España se derrumba ante Portugal y queda a expensas de un milagro

España se derrumba ante Portugal y queda a expensas de un milagro

Actualizado Viernes, 24 enero 2025 - 17:42

El brazo de Francisco Costa, demoledor desde los nueve metros (nueve goles, con 89% de acierto) y las paradas de Diogo Marques, condenaron a España a quedarse a la práctica fuera de los cuartos del Mundial (29-35). Las únicas opciones que les quedarían a los Hispanos pasarían por un empate entre Suecia y Brasil. Si los escandinavos o los brasileños consiguen la victoria, el equipo de Jordi Ribera se quedaría sin opción alguna de meterse en las eliminatorias.

Los españoles, a pesar de todo, se las prometieron muy felices. Sobre todo, después de que un golpe relámpago de Ferran Solé tras un gran pase de Alex Dujshebaev, cuando los últimos segundos caían en el cronómetro, le permitió a España marcharse al descanso con un gol de ventaja (16-15) tras un primer tiempo marcado por la igualdad.

Con Salvador Salvador como figura destacada, Portugal se las había arreglado no sólo para ponerse tímidamente por delante en los primeros 30 minutos, sino también para anular una máxima ventaja de cuatro goles. Los Hispanos, acuciados por las urgencias, lograron construir un prometedor parcial de 5-1, rubricado por un ataque eminentemente coral.

Del 23-24 al 24-30

El arranque de la segunda parte pareció ponerlo también todo viento en popa para los Hispanos, capaces de marcharse por tres goles (19-16) frente una Portugal a la que le bastó con esperar el momento oportuno para dar su particular golpe de gracia.

Fajándose en tareas defensivas y con un parcial de 0-6 fundamentado en Costa y los primeros compases del recital de paradas de Marques, el equipo luso devolvió la moneda (19-22) y desató el nerviosismo de España. Sacando a relucir su gen competitivo, consiguió estrechar el cerco hasta un 23-24.

Portugal, con otro parcial de 1-6 donde aprovechó dos situaciones de ataque con portería vacía, dejó todo decidido (24-30). El listón se antojaba demasido alto para el equipo de Jordi Ribera, privado además de la fortuna en acciones puntuales. Un terrible revés para la vigente medallista de bronce, que el domingo cierra la segunda fase ante Brasil (18:00 horas).

Ian Barrufet, el hijo de una leyenda del balonmano: "Nunca me fijaba en los porteros"

Ian Barrufet, el hijo de una leyenda del balonmano: “Nunca me fijaba en los porteros”

Actualizado Jueves, 23 enero 2025 - 19:33

No es algo extraño que Ian Barrufet (Teià, Barcelona, 2004) tuviera claro prácticamente desde muy pronto que su vida iba a estar ligada al balonmano. No en vano, su padre, David, considerado como uno de los mejores porteros de la historia de este deporte, tuvo una carrera tremendamente brillante, con, entre otros títulos, tres medallas olímpicas, una de plata y dos de bronce, el Campeonato del Mundo de 2005 y la Supercopa de Naciones de 2003 con España y siete Copas de Europa, 12 ligas y 11 Copas del Rey con el Barça. En su caso, lo de ponerse bajo los palos nunca llegó a verlo demasiado claro. «Cuando veía partidos, siempre me fijaba en jugadores de campo, nunca en los porteros. Tienes que ser muy valiente para ser portero», asevera.

Lo que sí está aprovechando, cómo no, es toda su experiencia acumulada para ir pidiéndole que le guíe un poco en sus pasos. «El balonmano siempre ha sido mi sueño, mi vida, en general. Mi padre me deja volar por mi cuenta, pero yo siempre le pregunto para intentar mejorar. Al final, vivir con alguien que sabe tanto de este deporte es una ventaja», apunta el jugador que está con España en e este Mundial. El gusanillo del balonmano le picó relativamente pronto. Aunque, claro está, los niños siempre son niños. «En el último partido de mi padre en la final de la Champions de la Final Four de Colonia, yo estaba en la grada, pero estaba jugando con la Nintendo DS, así que no vi mucho el partido. Siempre me lo recuerda», confiesa. El desenlace, además, no pudo ser positivo: el Barça cayó frente al Kiel: 34-36.

