Por qué los hombres de Paco son de plata: las claves del despegue del rugby a siete español

Por qué los hombres de Paco son de plata: las claves del despegue del rugby a siete español

"¿Por qué no? Quizá algún día los españoles puedan ver a su equipo ganando a los All Blacks". Corría marzo de 2023 y Bill Beaumont, entonces presidente de World Rugby (la Federación internacional), respondía a los periodistas sobre las razones para que Madrid fuera una sede de las Series Mundiales de rugby a siete. Dos años después la selección masculina no sólo ha vencido varias veces a Nueva Zelanda sino que se ha proclamado subcampeona, por detrás de Sudáfrica.

Hace ahora un año, precisamente en esa serie final en Madrid, el equipo trataba de evitar el descenso. Se salvó con solvencia. Al inicio de esta temporada, el seleccionador Paco Hernández se planteaba meterse entre los ocho primeros para garantizar la permanencia. En el primer torneo España fue plata; en el segundo, cuarta. Al término del tercero, en el que hizo bronce, era colíder. "Ahí nos dimos cuenta de que podíamos mirar objetivos más grandes", contaba Hernández a EL MUNDO tras la final de este domingo.

La explosión de 'los hombres de Paco', como se les ha llamado en las redes sociales de la Federación, se ha producido en los últimos meses pero se debe a un trabajo de años en un contexto favorable. El seven es olímpico desde 2016. En paralelo, constituye la apuesta de World Rugby para atraer nuevos públicos. Estadios grandes, con sucesión de partidos (14 minutos cada uno) sobre el césped, juego siempre en movimiento y ambiente festivo. La espectacularidad como principio y las redes sociales, en los últimos años, como escaparate.

En el rugby a siete han dominado las grandes potencias del rugby tradicional. Pero abre una ventana a los países emergentes: no hace falta una plantilla de cuarenta jugadores y quince personas de staff. Con la mitad se puede competir en la élite. Es más barato y permite la entrada de fondos adicionales vinculados al olimpismo.

Para saber más

"Desde que terminó el covid este equipo lleva años junto", recordaba el jueves pasado Manu Moreno, incluido junto a Pol Pla en el equipo ideal de la competición. Es otra clave del despegue español. A las órdenes de Paco Hernández y del preparador físico Manuel García Sillero -también decisivo en la subida de nivel-, desde hace dos temporadas una veintena de jugadores pagados por la Federación están concentrados todo el año en Málaga -la selección femenina, en Madrid- y dedican al rugby su jornada laboral. Su rendimiento se ha multiplicado. "Se han convertido en mucho más profesionales de lo que eran, son compañeros de trabajo que funcionan muy bien", explica el seleccionador. A la vez, tratan de evitar la sobrecarga. Con el dinero que recibe cada uno se organiza para vivir, ya sea con compañeros o con personas ajenas al deporte.

Al éxito ha contribuido cierta continuidad. Hace más de una década la selección masculina, dirigida por Tiki Inchausti, ya estuvo en la élite. Pero sobre ella pesaron siempre las estrecheces presupuestarias. Pese a la clasificación para los Juegos de Río 2016, el plan no continuó. Volvió a coger impulso con Pablo Feijóo y ahora Paco Hernández ha llegado al vértigo de firmar seis semifinales en siete torneos. Incide también la especialización. Los seleccionadores detectan jugadores con capacidades para esta modalidad explosiva y les ofrecen probar. Excepto en algunos casos, eso supone la renuncia al rugby de quince, pero otorga la posibilidad de ingresar en un entorno muy competitivo con viajes por todo el planeta.

Hace unos años, además, que a las selecciones de rugby llegan jugadores con muchos años de bagaje porque se iniciaron de niños. España disfruta ahora de un conjunto con enorme competencia interna. Tiene un gran veterano, Pol Pla, 110 ensayos en Series Mundiales. Otros compañeros con mucha calidad, aún jóvenes pero con mucha experiencia en el circuito. Y jóvenes capaces de desatascar los partidos con descaro y velocidad.

Por último, la química interna del grupo humano funciona. Deportistas que lo pasan bien, que transmiten optimismo cuando se arrancan a cantar 'La Morocha', el altavoz siempre a mano. "Somos un equipo muy joven, muy alegre, tenemos muchas ganas de estar aquí, eso también es importante, porque es un deporte que quema bastante", cuenta Moreno. Una prueba de su aceptación popular es que en los contratos con la Federación se han incluido cláusulas para regular las acciones publicitarias.

Selfie de Tobías Sainz-Trápaga con el equipo y el staff

Selfie de Tobías Sainz-Trápaga con el equipo y el staff

Este excelente momento de la selección masculina se ha consolidado días después de que World Rugby, que se financia sobre todo con los mundiales de rugby a quince, redujera los equipos de seven en las Series Mundiales para la próxima temporada en un intento de limitar gastos. A los Leones, subidos al podio, no les afecta. Las Leonas, duodécimas en la temporada regular, han quedado fuera. Al circuito le hace falta dinero privado. A nivel nacional, lo señalaba Pla con la plata colgada al cuello. "Ojalá tengamos más apoyo económico de empresas que apuesten por nosotros, y seguimiento, que vean que jugamos contra los mejores y se diviertan con nosotros".

En conversación con EL MUNDO, el seleccionador Paco Hernández manifestaba sus deseos para llegar aún más lejos. "Intentar generar un campeonato de España de rugby a siete, seguir trayendo chavales, que los jugadores y jugadoras quieran estar en este entorno". Hace unas semanas, en el entrenamiento abierto que el equipo hizo en Madrid, él deslizaba en privado que en Los Ángeles miraban al podio. En el torneo que decidía el título han dado otro paso más. Del tercer puesto de la temporada regular han avanzado hasta el subcampeonato.

De Los Ángeles a Los Ángeles, "volver a los Juegos Olímpicos" es la meta que a medio plazo se marca el seleccionador. Significan reconocimiento, dinero, visibilidad. Pero después de una temporada deslumbrante que les sitúa bajo los focos de la élite internacional, los jugadores españoles, cuando se plantean objetivos antes utópicos, coinciden sin saberlo con aquella reflexión que entonces sonó a cumplido algo sorprendente. "¿Por qué no?"

El rugby español sube al podio: la selección masculina de seven se clasifica para la final del Mundial

El rugby español sube al podio: la selección masculina de seven se clasifica para la final del Mundial

No encuentra su techo la selección masculina de rugby a siete. Este fin de semana en Los Ángeles los Leones de seven han hecho saltar por los aires el orden consolidado de las tradicionales potencias del deporte oval. Ya el sábado se convirtieron en el único conjunto del hemisferio norte en colarse en semifinales y este domingo se han asegurado, al menos, el subcampeonato del mundo en la presente temporada tras derrotar a Argentina en la semifinal (29-5).

La selección masculina de rugby a siete puede aún conquistar el oro porque disputará la finalísima contra Sudáfrica a las 02:40 de la madrugada (Rugby Pass tv, sólo hace falta registro).

Para saber más

Argentina era el único equipo al que esta temporada no había ganado el seven español. Hasta este domingo. Los Pumas han empezado muy bien, con una escapada por el centro en la que sólo un placaje in extremis de Moreno, ayudado por Ramos, ha evitado el ensayo. El primer aviso español ha llegado al reanudarse el juego: los Leones han arrebatado la melé que introducía su rival. A partir de ahí, el conjunto de Paco Hernández ha crecido, ha mantenido la posesión y ha dejado sin balón a los americanos. Cocinada a fuego lento ha llegado la marca de Pol Pla, su ensayo número 109 en las Series Mundiales.

