El técnico italiano no se calló a la hora de valorar negativamente el beso del presidente de la RFEF a Jenni Hermoso: “No me ha gustado nada”.
Ancelotti, sobre Rubiales: “No se ha comportado como un presidente de una Federación”
“Es un tema delicado…”. Así empezó Carlo Ancelotti su respuesta sobre la actuación de Luis Rubiales en la final del Mundial femenino, coronada con el famoso beso a Jenni Hermoso en la entrega de las medallas. El técnico del Real Madrid, uno de los primeros en pronunciarse sobre el tema, reflexionó y terminó criticando duramente al presidente de la Federación Española de Fútbol. “Ha sido un comportamiento que no me ha gustado nada, obviamente”, declaró, antes de asegurar que “no ha sido el comportamiento de un presidente de Federación”.
Casi en el mismo momento, Félix Bolaños, ministro de la presidencia en funciones, ha avisado que el Gobierno “actuará” si no hay dimisiones en los próximos días. “Las cosas no se pueden quedar así”, insistió desde París, donde ha participado en los actos de homenaje a “La Nueve” con motivo del aniversario de la liberación de la ciudad
Ancelotti, siempre elegante en los banquillos, sabe dónde está su sitio: “Pienso que el comportamiento de una persona no me afecta. Tengo las ideas muy claras, de cómo tengo que comportarme, soy perfectamente consciente por ser entrenador del Real Madrid. Me quedo con lo que tengo que hacer yo”.
Carletto, eso sí, evitó pronunciarse sobre la necesidad o no de una dimisión. “Me quedo con lo que dije antes, no sé si va a dimitir. Espero que tomen la decisión adecuada”
Kepa, titular en Vigo
Sobre el partido contra el Celta, que se disputará este viernes a las 21:30, el italiano anunció que el titular va a ser Kepa Arrizabalaga, que debutará con el Madrid después de su cesión desde el Chelsea. Además, dio la plantilla por cerrada “al 100%” y elogió la rápida adaptación de Vinicius y Rodrygo al esquema de dos delanteros: “Rodrygo no tiene problema porque ya estaba acostumbrado a jugar de delantero y Vinicius se está adaptando bien. No lo estoy forzando a jugar por dentro. Él tiene la inteligencia para saber donde jugar. Jugar más por dentro le da más posibilidades de hacer gol. Tiene que aprender a moverse en el centro”.
El hambre de Endrick ha puesto el primer pie del Madrid hacia la final de la Copa del Rey, que se celebrará en La Cartuja el 26 de abril. El tanto del brasileño empujo a los blancos en rotación ante una Real Sociedad intensa, que asedió por momentos a Lunin y deberá buscar la heroica el 1 de abril en Chamartín. [Narración y estadísticas (0-1)]
Después de varios partidos en el fondo del armario, Ancelotti le puso el traje de titular a Güler y Endrick, olvidados durante las últimas semanas por la importancia del playoff de Champions contra el City y el buen estado de forma del ataque. Y el Madrid, que tiene la Copa en la tercera posición de prioridades de la temporada, respiró con ellos. Especialmente gracias al brasileño, con ganas de comerse el mundo.
La Real Sociedad arrancó pasional, empujada por las bengalas de la previa, que tiñeron de rojo el antiguo Anoeta. El cuadro de Imanol, irregular durante el curso, buscó al Madrid desde el minuto 1, planteó una presión alta para buscar el error inicial y casi lo consigue en el minuto tres. Kubo se plantó ante Lunin tras un error de Camavinga y una pared con Oyarzabal, pero el ucraniano despejó a córner.
Los gritos contra Asencio
El paso de los minutos despertó a los blancos y asentó su plan. Camavinga y Ceballos en el doble pivote, Bellingham liberado, Arda en derecha y Vinicius en izquierda. El Madrid no quiso balones largos, como en otras ocasiones, sino que llamó a la Real a presionarle para salir del agobio en varios toques buscando el espacio libre en el centro del campo. Así llegó el 0-1.
Endrick bajó a recibir y cedió para Vinicius antes de dibujar un desmarque directo a portería. Potente, vertical. El balón se detuvo en los pies de Bellingham, que esperó la carrera del delantero para ponerle un milimétrico balón a la espalda de los centrales. Endrick controló, aprovechó las dudas de Remiro en la salida y definió con el exterior de forma sensacional.
Su hambre de minutos, de goles y de gloria ponía al Madrid camino de la final de La Cartuja, pero la Real, y menos en San Sebastián, no se iba a rendir. Los txuri-urdin enfocaron sus opciones en el lado derecho de la defensa madridista, con Asencio en lugar de Lucas, sufriendo el canterano ante Barrenetxea, que le superó en varias ocasiones para amenazar a Lunin y le sacó una amarilla que provocó el cambio de Asencio en el descanso. Justo después de que la grada le cantara «Asencio, muérete» y obligara a Sánchez Martínez a parar el duelo y aplicar el protocolo contra el racismo, la intolerancia y la xenofobia.
