En el primer entrenamiento con el nuevo seleccionador hubo gente que se quedó sin poder entrar por la masiva afluencia de público. Gavi, el blanco de todos los deseos.
Luis de la Fuente, en su primer entrenamiento.MARISCALEFE
María, con su hijo, unos dos o tres años, en brazos, miraba al campo. “Pues conozco a más de los que pensaba”, decía, con cara de ‘pues oye, qué bien yo’. Y sí, había bastantes… quizá desconocidos sea una palabra exagerada, incluso un punto ofensiva, pero desde luego en la selección española que ha arrancado este lunes en Las Rozas con Luis de la Fuente al mando sí hay bastantes futbolistas que, digamos, no están en el primer plano mediático. Joselu, Zubimendi, David García, Pedro Porro…
“Es lo que hay”, decía Miguel Ángel, que ha acudido, dice, a todos los últimos estrenos de los seleccionadores, casi desde Iñaki Sáez. En todo caso, lo que hay, la nueva absoluta que comienza estos días y que mira los dos primeros partidos de clasificación para la Eurocopa de 2024 (contra Noruega el sábado en Málaga y contra Escocia en Glasgow el martes próximo) logró algo que hacía tiempo que no se veía. Este primer entrenamiento era a puerta abierta, una tradición que más o menos se mantiene desde hace muchos años.
Y, será porque en Madrid era festivo, será porque lo nuevo siempre genera interés (aunque sea mínimo) el caso es que hubo colas, y no pequeñas, para entrar a la Ciudad del Fútbol, y la grada del campo principal, donde cabrán poco más de 1.000 personas, se llenó enseguida, de modo que hubo gente que se quedó sin poder sentarse. E incluso hubo gente que no pudo entrar, pues el improvisado despliegue policial (Guardia Civil y Policía Local de Las Rozas) tuvo que hacerse con la situación. Hubo gente que se quedó en la valla. “Mientras no tengan una actitud agresiva, no podemos hacer nada”, se oía por uno de los ‘walkie-talkies’ de uno de los agentes.
En el césped, pese a los ‘desconocidos’, hay uno que cada vez lo es más. La chavalería, sobre todo la femenina, de desgañitó llamando a Gavi, el nuevo icono pop de la selección, que estuvo junto a Balde en la bicicleta estática (¿para qué sacarán las bicicletas estáticas del gimnasio al campo?). Divididos por grupos en función de la carga de trabajo, De la Fuente dirigió un entrenamiento corto, como no podía ser de otra manera, en el ambiente agradable de Las Rozas, impregnado de la ilusión por la nueva etapa que comienza, expresada en la frase de María: “Pues conozco a más de los que pensaba”.
Luis de la Fuente está tranquilo. Sabe que, pase lo que pase esta noche, no le podrán acusar de nada. España ha sido, hasta la fecha, el mejor equipo de la Eurocopa, y caer con Francia esta noche (21.00 horas), finalista en los dos últimos Mundiales, con el mejor jugador del mundo en sus filas, entra dentro de lo posible. Pero Luis de la Fuente, detrás de esa sonrisa y esos 63 años y esa educación y ese llamar a los periodistas por su nombre y esa amabilidad... detrás de todo eso, en fin, hay un animal competitivo que no da por bueno caer con dignidad en Múnich.
Por eso estos días, en la tranquilidad el hotel Der Öschberghof, ha estado incidiendo en un mensaje: "Más grupo que nunca". Como proponían D'Artagnan y los Tres Mosqueteros: "¡Uno para todos y todos para uno!". Mejor escrito, y en este caso: "¡Uno contra todos y todos contra uno!" Porque, por mucho que los protagonistas lo nieguen -lo hicieron Deschamps, Rabiot, Rodrigo y el propio De la Fuente-, y al margen de lo difícil que es marcar un gol a los bleus, la semifinal de esta noche es el colectivo español contra la aparición, o no, de un genio. Francia lleva tres goles a favor, dos en propia puerta y uno de penalti, el único que ha marcado Mbappé. España lleva 11, y además repartidos en ocho futbolistas: Morata, Carvajal, Ferran Torres, Rodrigo, Nico, Merino, Fabián (2) y Olmo (2). Lo coral contra lo único, lo colectivo contra una bestia de la naturaleza.