En el último respiro de la primera mitad, una expulsión por golpe con el hombro en la cabeza ha dejado a Argentina con seis jugadores para el resto de la semifinal. A la salida del castigo, España ha posado su segundo ensayo para ampliar la brecha antes del descanso (10-0). El partido ya sólo lo podían perder los españoles y eso no ha ocurrido. Aunque González ha reducido diferencias para los americanos (10-5), tres marcas posteriores han ampliado la ventaja de los hombres de Paco Hernández hasta el 29-5 definitivo.

El sábado, clasificación épica

España había quedado tercera al final de la temporada y ese estado de forma le convertía en una de las favoritas para este torneo en el que, sin embargo, todos parten de cero.

Pero entraron mal los Leones a la serie decisiva. Con una derrota en el primer partido de la fase de grupos ante Australia (15-10) en un partido en el que no estuvieron cómodos. Balones caídos, balones retenidos, la presión del inesperado marcador en contra y, enfrente, un conjunto que aprovechó cada detalle de forma quirúrgica. Aun así, dejaron como siempre una nota de raza, perdieron cuando la remontada parecía posible. Porque, salvo en algún partido, este conjunto ha competido hasta en las derrotas.

Juan Ramos, tras posar el ensayo contra Nueva Zelanda

Juan Ramos, tras posar el ensayo contra Nueva Zelanda

Contra Nueva Zelanda no tenían margen de error. Los españoles jugaron sobre el alambre. Encajaron un ensayo y salvaron otro in extremis sobre la línea de marca. Al descanso (0-5), los Leones, de nuevo con errores de manos, estaban ya fuera de la lucha por las medallas. Pero empezaron a crecer, a creer. A falta de tres minutos se hicieron con el control del encuentro. Volvieron a esa peligrosa mezcla de paciencia y agresividad que les ha dado victorias. Acogotaron a los All Blacks bajo sus palos, y entonces Juan Ramos, vibrante, valiente, se fue contra el mundo y posó atropellando a dos rivales más fuertes. La victoria (7-5) les daba otra oportunidad.

España tenía que vencer el tercer partido -y por ocho o más tantos- a Fiyi, que llegaba por encima, como segundo clasificado, a esta fase regular. Mostró un gran control del partido, que ya dominaba al descanso (12-0). Sin embargo los Flying Fidjians, lejos de entregarse, buscaron la igualada en la segunda mitad y se acercaron a sólo siete puntos (19-12). La clasificación se decidió al límite, con una galopada de Ramos que, ya cansado, esperó el apoyo de Trevithick para descargarle y lanzar su carrera hacia el ensayo (24-12) y las semifinales, que han ganado este domingo. Ahora sólo falta la final.

Sea cual sea el resultado, en Los Ángeles el rugby español ha ocupado el centro del escaparate y proclama su pujanza entre los países emergentes.

Manu Moreno, el jugador de moda que aspira a ser campeón del mundo de rugby: "Si tenemos tirón, me parece estupendo"

Manu Moreno, el jugador de moda que aspira a ser campeón del mundo de rugby: “Si tenemos tirón, me parece estupendo”

"Ese vídeo pegó y nos ha traído cosas bastante buenas". Para el público ajeno al deporte, el rugby a siete está asociado a 'la Macarena'. Hace casi un año la Federación Española colgó en sus redes sociales una breve grabación de un jugador, Manu Moreno, bailándola con el torso desnudo. La viralidad desbordó cualquier previsión. Para los aficionados al rugby, sin embargo, lo más importante llega este fin de semana. Moreno es la cara más popular de la selección masculina de rugby a siete, que por primera vez aspira a coronarse campeona del mundo. "Mi objetivo es el oro, el que no tenga ese objetivo no debería estar aquí".

Son las nueve de la mañana en Los Ángeles cuando el jugador, 27 años, se conecta para responder sobre el año de la explosión. La suya y la del equipo. Aunque antes había tenido "algunos picotazos" en la moda, en estos doce meses ha posado para Springfield, Biotherm, Invictus, Calvin Klein, Maurice Lacroix... Presente en anuncios, campañas, portadas, no reniega de una visibilidad tan veloz como sus carreras con el balón bajo el brazo. "Ha hecho que marcas que me gustan y me representan se hayan fijado en mí".

En paralelo, la selección se ha consagrado como la gran sorpresa de las Seven Series, que equivalen al mundial de la especialidad olímpica. Los Leones llegan al torneo definitivo como terceros de la temporada regular, por detrás de Argentina y Fiyi, y por delante de -atención- Sudáfrica, Francia, Australia, Nueva Zelanda y Gran Bretaña. Su meta inicial era el octavo puesto, que daba la permanencia. En el primer torneo quedaron segundos. "El objetivo cambió, al terminar el equipo tenía un poquito más en la mente pelear por los puestos de arriba". En cinco de las seis series se han metido en semifinales.

Cuenta Manu Moreno que la selección, que lleva años en régimen de concentración permanente, ahora ha crecido "en experiencia, en físico". Tanto que se permite empujar a otros equipos. "Una melé cómoda te da superioridad". Este equipo parte de un proyecto que inició el anterior seleccionador, Pablo Feijóo, y ha desarrollado el actual, Paco Hernández. Crece sobre siete horas diarias de trabajo. Tres y media, entre campo y gimnasio, de muy alta intensidad. "El único entrenamiento que no tiene dolor es el primero del año". Del choque al sprint, el ritmo nunca se detiene. "El cuerpo sufre bastante". Lo asegura un estudiante que ha aparcado Medicina en cuarto y al que le duele más perderse un partido que jugarlo con el hombro reventado e infiltrado.

Los brillantes resultados y el buen rollo han convertido a la selección española en protagonista de las cuentas de Instagram y TikTok del campeonato. "Al final, si hay buena vibra entre los jugadores se nota; si no, la gente no duraría más de una temporada". Buena parte del equipo lleva ya cuatro. Él comenzó en el rugby a los 16 años, en el Ciencias de Sevilla, donde, con casi 1,95 y 93 kilos, solía jugar de zaguero "habilidoso". Durante el confinamiento por la pandemia, y cuando iba a relegar el deporte por los estudios, Pablo Feijóo le invitó a probar el seven. Hasta hoy.

A Manu Moreno el rugby le ha dado "la vida y una personalidad". Le cuesta definirla. "Creo que soy una persona generosa, esto es un deporte de equipo, y valiente a la hora de afrontar nuevas adversidades y retos, me gusta tirar para adelante". En los vídeos suele aparecer bailando, poniendo la música, agitando a los compañeros. "Me divierto con casi todo". Pero ni la fama -Manu es pareja de la influencer Jessica Goicoechea- ni la viralidad importan sobre el césped. El jugador y sus compañeros están despuntando por el alto nivel individual y, sobre todo, colectivo. Por su agresividad tanto en defensa como en la posesión.

El atractivo de las selecciones masculina y femenina, multiplicada por las redes sociales, ha acercado el seven a un público joven. "Al final somos un producto, esto es un negocio, y si tenemos tirón y ayuda a llegar a más gente, pues me parece estupendo", razona Manu Moreno. No olvida la otra cara. "Lo que no se ve es el trabajo sucio, el trabajo duro, las hostias que nos metemos en cada entrenamiento, los dolores, los fisios, las lesiones. Todos aquí hemos pasado algún mal momento y el que no, es un superhéroe".

Tras la clasificación de las selecciones femenina y masculina de quince para sus respectivos mundiales, la conquista de un lugar en el podio por los chicos del siete elevaría a España entre los países emergentes. En la serie decisiva que entre el sábado y el domingo se disputa en Los Angeles (en directo en Rugbypass tv, sólo registro) no cuentan los resultados anteriores: el que la gane se proclama campeón del mundo. Los Leones están en un grupo con Australia, Nueva Zelanda y Fiyi. Los dos primeros pasan a semifinales. Y a soñar.

