Tal y como está la Federación española, explicar por qué un España-Colombia se juega en Londres es un fastidio. Aunque no haya nada que sospechar (de momento) pues todas las selecciones están viajando para sacarle unas monedas a sus amistosos (Italia se ha ido estos días a jugar dos amistosos a EEUU), el clima de desconfianza que esta Federación se ha ganado a pulso va a tardar un tiempo en irse. Si es que se va. Pero en fin, más allá de eso, que no es poco, a Luis de la Fuente le quedan cuatro partidos (tres ya) para probar cosas antes de la Eurocopa, así que más allá del escenario, el asunto tenía su interés. Una España de laboratorio, en pruebas, perdió con Colombia siendo mejor, aunque esto viene a ser lo de menos, siendo verdad, como es, que perder es una de esas cosas que siempre molesta. [Narración y estadísticas].
Adivinar la alineación era tan sencillo como meter todos los nombres en un cubilete de los de jugar al parchís, tirar y que salieran boca arriba los once que eligió Luis de la Fuente. Se da por hecho que el seleccionador dispuso a esos futbolistas basándose en algo más que el azar, pero más allá de eso, lo que sí quedó claro es que priorizó el partido del martes contra Brasil en el Bernabéu. Acaso porque el de ayer era un viernes primaveral en España, previo a Semana Santa, acaso porque se jugaba en un estadio semi vacío, acaso porque quiere ver a los 26 que se ha traído a esta concentración, el caso es que se vio un equipo irreconocible hasta ahora, y que poco o nada tendrá que ver con el que comience la Eurocopa en junio.
Debutó Vivian, el central del Athletic de Bilbao que ha entrado en la pelea por acompañar a Laporte y Le Normand a Alemania, y volvían Sarabia, Gerard Moreno, Grimaldo o Pedro Porro. De entre todos ellos, sobresalieron dos en un partido destensado por la propia inercia de estas alturas de la temporada y por su condición de amistoso. Vivian y Gerard Moreno. El defensa ofreció un curso de cómo debe comportarse un central, reculando ante los balones largos, encimando cuando recibían los delanteros y asegurando el pase en la salida del balón, conduciendo para dividir al contrario si era preciso o jugando en largo si esa era le mejor opción. Fuerte, rápido y con mucha personalidad, no empaña su noche la jugada del gol, donde perdió el paso ante un jugador descomunal como Luis Díaz.
Buena noticia
En el otro extremo del campo alzó la voz Gerard Moreno. Acosado de mala manera por las lesiones, es un futbolista casi imprescindible en una convocatoria de 23, no sólo por su capacidad de jugar centrado o en banda, sino por su concepción del fútbol, su excelencia en el juego de espaldas o la facilidad que tiene para girar la pelota de un lado para otro. En el otro extremo, no dijo nada Pedro Porro, un futbolista algo tosco, voluntarioso, sí, pero atropellado en la toma de decisiones, no como, en el lateral opuesto, Grimaldo, de lo mejor que ha pasado por ese lugar del campo en las pruebas de De la Fuente para buscarle un acompañante a Gayá en la Eurocopa.
Así las cosas, la noche en Londres transcurrió sin sobresaltos, con una España mejor que Colombia. Mejor con balón y sin balón, mejor, en fin, aunque con pocas opciones de hacer gol. Un remate de Merino a centro de Grimaldo y un par de uys en centros laterales fueron lo mejor de una primera parte de la sesión insípida, despachada en un estadio precioso pero sin ninguna relación con los contendientes y con un 90-10 a favor de Colombia en la grada. Cosas del fútbol moderno, se supone.
A la vuelta del descanso debutó Remiro, el portero de la Real Sociedad, y Gerard Moreno tuvo la mejor ocasión en un remate desde dentro del área que salvó Cuesta como pudo. Respondió James, al que el traje le queda un poco justo, pero que sigue teniendo una zurda envidiable. El partido lo rompió Luis Díaz. El delantero del Liverpool, en carrera, mareó a Vivian y su centro lo remató en el segundo palo Muñoz para poner por delante a los suyos. Sin merecerlo, España estaba por debajo. De ahí al final, pese a la entrada de Morata, Nico, Baena, Lamine Yamal o Cubarsí, que al fin hizo su aparición, no pasó gran cosa. Al chico le tocó pasar desapercibido los últimos 10 minutos de una noche que no será recordada por nadie. El laboratorio de las pruebas cerró hasta junio, pues el martes, contra Brasil, será otra cosa. Más seria.