La última vez que Países Bajos ganó una eliminatoria en la fase final de una Eurocopa, nueve de los actuales futbolistas de Ronald Koeman ni siquiera habían nacido. Desde aquel 25 de junio de 2000 (6-1 ante Yugoslavia en Rotterdam), la selección Oranje acumula demasiadas frustraciones como para no afrontar el cruce de hoy frente a Rumanía como una final anticipada. Sin embargo, el ambiente de los últimos días en el cuartel general neerlandés no presagia nada bueno. La dificultad para encontrar un plan definido, la ausencia de un líder y los cruces de reproches vienen lastrando al equipo desde el comienzo del torneo.
“Ha sido una semana muy larga”, admitió ayer Koeman en el Olímpico de Múnich. Desde la derrota ante Austria, durante estos siete días se han filtrado demasiadas críticas. No sólo periodísticas, sino también internas. “Los jugadores y el cuerpo técnico han sido abiertos entre sí. He visto una reacción en los entrenamientos”, añadió el seleccionador sobre las reuniones a las que el domingo ya se había referido Memphis Depay. “Hemos discutido y nos hemos criticado mutuamente. Es lógico que haya roces si los resultados no se dan”, explicó el delantero.
Los cónclaves en el Hotel Ritz-Carlton, sede de la Oranje en Wolfsburgo, escenifican el delicado momento de un vestuario sin líderes. Ni Virgil van Dijk – primer capitán- ni Daley Blind o Georginio Wijnaldum -los jugadores con más internacionalidades- han asumido la autoridad de su rango. De modo que el diario De Telegraaf, el más influyente del país, ya pedía el domingo un paso adelante a Depay, lo único rescatable de la debacle ante los austriacos. Más allá del acierto cara al gol, nadie podrá discutir el empeño del ariete rojiblanco. Durante la fase de grupos fue el segundo futbolista de la Eurocopa que más presionó en el último tercio rival (108 veces, más del doble que el segundo neerlandés).
“Remedios a corto plazo”
“El problema de Memphis es que su talento para liderar interfiere psicológicamente con su talento para atacar. Y que sólo lleva la voz cantante cuando se encuentra realmente relajado”, comenta a EL MUNDO Joost van der Leij, profesor invitado en la Universidad Libre de Amsterdam. Filósofo de formación, Van der Leij cuenta con un notable prestigio en su país por su revolucionario enfoque del fútbol, donde combina la estadística con herramientas psicológicas de la Terapia Gestalt. “La cuestión con Depay puede solucionarse a corto plazo dejando claro que queda liberado de cualquier tarea de liderazgo”, zanja.
Respecto a las opciones de alcanzar los cuartos, Van der Leij se muestra, cuanto menos, cauteloso. “En mi país tendemos a subestimar a rivales en teoría más débiles, pero hacerlo ahora frente a Rumanía supondría un riesgo demasiado grande. Por desgracia, debido a la falta de tiempo, será difícil hacer grandes cambios tácticos. Ahora se necesitan remedios a corto plazo. Sin que los jugadores lo sepan, convendría hablar seriamente con el staff, especialmente con sus analistas, que de alguna manera subestimaron a Austria y elaboraron un plan táctico equivocado”.
Desde 1968, Rumanía sólo sumó una victoria y tres goles en los 14 precedentes. Pero si los hombres de Edward Iordanescu logran la heroica, Países Bajos se convertirá en la segunda selección de la historia -después de Yugoslavia (1968-2000)- que cae en cuatro eliminatorias consecutivas de la Eurocopa.