Tiene buen gusto baloncestístico Luka Doncic. El esloveno aseguró este miércoles que llevar el uniforme de los angelinos es un “sueño” para él y recordó que creció viendo brillar a Kobe Bryant y a Pau Gasol con la franquicia de púrpura y oro, informa Efe. Lo hizo en la rueda de prensa posterior a su segundo partido con los Lakers, que acabó con derrota 131-119 en el campo de los Utah Jazz.
“Siempre veía a Kobe (Bryant), era una leyenda que todos seguíamos sobre todo en Europa. Pau (Gasol) estuvo aquí, por supuesto que quiero jugar aquí, es un sueño”, dijo Doncic en español.
En su segundo partido como jugador de los angelinos, Doncic consiguió 16 puntos, cuatro rebotes y cuatro asistencias, con seis de trece en tiros de campo y tres de ocho en triples.
Tuvo cinco pérdidas de balón y cometió cinco faltas en tres cuartos, antes de regresar al banquillo a principios del cuarto período con el partido ya decidido a favor de los Jazz.
Rui Hachimura fue el máximo anotador de los Lakers con 19 puntos y LeBron James firmó 18, a los que agregó seis rebotes y siete asistencias. Austin Reaves consiguió quince puntos y once asistencias.
“Creo que podemos llegar lejos. Al llegar a la pausa del All-Star tenemos que descansar, estoy ilusionado y ansioso por volver a jugar. Voy a trabajar e intentaré divertirme con mi familia”, dijo.
“Tengo que recuperar ritmo, no puedes entrenar eso, pero estoy contento por estar de vuelta, tratando de jugar y de ganar partidos”, añadió.
Doncic manifestó además su aprecio por el técnico de los Lakers, JJ Redick, al que definió como un veterano pese a que esté en su primer año.
“Es un gran entrenador, está en su primer año, pero no parece, parece que lleva quince años. Estoy ansioso por trabajar con él”, afirmó.
A las pocas semanas de hacerse oficial el fichaje de Jordi Fernández, los Nets traspasaron a lo único parecido a una estrella que tenían en su plantilla. Una franquicia con el atractivo mediático de estar enclavada en Brooklyn y que hace nada presumía de un Big Three con Kevin Durant, James Harden y Kyrie Irving, mandaba a Mikal Bridges a los Knicks a cambio, principalmente, de futuro. El primer español (y tercer europeo) en sentarse como entrenador principal en un banquillo NBA captó el mensaje de reconstrucción. Pero, en su ideario y en su ambición de rookie, eso no significaba ni mediocridad ni desidia.
Estos Nets aparentemente destinados a las catacumbas de la clasificación, al tanking de cara al próximo draft, están siendo una de las sorpresas agradables del comienzo de temporada. No sólo han ganado más partidos de los esperados (rozan los puestos playoffs en el Este), también han llevado a la prórroga a los Nuggets de Nikola Jokic o a los campeones Celtics. Y al técnico de Badalona, que ya el curso pasado fue elegido mejor asistente de la NBA (votado por los General Manager), se vuelven las miradas y se le acumulan los elogios.
Ben Simmons
Destacan de él su método, "directo y detallista", y su inconformismo. "Nunca trabajas para aceptar la derrota, esperas que sirva", proclama, consciente de que el plan, más allá de los resultados, mira al porvenir. Este verano, Brooklyn liberará más de 100 millones de dólares en salarios (40 sólo de Ben Simmons, 19 de Bogdanovic...) y podrá lanzarse a por una o varias estrellas (los rumores sitúan a Giannis Antetokounmpo en el Barclays Center). Eso, unido al puñado de primeras rondas de draft acumuladas y al desarrollo individual que Jordi está llevando a cabo con varios de los jóvenes de su equipo, dispara las expectativas.
En la tantas veces monótona temporada regular NBA resulta llamativo presenciar un duelo de los Nets. Fernández, que antes del inicio del curso se llevó a su equipo a San Diego -"fue una de las pretemporadas más duras de mi carrera", aseguró Dennis Schroder-, apuesta por quintetos de small ball, muchas veces sin pívots, con defensas presionantes a toda pista que sorprenden al rival. El Brooklyn Grit lo llama: un baloncesto de garra y dureza. Ha otorgado los galones al veterano base alemán, que ha disparado su rendimiento cuando ya no muchos lo esperaban. Y tipos como Cam Thomas (más de 25 puntos por partido) o Cameron Johnson están siendo dos de las noticias más llamativas de estas semanas. Hasta se ha empeñado en relanzar la trayectoria de Ben Simmons, un número uno del draft (2016), tres veces All Star, arruinado por las lesiones y por su incapacidad menguante de cara al aro. "Quiero verle tirando más. Mi objetivo para él es 10 tiros por partido, tiene que encontrar una manera de llegar ahí. Sé que puede, él es más que capaz", ha retado al australiano.
Dennis Schroder y Jordi Fernández.BRIAN FLUHARTYGetty Images via AFP
"Jordi siempre te lo dice con sinceridad, sin tapujos. No va a endulzar nada... Espera que juguemos a un determinado nivel todas las noches, y si no lo hacemos, nos lo dirá. No le importa quién eres ni lo que has hecho", aseguraba Ziare Williams, otro de sus jóvenes. Cuando los Nets perdieron en la prórroga ante los Celtics después de ir mandando buena parte de la noche en el marcador, Jordi alabó a sus chicos, pero también les lanzó un mensaje inconformista: "No pueden estar satisfechos". Algo parecido a lo sucedido un par de días después ante los invictos Cavaliers, a los que llevaron al límite (dominaban por 12 en el acto final). Fernández, esta vez, no esquivó la autocrítica: "Les he dicho a los muchachos que ha sido mi culpa. Le di 12 minutos a Schröder en el último cuarto. No le di descanso. Así es como cae tu ejecución. Así es como cae tu defensa. No le di descansos a Cam. Al final, lo pagamos. Tengo que ser mejor".