Por supuesto, llegar al primer equipo del Barça fue ver cumplido un sueño. Y, de hecho, en el palmarés de Ian Barrufet, en el que figuran los oros en el Mundial juvenil de Croacia de 2023, el Europeo Junior de 2024 y el Europeo Juvenil de 2022. También hay una Liga de Campeones, dos Ligas Asobal, dos Copas del Rey, dos Supercopas Ibéricas y una Copa Asobal. Ahora, con su cesión al Melsungen, está ganando experiencia para volver más fuerte. «Creo que debería mejorar en todos los aspectos. Tanto ofensivamente como defensivamente, siempre hay mucho margen de mejora en todo», apunta. Aunque, eso sí, también es muy consciente de sus virtudes. «Es inusual ver un extremo tan grande como yo. Diría que la estabilidad defensiva es mi punto fuerte», señala.

Una generación prometedora

Ian Barrufet, tras una trayectoria también brillante con los juniors, es uno de los cuatro miembros de la generación 2004-05 que se estrena en un gran torneo con los Hispanos, junto con los mellizos Petar y Djordje Cikusa, y Víctor Romero. «Hemos conseguido muchas cosas porque llevamos tiempo trabajando. Tanto como grupo, con los júniors, como los que estamos aquí individualmente, llevamos mucho trabajo detrás y esto es un premio», recalca.

La ayuda de los que llevan mucho más tiempo ahí, por supuesto, será fundamental en este crecimiento. «Los veteranos nos dan muchos consejos, sobre todo cuando las cosas no están saliendo del todo bien. Te mantienen la cabeza fría y eso siempre te da confianza en el grupo», explica un Ian Barrufet para quien la clave de los éxitos que puedan llegar está muy metida en la forma de entender el balonmano de los Hispanos. «Desde que los veía desde casa, siempre he pensado que el gen competitivo que tiene este equipo es increíble. Aunque estemos seis o siete goles por debajo, como fue el caso ante Suecia, con 10 minutos por delante, el objetivo es luchar y dejarte la vida», dice.

Aquel empate dio paso a una derrota ante Noruega que fue todo un jarro de agua fría que demuestra algo que siempre ha tenido muy claro: en un Mundial como no hay favoritos. Y, por supuesto, España aún puede tener mucho que decir, sin ponerse ningún objetivo de mínimos. «No nos conformamos con nada. Simplemente, queremos ir partido a partido y pelear para llegar lo más alto», sentencia. Hoy, contra Portugal (15.30 horas, Teledeporte).

Noruega reacciona para condenar a España a su primera derrota

Noruega reacciona para condenar a España a su primera derrota

Actualizado Miércoles, 22 enero 2025 - 22:31

Cuando España parecía tenerle el pie sobre el cuello, Noruega se la jugó. Vació su portería, atacó con siete hombres y acabó por remontar una máxima ventaja de cinco goles para acabar llevándose la victoria en el estreno de ambos conjuntos en la main round por 25-24.

Con esa decisión, logró desarmar el buen trabajo defensivo que había mostrado España durante gran parte del duelo y, de la mano de un letal Tobias Grondahl y un siempre inspirado Sander Sagosen, que tuvo que retirarse antes de tiempo con una lesión en el gemelo de su pierna derecha, dar el golpe de efecto que necesitaba en un torneo en el que las cosas no le estaban yendo todo lo bien que habría deseado. Las urgencias, ahora, se han instalado en el tejado de una España que necesita ganar a Portugal, el viernes, y a Brasil, el domingo, para asegurar su presencia en los cuartos de final.

España se las prometió muy felices en la primera parte. No en vano, logró marcharse al descanso con tres goles de ventaja (10-13) después de que el conjunto de Jordi Ribera supiera aguantarle el tipo a Noruega en el intercambio de golpes y, también, fajarse perfectamente en defensa, con un Ian Barrufet incansable en su posición más adelantada, para acabar castigando una y otra vez las pérdidas de balón rivales.

Con los hermanos Alex y Dani Dujshebaev e Imanol Garciandia entonados en labores ofensivas, quizás faltó solo algo más de mordiente para que la diferencia fueran aún mayor. Aunque, eso sí, cabe también señalar que los dos porteros noruegos, Torbjorn Bergerud y Andre Kristensen, pusieron también de su parte para evitarlo.

Por parte de los Hispanos, mientras, Gonzalo Pérez de Vargas aportó su habitual solidez y, también, el último gol de un primer tiempo muy trabajado al aprovechar una pérdida del rival para castigar su apuesta por vaciar la portería con el objetivo de poder atacar con seis en inferioridad. Una acción que muy a punto estuvo de repetir el azulgrana cuando caían los últimos segundos del primer tiempo y que habría sido justo premio al desgaste de los españoles.

Los españoles llegaron a prometérselas tremendamente felices en los primeros compases del segundo tiempo. Consiguieron marcharse en el luminoso por 13-18 y, de nuevo, desesperar a los noruegos en ataque. Hasta que su técnico, Jonas Wille, decidió recuperar para la causa a un Sander Sagosen que ya había sido excluido en dos ocasiones en la primera parte y vaciar la portería para atacar con superioridad.

