El City cumplió en Copenhague con lo que se espera de todo un defensor del título. Sin una sola baja por sanción o lesión, el equipo de Guardiola controló con ese ritmo de crucero que le ha permitido enlazar 10 victorias desde la consecución del Mundial de Clubes y dejó sentenciado su pase a cuartos de final. [Narración y estadísticas (1-3)]
Aun sin engranar la sexta velocidad, se acercó de mil maneras al gol. Con un balón servido desde la derecha por Bernardo Silva y el cabezazo de Ruben Dias o con el pasecito de Foden para el desmarque de De Bruyne, que batiría por bajo a Grabara en el minuto 10.
Ni la lesión de Grealish en el muslo derecho, en una pugna con Gonçalves, distraía al City, que pudo doblar su ventaja con un cabezazo de Vavro en propia puerta repelido por el travesaño. O con una acrobacia alienígena de Haaland. Poco más podía hacer el fornido Copenhague, tan bien construido como consciente de sus limitaciones.
Error de Ederson
Su fantástica fase de grupos, donde eliminó a Manchester United y Galatasaray, había dejado en muy buen lugar a Jacob Neestrup, un técnico de 35 años. Sin embargo, durante la primera media hora ni siquiera pudo asomarse al área con balones aéreos. Hasta que un calamitoso error de Ederson dejó en bandeja el 1-1 a Mattsson, un volante incorporado en la última ventana del mercado. El Parken bullía, pero el City ni se inmutó. En la última jugada antes del descanso, Bernardo Silva definió como los grandes ante el portero.
Conscientes de su inferioridad, los daneses tampoco pisaron campo enemigo en la segunda parte. Ni una sola vez pudieron sorprender a la espalda de los centrales, la rendija por donde se filtran los rivales del City en la Premier. Al menos, Grabara pudo lucir ante los fotógrafos con sendas voladas ante De Bruyne y Doku.
El Copenhague, que había cerrado el primer acto con sólo cinco faltas, perpetró un agujero en la media de Bernardo Silva, cortesía de Diks. Guardiola sólo movió la pieza de Nunes y Haaland erró una doble ocasión en el minuto 90. Aún quedaban tres de añadido y ahí ya no titubeó Foden.
"Eres grande, Toro". El mensaje en el cartelón del muro, una semana más, llevó la firma de Pierluigi Della Bona. No se trataba de una despedida personal, porque el preparador físico ha decidido renunciar a Ferrari para acompañarle también en Williams. Sin embargo, a cada paso por Yas Marina, Carlos Sainz sí disfrutó y padeció con todas las emociones propias de una última carrera con la Scuderia. "Fue extraño bajarme del coche. Un poco emotivo. Aunque creo que aún resultó más raro subirme, porque ahí ya fui consciente de que se trataba del último día con un grupo de gente con la que he disfrutado durante cuatro años".
Esos íntimos, los que conforman el célebre Team 55, no perdieron la oportunidad de sacar su extintor para conmemorar el momento. Al frente, Carlos Oñoro, su representante, junto a Riccardo Adami, ingeniero de pista, Pedro Cebrián y Rita Simonini, responsables de comunicación y los también ingenieros Calum McDonald y Riccardo Corte. El segundo puesto en el GP de Abu Dhabi permitía a Carlos superar el registro de Gerhard Berger para convertirse en el noveno piloto con más podios en la historia de Ferrari (25).
"Dadas las circunstancias, creo que hemos completado un trabajo excelente", ratificó Sainz, "orgulloso" de dejar a Ferrari "en un lugar mucho mejor que el que estaba cuando llegué". A su juicio, el trabajo conjunto con Charles Leclerc resultó "crucial", por lo que ya ve a Ferrari "capaz de ganar el Mundial 2025".
"Valiosas aportaciones"
Eso sí, el champán junto a su compañero supo menos espumoso en Yas Marina, dado que Ferrari aún deberá apurar otro año para ese título de constructores que se resiste desde 2008. No obstante, la despedida de Abu Dhabi nada tuvo que ver con las escenas de tensión aireadas en Las Vegas. Leclerc destacó el "talento" de Carlos y elogió sus "valiosas aportaciones" para mejorar el coche. "Nuestras luchas en la pista nos ayudaron a ser mejores", zanjó.
