El argentino regresa a Europa tras su breve paso por la NBA. En su nuevo equipo, con el que hasta final de temporada, jugará junto a su compañero de selección Luca Vildoza y se pondrá a las órdenes de Dusko Ivanovic
Facundo Campazzo durante su etapa en el Real MadridJAVI MARTÍNEZMUNDO
Fin al misterio sobre el futuro de Facundo Campazzo. Tras especularse con su regreso al Real Madrid, el base argentino de 31 años, que actualmente se encontraba sin equipo tras su salida de los Dallas Mavericks, es ya oficialmente nuevo jugador del Estrella Roja de Belgrado hasta el final de la presente temporada.
Tras su breve paso por la NBA, Campazzo regresa al baloncesto europeo, donde ya jugó en el Real Madrid y como cedido en el UCAM Murcia. Allí, además de defender los intereses del conjunto de Dallas vistió también la camiseta de los Denver Nuggets.
En lo que respecta a su palmarés en materia de clubes, Campazzo atesora dos Euroligas, tres ligas ACB (Mejor Jugador de la final en 2019), dos Copas del Rey (MVP de la Final en 2020) y cuatro Supercopas; todas ellas conseguidas con el conjunto blanco. Además, suma numerosos títulos en su país con el Peñarol de Mar del Plata y una medalla de plata mundial con su selección.
A esto hay que sumarle dos medallas de oro con la selección argentina, una en el Campeonato FIBA de las Américas de este mismo año y otra en los Juegos Panamericanos de 2019. Aunque quizá su logro más importante es la plata conseguida en el Campeonato del Mundo de China, también en 2019, en el que guio a la albiceleste hasta una final en la que España los pasó por encima.
De esta forma, formará en su nuevo equipo una dupla de bases argentinos con Luca Vildoza, su compañero de selección. Además, se pondrá a las órdenes de todo un mito de los banquillos en el baloncesto europeo como Dusko Ivanovic. Campazzo se sumará de inmediato a los entrenamientos y está por ver si podrá debutar el próximo jueves en el partido de Euroliga que medirá a su equipo contra el Olympiacos en Grecia
Hace tiempo el baloncesto se demostró a sí mismo que nada es lo que parece, que no hace falta ser un gigante para dominar la pintura o que los que miran por encima al resto puede también ser la mayor amenaza desde el triple. En ese juego de espejos se mueve Usman Garuba, en el difícil camino de encontrar su sitio de vuelta a Europa. Sigue midiendo poco más de dos metros, pero es en el puesto de cinco donde mejor rinde. De largo. Su hueco en este Madrid que, a falta de tres jornadas (el viernes visita Belgrado para enfrentarse al Estrella Roja), sigue buscando billete para los playoffs de la Euroliga, es un hueco abarrotado. Un problema para Chus Mateo.
Cuando Usman partió rumbo a la NBA en 2021, con apenas 19 años, su intención era no regresar. Una apuesta total por conquistar aquel baloncesto. Por eso no dudó en abonar, a plazos, los tres millones de su cláusula de salida. Se empeñó cada verano, incluso jugando con la selección sin contrato, por cumplir el sueño, pero en agosto pasado acabó desistiendo después de una temporada en el olvido de los Warriors y sin ofertas de enjundia. Volvía a casa, una opción, aparentemente, de éxito seguro.
Pero deshacer el camino no siempre es tan sencillo. Garuba no volvió a la casilla de salida. Tres años después ya no era ese jugador potentísimo y veloz capaz de recorrer botando la cancha tras atrapar un rebote defensivo. El tipo ágil al que Pablo Laso usaba de punta de lanza en su zona defensiva o incluso para agobiar al base rival. En la NBA, el de Azuqueca trabajó su lanzamiento exterior (sin mucho éxito aún) pero a la vez se hizo un pívot, fortísimo, con muchísimos más kilos para dominar la pintura e impactar con los rivales. Garuba ya no era Antetokounmpo, ahora era Draymond Green.
Comprender esa transformación ha llevado un tiempo. Tampoco ayudó la lesión por estrés en la pierna izquierda que sufrió a su vuelta de unos Juegos en los que rindió por debajo de lo esperado, lejísimos de la versión que ofreció apenas unas semanas atrás en el Preolímpico de Valencia. Como aparente sustituto de Yabusele, ha tenido que compartir cancha con alguno de los cincos. Parecía un estorbo. El cinco, el mejor relevo de Tavares, es él.
Garuba, en un partido reciente.ACB Photo
Así lo demostró el domingo en el Martín Carpena, el estallido. Ya venía apuntando mejores maneras después de pasar casi desapercibido por la Copa de Gran Canaria. Cuando Bruno Fernando sufrió un golpe en el muslo, fue su momento. Ante el Unicaja firmó 18 puntos, su tope en ACB, también en valoración (25), pues aportó ocho rebotes, dos robos... Y todo el ímpetu que le caracteriza. Defensivamente es incomparable.
Contra sus desconexiones
La confirmación llegó el martes ante el Armani. "Estoy casi al 100%", se congratulaba en vestuarios, después de una poderosísima primera mitad, clave en el amanecer blanco, defendiendo como nadie a Mirotic. "Cuando da la versión de Málaga o de esta primera parte, me parece un jugador que todo el mundo querría tener en sus filas. Ha dejado a Mirotic en dos puntos; ha sido capaz de defender francamente bien y ha atacado diligentemente cuando le ha tocado", le alabó Mateo, que le había incluido en los jugadores que están "luchando por encontrar su mejor versión".
Sin embargo, su despertar es un paradoja. El hueco para que su rendimiento se dispare está ocupado y su entrenador deberá hacer malabares de aquí a final de temporada. Por ser el relevo de Tavares pujan Serge Ibaka -cada vez más irregular y fuera de tono- y el fichaje de invierno Bruno Fernando.
Contra ellos deberá pelear Garuba y contra sí mismo. Contra sus desconexiones. Un tipo tan pasional al que tantas veces le juega malas pasadas su ímpetu. Encauzarlo es su reto. Ante Mirotic, un jugador tan difícil de parar, acabó perdiendo los nervios para casi arruinarlo todo. En el tercer cuarto, tras cometer una falta sobre el hispano-montenegrino, con el que comparte formación en la cantera blanca, le propinó un empujón. La antideportiva era su falta número cuatro y ya no iba a volver hasta los últimos segundos, en la jugada en la que el propio Mirotic anotó un triple para salvar el basket-average de los italianos. "Todos sabemos que tiene carencias en otros aspectos, pero nos da más de lo que nos quita con su corazón, con su voluntad", puntualizó su propio entrenador.
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JAVIER SÁNCHEZ
@javisanchez
Actualizado Lunes,
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