Y la apuesta, a decir verdad, le salió a la perfección. Con un demoledor parcial de 11-4, los escandinavos consiguieron ponerse dos goles por delante en el marcador y desatar el nerviosismo del conjunto de Jordi Ribera, que vería además también cómo acababan por devolverle la moneda con una defensa prácticamente impenetrable y una acción final muy protestada por los españoles en los instantes finales de un partido que acabó por convertirse en la primera derrota de España en el torneo.

España no tiene piedad de Japón

España no tiene piedad de Japón

Actualizado Sábado, 18 enero 2025 - 20:03

Los Hispanos no dieron opción de Japón. Con un destacado estreno de un Petar Cikusa, que fue nombrado mejor jugador del partido, se impusieron con contundencia a Japón por 39-20 y, tal y como se esperaba, rubricaron su presencia en la siguente fase del Mundial de Balonmano que se está celebrando de manera conjunta en Croacia, Dinamarca y Noruega.

Para saber más

Decisivo para los intereses españoles también lo fue Gonzalo Pérez de Vargas, capaz de firmar un muy buen encuentro al igual que su homólogo en la portería nipona, un Daisuke Okamoto que tuvo mucho que ver con el hecho de que el resultado no fuera más abultado para los españoles. Suecia, este lunes a partir de las 20.30 horas, será la auténtica primera piedra de toque para medir el estado de forma del conjunto de Jordi Ribera.

España ya dejó meridianamente claras sus intenciones en la primera parte del duelo. Por mucho que su rival fuera capaz de ponerse muy pronto por delante con un 0-2, los Hispanos, con un más que notable trabajo defensivo, en el que Pérez de Vargas dejó también sus habituales buenas intervenciones, y un ataque fulgurante consiguió marcharse al descanso con un más que claro 20-11 en el marcador. Y eso que, de nuevo, el guardameta contrario, Okamoto, puso mucho de su parte para impedir que las cosas fueran aún más contundentes.

El esguince de Daniel Fernández

Con Carlos Álvarez en este caso como máximo anotador, bien escudado además por un juego ofensivo coral, con Ian Tarrafeta e Imanol Garciandia destacándose por encima del resto, cada uno con tres tantos, el conjunto de Ribera apenas dio opciones a los japoneses. Petar Cikusa, además, en sus primeros minutos en el torneo, dejó también excelentes detalles de calidad en una primera media hora en la que Daniel Fernández dio el gran susto. El extremo tuvo que retirarse tras torcerse el tobillo izquierdo en una mala caída, pero pudo realizar parte del calentamiento previo a la segunda parte con el resto de sus compañeros y todo parece indicar que su lesión se quedará en un leve esguince.

De nada le sirvió a Japón, mientras, tratar de calcar el arranque en la reanudación. Por mucho que los japoneses repitieran su parcial inicial de 0-2 para recortar distancias, el equipo de Jordi Ribera no tardó en dar un fuerte golpe sobre la mesa para lograr una primera máxima diferencia de 17 goles, con un parcial de 13-5 en el que el Cikusa volvió a dejar varios chispazos de su enorme talento y en el que tanto su hermano Djordje como Alex Dujshebaev y Abel Serdio tuvieron también una participación destacada.

Bajo los palos, además, los Hispanos pudieron contar también en todo momento con la solvencia habitual de un Pérez de Vargas capaz de firmar 16 paradas en 34 lanzamientos recibidos. El conjunto nipón buscó sobreponerse, siempre apoyado en las buenas intervenciones de su guardameta, tal vez el más destacado de los suyos con 14 paradas en 50 lanzamientos, pero sus intentos acabarían por verse frustrados a partir de la expulsión de Yamaguchi, por una acción temeraria sobre un Djordje Cikusa que acabaría también propiciando a su vez la expulsión de Nakaoki con una finta rapidísima.

España arranca el Mundial con buen pie con un triunfo ante Chile (31-22)

España arranca el Mundial con buen pie con un triunfo ante Chile (31-22)

Actualizado Jueves, 16 enero 2025 - 21:16

España empezó con buen pie el Mundial de balonmano que se celebra de manera conjunta en Croacia, Dinamarca y Noruega. A pesar de un inicio un tanto dubitativo, el equipo que dirige Jordi Ribera, apoyado en gran parte en las buenas intervenciones que firmó bajo los palos un Sergey Hernández que acabó siendo nombrado mejor jugador del partido, se impuso finalmente sin mayores problemas a una selección de Chile que trató de plantar cara, pero que se vio finalmente superada por el mayor poderío de los españoles.

