Tras un primer periodo infame, al Atlético se le escapó medio muerto el Barça, cuando estaba absolutamente al borde del colapso. Joao Felix se vengó de Simeone y ese raquítico gol sirvió para cobrar una deuda pendiente.
Lo que no me puedo explicar ni
Hazte Premium desde 1€ el primer mes
Aprovecha esta oferta por tiempo limitado y accede a todo el contenido web
Ante esta eliminatoria de Champions, viene a la mente una antigua campaña de la DGT que tomaba una frase muy manida del refranero español: "Los errores se pagan". "Cada vez más", añadía aquel anuncio muy vigente en la eliminatoria del Atlético de Madrid. "Si hoy la diosa fortuna viniera de nuestro lado el resultado sería otro", lamentaba Diego Simeone en la rueda de prensa posterior a la dura derrota en Dortmund.
No llegaba el electrónico al minuto cinco cuando Morata comenzó una cabalgada absolutamente solo camino de la portería de Kobel. Ese tipo de ocasiones donde te da tiempo a pensar si te has dejado la luz del baño encendida en Madrid. Tanto elucubrar del madrileño terminó por hacerle marrar la ocasión tras una picadita inocente al portero suizo. Resoplaba desesperado Simeone.
No sería la única ya que Correa tendría otra en la segunda parte que hubiera puesto a los rojiblancos, de nuevo, por delante en la eliminatoria. Pero la del argentino se fue también lamiendo el palo. Otro resoplido. "Ellos han tenido la suerte de convertir dos goles más", contaba Ángel Correa al finalizar el encuentro.
"podríamos haber ganado 6-4"
Así, cuando Sabitzer hacía el cuarto, el que echaba al Atlético de la Champions League, la mente de los rojiblancos volvía a esas ocasiones marradas, pero también a las que se tuvieron en la ida. Aquel partido fue de tres a cero, si el Atlético hubiera tenido otra delantera. "En los dos partidos las mejores situaciones de gol fueron las nuestras", apuntaba Simeone.
Pero en el fútbol no se vive de ocasiones, sino de contundencia. Y esa es la que mostró el Borussia en todas las aproximaciones que hizo al área rojiblanca. "Ellos fueron contundentes, hicieron muchos goles. Si tuvieramos la misma contundencia podríamos haber ganado 6-4", detallaba el argentino.
Pero, pese a mencionar las estadísticas sobre lo complicado que es "ensayar la contundencia", al Cholo se le olvidó mencionar que los alemanes dispararon el doble de veces que los españoles, el triple de ellas a puerta. No fue solo una cuestión de acierto, también fueron matemáticas.
Simeone, el martes, en la zona técnica del BVB Stadion.EFE
No quiso Simeone mencionar el motivo del cambio de Morata al descanso, quizás el trabajo que le aporta el ariete le resultó insuficiente en un partido donde se necesitaban goles. Algo que sí aportó Correa tras su salida.
Pero lo cierto es que si Morata lleva mes y medio sin marcar un gol, Griezmann ha tenido claroscuros tras su vuelta de la lesión de tobillo. Lo que pasa es que la parroquia rojiblanca confiaba en que el francés diera su mejor versión ante uno de los partidos más importantes del equipo esta temporada y lo cierto es que fue completamente anulado por la defensa amarilla.
Si Mbappé y Haaland habían decepcionado en sus partidos de ida de cuartos, el delantero del PSG se ha redimido en la vuelta y el noruego tendrá una nueva oportunidad este miércoles. El 7 rojiblanco estrelló la suya ante el 'Muro Amarillo'.
Objetivo Champions
Vuelve el Atlético a decepcionar ante un reto que, a priori, parecía asequible dada la calidad de su plantilla y a lo exhibido en el Metropolitano. Pero los rojiblancos volvieron a mostrar su peor cara como visitante y alargaron su racha de tantos recibidos a 11 partidos seguidos. En esta ocasión fueron cuatro, una losa muy pesada si falta pólvora arriba. "Es un día duro del que tenemos aprender de estas situaciones porque en un futuro nos pueden servir", exresaba Koke al finalizar el duelo.
Ahora, el objetivo de la temporada se centrará en conseguir plaza para volver a intentarlo el año próximo. Sería el duodécimo consecutivo desde que llegó Simeone, un récord sólo al alcance de pocos grandes clubes europeos. Flaco consuelo en una noche aciaga para el club colchonero.
La última vez que unos aficionados desearon a un jugador la muerte, se montó un escándalo que trascendió al mundo del fútbol. Aquel, "Courtois, muérete", terminó con el derbi madrileño suspendido provisionalmente por el lanzamiento de varios mecheros y las consecuencias siguen coleando administrativa y mediáticamente.
En el partido entre la Real Sociedad y el Atlético de Madrid se volvió a oir ese cántico. En esta ocasión fue Antoine Griezmann el que tuvo que escuchar como unos aficionados de un sector de la grada del Reale Arena le deseaba la muerte. Y no es la primera vez que le ocurre al francés, que abandonó la Real en 2014.
