Pocas veces comprobó el baloncesto español semejante sorpresa, un equipo que despedazara todos los pronósticos como lo hizo durante un fin de semana mágico el Hozono Global Jairis, un equipo ya para la historia. Las murcianas de Alcantarilla alzaron su primera Copa de la Reina. Ocurrió en el Príncipe Felipe de Zaragoza y por el camino completó imposibles: eliminó, una a una, a las tres favoritas.
La última, este domingo en la gran final de la Copa de la Reina, donde no le temblaron las piernas a las jugadoras de Bernat Canut. Ante la experiencia del Perfumerías Avenida, energía, entusiasmo y la calidad de Aina Ayuso y Lou López-Senechal. Una extraordinaria vuelta de vestuarios (parcial de 19-2 de salida), fue demasiado para las salmantinas (67-59). El milagro, pese al intenso sufrimiento final, estaba servido.
El Jairis se plantó en Zaragoza eliminando en cuartos al Valencia Basket, el gran favorito, líder de la Liga Femenina. Toda una declaración de intenciones para quien exploraba por primera vez el torneo, un club que ascendió a la máxima categoría del baloncesto nacional en 2022 y que la temporada pasada ya acabó en quinta posición.
En semifinales elevó la puja tumbando a otro de los candidatos, el Spar Girona, al que derrotó en la prórroga. Y en la final aguardaba el equipo más copero del basket español, 10 títulos en 18 finales.
Aina Ayuso, tras caer contra el público, durante la final de Copa.Javier CebolladaEFE
No fue obstáculo. Y eso que la primera parte fue complicada, con los dos finalistas sin chispa ofensiva, fallando y fallando (25-23). Un triple sobre la bocina del descanso de Lou López fue lo que cambió todo.
Porque llevó a las murcianas con un subidón moral al descanso y de él regresaron en tromba. Una defensa agresiva y electricidad en las transiciones, con López y Ayuso encendidas. Trituraron al equipo de Ana Montañana, que no sabía cómo detener el ciclón. El parcial fue de 19-2 (22-2 con el triple de antes del descanso) y sólo la experiencia y el temple de Silvia Domínguez lo puso fin.
Las jugadoras del Jairis levantan el título de Copa de la Reina.Javier CebolladaEFE
La final no había escrito su última página, porque el Perfumerías Avenida estuvo a punto de protagonizar una remontada antológica. De perder por 20 (50-30) a arrimarse a un punto mediado el cuarto final (56-55). Ahí, en esa crisis, supo el Jairis resistir. Se encomendó a Lou López-Senechal, que asestó dos triples para el recuerdo. Especialmente el segundo, sobre la bocina de la posesión, para sentenciar el título. La méxicana acabó con 27 puntos para éxtasis e historia de Alcantarilla, aunque el MVP del torneo fue para la catalana Ayuso (13 puntos, nueve rebotes, siete asistencias y tres robos en la final).
"Son unas currantes del baloncesto. Estas no han pillado un contratatazo en el 5x5", detallaba alguien cercano a las heroínas de La Concorde, el privilegiado espacio que París 2024 ha reservado para los deportes urbanos. Bien entrada la noche, con su medalla de plata colgada al cuello, las cuatro españolas que se habían quedado a una canasta del que hubiera sido el primer oro olímpico de la historia del baloncesto español -nunca se estuvo más cerca-, repartían abrazos y sonrisas mientras Carmelo Anthony o Dirk Nowitzki pasaban a sus espaldas sin que nadie les prestara demasiada atención.
Es un cuarteto para el recuerdo dirigido por Anna Junyer, siempre a la sombra. Ni siquiera puede dar instrucciones durante los frenéticos partidos de 10 minutos. Ella, que fue 140 veces internacional con España durante los 80, fue la encargada de poner en marcha hace 13 años un proyecto que partió de la nada y que se ha convertido en la medalla más improbable del baloncesto español. "Nadie daba un duro por esta especialidad, era de promoción, no tan profesional. De repente apareció una selección femenina. Ellas se lo tomaron muy en serio, pico y pala, pico y pala... Iban ganando y hace dos años ya fueron campeonas de Europa", contaba a EL MUNDO la presidenta Elisa Aguilar, que vivió la tarde-noche de emociones acompañada por el Rey Felipe VI.