El de Badalona, que también es seleccionador de la flamante Canadá (hace unos días recibió la visita de su mentor Sergio Scariolo, con el que trabajó en el verano de 2017 en la selección española), es consciente de dónde está y lo que se espera de él. Llegó hace 15 años a EEUU y ha ido ascendiendo desde lo más bajo (becario en una empresa de tecnificación individual), puesto a puesto, banquillo a banquillo, hasta la cima. Ahora maneja un grupo de 60 personas, entre jugadores, cuerpo técnico, médicos, analistas... Por eso, cuando estos días le preguntan recurrentemente por su hito, una barrera derribada comparable a la de Fernando Martín en 1989, él lo valora en su justa medida. "Este paso es un orgullo, pero quiero más", aseguraba en una entrevista en Gigantes.
Cuando Bob McAdoo aterrizó en Milán en el verano de 1986 era toda una rareza. El que había sido máximo anotador de la NBA luchando por la Copa de Europa. Lo mismo que Dominique Wilkins años después en Atenas. En la Euroliga que arranca este jueves y que festeja su 25 aniversario (todavía sin sede para su Final Four de mayo) sólo hay un equipo, el novedoso París Basketball, en el que ninguno de sus jugadores ha debutado en la mejor liga del mundo. Otros, como el aspirante Olympiacos, posee hasta 10 con pasado yankee. El trasvase de cada verano se ha convertido en la gran animación de la competición. Y este 2024 no ha sido excepción.
La noticia ya no es que los mejores de Europa acaben en las redes de la poderosa y millonaria NBA, que apunta directamente a los jugadores en formación. Esta vez apenas le ocurrió a Gerschon Yabusele, impulsado a última hora por su asombroso despliegue con Francia en los Juegos Olímpicos. Sasha Vezenkov, que para la mayoría de los General Managers es el mejor refuerzo del verano (para el 53,8%, según la encuesta de BasketNews) ha deshecho el camino que recorrió hace un año junto a Vasilje Micic y está de vuelta en el Olympiacos. Un viaje en sólo ya una dirección que incluye jugadores de todo pelaje, desde veteranos que encuentran un motivante último baile en Europa, hasta jóvenes en busca de la oportunidad que no se les otorga en el frenético mercado americano con 30 franquicias (y 15 jugadores en cada una de ellas, además de los equipos afiliados de la G-League). Pero también tipos en el mejor momento de sus carreras ávidos de nuevos alicientes competitivos.
Es el caso, por ejemplo de Cedi Osman, el último fichaje del campeón. El turco tiene 29 años y ha disputado casi 500 partidos en la NBA (más de 70 la pasada temporada con los Spurs). Ahora está a las órdenes del inefable Ergin Ataman. «Si se tratara de otro jugador que no tuviera experiencia europea en su carrera, no hubiéramos hecho este traspaso. Pero Cedi tiene una gran carrera en la NBA y no tiene 33 o 34 años. Vino a Europa porque no encontró lo que quería en la NBA. Decidió jugar en la Euroliga porque vio y entendió, como muchos jugadores de la NBA finalmente entienden ahora, que la Euroliga es una competición de nivel NBA. A veces, más alto que el nivel de la temporada regular», aseguró rotundo el técnico del Panathinaikos.
Cedi Osman, antes de un partido con el Panathinaikos.
Un caso parecido podría ser el del Evan Fournier (Olympiacos) o el de Furkan Korkmaz (Mónaco). El verano pasado ya habían llegado a la máxima competición europea tipos con mil batallas americanas como los hermanos Hernangómez, Kemba Walker o Jabari Parker. Y esta temporada el Real Madrid (que debuta en Múnich ante el Bayern, 20.45 h.) recoge el retorno de Garuba (como en su día hizo con Musa, Deck, Campazzo,Hezonja o Tavares), el Efes contará con dos clásicos de rotación como Stanley Johnson o Jordan Nwora, el Barça con Chimezie Metu, el Fenerbahçe con Boban Marjanovic, el Partizan con Aleksej Pokuevski, Frank Ntilikina y Carlik Jones, el Asvel con Shaquille Harrison y el Panathinaikos también con el gigante turco Omer Yurtseven. Todos tuvieron más o menos recorrido el año pasado en la NBA.
En total, serán 91 los jugadores que al menos han disputado un partido en la NBA. Ninguno de ellos como Serge Ibaka (ahora en el Real Madrid tras un curso en el Bayern), con 1.071 noches a sus espaldas, al que sigue Marco Belinelli (925). Sólo seis de los 18 equipos no podrían integrar un quinteto exclusivo de ex NBA, con el mencionado Olympiacos a la cabeza seguido de bien cerca por el Partizan (9) y Fenerbahçe (para los GM, el equipo de Jasikevicius es el que mejor se ha reforzado), Madrid, Barça y Monaco con ocho jugadores. En la ficticia clasificación de partidos NBA en sus filas, el primero con diferencia es, curiosamente, el Barça (1.955), seguido por el Madrid (1.750) y el Panathinaikos (1.617).