El seleccionador siempre dice que sus jugadores son los mejores, y que su equipo es el mejor. Que eso le deja en posición de competir para ganar. Ganar. La palabra que le obsesiona. De esa competitividad dan fe los datos. En su carrera como seleccionador, desde que llegó a Las Rozas en 2013, ha llegado al penúltimo escalón de todos los grandes eventos en los que ha participado (siete). Comenzó en el Europeo sub'19 de 2013, en Lituania, donde cayó, su primera vez de dos, ante Francia. Luego vendría el sub'19 de Grecia, en 2015. Se enfrentó de nuevo a Francia (la Francia de Coman, Dembélé, Pavard y Thuram, que hoy sobreviven). De España, nueve años después andan por aquí Unai Simón, Merino y Rodri. Cabría contar los Juegos del Mediterráneo en 2018, donde en la semifinal ganó (2-1) a Marruecos.
El seleccionador, Luis de la Fuente.EFE
Subiendo escalones, llegó el Europeo sub'21 de 2019 en Italia. ¡De nuevo Francia! España arrolló (4-1) con Fabián (Balón de Oro del torneo), Unai, Merino, Oyarzabal y Dani Olmo. Dos años más tarde, en el Europeo sub'21 de 2021, De la Fuente contabiliza su segunda semifinal perdida, ante Portugal (0-1), con Zubimendi y Cucurella en aquella plantilla. Luego, los Juegos Olímpicos de ese mismo año, donde se impuso a Japón en la prórroga con Unai, Cucurella, Zubimendi, Merino, Olmo, Oyarzabal y Pedri. A Fabián y a Ferran no les dejaron sus equipos, Nápoles y City respectivamente.
Por último, la Liga de Naciones del año pasado, 2-1 ante Italia, con 14 jugadores que repiten en esta Eurocopa: Unai, Raya, Carvajal, Laporte, Le Normand, Navas, Rodrigo, Fabián, Zubimendi, Merino, Morata, Olmo, Joselu y Nico Williams. Como se puede observar, ha ido horneando en estos nueve años la base del grupo que está hoy aquí.
"Es mérito de la calidad humana y deportiva de los jugadores. Lo que pasa que yo les conozco mucho. Yo elijo a estos porque sé que no me van a fallar. Estoy orgulloso de este grupo de jugadores que quieren siempre competir por ser un poco mejores", decía De la Fuente en Stuttgart, tras eliminar a Alemania. "Me ha dado una alegría extra", insistió, porque "me he acordado de cuando ganamos el europeo en Grecia con Merino, Unai... Luego el europeo sub'21 con Fabián, Dani Olmo... es un orgullo, llevamos casi 10 años juntos. No fallan, quieren seguir ganando y eso nos hace muy competitivos", cerró.
Dani Olmo y Cucurella, en el entrenamiento.EFE
"Es el mismo de siempre, lo más importante es el ambiente que crea en el grupo. Él ha conseguido que tengamos una conexión muy especial", explica Cucurella, uno de sus fetiches. De la Fuente acude casi todos los días a entrenar en bicicleta, atendió a las radios, a todas las nacionales, el domingo por la tarde, como era costumbre hasta Del Bosque. Así las cosas, el mensaje, desde la experiencia de jugar siempre semifinales, desde la consciencia de que la baja de Carvajal es importantísima, ha sido el mismo: "Ahora, más que nunca, tenemos que ser una familia". Porque eso, la unión, el grupo, el colectivo, lo de todos, es lo mejor que puede oponer España a la presencia de una estrella en el otro lado.
Kylian Mbappé no está en su prime, como dicen los chavales. Pero es el mejor jugador del mundo. Con máscara o sin ella. No ha lucido todavía en el torneo, y es difícil que un tipo como él se vaya sin, al menos, un buen partido. Ahí estará Jesús Navas, con sus 38 años, como primer dique de contención cuando caiga por su lado. "Tenemos toda la confianza en él", dijo ayer De la Fuente, que no hará experimentos porque nunca los hizo en las otras siete semifinales que dirigió: cinco victorias y dos derrotas. Hoy toca otra.
No lo parece, pero están en marcha las elecciones en la Federación Española de Fútbol. Ocurre que los actores implicados en el proceso están, todos, sumidos en una calma tensa a la espera de acontecimientos. Sobre todo de uno, y es conocer si el Juzgado Central de lo Contencioso Administrativo le concede a Pedro Rocha la suspensión cautelar de la sanción que en junio le impuso el TAD (Tribunal Administrativo del Deporte) y, por tanto, se puede presentar a las elecciones. Si eso ocurriera, Rocha, con total seguridad, sería proclamado presidente el próximo 16 de diciembre. Si no, se abriría un tiempo de reuniones para buscar, entre las Federaciones territoriales, otro candidato de consenso que perpetúe su poder (el de las territoriales). Pero, en este galimatías, conviene ir por orden.