Manu Moreno, en un partido de las Series Mundiales

Manu Moreno, en un partido de las Series MundialesZach FranzenWorld Rugby

Tan pronto como pueda, Manu Moreno se tomará unos días para descansar. En los últimos meses ha exprimido el tiempo para que sus trabajos como modelo no mermaran su dedicación al rugby. "Si la marca te quiere y ellos se adaptan un poquito a tu calendario, que es bastante apretado... Es complicado, al final es sacrificar tus días libres para ir a trabajar, pero se puede", explica. ¿Cómo lo llevan sus compañeros? "Encantados porque algo siempre rascan, siempre con algo de coña, pero saben que las marcas están interesándose tanto por mí como por el equipo y eso repercute en recursos".

Junto a sus compañeros Pol Pla y Alejandro Laforga, Moreno va a enrolarse tras esta serie final una competición que arranca en India y a la que se ha invitado a jugadores de las mejores selecciones. "Son ligas privadas, hay bastante dinero y al final es una recompensa al trabajo bien hecho". El periodista bromea sobre la posibilidad de que le ofrezcan un papel en Bollywood. "Si me quieren pagar bien, hago la película que quieran... pero yo voy allí a jugar". Aunque ante la disyuntiva prefiere su deporte. "Es más probable ser campeón en Los Ángeles".

La selección femenina desciende por un cambio de reglas a última hora

Dos días antes de que comenzara el torneo decisivo de Los Ángeles, y cuando 16 selecciones (ocho masculinas y ocho femeninas) iban a competir por el ascenso o la permanencia en las Series Mundiales, la Federación Internacional ha anunciado públicamente que reduce de 12 a 8 los equipos en la élite.

Este corte por motivos presupuestarios deja fuera a la selección española femenina, que empezó mal la temporada pero había crecido con la competición y aspiraba a seguir en la élite. Las jugadoras de María Ribera pelearán en Los Ángeles por consolidarse en el segundo nivel, que les permitiría participar en tres series la próxima temporada.

La selección española de rugby desafía durante medio partido a Georgia (46-28) y justifica su plata en el Campeonato de Europa

La selección española de rugby desafía durante medio partido a Georgia (46-28) y justifica su plata en el Campeonato de Europa

"No tenemos nada que perder", aseguraba Gonzalo Vinuesa, medio de apertura de la selección española de rugby, ante la final del Campeonato de Europa, el segundo nivel del rugby continental tras el Seis Naciones. El rival, Georgia, partía como favorito. Campeón invicto en los siete años anteriores, vencedor ocasional de selecciones como Gales o Italia, habitual en los mundiales. Ante un equipo tan bien armado, el quince de Pablo Bouza no sólo ha aguantado en Tiflis, sino que ha dominado el partido en el primer tiempo. Con cabeza y bien plantado, ha sorprendido por su iniciativa, ha tenido más balón (58% de posesión al descanso) y ha llevado el juego a campo local aprovechado con el pie de Gonzalo López Bontempo las indisciplinas locales.

Jugar contra Georgia supone una prueba de resistencia hasta el agotamiento. Aun así, los Leones, muy exigidos -como era previsible- en las fases estáticas, también han respondido en la primera mitad en el combate en juego abierto. Han perdido, sin embargo, varios balones cuando se acercaban a la zona de marca. Con menos oval, el conjunto georgiano se ha mostrado mucho más peligroso al oler la zona caliente: dos ensayos de touche-maul y otro a la carrera, rompiendo placajes, del ala Tabusadze para firmar una remontada muy ajustada (17-16) al descanso.

El reto añadido del los choques contra los Lelos reside en que, probada la resistencia rival, meten una marcha más. Lo han demostrado al regreso del vestuario. Su melé ha empezado a arrastrar a la española, a ganar golpes de castigo, a llevarlos al saque de lateral, a montar las plataformas, a sumar ensayos. Tres en once minutos (34-16) para asegurarse la final.

La selección española ha reaccionado con casta, ha retomado la iniciativa, ha vuelto a campo rival pero, al contrario de lo habitual, ha fallado en los saques de lateral y no ha podido recortar diferencias (46-28). Este domingo, con todo, tiene el premio de una plata bien ganada, merecida, que supone un avance respecto al bronce de 2024.

Rugby España

Gonzalo Vinuesa distribuye el juego en la final contra GeorgiaGeorgia Rugby

El primer objetivo, el Mundial

Los leones arrancaron este campeonato venciendo en Madrid (53-24) a Países Bajos en el partido decisivo para conseguir la plaza en Australia 2027. Ese domingo exhibieron su productividad en ataque. Con un 44% de posesión de balón -según datos de Rugby Europe- metieron siete ensayos por tres de los visitantes. Esperaban un partido más igualado frente a un equipo basado en la delantera. No rehuyeron el contacto, pero lo afrontaron donde más les interesaba. El mejor ejemplo fue el maul después de touche; de esa formación arrancaron cuatro marcas. "La touche en el rugby actual es fundamental, es un punto de conquista clave para lanzar nuestro juego desde diferentes partes del campo, sin la touche no sería posible", destaca Ignacio Piñeiro, 22 años, delantero en el equipo filial del Oyonnax francés y saltador habitual con su 1'98 de estatura.

En el juego abierto, sin embargo, fueron menos al choque que el rival. Buscaron mover el oval, desbordar a unos rivales más voluminosos. "Teníamos indicaciones de tratar de jugar lo máximo posible y así lo intentamos, el ataque fue bastante fluido, yo creo que salió bien", explica Gonzalo Vinuesa. Desde su posición de medio de apertura, el jugador de Complutense Cisneros suele dirigir a la tres cuartos en la selección.

La velocidad, en el siguiente partido en Suiza, la prendió el zaguero Feta Casteglioni. Argentino de madre española, afincado en nuestro país desde 2013 y con una década en la selección. No ha sido un fijo en las convocatorias, él mismo lo señala, pero ha estado disponible hasta en los peores momentos. Sus carreras sorteando rivales despertaron aquel día al equipo. A España le bastaba la victoria ante un conjunto a priori muy inferior. Pero el quince de Bouza se mostró incómodo, errático, en ocasiones incluso inseguro.

Rugby España

España gana una touce en el partido contra Países BajosVíctor LerenaEfe

Casteglioni lo atribuye a la resaca mental del triunfo anterior. "Éramos superiores, te vas relajando o no estás del todo enfocado, esas pequeñas cosas te llevan al nerviosismo, fue una mezcla de todo". En la segunda mitad en Suiza, la selección atravesó por un momento delicado, con 13-28 en el marcador y obligada a defender sobre su línea de marca. Resistió, retomó la iniciativa y acabó ganando con claridad (13-43) pero sin brillantez. Aun deslucida, esa segunda victoria consecutiva devolverá, 28 años después, a los Leones a un mundial. "Fue como resumir todo y decir que por lo menos valió la pena estar luchándola tanto", expresa, en términos personales, el zaguero del Recoletas Burgos Caja Rural.

El último partido de la fase previa, contra Georgia en Madrid, sólo decidía los cruces de semifinales pero se presentaba como una buena oportunidad para la celebración con los aficionados. No hubo motivo, España tampoco jugó bien. Plantó cara a un rival superior hasta el minuto 25 (13-15) y, a partir de ahí, se difuminó. 14-37 al descanso y 32-62 al final. Mal en la disciplina, mala defensa -diez ensayos encajados-, malas sensaciones.