El monegasco, penúltimo en la parrilla, remontó hasta la tercera plaza y fue reconocido con el galardón de mejor piloto del día, con el 29% del voto popular. Incluso podrá recordar una doble celebración en el podio. La película de Apple TV que se viene rodando cada fin de semana exigía, por imperativo del guion, que Leclerc acabase segundo, justo por detrás de Sonny Hayes, el piloto al que da vida Brad Pitt. Las risas junto a George Russell, tercer clasificado en el filme dirigido por Joseph Kosinski, supusieron un simpático colofón al Mundial 2024.
"Este último año, tras la noticia de mi marcha, no ha resultado fácil. No fue sencillo disputar una temporada completa sabiendo que me marcharía. Mantener la concentración tan alta resultó difícil, así que me siento orgulloso de lo conseguido", admitió Sainz. En estas circunstancias, Sainz ha acabado quinto el Mundial, a sólo dos puntos de Oscar Piastri, coronando la mejor temporada de su vida tanto en puntos (290) como en victorias (dos) y podios (nueve).
Sainz, con el SF-24, el domingo en Yas Marina.EFE
El último mensaje de radio con Adami, bajo los acordes del Smooth Operator de Sade, supuso la obertura de sus celebraciones en Yas Marina. Tras aparcar el coche en el parc fermé, una nutrida delegación de Ferrari -mucho más numerosa que hace dos semanas en Las Vegas- acudió para los abrazos y vítores. En el garaje había preparado un disfraz a la altura del momento. Chili, su apodo en el paddock, se despediría de rojo y con sabor picante. A su lado, con una amplia sonrisa, Guanyu Zhou tras su última carrera en la F1 al volante de un Sauber.
Los compromisos de Sainz todavía no han concluiido en Maranello, donde seguirá acudiendo los próximos días para echar el cierre a la temporda. Sin embargo, a nivel competitivo, sus esfuerzos competitivos se focalizan ya en los test de mañana con Williams. "A ver cómo puedo hacer que ese coche sea más rápido", valoró sobre la doble sesión con la escudería de Grove. "Sinceramente, no creo que la gente pueda imaginar lo mucho que espero lo que está por venir", subrayó.
De ese entusiasmo anda necesitado el equipo de James Vowles, penúltimo del Mundial tras puntuar en sólo cinco de 24 carreras. De sus 17 puntos, 10 llegaron en el GP de Azerbaiyán, pero no hubo nada que rascar durante las últimas cito pruebas del campeonato. "No tengo dudas de que volverá a lo más alto de la parrilla, sea con Williams o con otro equipo. Se lo merece. Creo que todo el mundo lo sabe y es sólo cuestión de tiempo antes de que vuelva", apuntó Leclerc.
Camaradería con McLaren
Según los mensajes de radio, Il Predestinato bien pudo abandonar por culpa de un problema de fiabilidad en Abu Dhabi. Hubiese supuesto un epílogo más que decepcionante para Fred Vasseur. "Mañana podré decir que ha sido una temporada muy positiva, con cinco victorias, cuatro más que en 2023, y unos 50 puntos más. Sin embargo, evidentemente también sentimos la frustración de haber terminado con más de 600 puntos, aunque 14 menos que McLaren", concedió el team principal de Ferrari.
Sainz baña con champán a Zak Brown, el domingo en Yas Marina.AFP
Después de la pertinente felicitación a Andrea Stella, su homólogo en McLaren, y su gran amigo Zak Brown, Vasseur iba a capitanear los consabidos actos de camaradería entre dos equipos que luchan sobre el asfalto y se respetan en la escena pública. Sainz, por su parte, ya había felicitado personalmente a su amigo Lando Norris y a su padre, Adam.
Tras 88 carreras de rojo, cuatro victorias, seis poles, 25 podios, tres vueltas rápidas, 900,5 puntos y 295 vueltas en cabeza. Los mismos triunfos en Maranello que Eddie Irvine, Clay Regazzoni y John Surtees. Pese a haber mantenido con mucha gallardía su pulso dentro del garaje, el balance global favorece claramente a Leclerc, gracias a sus seis triunfos, 31 podios, 19 poles, seis vueltas rápidas, 1.029 puntos y 830 vueltas en cabeza.