En junio, el TAD inhabilitó a Rocha para ejercer cargos en Federaciones deportivas durante dos años. El extremeño presentó un primer recurso solicitando la suspensión cautelar de esa sanción, que fue rechazado el 3 de septiembre. Ahora, ante el mismo Juzgado, realiza esta segunda petición para que la inhabilitación quede en stand by a la espera de la resolución del fondo del recurso. Es una cuestión de días, sostienen fuentes judiciales, y más le vale a Rocha que así sea, pues su candidatura debería presentarla el 2 de diciembre como muy tarde. Si el Juzgado le concede esa cautelar y puede presentarse, lo hará y será el vencedor de las elecciones. Todas las fuentes consultadas coinciden: "Es el hombre de consenso de las territoriales y arrasaría". Más allá de que se encuentre investigado en otro proceso judicial, el de la 'Operación Brody', la realidad sería esa. Pero, ¿y si no puede presentarse?
Si eso ocurre, los presidentes de las Federaciones territoriales, que mantienen movimientos muy discretos, buscarían un Plan B para que sea uno de ellos quien dirigiese la Federación durante los próximos cuatro años. Las territoriales más cercanas a Rocha (La Rioja, Galicia, Navarra, Cataluña y Murcia) tratarían de encontrar un nombre, y dos suenan por encima del resto. José Miguel Monje, el presidente de la federación murciana, y Rafael Louzán, el de la gallega. El problema de Louzán es que está condenado por la Audiencia Provincial de Pontevedra por un caso de corrupción y está esperando la resolución de su recurso ante el Tribunal Superior de Justicia de Galicia.
Pedro Rocha, cuando acudió a declarar por la 'Operación Brody'.EFE
Otro nombre que suena en los pasillos de Las Rozas -aunque las reuniones entre estos 'barones' se producen casi siempre fuera de la Ciudad del Fútbol- es el de Pablo Lozano, que tiene una cosa a favor y otra en contra. A favor, que está bien visto en el Gobierno por su pasado socialista y, como susurran en Las Rozas, "todo el mundo sabe que no hay injerencias del Gobierno, pero...". En contra, que no es un nombre que respalden la mayoría de sus compañeros. Una tercera vía que podría servir para mantener el poder dentro de la Federación es que todas la territoriales apoyasen al actual secretario general, Álvaro de Miguel, que es quien lleva ahora el día a día de la institución. Un día a día que no está siendo fácil porque, con todos los antecedentes de decisiones, recursos y castigos que hay desde que la FIFA echó a Rubiales, nadie se atreve a tomar decisiones de calado. Sin ir más lejos, LaLiga sigue esperando respuesta a su petición de llevar el partido Atlético-Barcelona a Miami en diciembre. Para que De Miguel fuera el candidato, primero deberían convencerle, pues no parece muy por la labor.
Lo que sí parece obvio es que el futuro presidente de la Federación va a ser quien decidan los presidentes de las territoriales, que estos mismos días mantienen un contacto constante para consensuar quiénes serán los asambleístas elegidos el 25 de noviembre. Esos asambleístas, alrededor de 130, controlados en su mayoría por los poderes territoriales, elegirán al presidente el 16 de diciembre. De ahí que proyectos ya anunciados como el de Juanma Morales, director general del Grupo IFA hasta el 31 de diciembre y presidente de Eurocommerce, tengan pocas opciones.
Ni siquiera cuando, como este, parecen meditados y con algunas ideas difícilmente debatibles. Morales presentará oficialmente su candidatura el próximo día 7, pero ya dijo estar rodeado de gente del fútbol como David Silva y Virginia Torrecilla. Los precedentes de otros 'outsiders', sin embargo, no invitan a pensar que su suerte sea muy distinta a la de Iker Casillas en 2020 o la de Carlos Herrera el año pasado, cuando no fueron capaces, pese a ser campeón del mundo uno y uno de los periodistas más poderosos otro, de conseguir siquiera los avales necesarios para ser candidato.