Pese a lo anterior los Leones no sólo anotaron esos 32 puntos, sino que se enfrentaron en el cuerpo a cuerpo a una delantera que podría estar al nivel de algún equipo del Seis Naciones. De los cuatro ensayos españoles, tres partieron del saque de lateral y en dos de ellos se alcanzó la línea percutiendo centímetro a centímetro. Aspectos en los que, afirma Ignacio Piñeiro, el paquete español está progresando. "Destacaría la agresividad en los puntos de encuentro, tanto en la melé, como en el maul y el pick and go; son las fases donde poco a poco nos estamos encontrado más cómodos".

El mejor partido, la semifinal en Portugal

Este domingo, en un choque de mayor intensidad, el marcador y sobre todo las sensaciones han sido distintas. Aun así, la diferencia de nivel entre ambas escuadras no la marca sólo el desafío físico. Para Casteglioni radica en que, a diferencia de los españoles, casi todos los georgianos forman parte del entorno muy profesionalizado de las dos primeras categorías francesas. "Juegan partidos durísimos todos los fines de semana y eso se nota mucho . Salvo algunos como Niniashvili, que es un crack, los demás en destrezas o en ciertas cosas no son muy superiores a nosotros, pero la intensidad marca una diferencia".

"Hicimos una autocrítica muy dura tras el primer partido contra Georgia", ha reconocido el seleccionador Pablo Bouza. La "agresividad" que citaba Piñeiro salió a relucir en la semifinal. A domicilio y contra Portugal, un equipo que ha destacado desde el mundial disputado en 2023. La selección española no le dio tregua. Tuvo más iniciativa y posesión (58%), se impuso en las fases estáticas, ganó la línea de ventaja 105 veces -el doble que el rival-, hizo retroceder a la defensa y exhibió una continuidad en el juego (127 rucks por 80 de los locales) plasmada en dos ensayos en los que, entre cargas, limpieza en el suelo y pases, intervino la mayoría de los Leones. España encontró, además, otro asidero en el pie de Gonzalo López Bontempo: 27 puntos, sin apenas fallos, en los tiros a palos, algunos desde el centro del campo.

La selección española, con el trofeo del segundo puesto

Rugby EspañaJavier IzquierdoReal Federación Española de Rugby

"Hubo mucha cabeza, el análisis previo de los entrenadores creo que fue muy bueno", recuerda Casteglioni. Apunta que, aun con algunos fallos españoles en el placaje, la peligrosísima tres cuartos portuguesa no desequilibró. "Creo que pudimos controlar en gran parte del partido a los backs de ellos, que son muy habilidosos". El zaguero califica de "impresionante" la actuación de los delanteros españoles. Lo corrobora Vinuesa. "Pasamos por arriba a los a los delanteros portugueses y eso te da mucha facilidad. Cuanto más dominen los delanteros, más cómodo estoy yo para jugar y sobre todo más espacios hay por todos lados".

"Creo que tenemos equipo para ganar el oro", había asegurado otro de los jugadores españoles, Mario Pichardie, hace unas semanas en EL MUNDO, en una afirmación que retrata sobre todo la ambición del grupo. La clasificación para el Mundial y el desafío, este domingo, a Georgia en muchos minutos de la final resitúan a España en el escaparate.

El próximo paso será progresar contra los conjuntos de un nivel parejo. "A Portugal, seguir ganándole; a Georgia, acercarnos lo más posible; a los de parecido nivel, Uruguay, Rumanía, ir ganándoles estos dos o tres años; y Estados Unidos nos ha ganado las últimas dos veces, pero creo que estamos ahí". Casteglioni completa esa ruta con las vibraciones positivas del equipo. "Bouza hace mucho foco en que los vínculos entre nosotros sean muy buenos, eso te hace sentir parte de algo y esa pertenencia te hace dar más siempre".

Francia reconquista el Seis Naciones con cuatro victorias y 218 puntos anotados en cinco partidos

Francia reconquista el Seis Naciones con cuatro victorias y 218 puntos anotados en cinco partidos

Francia recupera el Seis Naciones de rugby y la ilusión de 2022, cuando lo ganó por última vez y soñaba con desafiar a los grandes del hemisferio sur. El mundial en su país ya pasó y ahora el equipo parece haber superado el lastre de la eliminación en cuartos. Año y medio después cierra el mítico torneo del norte con unas cifras deslumbrantes en ataque. 43 puntos a Gales, 25 a Inglaterra -pese a la derrota-, 73 a Italia, 42 a Irlanda y 35 este sábado frente a Escocia. Ha sido el conjunto más completo porque, cuando se ha visto sin balón, ha brillado en la defensa, casi hermética en la primera parte contra Irlanda y en la segunda mitad, este sábado, contra los escoceses.

La selección de Galthie no ha fallado en la jornada final. Ha sellado el triunfo en el Seis Naciones derrotando a Escocia (35-16) y haciendo inútiles las victorias de Irlanda en Italia (17-22) y de Inglaterra en Gales (14-68). Y eso que Francia se ha encontrado a una Escocia que siempre ha tratado de llevar la iniciativa, que se ha plantado en el descanso todavía con posibilidades de negarle la fiesta en París. Un balón suelto cazado por N'Tamack y el pase para la carrera y ensayo de Bielle - Biarrey (8 marcas, récord en una sola edición) han desatascado el encuentro y el músculo de los delanteros del banquillo lo ha asegurado. Reconquista el torneo tras rozar las cinco victorias.

Sólo ha perdido Francia ante Inglaterra, que acaba segunda. Desde la llegada del seleccionador Steve Borthwick el XV de la rosa ha acentuado su perfil sólido e industrial, eficaz y gris. Trata de controlar el juego y resulta muy complicado ganarla. Nadie podrá decir que en 2025 no ha competido. Perdió su primer partido pese a imponerse en la primera mitad a Irlanda. Ha ganado los otros cuatro, dos de ellos en casa y sobre el alambre. Se llevó por un punto el choque contra Francia (26-25) por los errores de manos de los rivales. Y se llevó por otro punto el partido contra Escocia (16-15) debido a la tarde aciaga con el pie y las indisciplinas de los escoceses. Pero estaba ahí, siempre al acecho hasta el pitido final.

Esas dos victorias impulsaron a Inglaterra. Hace una semana no pudo doblegar a Italia hasta el inicio del segundo tiempo pero acabó anotando siete marcas. Este sábado, otras diez en Cardiff en un encuentro disputado con la esperanza de un tropiezo francés y concluido con exhibición. Dentro de su estilo, el equipo se ha asentado bajo la dirección en el campo de Alex Mitchell y Fin Smith, y muestra fortaleza tanto en la delantera como en la tres cuartos. Los jóvenes siguen asomando a las convocatorias en una renovación que aparentemente apunta al próximo mundial.

Seis Naciones 2025

El debutante inglés Henry Pollock se escapa para anotar un ensayoAdrian DennisAfp

Con el funcionamiento de sus principales equipos vinculado al de la selección, Irlanda se ha aupado desde hace años por encima del binomio que forman Francia e Inglaterra. Los verdes son una máquina engrasada, pero al inicio del torneo les costó arrancar. En la primera jornada perdían 5-10 al descanso en casa ante Inglaterra. En la tercera, al poco de empezar la segunda mitad, caían 18-10 en Gales. En esos momentos suele asomar el criterio del medio melé Gibson-Park, que sube el ritmo, la delantera se calienta, empieza a pisar la 22 rival y, sumando fases, se transforma en imparable. A eso se añade la dureza de Bundee Aki y James Lowe para romper placajes y posar o descargar el balón.

