La Comisión Antiviolencia ha acordado proponer una sanción de 6.000 euros y la prohibición de acceso a los recintos deportivos durante 12 meses a un seguidor menor de edad del Rayo Vallecano que tocó el glúteo del argentino Lucas Ocampos, delantero del Sevilla, cuando se disponía a hacer un saque de banda durante el partido liguero disputado por ambos conjuntos en el estadio de Vallecas.
En su comunicado, Antiviolencia explica que el seguidor rayista, que estaba sentado en primera fila, le tocó el glúteo a Ocampos con un dedo cuando el futbolista se disponía a reanudar el juego.
“Este grave hecho contra la integridad del futbolista del equipo visitante provocó la interrupción del encuentro durante varios minutos. Tras lo ocurrido, el espectador y sus acompañantes mostraron una actitud jocosa y desafiante ante las protestas del jugador”, argumenta la Comisión, que recuerda que ambos clubes publicaron sendos comunicados por estos hechos.
Además, LaLiga confirmó que interpondría una denuncia contra el autor de esta agresión ante la Fiscalía de Menores.
Lucas Ocampos, que en todo momento guardó la compostura, lamentó lo sucedido al acabar el partido, en el que ganó el cuadro andaluz por 1-2, y pidió que LaLiga tomase el asunto con seriedad, “como hace con el racismo”.
“Siempre hay un tonto. Ojalá que no pase más porque si ocurre en el fútbol femenino sabemos lo que puede llegar a pasar. Me contuve porque tengo dos hijas pero esperemos que la Liga tome represalias y que un tonto no manche a la afición del Rayo”, dijo en declaraciones a Dazn a pie de campo.
Jamás pensó Juan Antonio Samaranch Salisachs que debería repetir tantas veces que no sufre 'complejo de Edipo', que no pretende suplantar al padre, como hizo el hijo del rey de Tebas al matar a su progenitor y casarse con su madre. Samaranch Salisachs, en realidad, está casado con el olimpismo desde su juventud, aunque no fue hasta la madurez, con su nombramiento como vicepresidente del Comité Olímpico Internacional (COI), en 2016, cuando empezó a fraguar en su cabeza la idea de alcanzar el puesto que ocupó su padre, el gran patriarca que salvó al movimiento en tiempos de boicots y crisis económica, durante los años 80, y lo condujo a una era de prosperidad y gigantismo. Donde hay prosperidad, hay corrupción. A sus 65 años, aunque en los pasillos olímpicos es conocido todavía como el 'Júnior', se presenta, junto a otros seis aspirantes, a la elección más abierta del olimpismo, el jueves en Grecia, en la 144 Sesión del COI.
Samaranch Salisachs insiste en que estos tiempos no son los de su padre, por lo que propone una modernización en la captación de recursos, avalada por su formación financiera, pero encuentra, precisamente, su mayor rival en un signo de los tiempos actuales. El ascenso de la mujer toma forma en la figura de Kirsty Coventry, una gran ex campeona olímpica, con otro en la carrera, Sebastian Coe. El británico es el candidato perfecto, un 'Carro de fuego', atleta, dirigente y ministro. Pero ostentosamente perfecto e individualista para buena parte de la 'Olympic Family'. Samaranch Salisachs, en cambio, pretende encontrar el equilibrio entre el apellido del pasado y un presente propio, frente a un futuro con nombre de mujer.
Thomas Bach y Samaranch Salisachs.David GoldmanAP
Cuando Samaranch Salisachs se dirigió a los miembros del COI, en los turnos privados de los candidatos, dijo que se había preparado para todo menos para tener que justificar su apellido. La influencia en el voto por la herencia de su padres es prácticamente nula en una Asamblea renovada, con un 70% de miembros elegidos a petición del presidente saliente, Thomas Bach, y en el que ha crecido el número de mujeres casi hasta la paridad: 47 de 109, al haber dos suspendidos. Bach quiere a una en su puesto. La única de los siete candidatos es Coventry, por la que se ha decantado sin ocultarse.
Polémicos premios en metálico
Bach no quiere dejar el COI en manos del español ni de Coe, aunque su animadversión por el británico es mayor. Le ocurre a buena parte del Movimiento Olímpico, que considera que va por libre, con un estilo arrogante. La iniciativa de Coe, presidente de la World Athletics, de conceder premios en metálico a los campeones del atletismo en los Juegos de París generó muchas críticas y un agravio con otros deportes, hecho que comprometió a otros presidentes de federaciones internacionales. El ex doble campeón olímpico de 1.500 tiene un suelo de votos, pero poco margen para crecer en las siguientes votaciones, a medida que se eliminen candidatos. Los primeros en caer deberían ser el japonés Morinori Watanabe, el jordano Feisal al Hussein, el sueco Johan Eliasch y el francés David Lappartient, siempre que alguno de los favoritos no obtenga mayoría absoluta en las primeras rondas.
