Según el América de Cali, club en el que milita, el jugador no se encontraba en el lugar cuando sucedió
Iago Falque, cuando jugaba en el Rayo Vallecano.EL MUNDO
El vehículo del futbolista español Iago Falque fue atacado a tiros en la ciudad colombiana de Cali, aunque el jugador no se encontraba en el lugar en el momento de los disparos, que no causaron víctimas, informó este sábado el América de Cali, club en el que milita.
El club emitió un comunicado en el que señala que el ataque, durante el cual la camioneta de Falque recibió varios tiros, ocurrió el viernes por la noche “en las inmediaciones de la sede deportiva de Cascajal”.
“Aclaramos que el jugador no se encontraba presente al momento de los hechos”, explicó el América de Cali en un comunicado.
Según el club, “las autoridades están al frente recolectando todas las pruebas para esclarecer los hechos y poder emitir una versión oficial a la opinión pública”.
En un vídeo publicado en la redes sociales, un hombre que al parecer es quien iba manejando el vehículo de Falque, muestra al menos tres impactos de bala en la carrocería de la camioneta y explica que se dirigía a poner gasolina cuando se produjo el ataque.
“Menos mal que no iba con Iago, iba a tanquear y me dispararon”, se le escucha decir al hombre, quien afirma que no sabe si se trató de un intento de robo.
Iago Falque, de 33 años, llegó en 2022 al América de Cali, uno de los equipos más grandes de Colombia, tras haber hecho casi toda su carrera en la Serie A de Italia.
Una nueva tragedia sacude al ciclismo colombiano. Juan David Cárdenas, ciclista juvenil de 19 años, ha muerto en un accidente de tráfico cuando se entrenaba en una carretera del departamento de Boyacá, informa Efe.
El jefe de Tránsito y Transporte de la Policía en Boyacá, el capitán Jonny Camilo González, ha informado de que todo ocurrió el lunes cuando Cárdenas estaba realizando "uno de sus entrenamientos de rutina" en la carretera que une al municipio de Paipa con el de Tunja, capital de Boyacá.
El joven, ha explicado el oficial, murió cuando se estrelló contra una camioneta que estaba haciendo mantenimiento en la vía, un accidente similar al que sufrió hace tres años Egan Bernal, campeón del Tour de Francia y del Giro de Italia y que por poco le cuesta la vida.
"Nos solidarizamos con su familia en su dolor", dijo el capitán González sobre el accidente sufrido por el ciclista juvenil.
El Instituto Departamental del Deporte de Boyacá (Indeportes Boyacá) recordó que Cárdenas formó parte desde niño del Programa Boyacá Raza de Campeones, en el que integró los equipos de las categorías prejuvenil y juvenil.
Su accidente se une a una trágica lista que se ha incrementado en los últimos meses y que tiñe de negro al ciclismo colombiano.
En octubre pasado, el ciclista Santiago Ruiz, de 17 años, falleció al ser atropellado por un camión en una carretera cercana a Bogotá.
El joven, que iba a competir en la Vuelta del Porvenir de Colombia la semana siguiente, estaba entrenándose en la carretera que une a Soacha con el Alto de Mondoñedo, en el departamento de Cundinamarca, cuando fue arrollado por un camión.
En mayo de 2024, la ciclista colombiana Ana María Bustamante, que había sido atropellada por un camión en febrero en el sur de Bogotá, falleció debido a la gravedad de las heridas.
"¿Quiere mi huella dactilar?", repite Juan José Florián cuando llega a un hotel. En recepción, la reacción siempre es la misma: primero se sorprenden, luego se inquietan y, finalmente, se relajan con la risa. Florián se hace llamar Mochoman porque, como se dice en su país, Colombia, está "mocho", es decir, no tiene manos. También le amputaron la pierna derecha.
"El humor es básico en mi vida. La gente cree que las personas con discapacidad estamos bravos, que vivimos con frustración, pero yo he aprendido a vivir con ello", cuenta en conversación con EL MUNDO, después de que Movistar haya estrenado un Informe + sobre su vida.
A los 30 años, una bomba de las FARC dirigida quizá a su madre (que regentaba un negocio y no aceptaba la extorsión), quizá a él, soldado del Ejército, casi lo mata. Antes había huido de la guerrilla, que lo había reclutado forzosamente, y se había enrolado en el Ejército colombiano. Después se curó de una larga depresión gracias al deporte: primero la natación, después el ciclismo. Ahora sueña con estar en los Juegos Paralímpicos de Los Ángeles 2028, tras arrasar en los campeonatos adaptados de su país.
En el documental relata usted mismo la explosión. ¿Cómo ha conseguido hablar sobre ello?