Tres triunfos de tres había cosechado Irlanda a mitad de torneo. En Dublín contra Francia, en el partido probablemente más importante del Seis Naciones, el quince de Simon Easterby arrancó por fin a tope. En el primer cuarto de hora los galos, encerrados en su 22, llevaban 73 placajes por cuatro de los locales. Pero resistieron. Irlanda se fue sin puntos, algo insólito en un equipo generalmente muy efectivo. Consiguió remontar al descanso y en la segunda parte, cuando suele acelerar, se vio superada a lo largo y a lo ancho por el huracán francés, que le marcó cuatro ensayos seguidos. La derrota ya le privaba del Grand Slam. Este sábado ha hecho sus deberes en Roma -victoria 17-22 con punto bonus por cuatro ensayos- pero el tercer puesto se queda lejos de sus aspiraciones.

Escocia concluye cuarta. Otro año que se presentaba como candidata a la sorpresa y acaba a mitad de tabla. Comenzó como casi siempre, derrotando (31-19) a una Italia que a falta de 20 minutos le puso el partido cuesta arriba. Nunca pudo con Irlanda (15-27) y perdió la gran oportunidad ante Inglaterra, a la que se impuso claramente a domicilio en posesión, territorio, metros con el balón en la mano, defensores batidos, ensayos. Un cúmulo de méritos que se estrellaron con la tarde aciaga del apertura Russell en las transformaciones. Marró las tres, una relativamente sencilla, cuando su porcentaje de acierto en el torneo de 2024 fue del 96%. Inglaterra, al contrario, tiró cuatro veces a palos sin fallo.

El XV del Cardo, con una delantera muy trabajadora y una línea potente mueve sin descanso el balón, busca las cosquillas al rival, a ratos entusiasma y luego se apaga. Este sábado, pese a la derrota, ha jugado un partido valiente, de mucho mérito, en París. Pero un año más flota la sospecha de que sus resultados son cortos para su capacidad. Sin opción en los mundiales, tampoco encuentra su momento en el Seis Naciones.

Seis Naciones 2025

El irlandés Lowe trata de romper un placaje y no pisar la líneaFilippo MonteforteAfp

El Seis Naciones 2025 deja una señal de alarma en algunos resultados. Italia recibió 73 puntos de Francia; Gales, 68 de Inglaterra. La actuación en 2025 sabe a poco a la Italia del argentino Gonzalo Quesada, que el año pasado firmó dos triunfos y un empate. En su única victoria de este año mostró solvencia. Recibía a Gales en Roma en el duelo del fondo de la tabla y supo encarrilar el partido y mantener la diferencia (22-15). Los azzurri, sin embargo, fueron claramente inferiores a Francia e Inglaterra. Este sábado, en Roma, se han adelantado contra Irlanda y luego la han apretado en los minutos finales (17-22). Están aún lejos de estos tres conjuntos, pero han dejado de ser una comparsa.

Gales, para su desgracia, equivale a la nostalgia por un prestigio cada vez más lejano. Ganó el torneo en 2021. En 2022 y 2023 sólo venció un partido. El año pasado, ninguno. Este, tampoco. Tras la citada derrota en Roma el seleccionador Gatland fue despedido. El conjunto sobrevivía a base de defensa y maul, una receta que hoy se queda corta. Con la llegada interina de Matt Sherratt al banquillo y sus cambios en la alineación, el quince galés ha tratado de proponer más. Perdió con Irlanda, a la que se impuso en metros portados con el balón y defensores batidos. Asustó a Escocia hace una semana y este sábado, ante Inglaterra, aspiraba a la sorpresa y ha recibido una paliza (14-68), su peor resultado en un choque del Seis Naciones. Este triste presente apenas deja el consuelo de que su futuro por fuerza será mejor.

La apasionante última jornada del Seis Naciones: cuatro posibles ganadores, todo puede pasar

La apasionante última jornada del Seis Naciones: cuatro posibles ganadores, todo puede pasar

No muestra el rugby más completo y sólo una de sus selecciones ganó una vez un mundial pero el Seis Naciones se cimenta sobre un imán para los aficionados: la rivalidad. Secular, anual, imperecedera. Un aliciente al que suele sumarse la incertidumbre, que este año se prolongará probablemente hasta el final del último encuentro. Tres conjuntos tienen posibilidades reales -y un cuarto, opciones matemáticas remotas- de conquistar el torneo este sábado en la última jornada. Sí se ha despejado una incógnita: en 2025 no hay campeón invicto.

Después de cuatro encuentros, Francia encabeza la clasificación con 16 puntos, seguida de Inglaterra (15), Irlanda (14) y Escocia (11). Como la victoria supone cuatro puntos, y se reparte uno extra cuando un equipo anota cuatro o más ensayos, estos conjuntos aspiran al título. Pero no en las mismas condiciones. El quince galo entra en la recta final con la ventaja de que depende de sí mismo. Y, en segundo lugar, con la tranquilidad de que, salvo tanteos de escándalo este sábado, los empates en la clasificación final le favorecerán porque el primer criterio es la diferencia global de puntos y lleva +106, muy por delante de Inglaterra (+20) e Irlanda (+13). Habrá drama por arriba y drama por abajo. Italia, con 4 puntos, y Gales, con 3, competirán en paralelo para evitar la deshonra del último puesto.

La jornada decisiva arranca a la hora de la comida y concluye después de la cena. Italia e Irlanda abren el sábado en Roma (15:15, hora peninsular española; los tres partidos, en Movistar+). El conjunto visitante aún aspira a convertirse en el primero que se lleve tres veces consecutivas el torneo. Algo que nunca ha ocurrido desde que, en el año 2000, se incluyó precisamente a Italia. Debe vencer, mejor anotando cuatro o más ensayos y por amplia diferencia, y esperar un tropiezo de Inglaterra y luego otro de Francia. Complicado.

Si Irlanda no puede influir en esos hipotéticos fallos ajenos, en la última semana ha visto desmoronarse las certezas sobre su dominio durante las dos ediciones anteriores. El pasado domingo cayó ante Francia en Dublín por un inesperado 27-42 con dos ensayos postreros que maquillaron su derrota. Más dura es la sensación de que su muy fiable motor diésel se vio superado. Con todo, los irlandeses son favoritos en Roma y tratarán de sentenciar cuanto antes. Italia también se juega mucho. Una victoria le daría el prestigio y la confirmación de que planta cara a todos. Y el orgullo. En su último partido en Roma, Francia le hizo nada menos que 74 puntos.

A las 17:45 Gales recibe a Inglaterra en un encuentro aderezado por la difícil vecindad, resumida para el anecdotario en la hiperbólica, quizá retocada, arenga del capitán Phil Bennet a sus compañeros en 1977. "Mirad lo que esos bastardos han hecho a Gales. Se han llevado nuestro carbón, nuestra agua, nuestro acero. Compran nuestras casas y sólo las usan una quincena al año, de vacaciones. ¿Y que nos han dado? Nada. Hemos sido explotados, violados, sometidos y castigados por los ingleses. Contra esos tipos jugamos esta tarde". Aquel equipo venció; le sobraba el talento. Sin llegar a semejante memorial de agravios, el quince local necesita hoy imperiosamente el triunfo por razones muy distintas. Ha perdido sus últimos 16 partidos.

Enfrente, Inglaterra precisa, además del tropiezo francés, de la victoria y, si es posible, anotando cuatro o más ensayos. Es mejor equipo que el anfitrión y debería imponerse. Sin haber hecho un gran torneo, habiendo vencido dos encuentros en el último suspiro y por un solo punto, los ingleses se plantan en la última jornada con la posibilidad de ganar el Seis Naciones. Pueden confiar en su ataque. Hace una semana metieron siete ensayos a Italia (47-24), tres de ellos casi seguidos al inicio de la segunda mitad para cerrar un choque hasta entonces igualado.

