Alcaraz descubre el engaño del desconocido Tarvet y ya está en tercera ronda de Wimbledon

Alcaraz descubre el engaño del desconocido Tarvet y ya está en tercera ronda de Wimbledon

“¿Y qué pasa si pierdo?”. De camino a la pista, en el mismo vestuario o durante el calentamiento, la pregunta puede aparecer en la mente del tenista. “No puedo perder”, se responderá alguno, muy confiado. Para otros la duda será fugaz. Unos últimos se agarrotarán hasta descubrir la respuesta. “¿Y qué pasa si pierdo?”. Carlos Alcaraz suele bailar ante la posibilidad de la derrota, pero este miércoles tuvo que amargarle la previa.

En segunda ronda de Wimbledon, Oliver Tarvet, el número 733 del ranking mundial, un universitario en su segundo partido profesional y, para colmo, inglés. La posterioridad, ante él: podía protagonizar la derrota más sorprendente de la historia del Grand Slam, quizá de la historia del tenis. El peligro era mayor de lo que parecía y esquivarlo tuvo más mérito del que se le dará: venció por 6-1, 6-4 y 6-4 en dos horas y 17 minutos y ya está en tercera ronda, donde se medirá al vencedor del duelo entre Félix Auger-Aliassime y Jan-Lennard Struff.

Alcaraz pudo caer en dos errores, temer a la derrota e infravalorar al adversario, y no lo hizo. De Tarvet sólo había visto un partido, su victoria en primera ronda ante Leandro Riedi, y apenas sabía que era un buen sacador. Pero ya en la pista central entendió que guardaba otras virtudes. En su último año de carrera en la estadounidense Universidad de San Diego, el tenista local no había jugado antes en ATP, pero había jugado al tenis. Vaya si había jugado al tenis.

Mejor que su ranking

Más allá de su servicio, al debutante le sobraban piernas para defenderse y contaba con recursos que le llevarán tarde o temprano entre los 100 primeros del ranking. De hecho, la mayoría de los ‘highlights’ del partido fueron para él, tan rápido que fue cerca de la red. Por su motivación -no paraba de repetirse el “¡Vamos!” de su ídolo, Rafa Nadal-, Alcaraz requería otras armas: inteligencia, madurez, tranquilidad. Y le sobraron. Desde el primer juego, donde afrontó tres bolas de rotura, el vigente campeón aceptó el sorprendente nivel de su rival y simplemente jugó.

Kirsty WigglesworthAP

No podía ser el tenista más enérgico sobre la pista, tenía que ser el más experimentado. Incluso en el tercer set, cuando ya todo estaba decidido, Tarvet festejaba con fuerza todos sus aciertos y Alcaraz mantenía la calma. Pese a la victoria en tres sets, el español tuvo trabajo. En el primer set, su adversario le propuso intercambios desde el fondo de la pista y desde ahí lo tenía todo bajo control. Pero al principio del segundo set, Tarvet se envalentonó, se metió dentro de la pista y le obligó a ser más creativo.

Con cierta mejoría en el saque que en su debut ante Fabio Fognini, Alcaraz sufrió un ‘break’ en el arranque de ese segundo periodo y aceptó el envite. De inmediato recuperó la desventaja y con mucho tiento se acercó a la victoria poco a poco, no sin algún apuro. Nadie recordará un partido que podría haber sido recordado por los siglos de los siglos. Ahí estaba el peligro para Alcaraz. Y ahí está su valor.

kpd