Conference League
Lech Poznan-Villarreal (3-0)
El equipo de Setién, que sigue sin conocer la victoria con los amarillos, paga su fragilidad defensiva y cae con claridad ante el Lech Poznan
El Villarreal dejó una imagen muy preocupante en el cierre de la fase de grupos de la Conference. Cierto que la derrota ante el Lech Poznan (3-0) no impidió que el conjunto amarillo sea primero de grupo, algo que ya tenía asegurado desde hace un par de jornadas, pero lejos de apreciarse señales de que el equipo va cogiendo la idea de Quique Setién da la sensación de estar cada vez más perdido.
La seguridad defensiva de la que había hecho gala en el arranque de la temporada es ya un lejano recuerdo en un equipo que concede demasiadas facilidades a sus rivales y que emborronó el final de una liguilla en la que ha acabado viviendo de rentas. El Lech Poznan obtuvo una justa y contundente victoria con la que celebró a lo grande su clasificación para los dieciseisavos de final.
El Villarreal pagó caro los riesgos que asume con la idea que trata de ir inculcando poco a poco Setién. La presión alta con la que el técnico cántabro pretende recuperar el balón lo más arriba posible deja a la defensa en una situación comprometida si el rival es capaz de sacar el balón. Y en una de esas se adelantó el Lech Poznan, con un contragolpe muy bien dibujado poco antes de la media hora. Le llegó el balón a Ishak, que centró al segundo palo para el cabezazo picado de Marchwinski, quien ganó en el salto a Dela. El balón lo salvó Mandi bajo palos pero el rechace le cayó franco a Velde, que no perdonó.
No había necesitado demasiado para ponerse por delante el conjunto polaco, dominado por un Villarreal que desde el principio salió buscando la portería contraria y fue acumulando llegadas sin premio. Setién apostó por el once más o menos esperado y puso a Morlanes y Trigueros a los mandos del equipo, muy superior en la posesión al Lech Poznan pero poco fino a la hora de culminar las jugadas. Tuvo un par Jackson, la principal referencia ofensiva, sobre todo tras una buena acción de Morales que el senegalés remató de forma acrobática encontrándose con una buena respuesta de Bedmark.
Más clara aún fue la de Morales, a quien el centro de Mojica cogió ligeramente adelantado y remató fuera casi en boca de gol. Fue por la banda del colombiano donde más insistió el Villarreal para romper la defensa polaca, que tiraba muy adelanta su última línea para tratar de comprimir el terreno de juego y dejar menos espacios para las combinaciones de los amarillos.
Con el marcador a favor, el equipo de John van den Brom optó por no correr el más mínimo riesgo y se limitaba a esperar atrás y salir rápido al contragolpe cuando recuperaba. Así lo hizo en el segundo gol, en el que volvió a coger descolocada a la defensa amarilla. Velde recibió en el área y envió hacia el segundo palo, por donde entró totalmente solo Skoras para empujar a la red, no sin ciertos apuros.
Al Villarreal, en cambio, le costaba cada vez más romper la tela de araña tejida por el Lech ante la portería de Bednarek. Y las pocas veces que lo lograba le faltaba puntería, como en los intentos de Yeremy o Morales, bastante grises toda la noche.
En una acción prácticamente calcada a la del segundo gol marcó Skoras el tercero, con Ishak como asistente tras un saque de banda que el Villarreal tampoco supo defender, dejando mucho terreno despejado a la espalda de su defensa, de lo que se aprovechó el atacante sueco.
Ni los cambios de Setién cambiaron la imagen de un equipo al que el nuevo estilo de juego no le acaba de funcionar y con el que el técnico cántabro aún no conoce la victoria tras tres partidos.