Ocurrió en torno al minuto 14 se partido, y se escuchó nítidamente desde el césped, pero el árbitro, Isidro Díaz de Mera, pese a que la megafonía del estadio tuvo que pedir que cesaran ese tipo de proclamas, no lo ha reflejado en el acta oficial del encuentro. También se indicó desde las pantallas gigantes el mensaje: "No a los cánticos racistas, xenófobos e intolerantes, anima y apoya al equipo respetando al rival".
Parte de la afición no valora los 202 partidos y 53 tantos que el jugador galo hizo defendiendo los colores blanquiazules. Quizás escoció más la preciosa jugada que el francés se inventó para que Julián Álvarez abriera el marcador del encuentro.
Tampoco tuvieron un recuerdo para el delantero del Atlético de Madrid, Alexandre Sorloth. No bueno, al menos. El noruego, aunque la temporada pasada militó en el Villarreal, jugó dos años con la Real en diferentes etapas en los que hizo 16 goles. El nueve rojiblanco se llevó una sonora pitada cuando salió al campo.
Ya el recibimiento de la afición a la expedición rojiblanca no fue nada amistoso con varios insultos de por medio. Afortunadamente, no fue tan grave como el de 2022, en el que el autobús en el que viajaban los jugadores y el cuerpo técnico fue apedreado por varios radicales obligando al club y al propio Imanol Alguacil a pedir perdón y a recordar que fue una «minoría que no representa la afición realista».
Detalle con la grada familiar
Sin embargo, los jugadores txuriurdines sí quisieron tener un detalle con los aficionados que se sientan bajo el sector visitante en el Reale Arena, la grada familiar, y que fueron los que tuvieron que soportar otros incidentes violentos. Entre ellos hay muchos niños y menores de edad.
Hay que recordar que, el pasado jueves, tuvieron que soportar como los ultras belgas del Anderlecht les lanzaban trozos de silla y de metacrilato desde su anfiteatro pudiendo haber causado una desgracia. Hubo cinco detenidos por esos incidentes.
Así, al término del calentamiento del encuentro, los jugadores de la Real Sociedad se acercaron a ese lugar para entregar a sus ocupantes varias prendas de material deportivo: camisetas, jerseys y pantalones de entrenamiento.
Días así no compensan. Hablo en serio. Da igual el resultado.
Cuenta la leyenda que hubo un tiempo en que los derbis se disfrutaban. Serían otros. Otros derbis u otras personas. Llegas a la redacción, al taller, al colegio de los niños y es un campo de minas. En cada encuentro aparentemente inocuo hay una trampa, un Vicente Ruiz, un Madueño, una Ana María Ortiz que llevan meses fingiendo ser personas normales, tus amigos incluso, pero son agentes durmientes.
Usted, querido atlético, tendrá sus equivalentes. Horas y charlas, bromas y cafés, pensando que son gente decente y son madridistas de los (más) chungos, de los falsos victimistas, los del contragafe y el "enhorabuena" horas antes de que empiece el martirio. Porque lo peor no es que te vacilen y presuman de Champions, lo peor es que te tomen por tonto. Te quieren vender que el Atleti es favorito, un igual al menos, y en el Atleti es indiscutible Javi Galán. No hay más preguntas, señoría.
No se tome esto como insulto, sino como síntoma. Bastante ha hecho el chaval, un descarte a principio de curso, cubriendo con dignidad el puesto cuando Simeone vio que en el regreso al 4-4-2 residía la resurrección y no tenía otro lateral izquierdo en plantilla. Aun así, el Atleti, demostrando una vez más que la ambición del equipo no se contagia a los despachos, decidió dejar pasar el mercado de invierno, con todos los títulos al alcance, sin reforzar el obvio boquete. A los tres minutos Rodrygo abusó de Galán y le gritó al emperador que iba desnudo. A este nivel, un detalle es un suicidio.
El resto fue igualado porque los puntos flojos del Atleti son más flojos que los del Madrid (como se encargó de recordar dolorosamente Brahim, supuesto fondo de armario, en el 2-1), pero los fuertes no tienen nada que envidiarle. Oblak, este De Paul centrado, Llorente a la carrera, Barrios creciente, el Griezmann organizador... y Julián Álvarez. Sobre todo, Julián Álvarez. Sobre esa piedra construirá el Atleti su iglesia, su catedral o lo que le dé la gana.
Durante todo el día discutí con Perico Simón, con Miki Murcia, con Guisasola, con Luis Martínez, con los buenos, cuál era el mejor resultado. Concluímos que perder por uno, no tener dudas con a qué salir en la vuelta, ira y fuego en el Metropolitano y si tiene que ser un desastre, que sea un desastre esplendoroso. Los Atletis del Cholo siempre empeoran cuando echan cuentas.
Y cuando me venía arriba pensando en eso, recordé que en una semana otra vez la misma tortura. Días así no compensan. Hablo en serio. Da igual el resultado. Pero allí estaremos. No somos listos, pero somos fieles. De algo hay que morir, aunque siempre sea de lo mismo.