El portero Arnau Tenas, uno de los héroes de la victoria de la selección española de fútbol en los Juegos Olímpicos de París, se convirtió en el centro de atención de una divertida anécdota en el aeropuerto horas después de conquistar el oro. Tras el emocionante triunfo en la final del Parque de los Príncipes, donde España se proclamó campeona olímpica 32 años después al vencer a Francia en la prórroga (3-5), el guardameta mostró su alegría de una forma inusual.
Justo antes de coger su vuelo a Madrid, donde la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) les prepara un homenaje, el futbolista del PSG decidió cruzar el arco de seguridad del aeropuerto con la medalla de oro colgada en el cuello, pero oculta debajo de la camiseta. Al pasar por debajo del escáner, saltó la alarma, que detectó el metal, y los miembros de seguridad le hicieron dar marcha atrás para que se la quitara y volviera a pasar.
El portero, sonriente, hizo lo que le mandaron y aprovechó para alzar el oro con orgullo y mostrarlo a todos los presentes. Fue el propio Arnau Tenas el que colgó el vídeo de la escena en sus redes sociales a última hora del viernes por la noche.
Arnau Tenas fue uno de los protagonistas de la final de este viernes. El portero del PSG cometió un error en el primer gol de Francia, pero se sobrepuso con facilidad. “En el fútbol hay errores. Se aprende de los errores. Creo que me he sobrepuesto muy bien mentalmente para, ni más ni menos, intentar jugar mi partido para el equipo”, comentó nada más acabar el partido Arnau, que después de ese fallo hizo un par de paradas determinantes e incluso dio una asistencia a Sergio Camello para el quinto gol.
Este Carlos Alcaraz ya había aparecido este año. En el último Roland Garros este Carlos Alcaraz sometió a toda su generación, con Jannik Sinner como principal víctima. En el último Wimbledon este Carlos Alcaraz acabó con la historia, derrotado Novak Djokovic, decretado el final del Big Three. Este Carlos Alcaraz ya había aparecido este año. Pero los Juegos de París todavía no lo había visto. El español apareció este viernes con su mejor traje en la Philippe Chatrier para abrumar a su rival, el canadiense Felix Auger-Aliassime, convertir unas semifinales olímpicas en una primera ronda de un torneo humilde y asegurar otra medalla para España.
Su victoria por 6-1 y 6-1 en sólo una hora y 15 minutos fue otra demostración de la preeminencia de Alcaraz sobre el resto, un juego inmejorable, un dominio para muchos años. Diga lo que diga el ranking ATP, el español no tiene adversario hoy en día, ni nadie que le amenace. Viene el tenis de una época prodigiosa, con el talento de Djokovic, Nadal y Federer, pero discutían entre ellos: cuesta recordar un jugador tan superior.
Sus semifinales fueron un truco de magia: ahora está, ahora no. Aliassime de repente desapareció. Un tenista evaporado, no hubo partido ni mucho menos. Alcaraz, violentísimo con su saque, como en el último Grand Slam, desplegó más golpes que nunca esta semana, lo hizo con más acierto y, lo más extraordinario, estuvo rápido, muy rápido. Después de su eliminación del dobles junto a Rafa Nadal y de la acumulación de partidos, el descanso del jueves por la tarde fue suficiente para volver a galopar.
"He jugado a un nivel muy alto, con una concentración bastante alta. Ayer tuve más tiempo, horas de recuperación, pude hacerlo todo con más calma. Y se ha notado", comentaba Alcaraz, que también partió con dos ventajas sobre su adversario.
En primer lugar que Aliassime venía de jugar dos partidos el día anterior, los cuartos individuales contra Casper Ruud y el dobles mixto junto a su compatriota Gabriel Dabrowski. Y segundo que ya le tiene la moral ganada al canadiense. Es el efecto Alcaraz, el mismo con el Big Three sometió al resto de sus rivales. Antes de saltar siquiera a la pista, Aliassime ya sabía que no ganaría, pues en los cuatro últimos enfrentamientos ante el español no sólo había perdido, si no que lo había hecho con estrépito.
"En la final voy a intentar hacer las cosas bien, ni más ni menos. Sé que es una final olímpico, uno de los momentos más importantes de mi vida, pero voy a intentar no pensar en ello. Tengo que disfrutar de la final", aseguró Alcaraz que puede discutir por el oro con Djokovic, tocado nuevamente de su rodilla, o con Lorenzo Musetti. El partido entre ambos se decidirá de noche, aunque el oro está en manos de Alcaraz. Con su juego, su velocidad, su mentalidad, sólo lo puede perder. Cuesta recordar un jugador tan superior.
