El hermano de Jennifer Hermoso ha relatado este miércoles en el juicio por el beso de Luis Rubiales las presiones para que la jugadora restara importancia al incidente. Rafael Hermoso ha relatado un episodio en el avión de vuelta de Sídney en el que el seleccionador femenino, Jorge Vilda, se acercó a hablar con él.
Tras unos minutos con tono de “peloteo” sobre lo bien que había jugado su hermana, el hoy acusado abordó el tema del beso, que describió como algo “consentido” y “una nimiedad”: Me dijo que están las hijas [de Rubiales] llorando y él está con una preocupación porque cree que su cargo puede estar en peligro. Palabra textuales”.
El seleccionador le indicó que le mandaba el propio presidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) para que convenciera a Jenni de hacer un vídeo conjunto
Me dijo que era lo mejor para todos. Le pregunté que para quién. Dijo que si esto sigue se va ase hace mas grande y va a perjudicar a todos. Dejó caer que […] si colaboraba le iba a ir bien y tenía las puertas de la federación abiertas, pero que si no, no se sabía qué podía pasar”. Esa fue una de las primeras “píldoras” que le soltó el seleccionador de su hermana.
La Fiscalía de la Audiencia Nacional, la propia jugadora y la Asociación de Futbolistas Españoles (AFE) acusan a Rubiales y a Vilda de un delito de coacciones y reclaman una año y medio de prisión (para Rubiales, otro año más por el beso).
La teniente fiscal, Marta Durántez, le ha pedido que volviera a indicar el mensaje que le trasladaba el seleccionador femenino. “Como que si se complicaba y caían cabezas las cosas no iban a ir bien para ella”, ha indicado Rafael Hermoso.
“¿Le dijo que no iba a ir bien para ella?”, ha insistido la fiscal. “Sí, claro”, ha ratificado el testigo, antes de añadir cuál fue “la última frase” de Vilda en esa conversación del avión: “Que tuviéramos en cuenta las consecuencias tanto personales y como profesionales que todo esto pudiera tener para mi hermana”.
Sobre sus declaraciones a los medios de comunicación restando importancia al beso y negando las presiones, el testigo ha afirmado que “mintió” para “proteger” en esos momentos a su hermana.
“Salió la palabra asco”
La defensa de Vilda le he exhibido imágenes de una entrevista a Antena3 que no se llegaron a emitir. “Se esta diciendo que los familiares recibimos también coacciones. Yo con Vilda hablé en cuatro ocasiones y en ningún momento él vino a decir nada de esto”, dice el testigo en la grabación emitida en la sala del juicio.
Cuando el letrado Luis Jordana le ha pedido que aclarara la contradicción entre esas palabras y su declaración de hoy, responde: “Para proteger a mi hermana mentí. En la televisión mentí”. Para protegerla, ha dicho, de lo que podía hacerle la federación, de la que tenía represalias.
El abogado ha subrayado la incoherencia de que en el vídeo defienda a Vilda por las posibles represalias, pero no a Rubiales, que era el máximo responsable de la RFEF. El testigo ha indicado que él a Vilda lo conocía y a Rubiales no.
El hermano ha relatado el momento en el que su hermana le contó el episodio del beso, cuando pudieron bajar al campo a felicitarlas. “Me dice ¿has visto que me ha dado un beso en la boca? […] ¿Qué voy a hacer?, ha usado la fuerza, ha cogido la cara, la cabeza y me ha dado un beso […]. Salió la palabra asco”.
También ha descrito la siguiente vez que vio a su hermana, ya en el aeropuerto, después de que la llevaran a una sala para intentar resolver el asunto. “Ya viene con el morro un poco torcido. Medio llorando, nos dijo que la estaban presionando para salir y que le restara importancia al hecho del beso”.
Presiones de Luque
También ha testificado en la tercera jornada de juicio la portera de la selección, María Isabel (Misa) Rodríguez, primera jugadora en hacerlo. Ha recordado que en el autobús al aeropuerto notó rara a su compañera. “La veo anímicamente mal, como dispersa. No estaba en la celebración. Jenni es una persona alegre, que disfruta el momento, y la noté que no estaba, que estaba pensando en otras cosas, cabizbaja”.
El el vuelo a España la vieron “llorosa” tras una conversación con Rubiales. “Nos dijo que se sentía presionada porque le estaban diciendo que hiciera un vídeo que ella no quería”.
La testigo ha mencionado a otro acusado por las coacciones, el entonces director deportivo de la selección masculina, Albert Luque. Fue en los días que pasaron en Ibiza como premio por el Mundial. “Ella sigue cabizbaja, la veía ida. Resultó que seguía recibiendo presiones, en este caso de Albert Luque, que insistía en hablar con ella. Nos lo cuenta en la hamaca”.
El cuarto acusado es el ex responsable de Marketing Rubén Rivera, a quien la testigo también vio contactar con Hermoso en las vacaciones de Ibiza.