Alcaraz, un campeón sobre hierba de un país sin pistas de hierba: “Me reuní con el encargado de Wimbledon y me dijo que aquí era imposible que aguantase nada”

Alcaraz, un campeón sobre hierba de un país sin pistas de hierba: "Me reuní con el encargado de Wimbledon y me dijo que aquí era imposible que aguantase nada"

En el verano de 2023, justo antes de ganar su primer Wimbledon, Carlos Alcaraz se entrenó en las pistas de atletismo Monte Romero, en el campus de la Universidad de Murcia. ¿Quería mejorar sus sprints sobre el tartán? ¿Quería fortalecer sus golpes lanzando jabalinas? Nada de eso. Alcaraz sólo buscaba pisar hierba natural, correr sobre hierba natural, saltar sobre hierba natural y el campo central del recinto era el lugar más cercano a su casa para hacerlo. Su éxito en Roland Garros en los dos últimos años ha reducido su calendario y su preparación sobre el verde se ha centrado en el ATP 500 de Queen’s, pero aquellas sesiones en Murcia subrayan la rareza: en Wimbledon domina un tenista de un país donde apenas hay pistas de hierba natural.

Si avanza a partir de su debut hoy ante Fabio Fognini (14.30 horas, Movistar) y el próximo 13 de julio Alcaraz logra su tercer título consecutivo, se convertirá en el español más laureado en el Grand Slam inglés y creará una tradición prácticamente de la nada. “La hierba es para las vacas”, proclamaba Manolo Santana, campeón en 1966. Y empieza a no ser así. Aunque tampoco parece que se vaya a convertir en la superficie favorita para los españoles.

El milagro de Mallorca

“En España el mantenimiento de las pistas de hierba es especialmente difícil. Se necesita más agua, más cuidados, es un proceso costoso. Para nuestras pistas viene un experto de Wimbledon, que lo supervisa todo”, cuenta Benito Pérez Barbadillo, responsable de comunicación del ATP 250 de Mallorca finalizado este sábado -con Tallon Griekspoor campeón-, un oasis de hierba en el desierto de tierra batida y cemento que es España. Gracias al torneo, en el Mallorca Country Club sobreviven las únicas seis pistas de hierba natural que hay en todo el país.

Hace una década el circuito ATP decidió separar una semana más Roland Garros de Wimbledon y eso abrió la opción de crear nuevos torneos. El grupo alemán E|motion, que ya había alquilado el antes llamado Tennis Country Club Santa Ponça para una competición WTA, creyó que era una buena oportunidad y de ahí el milagro de que actualmente haya algo de tenis sobre hierba en España. “Muchos jugadores prefieren quedarse entrenando en Wimbledon, pero los que necesitan ritmo de partidos aprecian mucho poder venir a Mallorca. En Inglaterra la lluvia es impredecible y puede afectar a tu preparación; aquí eso no pasa. El problema es que nos cuesta atraer a empresas españolas. Es nuestro reto. Casi todos los patrocinadores son alemanes o del circuito ATP”, expresa Pérez Barbadillo, que ha visto en las distintas ediciones del torneo mallorquín a Novak Djokovic -en dobles-, Daniil Medvedev o Stefanos Tsitsipas.

Dos experimentos fallidos

Antes de que se creara el Mallorca Championships, España había estado muchos años sin una sola pista de hierba natural y varios experimentos habían fracasado. En 1994, por ejemplo, el Real Club de Tenis López-Maeso de Madrid inauguró sus pistas verdes con un evento de veteranos donde estuvieron Björn Borg, Ilie Nastase, Guillermo Vilas, José Luis Clerc o el propio Santana. La idea era atractiva: había una pista de DecoTurf, la superficie dura del US Open, y otra de hierba Wimbledon. Pero el coste superó al beneficio. La construcción costó 10 millones de pesetas, se necesitaron tres intentos para que la hierba se asentase y un par de años más tarde se abandonó la apuesta.

Las pistas del Villanueva Golf.E.M.

En 2014, otro caso, el Villanueva Golf de El Puerto de Santa María inauguró tres pistas de hierba natural y la propuesta duró todavía menos. El ambiente de Wimbledon que se creó alrededor -sólo se podía jugar de blanco, se vendían fresas…- no logró atraer a los clientes necesarios para asumir el mantenimiento.

Antes que Alcaraz

“Fui a Wimbledon, me reuní con Neil Stubley, el head groundskeeper del Grand Slam, el encargado de la hierba del torneo, y me dijo que en Cádiz no aguantaría el césped, que era muy árido, que era imposible. Hicimos una mezcla distinta del raigrás, el césped inglés, y lo teníamos impecable. Necesitaba su agua, su cóctel, su mantenimiento, pero atraía a mucha gente, especialmente turistas. Por desgracia, la dirección de las instalaciones decidió cerrar las pistas”, rememora Oliver Günther, impulsor del proyecto gaditano que incluso planeaba la creación de un torneo Challenger en el lugar. Tanto el Real Club de Tenis López-Maeso de Madrid como el Villanueva Golf se ofrecieron a los tenistas españoles para sus entrenamientos, pero pocos se interesaron.

Antes de Alcaraz, sólo Santana, Conchita Martínez (1994), Nadal (2008 y 2010) y Garbiñe Muguruza (2017) habían vencido en Wimbledon y, de hecho, apenas cinco más habían levantado otros trofeos. En Eastbourne vencieron Andrés Gimeno y Feliciano López -también doble campeón en Queen’s-, en Newport celebró Arantxa Sánchez Vicario y en Hertogenbosch, David Ferrer y Roberto Bautista. Nada más. En Wimbledon domina un tenista de un país donde apenas hay pistas de hierba natural. Menuda rareza.

kpd