Saber competir en el momento oportuno es una de las cualidades más apreciadas y ‘caras’ en cualquier colectivo deportivo. Cuando Chus Mateo pedía “paciencia” en un curso con más derrotas y días grises de lo acostumbrado, no era hablar por hablar. Él sabe que no maneja los lujos de antaño pero también que posee ganadores. Un tesoro. Y, cuando se ha visto con el agua al cuello, han reaccionado. A base de victorias. Un Bilbao Basket con más bajas en la pintura de las recomendadas para visitar el Palacio pagó esa buena onda de los blancos. [88-70: Narración y estadísticas]
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Fue un duelo con dos protagonistas claros. O tres, porque la pincelada de Sergio Llull siempre merece ser destacada. Sus 11 puntos (tres triples) a la vuelta de vestuarios fueron los que acabaron ‘matando’ al Bilbao. Aunque en la zona fue donde estuvo realmente su calvario. Tavares (completando unos días de absoluta plenitud) y el mejor Serge Ibaka desde que volvió al Madrid fueron demasiado.
Si al descaso parecía que no iba a ser una tarde tranquila, el Madrid, en el que no comparecieron ni Hezonja ni Bruno Fernando, acabó dando descansos a sus pilares y minutos a los menos habituales. Es su séptima victoria consecutiva (no pierde desde el 6 de marzo, en la cancha del Panathinaikos), la 13ª de carrerilla en ACB (donde cada vez es más líder) y no cae en el Palacio desde hace un año.
La semana europea más importante en mucho tiempo fue resuelta con angustia y victorias clave por el Real Madrid, al que aún le falta rematar para seguir en la lucha por no bajarse de la Final Four. El jueves ante el París Basketball y otro viaje a Belgrado (Partizan), para cerrar. Pero la ACB no para. Y, aunque cómodo en el liderato, le toca seguir avanzando. El próximo domingo, por ejemplo, visita el Palau. En mitad de esa guerra se plantó en el Palacio un Bilbao Basket con poca presión (aunque no se puede despistar aún demasiado por el descenso).
Y resultó el tercer inicio a fuego del Madrid. Como una buena costumbre. Si al Armani le hizo un 12-3 y al Estrella Roja un 0-14, los de Jaume Ponsarnau se llevaron un 11-2 que hizo que el técnico catalán mandara a sus cinco titulares al banquillo a la vez, un cambio de partido de cadetes. Que iba a surtir efecto.
Triples
El golpe de arranque se había apoyado en la plenitud que luce últimamente Edy Tavares. Enfrente tenía al joven Bagayogo, aquel chico que arrebató a Ricky Rubio el récord de precocidad de la ACB (debutó con 14 años) y que ha vivido después un calvario de lesiones. Y el dominio del caboverdiano fue total, seis puntos y cuatro rebotes en un suspiro y los blancos arrollando con la intensidad de Garuba y la amenaza ofensiva de Musa.
Pero pronto bajó ese ardor blanco. De forma un tanto preocupante. Hubo minutos para los menos habituales, para Ndiaye, Hugo González, Ibaka y Rathan-Mayes, pero el Bilbao, que se presentó sin sus dos pívots más importantes (Marvin Jones y el gigante Hlinason), se vino arriba a base de triples, su arma menos habitual. A la vez que el Madrid cometía pérdidas y fallaba lanzamientos, los de negro se metieron en la batalla de lleno hasta tal punto que una canasta de Pantzar les puso por delante.
De esa igualdad quedó poco tras el descanso. El mazazo de Llull y la tiranía en la pintura. Primero Tavares, que lleva cinco partidos volando. Al Bilbao le hizo 11 puntos, ocho rebotes y cuatro tapones (27 valoración) en 16 minutos. Y después un Ibaka que viene contado cada vez menos pero que se reivindicó a lo grande con 19 puntos, seis rebotes y tres tapones.