Ceballos, sobre la hierba, tras su lesión en el tramo final.EFE
Antes, Lunin había sacado varios disparos de Brais, Barrenetxea y Oyarzabal y Remiro había evitado el 0-2 de Vinicius tras un contragolpe de Bellingham antes de que el partido entrara en el terreno de las interrupciones y la tensión.
Tras el descanso, Ancelotti retiró a Asencio, lastrado por la amarilla, y dio entrada a Lucas. No cambió demasiado el Madrid, pero el partido creció en tensión y ocasiones. Se rompió. La Real dio un paso adelante en ataque y cambió de banda, insistiendo ahora en el lado de Fran García, con Kubo y Brais buscándole una y otra vez. Ahí tuvo sus mejores opciones, pero Lunin se hizo gigante.
En el 49, el ucraniano salvó un remate a bocajarro de Oyarzabal y se estiró en el rechace para evitar el gol de Kubo. En el otro lado del campo, Endrick envió un misil al larguero cuando en el banquillo del Madrid ya cantaba el gol.
Vinicius, sin acierto
El brasileño volvió a ganar espacio con un desmarque que sorprendió a la defensa de la Real y Vinicius le encontró en largo, pero el palo desvió el disparo. Fue la gran carta de presentación del joven atacante, un gol y un travesaño, para convencer a un Ancelotti al que le ha costado darle minutos.
El Madrid tuvo 10 minutos de espacios a la contra en los que Vinicius pudo sentenciar, pero no estuvo asentado el día en el que estrenaba brazalete de capitán. Tampoco Lucas, que envió el balón alto tras un zigzagueo en el área.
El perdón de los blancos pellizcó a la Real a partir del minuto 60. Los de Imanol se volcaron contra Lunin, pero les faltó punch, como a Oyarzabal, que tardó en definir tras un error de Fran García y permitió la llegada de Tchouaméni, sacando una nota alta como central. Bellingham perdonó en el otro área y Ceballos, clave este año, se rompió, dejando la gran mala noticia del Madrid en la ida de San Sebastián.
El entrenador del Real Madrid, Carlo Ancelotti, ha asegurado en una entrevista en un medio italiano que el club blanco no acudirá al Mundial de Clubes organizado por la FIFA que se celebrará entre junio y julio de 2025 en Estados Unidos. Y no será el único.
"La FIFA puede olvidarse de eso. Futbolistas y clubes no participarán en aquel torneo. Un solo partido del Madrid vale 20 millones y la FIFA quiere darnos esa cifra para todo el torneo: negativo. Igual que nosotros, varios clubes rechazarán la invitación", expresó el técnico italiano a una pregunta en 'Il Giornale'.
Desde el club blanco mantienen que las frases de Ancelotti son una advertencia a la FIFA para que dé pasos adelante en la organización del torneo, tanto a nivel logístico como económico. Un toque de atención. El mismo aviso que han lanzado las altas esferas del conjunto blanco a la organización de Infantino durante los últimos meses.
En Valdebebas todavía no conocen las sedes ni los millones que se llevarán por derechos de televisión y deslizan que "queda mucho por hacer" y esperan reunirse con la FIFA en próximas fechas para conocer más detalles. A pesar de las palabras de Ancelotti, confían en el "gran interés" de la FIFA en el torneo y en que terminarán ejecutando todo según lo previsto.
En el trasfondo del asunto se encuentra que la ECA, la Asociación de Clubes Europeos, es la responsable de la negociación con FIFA de los derechos televisivos y de los emolumentos que recibirán los participantes en el torneo. Un organismo en el que está Miguel Ángel Gil, CEO del Atlético de Madrid, pero no el Real Madrid. Según estiman en la ECA, el 75% del dinero a repartir en el Mundial de Clubes iría a parar a los suyos.
Desde el club rojiblanco, el otro equipo español clasificado para la competición, hablan de "respeto a las instituciones". Una postura que, recalcan, mantienen "desde siempre". Y aseguran que defenderán al club "desde dentro del sistema y no atacando al sistema". "Creemos que así podemos ser más eficaces en la defensa de nuestros intereses, así como más solidarios con todos los que forman parte de la gran familia del fútbol", explican a EL MUNDO.
"Seremos respetuosos con las decisiones que FIFA, UEFA, Federación y LaLiga puedan tomar con los calendarios, por supuesto defendiendo siempre nuestros intereses", añaden.
El torneo cuatrienal planteado por el máximo organismo del fútbol mundial se encuentra con las palabras del entrenador del máximo exponente actualmente a nivel de clubes, recién conquistada su decimoquinta Champions. A pesar de todo, en el Madrid confían en el "gran interés" que tiene la FIFA en el torneo y en que todo terminará ejecutándose correctamente.
Cambio de formato
El cambio del formato actual, que se realiza entre diciembre y enero, se iba a producir en 2025 tras el intento frustrado en 2021 por la irrupción de la pandemia. Para Gianni Infantino era necesario toda vez que apenas genera interés por la gran superioridad de los clubes europeos. Hablamos de apenas un ganador fuera del viejo continente en los últimos 12 años: el brasileño Corinthians.