Tras un arranque igualado, en el que Chile devolvió golpe por golpe los zarpazos de los de Ribera en unos primeros diez minutos en los que marcaron 10 tantos, España se deshizo de sus titubeos iniciales para irse al descanso con un 17-13 que sólo las buenas intervenciones de Felipe García evitaron que fuera más abultado.

Con Imanol Garciandia como máximo anotador, con cuatro tantos, un Dani Fernández capaz de anotar tres, pese a ver cómo el arquero le paraba dos lanzamientos desde los siete metros, un Djordje Cikusa cuya entrada coincidió con el inicio de la remontada y un Alex Dujshebaev siempre solvente, el conjunto de Jordi Ribera encontró sus mejores minutos e, incluso, fue capaz de atacar con peligro aún con uno menos en la pista.

En la segunda parte, el paso al frente de un Sergey Hernández, los buenos minutos de Dujshebaev y un mayor acierto ante la portería rival, por mucho que Vicente González se las arreglara para dejar también algún buen detalle en la portería chilena, le permitieron a España hacerse con una máxima ventaja de nueve tantos que, al final, pese al conato de reacción rival, acabó por mantenerse hasta el final del partido.

El 31-22 conseguido por los españoles, una vez superados los siempre tan temidos nervios del estreno, les permiten sumar un triunfo para afrontar con excelentes sensaciones el duelo del sábado ante un conjunto japonés al que batieron por 37-33 en París y que será la antesala del choque ante Suecia del próximo día 20.

Petar Cikusa, nueva estrella de España: "Con mi hermano cogíamos pega de las zapatillas de los jugadores y hacíamos pases en casa. El balonmano era nuestro juguete"

Petar Cikusa, nueva estrella de España: “Con mi hermano cogíamos pega de las zapatillas de los jugadores y hacíamos pases en casa. El balonmano era nuestro juguete”

«Con mi hermano Djordje, cuando éramos niños, cogíamos la pega de los pabellones donde entrenaba nuestro padre y nos la llevábamos a casa. No cogíamos un bote, eh, la quitábamos de las zapatillas de algún jugador cuando no se daba cuenta. Y ya en casa empezábamos a hacer pases y pases y pases y así hasta que mi madre nos llamaba a cenar o directamente nos enviaba a la cama. Si podíamos lo hacíamos en el jardín, pero también teníamos la habitación adaptada para que no hubiera cosas que se pudieran romper», recuerda Petar Cikusa que hará lo mismo que hacía en la infancia en el Mundial de balonmano, donde España se estrena este jueves ante Chile (18.00 horas, TDP).

Si hace 20 años fueron los hermanos Entrerríos y hace una década fueron los Dujshebaev, ahora llegan los Cikusa, mellizos en este caso, debutantes después de amontonar todos los títulos posibles en categorías inferiores -Europeo juvenil en 2022, Mundial juvenil en 2023 y Europeo junior en 2024-, con muchos premios individuales incluidos.

¿Jugaban a otra cosa que no fuera el balonmano?
De pequeños también jugábamos a fútbol, pero era por estar con los amigos, nunca nos interesó mucho. Nuestro juego de niños era el balonmano, era lo que más nos divertía, lo que realmente disfrutábamos. Si nos regalaban algún juguete no le hacíamos ni caso.

Hijos del balonmano humilde

Zoran Cikusa, el padre de los talentos, fue un jugador modesto serbio, uno de los primeros trotamundos del balonmano. En los años 80 llegó a jugar la Copa de Europa con el RK Zagreb, pero después pasó por el Gijón o por el Vitória de Guimarães de Portugal hasta convertirse en entrenador y recibir, en 2000, la oferta que le cambiaría la vida. El Bordils, un club histórico de Girona, entonces en Primera Nacional, la tercera división española, le ofreció dirigir su primer equipo y, al mismo tiempo, trabajar en uno de sus patrocinadores, Girona Fruits, una empresa que comercializa manzanas y peras. Cikusa aceptó -durante una época incluso cargó camiones- y junto a su madre, Tatjana, croata, se instaló en el pueblo para ya no moverse más.

Allí nació su hija mayor, Zorana, jugadora de voleibol en el Torrelavega de Superliga 2, y allí nacieron Petar y Djordje, en diciembre de 2005. Cuenta Zoran que de pequeños, en aquellos entrenamientos en casa, rompieron hasta tres televisores. Y cuenta que hizo más de 300.000 kilómetros entre Bordils y Barcelona para que pudieran entrenar y construir su carrera.