El supersábado y el Seis Naciones 2025 concluirán con el partido que disputan en París (21:00) Francia y Escocia. Los locales reconquistan el torneo si ganan marcando cuatro o más ensayos; es muy posible que les sirva la victoria sin llegar a ese número de marcas. Y, aun así, es presumible que las metan a juzgar por sus amplísimos tanteos anteriores.

Las remotísimas opciones de Escocia pasan por una triple carambola: las derrotas de Irlanda e Inglaterra y su triunfo en París marcando cuatro o más ensayos y con una diferencia de 52 o más puntos. En rigor, lo que hace peligroso a este conjunto no es tanto ese cálculo casi imposible como su imprevisibilidad, el placer de dar un disgusto al que anfitrión mientras prepara la fiesta. ¿Sucederá? Es difícil.

Francia llega muy motivada por la lesión de su líder, Antoine Dupont. Recibió hace una semana en Dublín, en un agrupamiento espontáneo, un fuerte impacto lateral en la rodilla derecha que le ha causado una rotura del ligamento cruzado anterior. La polémica sobre si fue una circunstancia del juego o una carga intencionada arreció en los días siguientes. Su federación ha intentado sin éxito que se citara a dos jugadores irlandeses ante una comisión disciplinaria. Sus compañeros, que reaccionaron sobre el césped con una exhibición de buen juego, quieren dedicar el torneo al gran capitán y, por descontado, demostrar que un buen equipo es capaz de sobreponerse a la ausencia de su estrella más brillante.

Un jugador fiyiano de rugby será juzgado en Francia por morder a un compañero en la cara durante una noche de fiesta

Actualizado Miércoles, 26 febrero 2025 - 15:34

La cena acabó en borrachera y agresión. El jugador fiyiano Masivesi Dakuwaqa se enfrenta a una acusación que puede llevarle a la cárcel por morder en la cara a su compañero Pierre Pagès tras una reunión nocturna de los jugadores del Biarritz Olympique aprovechando el parón en la liga ProD2 francesa, la segunda división de ese país.

Los hechos ocurrieron a primera hora de la madrugada del viernes 31 de enero, cuando la mayoría del grupo se había marchado tras cenar en un local de Anglet y sólo quedaban los últimos jugadores. De acuerdo con la información del medio Sud-Ouest, se habría producido un enfrentamiento en el que el Pagès intervino para pedir calma y recibió el mordisco de su compañero Dakuwaqa.

El comunicado que emitió el club a la mañana siguiente, y que cita el medio francés, confirmó que la agresión "ocurrió mientras un segundo jugador intentaba calmar la situación". Tras la investigación interna, en un segundo comunicado el club Biarritz Olympique anunciaba el 10 de febrero que "las acusaciones contra Masivesi Dakuwaqa han imposibilitado la continuidad de su vinculación con el club".

"Me gustaría pedirle perdón", manifestaba días después el fiyiano Dakuwaqa, de 1,90 y 122 kilos, en una entrevista con L'Equipe, en la que aseguraba no recordar nada debido al consumo excesivo de alcohol y manifestaba su completo arrepentimiento por el mordisco a su compañero de equipo. Se encontraba en el primero de sus tres años de contrato.

De acuerdo con la información de este medio, el fiyiano se puso agresivo después de que varios compañeros de equipo le aconsejaron que no cogiera el coche porque había bebido. En la discusión habría roto el cristal de una ventanilla y, al acercarse Pagès a tratar de tranquilizarlo, se habría producido el mordisco. El agredido tuvo que ser evacuado a un hospital de Bayona donde se le dieron 20 puntos de sutura.

Tras la llegada de los equipos de emergencia, la Policía se llevó a Dakuwaqa, que estaba borracho y muy agitado. En unos meses se enfrentará en los tribunales al cargo de agresión agravado por el alto consumo de alcohol, que le puede suponer una pena de cárcel.

Mario Pichardie, jugador de la selección española de rugby: "En los mejores días podemos plantar cara a cualquiera"

Mario Pichardie, jugador de la selección española de rugby: “En los mejores días podemos plantar cara a cualquiera”

Mario Pichardie, 24 años, debutó en la selección española de rugby en el peor momento. Era noviembre de 2022 y el equipo se juntaba por primera vez tras confirmarse su exclusión del Mundial por la sanción a una negligencia en los despachos. "Si esto fuese un club, mucha gente se hubiera ido. No se sabía si el entrenador seguía o no, estaba todo en el limbo, era una situación muy complicada". Hoy recuerda a los compañeros que acudían a aquellas convocatorias para guiar a los que, como él, empezaban. Los Leones les han dedicado la recién ganada clasificación para Australia 2027. "Me quedé en el vestuario viendo la camiseta con sus nombres y me puso los pelos de punta".

En términos personales, aquel debut tampoco fue una decisión fácil. Con la primera internacionalidad pasaba a ocupar plaza de extranjero en Inglaterra y casi se cerraba una posible carrera en el país donde llevaba años. Pero Pichardie es en la actualidad uno de los jugadores fijos en la renovada selección española y, además, uno de los capitanes de esta nueva etapa. En los entrenamientos habla, gesticula, anima. "Hay que ser un líder en el campo para ser un líder fuera", explicaba el pasado jueves a EL MUNDO desde el hotel de concentración.

Para este delantero, más que el resultado, es importante mostrar el ADN, la identidad "Entrar al vestuario y estar orgullosos del partido que hacemos, que llegue el minuto 80 y no podamos recriminarnos nada". El mayor de los Pichardie -su hermano Hugo está igualmente en la órbita de la selección- define "la regla de oro" cuando se incorpora al XV del León: "Si llevas el escudo de España, en la calle o en el campo, hay que dar ejemplo".

Cuenta Mario, hijo de un jugador francés de rugby, que de niño este deporte le permitía "desconectar, tener una excusa para no estudiar". Practicaba otros, sobre todo judo. A los 12 años jugó contra su amigo y compañero de selección Gonzalo Vinuesa en un partido de baloncesto federado. A los 16 vio en el rugby una posible forma de vida y marchó a estudiar bachillerato a Inglaterra. Llegó con 76 kilos, ganó una docena en tres meses al empezar en el gimnasio. El chaval espigado y hábil de manos que ocupaba el puesto de medio de apertura mide ahora 1,94, pesa en torno a 104 kilos y, desde la segunda o tercera línea, intenta liderar a los delanteros.

De esos seis años en Inglaterra recuerda que dedicaba al balón oval "una barbaridad" de tiempo. Mario Pichardie despuntó y entró en la órbita de los Wasps, un club profesional de la Primera División, hoy desaparecido por quiebra. Entrenaba con la primera plantilla, con la que incluso debutó, y jugaba cedido en equipos afiliados. "Había días que salía de casa a las ocho de la mañana y volvía a las once de la noche, estuve siete meses sin tener ningún día libre". En los ratos sin balón se enfrentaba a la carrera universitaria. Es licenciado en ADE internacional.

Aunque ha tenido llamadas de Francia, Mario Pichardie ha optado por permanecer esta temporada en España. Ha vuelto a Alcobendas, el club donde se formó. "Era el año más importante y yo quería estar presente en todas la concentraciones, no tener que pelearme con ningún club francés, estar disponible siempre", explica. En julio, sin embargo, se lesionó en un hombro jugando contra Tonga. Seis meses ha tardado en reaparecer tras una recuperación contrarreloj para no perderse la fase de clasificación para el Mundial. "Saqué de mi vida todo lo que no fuera el rugby, quería poner muy difícil a Pablo Bouza dejarme fuera". Llegó a tiempo.

