El increíble Binda: un trompetista que hace 100 años derrotó a los ciclistas de Mussolini, le pagaron por no correr y ganó cinco Giros

El increíble Binda: un trompetista que hace 100 años derrotó a los ciclistas de Mussolini, le pagaron por no correr y ganó cinco Giros

El primer capo del Giro de Italia comenzó a ganarse la vida tocando la trompeta en la banda de Cittiglio, su pueblo natal, cerca de Varese. Dos de sus hermanos también eran músicos: Albini, trombonista y Benito, saxofonista. Alfredo Binda (11 de agosto de 1902) creció en una familia en la que no sobraba nada en la mesa. Él era el décimo de 14 hermanos, hijo de un constructor que se marchó a vivir a Niza después de la Primera Guerra Mundial. En su casa había que arrimar el hombro y desde pequeño trabajó de aprendiz de yesero, pero a él lo que le gustaba era montar en bici. Antes de cumplir los 19 años ganó su primera carrera y ahí arrancó la gran historia centenaria de un pionero incomparable.

Binda, tras ganar 500 liras como mejor escalador en la subida de Ghisallo de 1922, decidió dedicarse al ciclismo. En 1924 se marchó a Milán para participar en el Giro de Lombardía, terminó cuarto y luego firmó contrato con el equipo Legnano. Los tifosi le llamaban Il Trombettiere di Cittiglio (El Trompetista de Cittiglio). Sorprendía a todos por su fuerza, rapidez y destreza en la escalada. En 1925, hace un siglo, se estrenó en el Giro de Italia. Entonces, el ídolo local era Costante Girardengo ( 29 años), ganador en 1919 y 1923 y apoyado por Benito Mussolini. El ciclista del régimen fascista acudió a ese Giro como principal favorito. La carrera arrancó el 16 de mayo, con una etapa entre Milán y Turín de 278 kilómetros y cerca de 10 horas de duración. En los albores del pasado siglo, los ciclistas corrían un día y descansaban el siguiente.

En la segunda jornada, con final en Arenzano, Girardengo asumió el liderato, una privilegiada posición que mantuvo hasta la quinta jornada, cuando el debutante Binda, con 22 años, le arrebató el mando de la prueba al aprovecharse de un pinchazo y de la traición de Gaetano Belloni (no esperó a su compañero y ayudó a Binda a cambio de una victoria de etapa). El líder cedió más de cinco minutos y medio. En Nápoles se produjo el primer gran sorpasso intergeneracional de la historia del ciclismo. Binda, que se adjudicó la siguiente etapa, con llegada en Bari y con un recorrido quebrado en la que empleó 13 horas y tres minutos, no abandonó el primer puesto del podio hasta la conclusión de la carrera, el 7 de junio, en Milán. Hasta esa fecha soportó las acometidas de sus rivales y la dureza de etapas maratonianas, como la novena, disputada entre Sulmona y Arezzo, con 377 kilómetros, ganada por Girandengo, en la que empleó 15 horas, 33 minutos y 55 segundos. El corredor de Mussolini terminó segundo, a cuatro minutos y 58 segundos de Binda. Girandengo se anotó seis de la 12 etapas, pero nunca más volvió a terminar un Giro.

El nuevo ídolo cautivaba por su elegancia sobre la bicicleta. La magia de La Gioconda. Ahora se cumplen 100 años del primer gran duelo en el Giro entre un campeón en el ocaso y un joven emergente. Un desafío que en esta edición se repite entre PrimozRoglic y Juan Ayuso (también 22 años).

Binda era un novato con escuela. En su tiempo de corredor en Francia se interesó por la mecánica, equipaba sus bicicletas con tubulares gruesos. Narran las crónicas de entonces que recorrió los 3.520 kilómetros del Giro de 1925 sin un pinchazo. Un ciclista muy fiable que el siguiente año no pudo repetir victoria por una caída, terminó segundo. En 1927 regresó con la consecución de la general y el triunfo en 12 de las 15 etapas. Ese año, además, se proclamó vencedor del primer Mundial de la historia. También arrasó en los Giros de 1928 y 1929. Su dominio aplastante y su carácter distante («No tengo interés en dar espectáculo. Mi negocio es ganar las carreras», decía) provocó un distanciamiento con el público, que se decantó por Learco Guerra, heredero de Giardengo y también respaldado por el Partido Nacional Fascista.

La superioridad de Binda aburría a los aficionados y no resultaba rentable para los anunciantes. En 1930, la Gazzeta dello Sport le pagó para que no corriera el Giro. El organizador de la prueba le abonó 22.500 liras, una cantidad correspondiente a lo que hubiera percibido por anotarse la general y varias etapas. Ese año, Binda participó en el Tour, donde cosechó dos triunfos parciales. Regresó al Giro en 1931, pero tuvo que retirarse por una caída. En 1932 finalizó séptimo y en 1933 logró su quinto título. En la Corsa Rosa, conquistó 41 etapas, récord que se mantuvo hasta 2003, batido por Mario Cipollini.

Binda se retió en 1936 tras fracturarse el fémur en la clásica Milán-San Remo. Además de sus cinco Giros, ganó tres Mundiales, dos Milán-San Remo y cuatro Giros de Lombardía. Fue seleccionador nacional durante 12 años. Falleció, con 84 años, el 19 de julio de 1986 en su Cittiglio natal.

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