El organismo anunció una dotación inicial de 50 millones a cada club por participar así como un incremento de esa cantidad según el rendimiento en la competición. Algo parecido a lo que ocurre en Champions League. A día de hoy hay 29 equipos clasificados para las 32 plazas que se reparten: 12 europeas, entre los que no está el Barcelona, seis de la Concacaf, cuatro sudamericanas, cuatro asiáticas, cuatro africanas, una de Oceanía y una estadounidense (por país anfitrión).
Esta pequeña rebelión madridista también es secundada por los jugadores representados por FIFpro y PFA. Ambos sindicatos anunciaron acciones legales si no se cambiaban las fechas del torneo. Toda vez que es el único verano que los futbolistas iban a poder disfrutar de vacaciones ya que no había ningún torneo de selecciones.
Qué razón tenía Tuchel. Decía el técnico del Bayern en la previa que los goles del Real Madrid «no los ves venir». «Si rebobinas diez segundos, todo parece bajo control», explicaba. Y diez segundos antes del extraordinario pase al hueco de Kroos a Vinicius, no existía nada. Tampoco en el instante previo a la arrancada del brasileño y su cesión a Rodrygo, derribado por Kim en el penalti del definitivo 2-2. Fue el Big Bang de los blancos para resistir en Múnich y dejar la eliminatoria pendiente del Bernabéu.
En el vestuario, Ancelotti apostó por Nacho tras el gran partido del español en Manchester, devolvió a Tchouaméni al eje del centro del campo y sentó a Camavinga. El ex del Mónaco fija más la posición que el ex del Stade Rennais, algo necesario para contener los ataques del Bayern y para liberar a Kroos y Valverde en ataque y en defensa.
Sobre el césped, el pitido inicial abrió el asedio del Bayern hacia la meta de Lunin. Sin posibilidad de calibrar su respiración, el Madrid se encontró encerrado en su propio campo, ahogado por un equipo enrabietado y sin soluciones para coger aire. Fue un amago de la tormenta del Etihad contra el City.
A los 40 segundos, Sané se plantó ante Lunin tras una pared con Kane y el ucraniano sacó un pie milagroso para evitar el primero. En el 5, detuvo un tímido lanzamiento de Kane. En el 6 le tocó otra vez a Sané, que disparó alto. En el 11 y el 14 apareció Musiala, que no atinó entre los tres palos mientras Ancelotti maldecía hacia su banquillo. No se creía las pocas soluciones de sus futbolistas.
Superado el agobio inicial, los blancos encadenaron un par de posesiones largas en las que Kroos asumió el timón e hizo fluir a su equipo. En una de ellas, en el 24, el alemán tuvo unos segundos para pensar en el centro del campo y vio cómo Vinicius rompía a Kim con un amago sin balón. Puso el balón a su espalda y el brasileño definió con calma ante Neuer para poner el 0-1 Un chispazo que no se esperaba Tuchel. El Big Bang.
El gol trastocó la moral del Bayern, que no entendió el destino del partido tras semejante torbellino inicial. El Madrid, con la calma de la experiencia, se gustó. Bajó pulsaciones, se alimentó con la posesión y dejó de correr sin balón para desesperar a su rival y que apenas hubiera ocasiones de peligro hasta el descanso.
El cambio de Tuchel
Siguiendo con frases de la previa, decía Ancelotti que hay dos tipos de entrenadores, los que no hacen nada y los que hacen daño a su equipo. Que él prefería ser de los primeros. En el intermedio, Tuchel sentó a Goretzka, uno de sus dos mediocentros, y dio entrada a Guerreiro, un lateral ofensivo al que situó de interior, casi de media punta. Laimer, el otro pivote, se quedó solo. Arriesgó el alemán, hizo algo, y no hizo daño a su equipo. Al contrario. Le dio alas.
En el 52, y tras una gran ocasión de Kroos en una contra, Sané encaró a Mendy y encontró la red madridista con un disparo al primer palo de Lunin. Ancelotti se enfadó con Bellingham por haber hecho mal la presión y el Allianz rugió de nuevo. No sería la última vez.
Un par de minutos después, Musiala buscó a Lucas dentro del área, le regateó y el gallego le puso la zancadilla. Penalti innecesario que ni siquiera protestó. Kane, desde los once metros, completó la remontada del Bayern ante un Madrid incomprensiblemente noqueado.
Ancelotti respondió con Modric y Brahim en lugar de Kroos y Bellingham, poco presente en un partido de semejante dimensión. La entrada del croata y la ventaja alemana entregaron el balón al Madrid, que acumuló a Vinicius y Rodrygo en la izquierda para buscar ocasiones. Solución efectiva. En el 82, Vini encaró el área y encontró a Rodrygo, que recortó y fue derribado por Kim. El '7', con toda la presión del Allianz encima, sumó su segundo gol. Su segundo Big Bang.