Para saber más

Aunque no estaba disponible, el delantero acompañó a la selección en los últimos partidos de preparación en noviembre. "Lo paso genial, no son compañeros de equipo, son amigos. Muchos, cuando nos vamos, tenemos ganas de volver", dice Mario Pichardie sobre el ambiente, "muy divertido", en esta escuadra rejuvenecida. Destaca la confianza que tenían ante el decisivo partido contra Países Bajos que España ganó 53-24. "Es como cuando te presentas a un examen sabiendo que has estudiado todo".

El XV del León ratificó hace ocho días su clasificación para el Mundial de Australia con una victoria en Suiza (13-43) en un partido muy flojo. "Yo creo que sentíamos que podíamos ganarlo en modo automático y era muy difícil jugar porque eran muy caóticos", admite Pichardie. "En el descanso nos cayó una bronca bonita".

Este domingo la selección tampoco ha convencido. Se ha visto claramente superada (32-62) por Georgia, que también estaba clasificada antes del encuentro. Bouza ha dado descanso a Pichardie. El jugador describe el estilo del seleccionador como "directo" y a la vez "involucrado" con sus hombres. «No va con rodeos y eso ayuda. Es una persona de pocas palabras pero es el patrón, se le escucha a rajatabla y vamos todos a una con él».

Del Mundial Pichardie espera que ayude a mejorar la financiación del rugby español. "Necesitamos dinero para hacer viajes, concentraciones, que los jugadores no tengan que tener un segundo trabajo, va a hacer que esto suba muchísimo". Recuerda de nuevo a la generación perdida, que ganó la clasificación en el campo pero fue descalificada por alineación indebida. "Te das cuenta de que no sólo lo haces por ti, en parte lo debemos a ellos y en parte debemos dar una imagen para España, saber que la clasificación ha merecido la pena y que estamos preparados para luchar contra los mejores".

Si es convocado, Australia 2027 le supondrá un premio. "Sería para mí una recompensa a una vida de sacrificios, yo he invertido mucho tiempo en el rugby. Una recompensa absoluta, es mi sueño jugar un mundial con España y ganar partidos allí". Al rugby Mario Pichardie ya le agradece lo que ha aprendido desde que empezó cuando era un adolescente caótico con poca afición al estudio. "Me da una base de vida, de compromiso, de entender lo que cuesta ganarte las cosas y el puesto, aprendes a manejar tus emociones, las frustraciones", detalla. A Mario Pichardie no le basta ir sólo a aprender. En la preparación para los partidos clasificatorios se dio cuenta del potencial de la selección española. «En los mejores días puede plantar cara a cualquiera».

"Creo que tenemos equipo para ganar el Europeo"

Georgia, España, Portugal y Rumanía ya han conquistado las cuatro plazas para el Mundial de Australia que la Federación internacional de rugby ponía en juego en el llamado Campeonato de Europa. El próximo mes los cuatro equipos lucharán por ganar este torneo, que en el Viejo Continente agrupa a los equipos del nivel siguiente al Seis Naciones.

El primer fin de semana de marzo Georgia recibirá a Rumanía en una semifinal. Portugal, a España en la otra. Georgia vuelve a ser favorita. Este domingo batió a los Leones en Madrid por un contundente 32-62 en un choque en el que les hizo diez ensayos.

En 2024 España fue tercera del Campeonato de Europa, un bronce que el seleccionador Pablo Bouza se ha propuesto superar este año. Mario Pichardie, en conversación con EL MUNDO, iba hace unos días más allá: "Quiero ganar el Europeo, creo que tenemos un equipo para ganarlo". El próximo y difícil paso, vencer a domicilio a Portugal.

Un legado, mucho trabajo físico y 48.000 kilómetros juntos: así se forjó la selección que ha devuelto a España a un mundial de rugby

Un legado, mucho trabajo físico y 48.000 kilómetros juntos: así se forjó la selección que ha devuelto a España a un mundial de rugby

La selección española de rugby regresará a un mundial. Tras su victoria de este domingo en Suiza (13-43) y la del anterior contra Países Bajos (53-24), los Leones se han clasificado para Australia 2027 sin necesidad de esperar al choque contra Georgia. Tienen ante sí la ocasión de recortar la brecha con la élite que el profesionalismo abrió. Este hito atraerá inversiones para acelerar el desarrollo y partidos internacionales de calidad; debería traducirse en el aumento de practicantes y de patrocinadores.

En 2027 acabará un desierto de 28 años. "Dejar un legado" era el último propósito que enunciaban protagonistas del anterior ciclo, como Alvar Gimeno o el capitán Fernando López, cuando se consumó en 2022 la segunda descalificación por alineación indebida. De aquellos 45 jugadores apenas queda una decena, la mitad titulares.

La transición hacia la selección que hoy dirige Pablo Bouza la iniciaron su predecesor, Santiago Santos, y el segundo entrenador con ambos, Miguel Velasco. Bouza llegó en enero de 2024. Tenía un año antes de esta fase de clasificación. Según contó a EL MUNDO, se propuso "arreglar sólo lo que no funcionaba".

El técnico argentino ha acelerado el debut de muchos jóvenes. También ha mantenido a un puñado de veteranos, como el apertura Bautista Güemes. Aun lesionado, vivió con sus compañeros los días previos al triunfo contra Países Bajos. "Lo primero, queremos jugar; y aparte de eso, guiar un poco al grupo, ayudar, estar para el equipo", dice sobre su papel.

La era Bouza comenzó en el Campeonato de Europa de 2024. España acabó en una esperanzadora tercera posición, pero sufría en el contacto físico. Un aspecto que no sólo es básico en el rugby actual, sino en el juego de Países Bajos, el principal rival de este febrero. Con ese foco, la Federación organizó una gira en julio por el Pacífico Sur. El plan obligaba a cambiar vacaciones por entrenamientos.

En junio los Leones se concentraron en Valladolid. "Lo sufrimos todos juntos", dice Güemes al evocar el impacto de esas tres semanas en unos cuerpos castigados por la temporada. "Es un equipo que reacciona bastante bien al trabajo físico y nos gusta construir sobre esa premisa porque implica un tipo de carácter más luchador", explica la preparadora física Mar Álvarez. "El resultado se ve también en la forma de afrontar los partidos y de sentirse preparados", recalca. "Nunca he visto jugadores tan reventados, pero después fueron a Samoa y Tonga y se sintieron bien. Si el jugador lo hace y ve el resultado, sabe que sirve", reconoce Bouza.

Hugo González y 'Tití' Futeu se abrazan tras el partido

Hugo González y 'Tití' Futeu se abrazan tras el partidoReal Federación Española de Rugby

Tras unos días de descanso el equipo puso rumbo al fin del mundo. Güemes define la gira como "buenísima, muy positiva"; el viaje, "eterno". Barcelona - Doha - Auckland - Fiyi - Samoa - Fiyi - Tonga - Fiyi - Auckland - Doha - Madrid. Casi 48.000 kilómetros en otras tres semanas para medirse a dos selecciones mundialistas. Los Leones, endurecidos y engrasados, tuvieron opciones en su derrota en Samoa (34-30) y vencieron por primera vez a Tonga (20-29).

"Los tiempos libres fueron muy buenos, ahí nos dimos cuenta de que podíamos llegar al objetivo", recuerda Bautista Güemes. Los jugadores visitaron playas y reservas. "Votábamos donde queríamos ir, lo hacíamos todo juntos", destaca. En el ciclo anterior, compara, "no hacíamos todos lo mismo, había buena relación, eh, pero en este equipo se ve más unión, el equipo es lo primero".