No lo recuerdo. Me voló las manos, una pierna, un ojo, me reventó los oídos, me dejó metralla en todo el cuerpo... pero realmente sólo recuerdo despertar en la UCI. En el coma tuve alucinaciones, pero lo duro fue después. Estaba todo el día sedado. Me pasaba los días a oscuras para no verme. Yo no quería vivir. Quería que me mataran.
Conocía perfectamente de quién venía la bomba.
Claro. Mi mamá no pagaba la extorsión. Nos amenazaban, pero no prestábamos atención. Nunca creímos que iban a llegar a tanto. De adolescente, con 16 años, las FARC me habían reclutado forzosamente, pero conseguí escapar. Recuerdo las maniobras, las armas... Viví muchas cosas crueles. Pero las pude soportar. De aquellos momentos saco mi fortaleza mental. Nunca me dejé influenciar, nunca creí en la ideología que me intentaron inculcar. Conseguí salir.
Y se alistó en el Ejército.
Siempre había querido ser soldado. De niño, cuando estaba el Ejército, jugábamos hasta tarde e íbamos a la escuela a salvo de que nos reclutaran. Cuando pude entrar, me dediqué a evitar que capturaran a otros adolescentes y sentía mucha compasión por aquellos que desertaban, como había hecho yo. Cumplí mi sueño.
Después del atentado, ¿cómo descubrió el deporte?
Fui un día a la Dirección de Veteranos y me encontré con otros soldados amputados que nadaban. Quise probar. Y aquello me cambió. La piscina me ayudó demasiado: en ella ahogué todos mis dolores psicológicos y físicos. En la piscina encontré un estilo de vida, me incluí en la sociedad, conocí a otras personas... Dejé todas mis lágrimas allí. Aprendí que no podemos quedarnos en el odio, el rencor o el miedo. Hay que arriesgarse a querer, a vivir, a sentir.
Incluso llegó a charlar con un excombatiente de las FARC.
Apareció un día mientras tomaba café. No sé si fue él quien puso la bomba, no me lo confesó. Me miró y me dijo: "Perdón". Le contesté que estaba vivo, que podíamos hablar, que me regalara unos pescados de los que cultivaba.
Después llegó el ciclismo.
Si la piscina fue enseñanza, el ciclismo fue mi salto al mundo. Conseguí adaptarme una bicicleta, que no es algo fácil en Colombia. Aquí estamos muy atrasados: los andenes no están adaptados, las ayudas que existen en España aquí no existen. Pero encontré amigos que me ayudaron. Me hicieron piezas exclusivas para mí. Por ejemplo, freno con la barbilla. Lo tengo todo preparado.
¿Le costó adaptarse a la vida diaria?
Se necesita mucha paciencia. Hay que aprender a depender de otra persona. Es un tema muy complicado. Tengo la fortuna de tener a mi esposa, pero sigo con acompañamiento psicológico. Aunque me vean sonriente, en los sueños se me presentan muchas pesadillas. Todavía me veo volando en pedazos o como combatiente.
Cuentan que un día atacó a Alejandro Valverde.
(Se ríe). Pinchó y le hice la broma. Nos reímos, nos dimos leña un ratico. El deporte me ha dado esa posibilidad: poder entrenar el año pasado con esos grandes ídolos aquí en Colombia. Con Nairo [Quintana], con Valverde... Fue un honor.
Y ahora, a por los Juegos Paralímpicos.
Sigo trabajando, sigo creyendo, aunque de momento las oportunidades no se me han dado. En Colombia tengo muchas limitaciones, pocos recursos. Pero el deporte paralímpico te permite una carrera muy larga. Mi referente es el español Ricardo Ten, que tiene 50 años y sigue encima de la bicicleta. Eso mismo espero hacer yo. Pase lo que pase, el ciclismo sólo me ha traído cosas buenas. Mientras se disputaban los Juegos Paralímpicos de París, yo me encontraba en una zona de Colombia muy afectada por los suicidios, dando charlas para evitarlos. Siempre digo: "Mírenme a mí: si yo puedo hacer cosas con todas estas limitaciones, ustedes también pueden".
¿Cómo es la situación actual en Colombia?
Se están reviviendo los atentados, las extorsiones, los desplazamientos, los reclutamientos forzados. Ahora no es tan visible y uno no entiende el por qué. En muchos lugares del mundo creen que aquí en Colombia estamos en paz, pero seguimos viviendo el terrorismo. Este mismo año, en el municipio donde yo sufrí el atentado hubo una serie de explosiones en los locales de comerciantes que se negaban a pagar.
Darwin Núñez y una media docena de jugadores de Uruguay acabaron en las gradas del estadio Bank of America, peleándose con aficionados tras la derrota 1-0 ante Colombia en la semifinal de la Copa América.
Después de un partido muy físico, una gresca se desató detrás de la bancada de Uruguay después que el árbitro mexicano pitó el final, informa Ap.