Por el pasillo que hacía las veces de zona mixta en el Martínez Valero salían los jugadores españoles camino de la medianoche. Esperaba el autobús y luego el avión hasta Madrid. Cada uno de ellos llevaba en la mano una caja de cartón. En una etiqueta, su nombre. Y una pegatina. Si era verde, pertenecía a un jugador. Si no era verde, pertenecía al staff o a los empleados que viajan con el equipo. La nutricionista, Toscana Viar, llevaba varias. ¿Qué había en esas cajas? La cena. Pero una cena personalizada. No valía coger cualquier caja. Dani Vivian, por ejemplo, había dejado la suya en el vestuario porque sólo llevaba un yogur con frutos rojos y un zumo, pero la de Oyarzabal tenía pinta de pesar. Y la de Merino. El objetivo es que los jugadores cenen en el mismo autobús y repongan lo perdido lo antes posible.
Poco antes de esa imagen, en la sala de prensa, el seleccionador georgiano, Willy Sagnol, había soltado una parrafada abrumadora sobre España. Resumida, dijo esto: "España juega en otro planeta. En los 80 y en los 90 tenían buenos equipos, pero no eran ganadores. Ahora lo son. Llevan 25 años fabricando jugadores inteligentes, que siempre eligen en función de lo que ocurre a su alrededor. Por ejemplo, Pedri. Es tan poca cosa que parece que saldrá volando si hay viento, pero es uno de los mejores centrocampistas del mundo".
De la Fuente, claro, lo agradecía, pero con cautela. Y no cree que toda la sarta de elogios que le llueven a su equipo estos días tengan repercusión en el vestuario. "Cuando hablas con personas tan inteligentes y maduras como nuestros jugadores, no hay peligro. Ellos aceptan los elogios sin ir más allá, porque saben que el próximo reto será más difícil. El halago no les va a debilitar. Son muy buenos futbolistas, para mí los mejores del mundo, pero son mejores personas".
Ranking
Buenas personas o no, que de todo habrá, el caso es que la selección española camina por encima del suelo desde hace tiempo. Encumbrada hace apenas unas semanas al número 1 del ranking FIFA muchos años después (no lo era desde 2014), es hoy el rival a batir, dicho esto por tipos tan poco sospechosos como Lionel Scaloni o Didier Deschamps, seleccionadores de Argentina y de Francia. Y detrás de ese éxito, que lo es sin duda, está una política de democratización de la selección que Luis de la Fuente implementó desde su llegada a finales de 2022 (su primera convocatoria fue en marzo de 2023).
El seleccionador, desde entonces, ha llamado a 72 futbolistas. Casi todos han disputado algún minuto (de hecho, todos menos siete). Suma 25 debutantes en 34 partidos. Desde Joselu, que fue el primero, hasta Jorge de Frutos, de momento el último, es un número apreciable, una lista donde están tipos como Lamine Yamal, Le Normand o Huijsen.
En este tiempo, el técnico ha tenido que afrontar muchísimas bajas. Algunas largas como la de Gavi, que era esencial cuando llegó, y otras intermitentes como las presentes de Lamine Yamal o Nico Williams. En el once que se midió a Georgia el sábado faltaban seis titulares indiscutibles. No hay problema al parecer. El autor del primer gol, por ejemplo, fue Yeremy Pino, un tipo del Crystal Palace. De la Fuente ha instaurado el concepto de equipo en una selección, con lo difícil que es eso. Da la impresión de que, juegue quien juegue, el equipo funciona. "Hoy tenían seis o siete bajas y no se ha notado", insistía Sagnol, que usaba un tono real de admiración.
Esa democratización del equipo lleva irremediablemente a evadirse de la importancia del Real Madrid y del Barcelona. En el once del sábado no había ni un jugador blanco. Sí del Barça (Cubarsí, Pedri y Ferran), pero el resto estaba repartidísimo. Estaban representados 13 equipos: Arsenal, Athletic, Real Sociedad, Barcelona, Tottenham, Chelsea, Leverkusen, Atlético de Madrid, Celta, Rayo Vallecano, Como, Crystal Palace y Oporto. "Tengo la suerte de poder elegir entre 40 o 50 jugadores que para mí son los mejores del mundo", suele insistir el técnico. Y no le falta razón. En la época de barbecho que el equipo pasó entre 2014 y 2023, uno de las críticas más frecuentes era que no tenía jugadores diferenciales. Hoy sí los tiene, hoy tiene futbolistas que son top-5 en sus posiciones (Lamine, Nico, Pedri, Zubimendi, Cucurella...), pero es que no le hace falta. Para sujetar la racha de partidos sin perder (28), no vale con la primera fila. Hay que democratizar, por elevación, el equipo, y eso España lo ha conseguido.
Mañana espera Bulgaria, el rival más débil del grupo, y una victoria dejaría a tiro de otra, en noviembre, la clasificación para el Mundial, verdadero objetivo de un grupo ya campeón de Europa.