La preparación ha elevado el nivel medio de la plantilla pese a la ausencia de algunos jugadores de clubes de élite de Francia. "Los jóvenes que se van incorporando lo hacen dentro de ese ambiente de trabajo y exigencia", corrobora Mar Álvarez. La España en construcción lucía buenos cimientos. Restaban, en noviembre, tres partidos. De nuevo, rivales de físico poderoso: Uruguay (victoria 33-24), Fiyi (derrota 19-31) y Estados Unidos (derrota 23-26).

16.000 espectadores asistieron en Valladolid al choque contra Fiyi, cuartofinalista en el último mundial. La selección destacó en defensa en la primera mitad y llegó a adelantarse 19-6 antes de ser superada por las carreras visitantes. "Supuso una demostración clara de intenciones, de que este equipo no se va a dejar ganar fácilmente aunque digan que es joven", valora Álvaro García, capitán aquel día a sus 21 años y este domingo en Suiza. Como buena parte de la plantilla, no había nacido en 1999, cuando la selección disputó su único mundial. Él ejemplifica el cambio de perfil de los internacionales que viven en Francia. La selección solía reclutar allí a jugadores galos, hijos o nietos de españoles, con una carrera contrastada. Ahora jóvenes formados aquí comienzan a despuntar en el país vecino. El vínculo es más estrecho porque muchos se conocen de las categorías inferiores. "Disfrutan de jugar con España, el grupo está muy bien y eso se nota en la cancha, son solidarios", dijo Bouza al acabar 2024.

El equipo, este domingo, tras el triunfo que les daba la clasificación

El equipo, este domingo, tras el triunfo que les daba la clasificaciónReal Federación Española de Rugby

"Confianza" fue la palabra que más repitió cuando le entrevistó EL MUNDO a finales de enero. Aunque la clasificación iba a decidirse en partidos que se tomaron como eliminatorias, el staff moduló la presión centrándose en el trabajo realizado. "Si decimos que es fácil estamos muertos", apuntó el segundo entrenador, Miguel Velasco, a la prensa días más tarde. "Me siento tranquilísimo, no tengo ningún miedo", añadió en la siguiente respuesta.

La idea de legado se hizo visible la noche anterior a la victoria contra Países Bajos. Como avanzó Relevo, en una conversación con Víctor Alonso, director de marketing de la Federación, el mánager de la selección comentó que tenía muy presentes a los jugadores de la etapa anterior, que consiguieron plaza para dos mundiales pero quedaron fuera por sanciones a errores en los despachos. "Doy todo por estos chicos ahora mismo pero no se me olvida la gente de antes, que no ha podido estar en un mundial porque se ha hecho mayor", revive el mánager Pablo Pérez.

Su reflexión se plasmó en un mensaje, "Va por vosotros", en la camiseta amarilla que se colgó en el vestuario. Alvar Gimeno la mostró tras el partido. En la grada estaba, satisfecho, el anterior capitán, Fernando López. "Es tener en cuenta que son parte de esto", remata Güemes.

Santiago Santos armó una selección competitiva y muy veterana, era consciente de que tendría que renovarla. Pablo Bouza ha tenido una preparación más exigente para un camino más sencillo. Su mérito radica en confiar en la calidad de los jóvenes, en construir un bloque más homogéneo, un equipo de futuro. "Con la cabeza y las ganas que hay, el tope está donde quieran llegar", afirma Bautista Güemes. El regreso a un mundial recoge el legado desde la generación perdida a la que puede protagonizar la edad del despegue del rugby masculino español.

La selección española se clasifica, 28 años después, para un mundial de rugby

La selección española se clasifica, 28 años después, para un mundial de rugby

El rugby español sonríe y celebra, la selección masculina ha conquistado su clasificación para el mundial de Australia. Ha vencido en Suiza (13-43) pero, al contrario de lo esperado, ha sufrido en bastantes fases del partido. El plantel que ha plantado cara en los últimos meses a selecciones muy experimentadas no se ha encontrado a gusto en el día a priori más sencillo. Pese a ello, esta victoria y la del pasado domingo frente a Países Bajos (53-24) otorgan el pase directo al mundial y dejan sin trascendencia a efectos clasificatorios el próximo encuentro contra Georgia, que también ha ganado ya su plaza.

Poco se conocía de Suiza más allá de que la semana pasada sufrió una abultadísima derrota (110-0) frente a Georgia. Este domingo el quince español ha tomado el mando nada más salir y al paso por el minuto 3 Lucas Santamaría ha ensayado junto a los palos para abrir el marcador (0-7). Pero el equipo de Bouza no se ha asentado en el campo. No ha dominado en las fases estáticas, ha estado impreciso con el balón en la mano y dubitativo en algunos placajes. Muy por debajo del nivel mostrado ante Países Bajos, los Leones han acumulado golpes de castigo en contra, hasta casi una decena, en la primera mitad.

Como sin quererlo, el quince suizo se ha animado con los errores españoles. Sólo ha anotado en el primer tiempo dos golpes de castigo transformados por Perrod pero se ha sentido cómodo, a ratos de igual a igual, estropeando incursiones peligrosas con fallos inocentes. La diferencia a favor de la selección española ha llegado en el juego abierto. Desde la tres cuartos, cuya movilidad fabricaba huecos en la defensa local. Dos arrancadas del zaguero Casteglioni, leyendo muy bien desde atrás los espacios, han generado las ocasiones para otras dos marcas -uno de Bay, otro de Cian- que daban algo de tranquilidad a España (6-21) al término de una deslucida primera mitad.

Aunque el marcador era amplio, el juego hacía preguntarse qué habría ocurrido ante un rival más cualificado. Un ensayo de Ariceta tras una carrera de Cian (6-28) parecía garantizar la tranquilidad definitiva en el arranque de la segunda parte. Pero las dudas se apoderaron de nuevo del conjunto de Bouza. Ganaba metros a la mano y a continuación cedía posesión, territorio e iniciativa a la recién ascendida Suiza. Una actuación errática que debería servir de aprendizaje.

Poco a poco los helvéticos se han visto más seguros. En el minuto 50 han anotado un ensayo de maul (13-28) y han metido el miedo en el cuerpo al quince español, fallón y enfangado en sus propias infracciones: otra vez demasiadas indisciplinas y dos tarjetas amarillas han castigado a los Leones en la segunda mitad.

La selección española ha reaccionado al fin cuando se ha encontrado varios minutos defendiendo su línea de marca. Ha conseguido atrincherarse y su delantera ha comenzado a imponerse. Ya en la 22 contraria ha robado una melé a Suiza y la carrera de Bay ha sido imparable (13-33). López-Bontempo, que había transformado los cuatro ensayos anteriores, ha marrado luego tres consecutivos; otro detalle de un encuentro desconcertante. Aun así, a falta de quince minutos, la distancia ya parecía insalvable. Dos nuevas carreras han acabado en marcas de Imaz y Casteglioni (13-43) que dejaban en evidencia los problemas locales para defender el juego en movimiento.

Las dudas de este domingo no empañan la alegría de la clasificación. Se había convertido el rugby en una rareza para un país que desde hace años destaca a nivel internacional en numerosos deportes de equipo. La clasificación de la selección masculina para Australia 2027 se une a la de las Leonas para el mundial de Inglaterra 2025 (16 equipos), a la permanencia en el mundial sub20 masculino (12 equipos), a las selecciones de seven en las Series Mundiales. Pasos adelante con un denominador común: la irrupción masiva en los equipos nacionales de jugadores de la cantera. Los clubes los forman, la Federación respalda su camino hacia la élite. El logro de los Leones consagra el trabajo de tantas personas y tantos años, da un nuevo motivo para que el deporte más colectivo recupere la ilusión.