Sebastian Coe.JOEL SAGETAFP
«Con todo el amor, el respeto y el orgullo que tengo por mi herencia, mi apellido y mi padre, los escenarios son diferentes. Nunca pensé que tuviera que defenderme de mi apellido. Estoy muy orgulloso de ser el hijo de mi padre, pero estoy tratando de mantenerlo fuera de esta carrera de todas las formas posibles. Él se unió al Movimiento Olímpico hace casi 60 años y se fue hace 25. Ninguno de los desafíos a los que se enfrentó y las recetas a utilizar se parecen a los de hoy. Así que no hay conexión. No hay nada de allí que se pueda aplicar hoy en día», repitió Samaranch Salisachs en un encuentro con periodistas organizado por la Asociación Internacional de la Prensa Deportiva (AIPS) y conducido por su presidente, Gianni Merlo.
La claridad de la declaración revela que el español necesita más de sí mismo que de su apellido, aunque sin ser un Samaranch difícilmente habría entrado en el COI. Lo hizo en la misma sesión en la que se retiraba su padre, en 2001. Un último servicio a la familia. A pesar de formar parte de la estructura olímpica, como vicepresidente de Bach, no representa el continuismo, sino que su programa es más concreto con respecto a los cambios, fundamentalmente los que se refieren a la sostenibilidad económica del olimpismo del futuro, que los de la propia Coventry, 14 años más joven, centrados en la revolución que supondría que una mujer alcanzara por primera vez la presidencia.
«No hay nada de las recetas que generaron la bonanza de las finanzas olímpicas para poder florecer los Juegos Olímpicos hace 45 años que se pueda aplicar hoy. Tenemos socios de transmisión fuertes, y ahora con lo digital estamos entendiendo cada vez más cómo esto nos moverá en las próximas décadas. Todavía operamos con el programa de marketing deportivo más exitoso de la historia, llamado TOP, que necesita actualizarse, ser más flexible y adaptarse a las necesidades de marketing actuales», explica el hijo del patriarca, respetuoso con Bach, aunque no le apoye. El presidente actual entró en el COI a propuesta de su padre, pero Samaranch Salisachs no cuenta siquiera con su neutralidad. Coventry es su apuesta.
Kirsty Coventry.FABRICE COFFRINIAFP
Joven, africana, mujer y campeona olímpica, la ex nadadora de Zimbabue insiste en que «Bach y yo somos personas muy diferentes. Tenemos estilos de liderazgo completamente distintos, pero compartimos el amor por nuestro movimiento». Se separa lo justo para subrayar su independencia y no generar rechazo por el favor de quien manda, aunque ya no se manda como antes, como en tiempos de Samaranch padre. Entonces una llamada era clave para movilizar a un grupo. Hoy no hay jefes de fila a la antigua, familias que decanten una elección en una Asamblea renovada y con solo tres españoles: Marisol Casado, ex presidenta internacional de triatlón, y Pau Gasol, además de Samaranch Salisachs, que intenta demostrar que no es su padre ni Edipo a la conquista del Olimpo.
Álvaro Morata es un chico especial. De entrada, es el futbolista español que más dinero ha movido en fichajes (220 millones) en su carrera, el quinto a nivel mundial por detrás de Neymar, Cristiano, Lukaku y Dembélé. De salida, se trata de un hombre de 31 años, en la cima de su carrera (la temporada pasada fue la mejor de su vida, 21 goles, y acaba de ganar, como capitán, la Eurocopa) que, sin embargo, no es feliz en su país porque hay quien, en las redes sociales, se burla de él. Este viernes, el Milan ha hecho oficial su fichaje para los próximos cuatro años tras pagar su cláusula de rescisión (13 millones). Es el final de un adiós que se empezó a gestar la pasada primavera.
Para saber más
Tras una primera parte del curso impresionante (19 goles hasta enero), las cosas se torcieron. Varias lesiones y, sobre todo, el gol fallado ante el Borussia Dortmund en la vuelta de los cuartos de Champions y los pitos que recibió, con España, en el Bernabéu en marzo, precipitaron un final de temporada oscuro para él. Junto a su mujer, Alice, tomó la decisión de marcharse de España, y así se lo transmitió personalmente a Miguel Ángel Gil, consejero delegado del Atlético, y a Simeone, su entrenador. ¿Las razones? Que ya estaba cansado de aguantar las críticas y, sobre todo, que la situación empezaba a afectar a sus hijos. Pensó incluso ir a Turquía, hasta que alguien le advirtió de que en ese país, con la fiebre que hay allí por el fútbol, no podría ni salir a la calle. Con varias opciones abiertas, firmó un acuerdo con un representante saudí para que le consiguiera un buen contrato en Arabia.