"Vengo a jugar 10 minutillos"

«Nunca he visto jugar a mi padre. Él nunca nos ha enseñado partidos suyos y no hay vídeos en Youtube. Le tenemos mucho respeto, siempre nos ha dado consejos, pero nunca nos ha insistido con el balonmano», asegura Cikusa, de 19 años, que a finales de 2022 debutó con el primer equipo del Barcelona -ya marcó dos goles- y poco después lo hizo con la selección. Esta temporada, mientras su hermano Djordje busca protagonismo con una cesión al Montpellier, él ya comparte muchos minutos en Champions en la primera línea azulgrana con estrellas como Melvyn Richardson o Dika Mem, con quien aparece en su foto de perfil de Whatsapp.

Después de ser reserva en los Juegos Olímpicos de París, que sea el líder de España junto a Alex Dujshebaev es sólo cuestión de tiempo. «De momento vengo aquí a jugar 10 minutillos e intentar ayudar en ese tiempo. No debo tener prisa», asegura ya instruido por el seleccionador, Jordi Ribera. Pese a la marcha de muchos veteranos desde los Juegos Olímpicos de Tokio, el entrenador nunca ha querido acelerar el proceso con los Cikusa, que deben ir poco a poco aunque tienen descaro de sobras.

En una entrevista con Mundo Deportivo, Gonzalo Pérez de Vargas decía que es «muy sinvergüenza».
(Risas) Se pasa. Siempre le decimos que es nuestro papi. De hecho hacía de tutor legal en nuestros primeros viajes fuera de España con el Barça porque mi hermano y yo éramos menores de edad. Pero a veces se pasa. A ver, la verdad que tengo mi carácter y no voy a cambiar. Por mucho que me digan, soy como soy.
Paulina Pérez, jugadora y sindicalista en la selección española: "He estado en muchas conversaciones incómodas, pero lucho por mis compañeras"

Paulina Pérez, jugadora y sindicalista en la selección española: “He estado en muchas conversaciones incómodas, pero lucho por mis compañeras”

«¿Cuál es el sentido de nuestra existencia?», se pregunta Paulina Pérez Buforn, lateral y extremo de España en el hotel de concentración de Basilea, antes del debut de la selección este jueves en el Europeo ante Portugal (18.00 horas, TDP). Está leyendo 'Criaturas efímeras', un libro de Mauro Bonazzi sobre cómo los pensadores griegos abordaron la certeza de la propia muerte y lo explica a sus compañeras.

«A la gente le sorprendería, mantenemos conversaciones muy interesantes. Quizá no hablamos del Ethos como tal, pero sí reflexionamos sobre quienes somos, cómo nos sentimos, por qué nos sentimos así, qué significado tiene la vida que llevamos... A mí me encanta hablar y creo que doy vidilla. En algunos equipos me han llamado empollona y lo acepto, pero de vez en cuando lo que explico puede ser interesante», asegura Pérez Buforn, lectora voraz, licenciada en Derecho, estudiante de Políticas y de un máster de Abogacía, representante sindical de todas las jugadoras de balonmano en España y parte del cambio en la selección.

Una plantilla diferente

Los Juegos Olímpicos de París fueron un desastre absoluto, cinco derrotas en cinco partidos, el equipo necesitaba una revolución y ya ha llegado. Sólo cuatro meses después, en este Europeo hay 11 caras nuevas -más de la mitad de la plantilla- y Pérez Buforn es una de ellas. «Hablamos de lo que pasó en los Juegos con naturalidad, intentando sacar las cosas positivas que hubo. Como ha habido muchos cambios, no lo sentimos como un manto pesado, no notamos esa carga», reconoce Pérez que estuvo a un paso de ser olímpica, pero fue el último descarte del seleccionador, Ambrós Martín.

¿Cómo lo vivió?
Fue complicado, no puedo negarlo. Tengo un gran recuerdo de la preparación, estuve muy concentrada, y luego me costó porque puedo ser muy competitiva. Pero entendí que era la decisión del cuerpo técnico y que quizá era lo mejor para el grupo. Me fui a casa con mi familia y eso me ayudó. Con mi psicóloga trabajo mucho aquello de no intentar controlar lo que no depende de ti.

Pérez Buforn nació en Ibiza, en Puig d'en Valls, un pueblo en la periferia de la ciudad, y a los 18 años parecía que tenía que abandonar el balonmano: llevaba toda la vida en el mismo club y se mudaba a Barcelona para estudiar Derecho. «Nunca pensé que podía dedicarme a esto. Pero me llamó el Granollers para jugar allí y pensé que era posible, que podía compaginarlo con los estudios. Luego fui a Baracaldo, a A Guarda, lo intenté en Francia y ahora estoy en Porriño, que ya es como mi casa. Estoy encantada, llegué a un club que luchaba por la permanencia y ahora estamos en Europa», cuenta la jugadora, que en Francia vivió la desilusión de su carrera.