Juana Camilión cambiaba su acento de una forma asombrosa dependiendo de donde proviniera la pregunta. Del castellano impecable al 'vos sabés' cuando un periodista argentino le cuestionó sobre sus raíces americanas y '¡vera!' cuando el compañero balear le recordó su barrio de El Molinar. "Ya puedo decir que he ganado una medalla olímpica. Te lo digo, pero mi cerebro no lo procesa", pronunciaba la más joven del equipo (25 años), una tiradora que nació en Mar del Plata pero se crio en Palma.
El Rey Felipe VI, durante la final.YOAN VALATEFE
A Pepita, la cocinera del comedor de su escuela, le llamó la atención aquella niña morena y le instó a probar en el Club Bàsquet Molinar del que era ella entrenadora. Fue un flechazo. Pronto empezó a jugar siempre con las de un año más, debutó en Liga Femenina 2 y se marchó a seguir forjándose a EEUU, donde estudió y jugó en la Universidad de Iona -cursó un Máster en Relaciones Públicas-, hasta su vuelta a España, para firmar el año pasado con el Estudiantes, donde sigue jugando.
"Nos sabe a oro. Mucha gente no confiaba en nosotras", explicaba la autora de dos 'dobles' que hicieron soñar con el oro contra Alemania. Ni le impresionó tener en primera fila a Pau Gasol, Nowitzki o Melo Anthony -"si les miraba mucho se me iba la cabeza"- y que reivindicaba una especialidad que le ha cambiado la vida. "Esperemos que explote el 3x3. Nos están diciendo que se ha estado siguiendo muchísimo. Lo hemos notado en las redes. Esto es emoción pura. Es euforia, es adrenalina, es disfrute, me encanta. Si pudiera dedicarme a esto...", decía.
Sandra Ygueravide, héroe de la semifinal contra EEUU, es la veterana del grupo, quizá la jugadora de las cuatro que más impacto ha tenido en el 5x5, aunque no ha dejado de 'currarse' una carrera llena de obstáculos. La valenciana, que estudió Periodismo -su padre ejerció en EL MUNDO en Alicante, Málaga y Valencia y ella llegó a ser becaria de Deportes- se tuvo que buscar la vida fuera de España, trotamundos por Turquía, Francia o Rusia. Hasta que llegó el 3x3 y se convirtió en la mejor jugadora del mundo de la especialidad. Pero tenía una espina enorme. A Tokio no pudieron acudir por una canasta en el último segundo. A sus casi 40 años, casada con Carlos Martínez -entrenador y preparador personal de muchas estrellas, entre ellos Santi Aldama-, sigue jugando en el Girona.
Junto a ella, Vega Gimeno es otra de las pioneras de una especialidad que merece nombrar a otras jugadoras que fueron clave en el pasado como Aitana Cuevas, Paula Palomares o Marta Canella. En mayo puso punto y final a su carrera a sus 33 años. "Es una reivindicación. Cuando empecé con esto no era ni disciplina olímpica. Me siento muy orgullosa de haber evolucionado junto al 3x3 durante más de 10 años. Es un colofón tremendo esta medalla", reflexionaba anoche una jugadora que fue estrella en categorías inferiores (plata en el Mundial sub 19, entre otras medallas), que tiene su carrera en Ciencias Ambientales y que con su polivalencia y dureza ha sido fundamental en estos años de desarrollo de la especialidad.
Las jugadoras de la selección 3x3, en La Concorde.Pilar OlivaresMUNDO
"He apostado mucho por el 3x3. Y ha alargado mi carrera deportiva, eso seguro. Me ha hecho mejor jugadora en el 5x5. Ese amor por el baloncesto que vas perdiendo, apareció el 3x3 y me reenganchó como si tuviera 15 años. La adrenalina, el amor por formar parte de algo tan bonito. Me ha hecho muy feliz", admitía la también valenciana, que llegó a disputar un partido con la absoluta de 5x5, realmente emocionada.