Para saber más
Ante una concurrencia de 70.644 espectadores, con una amplia mayoría alentando a Colombia, un pequeño grupos de hinchas uruguayos acabaron trenzándose a golpes con los colombianos.
Núñez y sus compañeros subieron por una escalera para internarse en la tribuna. Un video mostró al delantero de Liverpool propinándole un golpe a un aficionado que lucía la camiseta con el tradicional color amarillo de la selección colombiana.
El central uruguayo José María Giménez relató que lo que provocó que los futbolistas encarasen a los aficionados fue tratar de proteger a sus familias.
"Esto es un desastre", dijo Giménez. "Le hicieron una avalancha a toda nuestra familia de un cierto sector. Nuestras familias corrieron peligro. Tuvimos que correr como pedo (locos) a la tribuna a sacar a nuestros seres queridos con bebés recién nacidos. No había un solo policía".
"Ojalá que los están organizando esto tengan un poco más de cuidado con las familias, con la gente y con los alrededores de los estadios", agregó. "Todos los partidos pasa lo mismo".
Ignacio Alonso, el presidente de la Asociación Uruguay de Fútbol, indicó que los jugadores de la selección tuvieron una reacción instintiva y natural" al ir a proteger a sus familiares.
"Debió haber existido un cordón, en un estadio que tenía el 90% de colombianos", añadió.
La CONMEBOL condenó los incidentes: "No hay lugar para la intolerancia y la violencia dentro y fuera de la cancha".
Se precisó más de 10 minutos para que la policía interviniera y restablecer el orden.
Aproximadamente un centenar de seguidores uruguayos y personal de la selección permanecieron en la cancha más de 20 minutos después de finalizado el partido, al tiempo que los hinchas colombianos se retiraban.
"No vi todo lo que pasó", dijo Marcelo Bielsa, el técnico argentino de Uruguay. "Creí que el incidente había terminado con una disputa que se dio en la mitad de la cancha apenas finalizado el encuentro".
"Después supe que hubo otro tipo de dificultades. Lamentable verdaderamente", añadió.
Luis Suárez: "Lo que más molesta es la forma de babosear"
El delantero uruguayo Luis Suárez se refirió a la tensión con los jugadores colombianos al término de la semifinal de Copa América y dijo que "lo que más molesta es la forma de babosear", informa Efe.
"Siempre hay rifirrafe, risas, palabras, lo que sea. Pero lo que más molesta es la forma de babosear, de celebrar, no tiene ningún sentido", afirmó Suárez en declaraciones en la zona mixta.
"Nosotros eliminamos a Brasil y ninguno le pasó por delante a ningún jugador de Brasil. Al contrario fuimos a saludarlo, somos colegas de la cancha, sabemos el sufrimiento que se vive en una derrota", dijo Suárez.
Discusión en la grada tras el partido entre Uruguay y Colombia en Charlotte, en la Copa América.JULIA NIKHINSON | AP
"Pasar así delante de un compañero de profesión queda feo, pero el de arriba está mirando todo y todo vuelve", agregó.
El '9' del Inter Miami también dijo que "como grupo hay que levantarse, estar fuerte, estar unido".
"Va a tocar muchas veces pasar por situaciones como esta", aseguró.
El delantero uruguayo tiene 37 años y en esta Copa América ha tenido un papel secundario en el equipo de Marcelo Bielsa.
Colombia sobrevivió con inferioridad numérica
Colombia sobrevivió con inferioridad numérica todo el segundo tiempo y, de la mano de otra asistencia de James Rodríguez, accedió a la final de la Copa América tras vencer el miércoles 1-0 a Uruguay.
El gol de cabeza de Yefferson Lerma a lo 39 minutos alcanzó para que Colombia extendiera a 29 su racha de partidos consecutivos sin perder, un récord en la historia de la selección cafetera.
Colombia resistió con 10 hombres luego que su lateral derecho Daniel Muñoz fue expulsado en el tiempo de descuento del primer tiempo tras recibir una segunda tarjeta amarilla.
El equipo de Néstor Lorenzo se las verá el domingo contra la campeona defensora Argentina y Lionel Messi en el duelo por el título en Miami.
"Estamos felices, lo que hoy hemos hecho yo creo que es más de lo que muchos se podían imaginar", dijo James. "El equipo ha luchado contra todo y lo ha logrado. A descansar y pensar en la final con Argentina. El país debe disfrutar lo que pusimos en el campo".
En un partido áspero que incluyó siete tarjetas amarillas y la roja a Muñoz, los futbolistas acabaron dándose empujones en el campo tras el silbatazo y varios jugadores uruguayos, entre ellos Darwin Núñez, se trenzaron a golpes con aficionados que lucían las camisetas con el tradicional color amarillo de Colombia.