Alex Pella, una vuelta al mundo a vela en dirección contraria: “Hace dos años intenté un tramo y acabé rescatado y repatriado”

Alex Pella, una vuelta al mundo a vela en dirección contraria: "Hace dos años intenté un tramo y acabé rescatado y repatriado"

A la estela de Elcano

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El español, que ya tiene el récord del mundo al este, busca el primer récord siguiendo la ruta de Elcano, hacia el oeste, contra el viento y las mareas.

Pella, durante la preparación del reto.MAXICAT VICTORIA

«Yo soy marino, no soy atleta. En el mar cuenta más la cabeza, entender la forma de la ola, leer la nube que viene. Eso no lo aprendes en el gimnasio, eso lo aprendes navegando».

Y por eso Alex Pella lleva toda la vida navegando. Aprendió antes a izar una vela que a caminar y a los 51 años sigue cada semana, prácticamente cada día, bailando al ritmo que le propone el mar. Lo suyo no son los Juegos Olímpicos o la Copa América, competiciones de velocidad, de dar vueltas en una misma bahía, lo suyo son las travesías. Y en esa especialidad, la resistencia, lo ha conseguido casi todo. En 2017 estableció un nuevo récord de la vuelta al mundo hacia el este, el llamado Trofeo Julio Verne: 40 días, 23 horas, 30 minutos y 30 segundos. Desde entonces ocho equipos con los mejores regatistas y los barcos más rápidos del mundo han intentado batirle y no lo han conseguido. «Y estos últimos años me he planteado: ¿Ahora qué hago yo? Puedo intentar rebajar mi récord, pero es muy, muy difícil. Al final llegué a la conclusión de que es mejor que lo pruebe hacia el otro lado», explica en conversación para EL MUNDO desde Sanlúcar de Barrameda, donde prepara su próximo desafío. Un reto que no tiene nada que ver con todos los anteriores; éste se lo ha inventado.

«La idea es dar la vuelta al revés, en contra del viento y de las mareas. Es mucho más difícil, pero tiene más historia. Es como lo hizo Juan Sebastián Elcano en el siglo XVI cuando dio la primera vuelta al mundo, pero hasta ahora no lo ha hecho nadie por esa ruta como un desafío deportivo. El objetivo es establecer una nuevo Trofeo, que se llamará el Trofeo Elcano, y a ser posible dejar un primer récord de unos 100 días».

A principios de 2025, Pella partirá con el francés Lalou Roucayrol y los españoles Alejandro Cantero, Alberto Muñoz y Manuel Maqueda hacia el Cabo de Hornos, cruzarán el estrecho de Torres que separa Australia y Nueva Guinea, alcanzarán el Cabo de Buena Esperanza y remontarán el Atlántico de regreso a casa. «Lo más difícil será el cabo de Hornos, de hecho todo el tramo entre Punta del Este, en Uruguay, y Valparaíso, en Chile. Son 4.000 millas en las que se te puede complicar mucho la cosa. Las borrascas giran y te empujan, te empujan. Hace dos años fui a investigar, estuve tres días fondeando y al final acabé en las piedras. Me tuvieron que rescatar con un remolcador y volví a casi repatriado», narra Pella, que lleva ya tiempo preparando su proyecto. Desde el barco, el Maxicat Victoria, un multicasco rehabilitado que estuvo años abandonado en Qatar, hasta los retos de entrenamientos. Antes de lanzarse a dar la vuelta al mundo, Pella y su equipo buscarán el récord de la vuelta a España, de Bilbao a Barcelona en menos de una semana. Luego probarán con alguna travesía exigente por el Atlántico.

¿Nunca se marea?
La verdad es que no, no me he mareado nunca. Pero tengo compañeros, muy buenos navegantes y con mucha experiencia, que se quedan KO. Hay muchas teorías sobre el mareo, pero entiendo que lo que les ocurre es una mezcla de estrés, cansancio, frío, falta de sueño… Yo tengo suerte. Si estoy achicando agua y levanto la cabeza quizá me quedo un poco grogui, pero se me pasa rápido.

“Me llevaba el sofrito de mi abuela”

Con el apoyo de la Consejería de Turismo, Cultura y Deporte de la Junta de Andalucía, cofinanciado con Fondos Europeos, y de patrocinadores como Festina, Pella ya repasa todos los detalles de su próxima vuelta al mundo. Hasta los asuntos más rutinarios. «Haremos turnos rotativos para dormir y del comer me encargaré yo. La comida liofilizada es muy cómoda, es útil en algunas situaciones, pero yo necesito comer. Comer de verdad. Hemos ampliado la cocina y cada día haré un perolo para todos con pasta, arroz, algo rico, algo potente. Eso te da un punch psicológico acojonante. Cuando competía en la Ruta del Ron todo el mundo iba con liofilizados y yo me llevaba el sofrito de mi abuela. Cuando estás en medio del mar, sin conexión a tierra, comer bien te da mucha ventaja», comenta el patrón que no alcanza la fama de un medallista olímpico en vela, pero es conocido por todos los marineros del mundo.

«Me llaman la atención los Juegos o la Copa América, pero no competiría. A mí me gusta que las reglas las marque el mar, no un reglamento y unos jueces. Además entre navegantes me siento reconocido. El récord de la vuelta al mundo es algo universal. Vas a Pekín, a Londres, a Yakarta y siempre hay alguien interesado en cómo fue, en cómo lo hicimos», apunta Pella.

¿Cuándo descubrió el mar?
Ni lo recuerdo. Cuando era pequeño, con mis padres y mis hermanos [David, Borja y Nacho, todos marineros], íbamos a Baleares a veranear y nos pasábamos allí semanas en un barco. Eran los años 80, todo virgen, era la hostia. Para mí aquello era pura felicidad. Un traje de baño, una camiseta, un palo para pescar… y ya está. Ahora intento transmitir aquella vida sencilla a mis hijos y, de alguna manera, busco lo mismo en mis travesías. Así entiendo el mar.

Y, de alguna manera, el mar le entiende a él. Si no, no le hubiera permitido batir el récord del Trofeo Julio Verne, el de la Ruta del Té de Hong Kong a Londres, el récord del Pacífico Sur y el Índico, la Vuelta a Irlanda, la ruta de Nueva York a Barcelona… Si no, no le permitiría ahora plantearse el Trofeo Elcano, la vuelta al mundo en dirección contraria.

«Me encanta este desafío porque tiene un componente de actualidad brutal. Elcano y su tripulación unieron Europa, América, Asia, África y Oceanía, la humanidad cambió después de su viaje, fue el inicio de la globalización. Hoy vivimos las consecuencias de cómo se planteó el desarrollo después».

kpd