Livakovic. Otra vez estaban por delante antes del cuarto de hora. Otra oportunidad para, esta vez sí, atar la victoria.
Con Croacia sin desperezarse a la le bastó con ordenarse y buscar la espalda de la defensa croata con contras que no podían frenar. De una pérdida de Modric pudo nacer el segundo gol en un remate a bocajarro de Asllani que atrapó Livakovic. Había optado Zlatko Dali por colocar a Perisic de carrilero zurdo y Albania se encontró con un filón que a punto estuvo de aprovechar Rey Manaj con otro testarazo a las manos del meta del Fenerbahçe.
El despertador de Budimir
Necesitaba reaccionar con urgencia Croacia y fue el osasunista Budimir quien hizo sonar el despertador. Recuperó en el centro del campo y asistió a Kramaric para igualar el marcador. Era el minuto 73 y tardaron sólo tres más en ponerse por de delante. Otra vez el goleador rojillo peleó un balón hasta la línea de fondo para dejárselo en el punto de penalti a Sucic, con la fortuna de que Gjasula lo tocó y acabó en el fondo de la portería.
Lo más difícil, salir del sopor, lo habían hecho. Ahora debían tirar de oficio para agarrarse al resultado y no echar una moneda al aire ante Italia en la última jornada. Pero Sylvinho pensó lo mismo. Había apuntalado a su equipo para aguantar el punto de brío que habían exhibido los croatas y se quedaba sin armas. Hasta que apareció Hoxha para estirar al equipo y volver a llevarlo al área croata. Nadie se rinde en Albania. Es una sensación que no conocen aún.
Por eso Hoxha, que juega en el Dinamo de Zagreb y sabe leer bien la mente de los croatas, se lanzó a intentar hacerles más daño. No importaba que el tiempo ya corriera en su contra porque no estaban dando muestras de ninguna seguridad. Aceleró, esperó a que apareciera por la orilla el carrilero Mihaj y asistiera a Gjasula para, esta vez sí, marcar en la portería de Livakovic. Con el empate a dos, Albania suma oxígeno, vida para intentar colarse al menos como tercera en los octavos de final con un fútbol sin miedo.
Es esa la sensación instalada ahora en el vestuario de Croacia, que no para de echar cuentas a ver qué resultado del España-Italia le daña menos para llegar con alguna opción a la última jornada. No tiene gasolina ni ideas el equipo de Modric, el reflejo de que esta generación de croatas que lleva entre las mejores del continente desde 2018, está encarando su final.
¿Cómo parar un tren de alta velocidad? Con esa pregunta se fueron los italianos del AufSchalke Arena después de ver cómo Nico Williams hundía a Di Lorenzo y le hacía pensar en lo que pesan 30 años cuando un descarado jovenzuelo se empeña una y otra vez en someterte a un calvario. No había ayuda posible que consiguiera que recuperara la cintura cada vez que el extremo del Athletic le encaraba. "Es lo que me pide el míster, que encare y sea yo mismo, y eso es hecho", contó el jugador tras recibir el galardón al mejor jugador del partido (MVP), sustituyendo a Fabián, que lo fue en el debu.
"Sabíamos que iba a ser difícil porque Italia se junta bien, pero hemos tirado mucho", añadía antes de confesar que encontró un socio inesperado en Cucurella. "Me entiendo a las mil maravillas con él".
En la primera fila, disfrutando de este baño a Italia, estaba el Rey Felipe VI, que viajó a Gelserkirchen para presidir el partido y fue recibido a pie de estadio por el presidente de la RFEF, Pedro Rocha. "Este equipo puede hacer grandes cosas", contó el monarca tras pasar por el vestuario, donde confesó que había "mucha fiesta" y se transmitía un mensaje: "Hay que seguir así".
"Ha sido un partido espectacular, con dominio del campo en todos los momentos, aunque el gol no haya sido posible, porque ha sido en propia puerta. Espero que haya muchos goles más de los nuestros", resumió. "Ha sido muy agradable", resumió el propio Pedro Rocha.
La presencia de Rocha no pudo ser evitada por el Gobierno, aunque lo intentó. La UEFA ampara al presidente federativo y en Gelsenkirchen quedó claro que los intentos por restarle protagonismo han sido en balde. Ni siquiera el presidente del CSD, Rodríguez Uribes, estuvo en la primera fila de autoridades, y no fue porque no lo intentó a través de todas las vías posibles. De Vicente del Bosque, presidente de la Comisión de Supervisión, Normalización y Representación, nada se sabe.
El sentimiento de equipo
Uno que vivió con desesperación fue Spalleti. El técnico toscano se encaró con el banquillo español en una falta de Di Marco a Le Normand. "Tira para tu banquillo", le vino a gesticular De la Fuente, bien tranquilo porque su equipo bailaba a la todavía campeona de Europa. "Esto es gracias a los jugadores, que no se cansan de tener ambición. El sentimiento de equipo es la clave", dijo el seleccionador.
"Tenemos muchísimo talento, no me canso de decirlo. Yo no dormiría si fuese el míster por la cantidad de alineaciones que puede hacer", reflexionaba Morata. Ni siquiera se dio un respiro España en ataque y por eso vivió tranquilo Laporte pese a que tenía que encararse con Scamacca, un león al que convirtió en gatito.
Williams dribla a Di Lorenzo durante el partido.P-DE MELOAFP
Fue el central la única sorpresa del once de Luis de la Fuente, que recuperó la pareja con Le Normand porque Nacho, titular ante Croacia, arrastra molestias que le llevaron a llegar con retraso a la concentración en Essen porque se sometió a pruebas. Se lo guardó el seleccionador ante un partido exigente que acabó siendo más cómodo de lo esperado.
Nada más protegió el seleccionador. Apostó por Fabián, que se aprovechó de las ayudas de los centrocampistas italianos a las orillas, y se movió con tanta libertad que obligó a Donnarumma a sacar una mano decisiva para evitar el primer gol del partido. También maniobró Pedri a su antojo ante la mirada de Jorginho, otro al que la fecha de nacimiento se le notó, obligando a Calafiori a perseguirlo. Aseado estaba siendo el partido del central del Bolonia pretendido por la Juventus hasta que se convirtió en el protagonista involuntario del gol. Nunca habría imaginado sufrir tanto con esta España que, si bien huye de encasillarse en un estilo, está cada vez más claro a qué juega y la capacidad de dañar que tiene.
Susto y amarilla de Rodrigo
El único susto de la noche lo dio Rodrigo. Con una amarilla a la espalda del duelo ante Croacia, vio otra poco antes del descanso. Demasiado pronto para pensar que fue buscada porque el marcador aún marcaba el empate a cero, pero le obligará a descansar ante Albania el próximo lunes en Düsseldorf. No hay mal que por bien no venga, porque el capitán de España sufrió la entrada de Cristante en el arranque de la segunda mitad que le dañó la rodilla izquierda. Por un momento, la hinchada española enmudeció al ver cómo le hacían sobre el mismo césped pruebas en la articulación. Se alzó, correteó, se tocó pero aguantó todo el partido sin resentirse.
Marc Cucurella (Alella, Barcelona, 25 años) es, con permiso de Lamine Yamal y Nico Williams, la gran sensación de la Eurocopa, y a ello contribuye su rendimiento, espectacular, en el campo, pero también su aspecto físico. En un mundo donde el 99% de los futbolistas acuden al peluquero una vez por semana, él se pasa meses sin pisar una peluquería. "Eso que me ahorro", bromea, porque bromea todo el rato el lateral izquierdo de una selección que mañ
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