Un suburbio, poca estatura y mucha fe: la historia de Cheslin Kolbe, la nueva estrella de los ‘Springboks’

Un suburbio, poca estatura y mucha fe: la historia de Cheslin Kolbe, la nueva estrella de los 'Springboks'

Mundial de Francia 2023

Actualizado

Nacido en un suburbio de Ciudad del Cabo, ha superado obstáculos y prejuicios hasta asentarse en la poderosa selección de Sudáfrica

Cheslin Kolbe se escapa para marcar un ensayo a FranciaYoel ValatAFP

“No eres demasiado pequeño para soñar en grande, siempre puedes lograr lo que te propongas”. Se lo aseguraba el jugador sudafricano de rugby Cheslin Kolbe, una de las estrellas del Mundial de Francia, a la afición del Stade Toulousain galo en su despedida. Una oda a la superación enraizada en su experiencia.

Pobreza, adolescentes enganchados a las drogas y violentas peleas entre bandas dibujan todavía hoy el paisaje que Kolbe evoca al hablar de su niñez en un suburbio de Ciudad del Cabo. Él, ha contado, tuvo la suerte de entrar en un colegio fuera del barrio, de conocer un entorno menos hostil, de volcarse en el fútbol, el atletismo y el rugby, que ya practicaba su padre en la época del apartheid.

Para crecer en el deporte tuvo que derribar otra barrera física. Mide 1,71 y pesa 75 kilos. Entre los musculosos superatletas su tamaño representa un vestigio de épocas anteriores a Lomu en las que el rugby admitía alas bajos y de peso ligero.

Aunque los pies vertiginosos de Cheslin Kolbe ya deslumbraron en el Mundial sub20 de 2013, ni así se libró del enojoso latiguillo de que era muy pequeño para un equipo tan intimidante como los Springboks. “No creo que sea una cuestión de tamaño si tienes la actitud correcta”, repite ante la pregunta recurrente. Su actitud, suele responder, siempre ha sido entrenar más.

En marzo Kolbe abandonó el césped entre lágrimas durante un partido del Top14, la primera división francesa. Al marcar un ensayo se le giró un tobillo, otro percance en una mala temporada. Se vio fuera del Mundial. La lesión, sin embargo, no fue grave y en agosto compareció sonriente en la ceremonia de nombramiento de los seleccionados. Un acto vintage en el que visten americanas verdes con ribetes dorados y se arrodillan para que se les imponga una gorra con una borla.

Tres jugadores de Francia tratan de placar a Cheslin KolbeThomas SansonAFP

Con los mismos colores, pero de corto, Kolbe firmó el domingo una de sus actuaciones más completas con Sudáfrica. Avanzó con el balón bajo el brazo media docena de veces, corrió más metros -casi 150- que nadie, hizo diez placajes y metió un ensayo. Porque no sólo rompe las defensas cuando arranca: lee el juego, placa a las piernas y, para su estatura, compite de forma notable por los balones que llueven sobre su cabeza.

En ese partido, en el que los Springboks eliminaron a Francia, Cheslin Kolbe dejó una de las jugadas de su vida. Tras una marca de los anfitriones, esprintó, saltó y bloqueó con los brazos y la cara la conversión del pateador galo Ramos. Su acción impidió dos posibles puntos franceses en un choque que Sudáfrica ganó sólo por uno.

“Era la primera vez que lo hacía”, afirmó antes de explicar que lo había preparado. Ramos y él habían jugado juntos en Toulouse y Kolbe -que a veces tira a palos- conocía bien los rituales y los tiempos de su ex compañero antes de patear. Un detalle clave porque no podía echar a correr hasta que el atacante iniciara el movimiento para golpear al balón.

Cheslin Kolbe carga la patada de RamosMiguel MedinaAFP

De la rapidez de este hombre bala con casqueta se habla desde su época escolar; se dice que corría los 100 metros en 10,70. En una competición familiar, si acaso, quedaría el segundo. Porque es primo del velocista Wayde van Niekerk. Ambos participaron en los Juegos de Río 2016, cada uno regresó con su medalla. El velocista conquistó el oro y la plusmarca mundial en 400 metros y Cheslin, el bronce con la selección de rugby a siete.

En 2017 el inconformista Kolbe emigró a Francia. Su trayectoria destacaba pero se alejaba la posibilidad de ser llamado al equipo nacional. Los Springboks se encontraban en declive y el nuevo seleccionador, Rassie Erasmus, recuperó a los jugadores en el extranjero. En 2018 convocó por vez primera a Kolbe y en 2019 contó con él como titular habitual en el mundial que ganaron en Japón.

El sábado Sudáfrica disputa la semifinal de este Mundial 2023 contra Inglaterra. Será una reedición de la final de hace cuatro años, en la que Kolbe, con una marcha más, anotó en el minuto 73 el ensayo definitivo. La otra semifinal enfrenta este viernes a Nueva Zelanda con Argentina.

Levanten o no los Springboks de nuevo el título, lo que consiga Cheslin Kolbe ya no sorprenderá. En 2019 fue elegido entre los seis mejores jugadores del mundo y su salario por temporada supera hoy el millón de euros. En 2021, el antiguo seleccionador sudafricano Nick Mallet le comparó, por calidad y versatilidad, con Messi. A punto de cumplir 30 años, ha fichado por el Suntory Sungoliath japonés. Y si algún plan se tuerce, regala una enseñanza de su lesión de marzo. “Aprendes más de lo malo que de lo bueno, el carácter dice más en los momentos difíciles”.

Este fin de semana, las semifinales

Viernes 20, 21:00, Argentina – Nueva Zelanda. Los All Blacks parten como favoritos y lo ratificarán si consiguen jugar a toda velocidad. Argentina, ante uno de los grandes partidos de historia, y tratará de convertirlo en un duelo de delanteras para llegar con opciones a los últimos minutos.

Sábado 21, 21:00, Inglaterra – Sudáfrica. Sin un juego deslumbrante pero con mucha solvencia Inglaterra se ha plantado en semifinales. Le espera un durísimo rival, Sudáfrica, que -como el domingo pasado ante Francia- planteará el encuentro como una batalla de desgaste.

En España todos los partidos son retransmitidos por Movistar Plus.

kpd