Lucha por los derechos

Llegaba a la mejor liga del mundo, al Fleury Loiret, un club que fue campeón en 2015, y en pocos meses padeció su disolución por las deudas. Reconoce que lo pasó «fatal», pero que también le sirvió de aprendizaje como jugadora y como jurista.

Porque pese a que tiene 27 años ya lleva tiempo como responsable jurídica de la Asociación de Mujeres de Balonmano (AMBM). Si una jugadora tiene un problema con su club, acude a ella en busca de consejo.

«En la pandemia justo había acabado el Grado y me lo propusieron algunas jugadoras de la selección, como Nerea Pena. Enseguida dije que sí, entendí que hacía falta que nos uniésemos», recuerda quien después ha asumido luchas como la reclamación de impagos a un club de la Liga Guerreras, el Salud Tenerife, o la implantación de un contrato profesional, con sus retenciones y sus coberturas. «Quizá es rara esta figura de jugadora y jurista, pero nunca me ha perjudicado. He estado en muchas conversaciones incómodas, pero al final lucho por todas mis compañeras, no por mí sola. Además, puede sonar Mr. Wonderful, pero cuando las jugadoras están cómodas, rinden mejor», finaliza Pérez Buforn, cuya carrera avanza mientras ayuda a que avancen las de sus compañeras.

La maldición del balonmano en los Juegos y el cabreo por las paradas de Wolff: “Le hemos metido nosotros en el partido”

Actualizado Viernes, 9 agosto 2024 - 23:47

Una oportunidad y otra y otra y... al acabar las semifinales ante Alemania, los jugadores de España no se podían quitar de la cabeza los últimos tres minutos de partido en los que pudieron marcar y no lo hicieron. La selección volvió a caer en las semifinales de unos Juegos Olímpicos, un muro histórico -ocurrió en 1996, 2000, 2008 y 2020-, y seguramente ésta fue la vez más dolorosa. Incluso si mañana (09.00 horas) se cuelga el bronce en la final de consolación ante Eslovenia, el pivote Javi Rodríguez recordará los dos lanzamientos a bocajarro que tuvo para anotar y estrelló contra el portero germano, Andreas Wolff.

Al acabar el encuentro, Rodríguez, el más joven del grupo, de sólo 22 años, lloraba en el banquillo tapándose el rostro con la toalla blanca mientras sus compañeros se marchaban hundidos a vestuarios. El golpe fue tan importante que esta vez no hubo unión. Cada uno por su lado trataba de superar lo ocurrido, de digerir la rabia, de tranquilizarse.

Era complicado. Más de la mitad del grupo ya sufrió el mismo golpe hace sólo tres años en las semifinales de los Juegos de Tokio y ayer se veía en la final, por fin en la final olímpica, la primera de la historia de España. «Ahora mismo no sé qué decir, no puedo animar a la gente, no puedo hablar. Es bastante jodido sacar palabras de ánimo porque lo hemos tenido en nuestras manos. Hemos tenido oportunidades y no las hemos aprovechado», comentaba Jorge Maqueda justo al acabar el encuentro. «Hemos sido claros dominadores del juego, pero no de la finalización, que al final es lo que te permite ganar el partido», analizaba el seleccionador, Jordi Ribera, en una zona mixta en la que se mezclaban los sentimientos. Hubo disgustos y hubo enfados.

El recuerdo distinto de Tokio

Pese al mérito en las paradas de Wolff, el portero alemán, algunos señalaban que faltó más paciencia y más puntería en los lanzamientos. «Wolff es un gran portero, pero le hemos metido nosotros en el partido con tiros mal seleccionados. Es más culpa nuestra que mérito suyo. Era una oportunidad única que no hemos sabido aprovechar. Duele más porque sabemos que no es un equipo superior a nosotros», aseguraba Gonzalo Pérez de Vargas con cierta razón.

Al contrario de otros equipos en estos Juegos, como Egipto, rival en cuartos de final, Alemania no impuso su juego por encima de España, pero igualmente dominó el marcador. Hasta dos veces el equipo de Ribera estuvo muy por debajo (10-6 en el minuto 18 y 19-16 en el minuto 42) y hasta dos veces tuvo que remontar. Su virtud: la defensa y los contraataques. La virtud de Alemania: sus lanzadores, especialmente Renars Uscins, el hombre que eliminó a Francia.