Apagar el móvil, eso lo primero. Entrar en el Monestir de les Avellanes, un monasterio en mitad de la sierra de Montsec, cerca de Lleida. Y a partir de ahí, callar. Callar, callar y shhhhhhh, callar. Tres días en silencio. En el desayuno, durante el entrenamiento, en el almuerzo, en las sesiones de meditación y en la cena. Ni un ruido. Horas y horas de escucharse a uno mismo, desenredar los pensamientos propios y descubrirse hasta en lo más profundo. Así fue el stage que el equipo español de tiro con arco hizo el pasado octubre en su preparación para estos Juegos Olímpicos de París.
La semana próxima, entre el martes y el domingo, Pablo Acha y Elia Canales se jugarán tres medallas -dos individuales y el equipo mixto- con el mindfulness como arma. Si ganan a los tiradores asiáticos, especialmente a los surcoreanos, eternos dominadores de la disciplina, pueden decidir que es gracias a conocerse más a sí mismos.
«Fue una idea del seleccionador, Elías Cuesta, que buscaba mejorar la capacidad de concentración del grupo y sabía que existían estos retiros de meditación. Nos pusimos en contacto con Andrés Martín Asuero, que es un experto en mindfulness y él coordinó la actividad», explica Carlos Morillo, director deportivo de la Federación Española de Tiro con Arco y parte de una revolución.
Del método coreano al estilo español
Desde siempre la selección seguía las enseñanzas que llegaban de Corea del Sur y, de hecho, tenía una pareja de seleccionadores del país asiático, Hyung Mok Cho y Mi-Jeong Lee, pero después de los Juegos de Río 2016, al ver que las medallas se volvían a escapar, la Federación decidió romper con todo. Le entregó el equipo a Elías Cuesta, olímpico en Londres 2012, y permitió que trabajara de otra manera. «El método coreano es muy simple: repetir, repetir y repetir. Hacerlo lo más básico posible, dejar la mente en blanco, convertirse en un robot. Con Elías todo es muy distinto», explica Canales, que en primera ronda se medirá a la británica Megan Havers, de sólo 16 años.
Con Cuesta al mando, los tiradores españoles no tienen que ser robots, todo lo contrario: tienen que conocerse, dominar su cuerpo y su mente. En los últimos años han hecho ejercicios de estabilidad o de vista, estudios de biomecánica y mucho trabajo psicológico como el retiro de silencio en el Monestir de les Avellanes. «Trabajamos la meditación. En el monasterio nos enseñaron mucho a estar en el momento presente, a escucharnos, a mantener la concentración en una única cosa. Al final el tiro con arco no es sólo tirar flechas, es relajación, autoconocimiento y control», asegura Pablo Acha, que debutará contra Lin Zih-Siang, de China Taipei, y que admite que lo más difícil del retiro fueron las primeras comidas.
Un esfuerzo durante el almuerzo
La instrucción era que, en silencio, cada tirador podía empezar a comer cuando quisiera y levantarse cuando acabara, que estaban solos aunque se sentaran en grupo, pero al principio costaba aguantarse la risa. «En esos momentos sí era complicado, pero luego ya nos acostumbramos. Los tiradores, por naturaleza, solemos somos tranquilos», añade Acha. En el 'stage' en el monasterio ilerdense, la selección no tuvo ninguna sesión de técnica, aunque sí lanzaron flechas. Colocaron unas dianas en el patio del recinto y cada tirador pasó un par de horas al día practicando, siempre en silencio, para no perder 'feeling' con el aparato.
Ahora, después de todo ese trabajo, España llega con opciones de medalla en tiro con arco por primera vez desde el oro del equipo masculino en Barcelona 1992. Canales es quinta del ranking mundial, aunque puede encontrarse en octavos con la surcoreana Lim Sihyeon, que en la clasificación batió el récord del mundo femenino. Habrá más opciones el dúo mixto, debutará contra la pareja china formada por Xan Yang y Yan Wang.
«Las coreanas no son intratables. En la clasificación lo hicieron muy bien; el nivel lo tienen, pero, al final, en una eliminatoria puede ganar cualquiera. Es complicado, pero no es imposible», comentaba incluso Canales que cuenta con una fortaleza que no tienen las asiáticas: en el más absoluto silencio en el Monestir de les Avellanes se conoció en profundidad a sí misma.
Hace tres años a España le zarandeó una medalla de oro de un chico que escalaba felinamente. Se llamaba Alberto Ginés y parecía, efectivamente, un chico normal de 18 años. Lo que ocurre es que, de repente, era campeón olímpico. «Había cumplido ya el sueño de mi vida. ¿Y ahora qué hago?», cuenta a EL MUNDO sobre los peajes de un éxito tan inesperado y precoz en una disciplina que se estrenaba en los Juegos. En París, tras clasificarse en el último
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