El paso adelante, tan prodigioso, ha tomado por sorpresa incluso a Andrea Stella, team principal, y Zak Brown, director ejecutivo. En McLaren no dan crédito a los recientes resultados, recompensa a su sorda labor en la fábrica. En apenas 18 meses han sacado los colores a Mercedes y Aston Martin, dos rivales con mayores recursos, hasta equipararse con Ferrari. Liderados por Lando Norris -vencedor en Miami y segundo en Imola- hoy se sienten ya capaces de desafiar a Red Bull. Porque si hace apenas un año su ritmo en Mónaco les hacía perder casi segundo y medio frente a Max Verstappen, este fin de semana se perfilan como serios candidatos a la victoria. Por si no bastase, la escudería de Woking rendirá homenaje a Ayrton Senna.
Durante la cita con más glamour del calendario, McLaren va a aportar una nota distintiva en su MCL38 con los colores amarillo, verde y azul del casco del brasileño. "Este es un lugar especial para nosotros, así que rendiremos tributo a Ayrton con esta librea especial", adelantó Stella. Sin embargo, en el imaginario de los aficionados la figura de Senna, fallecido en Imola hace 30 años, sigue asociándose al blanco y rojo, los tonos de Marlboro con los que conquistó sus seis victorias en el Principado (1987, 1989-1993).
Los habituales resquemores entre la F1 actual y la industria tabaquera, sumados a la influencia de OKX, patrocinador principal de la escudería de Woking, han propiciado la elección cromática. Y aunque los aficionados más veteranos no anden precisamente entusiasmados, ahora mismo la nostalgia ha de ceder paso a una de las plataforma de criptomonedas más poderosas del planeta. De igual modo, los intereses familiares representan otro punto de discrepancia.
Contra los poderosos
Viviane, hermana y garante de su legado, no ha viajado a Mónaco porque anda en Portugal cuidando a la abuela, de 88 años. De modo que la representacion corresponde esta vez a Bianca y Lalalli, las sobrinas del mito. "Es una muestra de la increíble labor benéfica del Instituto Ayrton Senna", valoró Bianca, embajadora de esta asociación, sobre los beneficios que aportarán las ventas del deportivo de calle diseñado al efecto. Claro que, por encima de lo humanitario siguen pesando las estrategias de marketing. Y si Senna se convirtió en un símbolo de este deporte fue, entre otros motivos, por su empecinada lucha contra los poderosos.
Nada mejor para interpretar su vínculo con el Principado que el recuerdo de 1984 y 1988. Es decir, la célebre remontada bajo la lluvia de su debut, al volante de un Toleman, y el trance, casi místico, en el viraje de Portier, uno de los más bellos fiascos en la historia del Gran Circo.
Porque aún hoy, cuatro décadas después, cuesta entender los motivos que llevaron a Jacky Ickx, director de carrera, a ondear la bandera roja y detener en la 32ª vuelta aquella exhibición del paulista bajo el diluvio. Había partido decimotercero en la parrilla, pero pronto se colocaría tercero, antes de devorar a Niki Lauda. Entonces rodaba dos segundos por vuelta más rápido que el McLaren de Alain Prost. Aún quedaban 44 giros por delante y el líder ya sólo contaba con siete segundos de margen. La decisión de Senna de cruzar la meta por delante del francés, fue algo más que una protesta simbólica, porque todos sabían de cómo Jean-Marie Balestre, presidente de la FISA, protegía a Le Professeur.
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Aquella herida nunca suturó del todo y el pique volvió a reeditarse cuatro años más tarde. Sobre una pista mojada, Senna había rubricado una asombrosa pole, con 1,42 segundos de ventaja sobre su compañero en McLaren. "Él asume sus riesgos, pero no es mi estilo", rumió Prost, con cierto espíritu visionario.
Por entonces, nadie se acercaba siquiera a la pericia entre los muros de Senna, que durante la carrera nadie dio rienda suelta a su descomunal talento. De modo que, a falta de 12 vueltas, la ventaja sobre Prost rondaba los 55 segundos. Gerhard Berger, al volante del Ferrari, cedía 70, así que Ron Dennis, desde el muro, tuvo que suplicarle que levantara el pie. El brasileño no hizo ni caso. Sólo dos giros más tarde estrelló su MP4/4 a la entrada del túnel.