Contra ellos había que poner el pecho, todo el cuerpo, el alma detrás y delante dejar que hicieran Ian Tarrafeta o Agustín Casado. El plan funcionaba y el único obstáculo para la victoria era Wolff. Antes incluso de sus paradas salvadoras a Javi Rodríguez, el portero alemán ya llevaba una racha asombrosa y así acabó: detuvo 22 de los 45 lanzamientos que recibió, entre ellos el único siete metros que hubo a favor de España. Aleix Gómez, con un 100% en el torneo hasta entonces, contabilizó su primer fallo.

SAMEER AL-DOUMYAFP

«Estamos fastidiados, pero habrá que hacer borrón y cuenta nueva. Las fuerzas las sacaremos de dónde sea, pero costará, costará», reconocía Maqueda que sabía que la situación era muy diferente a la vivida hace tres años. Entonces en el Gimnasio Nacional Yoyogi de Tokio hubo una conjura entre veteranos y jóvenes: para algunos, como Raúl Entrerríos, Julen Aguinagalde o Viran Morros, el bronce suponía una fabulosa despedida y para los otros, como el propio Pérez de Vargas o Alex Dujshebaev, su primera medalla olímpica. Las semifinales, ante Dinamarca, también habían sido muy distintas, con pocas opciones de victoria. Ahora los que ya estuvieron en Tokio querían más y de ahí el enojo.

«Lo más rápido que podamos habrá que levantar la cabeza y pensar que todavía podemos ganar el bronce», aseguraba Pérez de Vargas antes de meterse en el vestuario, donde ahí sí, había que recuperar la piña y empezar a rehacerse para mañana marcharse de los Juegos con un bronce, otro maldito bronce, el quinto, aunque perdure el recuerdo por los goles perdidos.

Agustín Casado y el “alma” de la selección de balonmano: “Nadie tiene nuestro espíritu”

Actualizado Jueves, 8 agosto 2024 - 01:41

Agustín Casado (Carboneras, 1996) es un novato olímpico de 28 años. Después de los Juegos de Tokio 2020, cuando se retiró la generación dorada, llegó a la selección española y desde entonces nadie lo ha movido del lateral izquierdo. Ayer, en los cuartos de final de los Juegos de París ante Egipto, sus cuatro goles fueron claves para una remontada que en algunos momentos parecía improbable. Del atasco en ataque hasta el descanso (8-12) a la victoria en la prórroga a base de corazón (29-28).

«Hemos estado espesos. No hemos hecho el partido que queríamos, pero este equipo tiene cosas más allá de la táctica, tiene alma, tiene espíritu, tiene sacrificio. Pase lo que pase peleamos hasta al final. Eso es lo que nos hace especiales», cuenta Casado, que mañana afrontará sus primeras semifinales de unos Juegos contra Alemania, un rival que ya se impuso a España en la fase de grupos (33-31). A lo largo de su historia, la selección ha jugado cuatro semifinales olímpicas y ha perdido todas para después llevarse siempre el bronce.

¿Cambiará esta vez esa estadística, la historia?
Eso queremos. Alemania nos ganó la semana pasada en la fase de grupos, pero hicimos un buen partido y tuvimos mala suerte. Nos prepararemos de la mejor manera posible, iremos a por todas y nos dejaremos la piel, eso seguro.
En la pista, después de ganar a Egipto, se han lanzado todos a abrazarse. ¿Qué ha pasado después?
Ha habido un poco de locura por cómo ha ido el partido, la prórroga... Ha sido emocionante, pero en el vestuario ya hemos estado más tranquilos. Estamos muy contentos por jugar una semifinal olímpica, aunque sabemos que aún no hemos conseguido nada y que tenemos que descansar. Además, nos hubiera gustado París, pero jugar aquí en Lille nos ayuda a estar más lejos del barullo.
Entre la crisis y la retirada de las leyendas siempre creemos que España bajará el nivel en balonmano y nunca pasa.
Hemos entrado gente nueva, pero tenemos el mismo alma que antes. Somos un equipo. Es un tópico, pero nosotros no sólo lo decimos, también demostramos que es así sobre la pista. Somos conscientes de nuestras limitaciones y trabajamos para taparlas. No seremos los más grandes, pero nadie tiene nuestro espíritu. Aunque cambien los nombres, venga quien venga. Hay que vivirlo en primera persona para darse cuenta que es así.
Casado arma el brazo durante el partido ante Japón.