A la concentración de la selección llegó un futbolista atormentado. "Yo creo que, si gana, es posible que hasta deje el fútbol", contaban algunos de los que han convivido con él durante estos 45 días. Más que la ascendencia sobre el grupo que se le supone a un capitán, ha sido su bonhomía la que ha generado el cariño que le tenía el equipo campeón de Europa. Al igual que los casos de Nacho, Joselu (ya confirmados) o Dani Olmo, Le Normand, Laporte o Mikel Merino, Morata también ha estado decidiendo su futuro en mitad de la Eurocopa.
A última hora de la noche del 1 de julio, Morata, a través del representante saudí con el que había firmado un contrato, cierra las condiciones para firmar por el Al Qadsiah, el mismo por el que había fichado Nacho unos días antes y que acaba de subir a Primera División de la mano de Míchel. Sin embargo, algo ocurre en esas horas porque, a la mañana siguiente, cuelga un post en Instagram, en colaboración con el Atlético, y escribe: "No puedo imaginar lo que tiene que ser ganar con esta camiseta y no voy a parar hasta conseguirlo". Ese día, en el móvil de Simeone aparecen varias llamadas perdidas de Morata. También en el de Miguel Ángel Gil.
Morata.PABLO GARCÍARFEF
Tras el partido contra Alemania, 5 de julio, parece decidido a irse a Italia, con la Juventus y el Milan como opciones. De nuevo su mujer, Alice, tiene mucho peso en la decisión, que esta vez, ya sí, es definitiva. El acuerdo con el equipo rossonero lo cierran su representante, Juanma López, y su padre, fuera ya de la ecuación el agente saudí que sí había llevado las riendas de la operación fallida en Arabia.
Lo que va a cobrar en Italia es aproximadamente un tercio de lo que ya tenía apalabrado con el Al Qadsiah, y que rondaba los 13 millones netos por temporada, más incluso que Nacho. Firma en Milán para cuatro años, huyendo del ruido que, dice, le rodea en España. Sólo lo escuchará, si es que existe, cuando regrese con la selección, otro aparente cambio de opinión que, de pensar en el adiós (así lo dijo a este periódico), le deja en posición de seguir siendo capitán. De momento, porque con Morata nunca se sabe.
Los ojos miraban la capital, pero había muchos objetivos en el archipiélago balear. Los rojiblancos querían asentarse en la cuarta plaza que, en la última jornada, habían conseguido alejar del Athletic de Bilbao. [Narración y Estadísticas, 0-1]
Mientras que los bermellones querían aprovechar los daños colaterales que había causado el Madrid en la Tacita de Plata para alejarse aún más del temido descenso. Sería muy agridulce jugar una final de Copa del Rey, perderla y bajar a Segunda todo en el mismo año.
Quedan bastantes jornadas para que ambos logren sus aspiraciones, pero no se juega igual con la ilusión de la Champions que con el aliento del descenso. Alegría atlética y malas sensaciones para un Mallorca que lleva cinco partidos seguidos sin ganar.
Los dos afrontaron el choque con onces extraños. Aguirre metió dos tanques arriba y prescindió de Samu Costa, su pulmón en medio campo. Simeone dejó a Morata en el banquillo y quiso apostar por un ataque móvil con Correa y Lino, el puñal rojiblanco en la mayoría de los choques.
Cedió el Atlético la pelota al Mallorca en los primeros minutos. Otras temporadas parecería un movimiento lógico de un conjunto de Simeone con una defensa férrea. Este año, el que más goles ha encajado el equipo rojiblanco desde la llegada del argentino, podría parecer osado, dada su mandíbula de cristal.
Pero Riquelme quiso dar la razón a su entrenador desde el minuto cinco inventándose un gol de bandera. De esos que marcados por otros y en equipos con más lustre dan la vuelta al mundo en televisiones y redes. Recogió el canterano un rechace en el balcón del área y controló con un taconazo con el que eliminó a dos defensas para luego meter un disparo ajustado a la base del palo. El plan empezaba bien.
Se tuvo que esperar 15 minutos para ver la primera posesión larga del Atlético, pero fueron casi dos minutos que, si Correa hubiera bajado mejor el último pase, podría haber generado más peligro el conjunto rojiblanco. Es cierto que había poco futbolista que robara balón en ambos conjuntos por lo que la alternancia era, casi siempre, cuando se terminaba jugada. Como la que finalizó Mario Hermoso al lateral de la red.
Partido denso
Hubo un gol, sí, pero poco más ocurrió un partido con dos equipos con poco filo y más ganas de guardar la ropa. Quizás el Mallorca fue algo más valiente al tener que buscar la remontada desde el principio del choque, pero el juego fue denso, con un Atlético esperando el fallo rival y llegó, un mal control de Raíllo, pero Llorente no pudo aprovechar un contraataque bien conducido por Correa. Así que todo siguió igual.
Poca historia en Son Moix con objetivos importantes para ambos clubes. Una plaza Champions para mantener al Atlético en la aristocracia europea y una jornada menos para el Mallorca para certificar la permanencia. Su amenaza, en principio, es únicamente el Cádiz, que también perdió. En principio.