Y por último, Gracia Alonso de Armiño, la mujer milagro. La jugadora que se le ocurrió lanzar de espaldas sobre la bocina para meter a España en los Juegos en el clasificatorio de Debrecen. Una enfermera de Bilbao que se fue a estudiar a EEUU y que comparte rocambolescos orígenes con Manu Ginóbili -el segundo apellido materno del argentino es idéntico, procedente de sus antepasados españoles, que residían en la misma zona de la provincia de Burgos-. Cuando terminó su periplo en la Universidad en Tennessee se aventuró una temporada en Suecia y después volvió a Madrid con el Canoe, donde «nadie me conocía».
Se jugaba el liderato en el Carpena y no era baladí aunque resten 10 jornadas y un mundo. Por la mañana había perdido en casa el Barça, por si había alguna duda de que Real Madrid y Unicaja están siendo los mejores equipos de la ACB. Y verdes y blancos brindaron un choque a la altura de las expectativas, de una intensidad tremenda, de idas y vueltas y de hasta un final con cierta polémica, cuando Campazzo robó a Carter en una acción dudosa -"es falta porque querían hacerla", se quejó Ibon Navarro- y Deck sentenció a la contra. Sale más líder el Madrid de Málaga y suma dos triunfos en la carretera (el viernes se impuso en Bolonia) de los que atajan supuestas crisis. [81-87: Narración y estadísticas]
Se desgañitó Málaga entera con esa acción en el filo, porque en ella iban sus esperanzas de un triunfo colosal. Antes había ocurrido de todo en el Carpena, con un Madrid lastrado por sus pérdidas y algo irregular en su consistencia, y un Unicaja todo amor propio, que se repuso de la floja primera parte y que no encontró más triples de Osetkowski ni de ningún otro cuando los necesitó para resolver el thriller. Aunque logró mantener el basket-average, se queda a dos triunfos de los de Chus Mateo en la tabla.
El primer impacto en el Carpena lo asestó un tipo insospechado, siempre tan en la sombra Abalde -Hezonja causó baja-, con la sensación perenne de no alcanzar lo que prometía. Pero en el Carpena sí, bajando la temperatura al envite, tirando de clase y esta vez también de efectividad. Sus tres triples sin fallo aplacaron el ímpetu inicial de Unicaja, contrarrestaron los dos de Osetkowski y equilibraron a un Madrid dominador del rebote.
Sólo dos antideportivas (una a Campazzo y otra a Musa, ambas claras) cortaron el ritmo del equipo de Mateo, como revitalizado tras su visita a Bolonia. Ibon Navarro, pese a la desventaja y la pérdida por lesión temprana de Kendrick Perry, seguía metiendo gasolina al duelo, así se entiende el baloncesto en Málaga, ritmo, agresividad, frenesí. Pero no le llegaban los triples y se vio 11 abajo (21-32), más complicado todo para los locales con Poirier y su dominio de la pintura en cancha. Tras un pequeño arrimón verde, un triple de Campazzo cerró una primera parte eléctrica.
Osetkowski celebra uno de sus triples.ACB Photo
Pero no estaba dicha la última palabra de Unicaja, un grupo orgulloso, que había ganado 19 de los últimos 20 partidos en la ACB, que sueña con lo de 2006, el liderato en la temporada regular, aquel título histórico. Que ya levantó 21 puntos en el WiZink y que a la vuelta le hizo un 12-2, con cuatro triples, dos de ellos de Alberto Díaz, el motor, el corazón. Tres más para Osetkowski, inspiradísimo, un fracontirador en cuerpo de pívot y la respuesta del Musa para una batalla estupenda, una final en mitad de marzo, los dos púgiles a tumba abierta igualados (64-64) para entrar en el cuarto final.
Y ahí siguió todo avanzando en la agonía, con la irrupción de Sima (10 puntos ante Poirier) pero también el rebote ofensivo blanco, que destrozaba las opciones locales. Un triple de Yabusele y un alley-oop de Poirier dejaron al Madrid enfilado en la recta de meta (74-78). Aunque tras el tiempo muerto, un 6-0 verde, la penúltima respuesta, porque el Madrid tenía el golpe sobre la mesa preparado.
Regresó Tavares a pista y le encontró Campazzo en los cielos cuando se comía la posesión. El propio Campazzo iba a ser protagonista con ese robo polémico a Carter que dejó todo visto para sentencia.