Casado arma el brazo durante el partido ante Japón.EFE

Lo de «somos un equipo» se rompe si juegan al mus.
Sí, sí, ahí sí hay pique. Pasamos mucho tiempo fuera de casa, todos juntos, no hay nadie que pase tiempo solo y tenemos que encontrar pasatiempos. En la Villa jugamos a algún videojuego en una sala que había, veíamos otros deportes, pero principalmente nos dedicamos a jugar a cartas. Lo del mus a veces sí se calienta.
¿Quién gana?
Yo tengo mis días, tengo mis días.
Pero... ¿Generalmente quién gana?
A ver, tengo que confesar que Adrià Figueras va en cabeza, se le da bien, sí, sí. Pero que no se confíe. También los vascos, Kauldi [Odriozola] e Imanol [Garciandia], tienen mucha pose para el mus, debe de ser algo de su tierra.
¿Cree que son sus Juegos?
No, son los Juegos Olímpicos de todos. Somos varios debutantes en unos Juegos, pero llevamos todo el ciclo olímpico juntos. Ya jugamos el Europeo de 2022 [subcampeones, allí ganaron a Alemania por 29-23] y el Mundial de 2023 [terceros] y aquí venimos con experiencia. Sabemos que tenemos que ir paso a paso y ver dónde nos pone la competición. Hacer nuestro trabajo, básicamente. Ni pensar que vas a ganar el oro antes de jugar, ni por supuesto pensar que no tienes posibilidades.
¿Cómo vive alguien que ha dado tantos tumbos en sus clubes?
Son situaciones difíciles, las vueltas que te hace dar el balonmano. Pero, bueno, ahora llevo un año en Veszprem, voy a estar allí un año más seguro y estoy más tranquilo. Además ahora ya estoy preparado para lo que venga. Si tengo que volver a mudarme, lo haré y ya está.
Balonmano: Hungría despide a España de los Juegos tras infligirle su cuarta derrota en cuatro partidos

Balonmano: Hungría despide a España de los Juegos tras infligirle su cuarta derrota en cuatro partidos

Actualizado Jueves, 1 agosto 2024 - 16:37

El partido contra Hungría era un cara o cruz y salió cruz para las Guerreras (24-27), que sumaron su cuarta derrota en el torneo olímpico de París, ciudad que abandonarán con el gusto amargo de no haber peleado con la garra que se les supone.

A falta del último duelo contra Francia, campeona olímpica y del mundo, las españolas dejan en evidencia que hay mucho trabajo para reconstruir el equipo y volver a situarse a la altura del que conquistó el bronce en Londres.

A esta España le falta continuidad, juega a trompicones y si es cierto que puede dar un elevado nivel, adolece de problemas defensivos que le han llevado a caer frente a Brasil, Angola, Países Bajos y ahora Hungría, que con este triunfo se garantiza un puesto entre las ocho mejores.

Era el partido a vida o muerte para las Guerreras, que incluso ganando tenían difícil seguir adelante, pero que debían aferrarse al último resquicio para tratar de continuar. No fue posible.

Había que recuperar el espíritu guerrero, aferrarse a la última oportunidad frente a un combinado húngaro que persigue reverdecer viejos laureles y el tono estuvo enseguida sobre la pista. Shandy Cabral recuperó el tono que no tuvo en los primeros duelos y las Guerreras llegaron incluso a colocarse con una ventaja de tres goles, 7-4 antes del minuto 10.

Pero el retorno de Hungría fue violento. Katrin Klujber emergió en el equipo magiar y con un parcial de 5-0 dio la vuelta al duelo, en el marcador y en el control del partido.

A remolque, las españolas trabajaban duro para no dejar escapar a Hungría, que llegó a tener una renta de cuatro a falta de cinco minutos, una renta que el empeño final de las Guerreras dejó en dos al descanso.

Tras el intermedio, las españolas no supieron sacar partido a una exclusión de Petra Vamos y Hungría volvió a poner tierra de por medio, cinco goles de margen en el 35, 14-19, que obligaban de nuevo a un golpe de orgullo.

Llegó de la mano de Shandy, de la inspiración de Nicole Wiggins en la portería, que devolvió a las Guerreras al partido, 21-20 en el ecuador de la segunda parte.

Las cartas se repartían de nuevo, los dos equipos eran un manojo de nervios, las imprecisiones se multiplicaron y las porteras emergieron buscando ser las heroínas de la noche. Hacían falta manos calientes capaces de afrontar el momento crítico. Klugber y Vamos fueron las más lúcidas en esos instantes en los que cada gol valía su peso en oro.

A España le tembló más el pulso y Hungría abrió de nuevo un hueco de tres, un colchón sobre el que ganar confianza para afrontar el tramo final. Ya no hubo combustible para una nueva reacción de las Guerreras.