El Barça de las palancas recibió un ‘palancazo’ donde menos lo esperaba, que es en el terreno de juego. La Champions es, hoy, un acto de fe, puesto que depende de que este solvente Inter no gane lo más fácil, a la cenicienta del grupo en San Siro. Ha
Hazte Premium desde 1€ el primer mes
Aprovecha esta oferta por tiempo limitado y accede a todo el contenido web
El Comité de Competición afronta a partir de hoy una de las decisiones más controvertidas de los últimos tiempos, como es la de imponer una sanción a una presunta víctima de un ataque racista, el portero Cheikh Kane Sarr, al valorar únicamente su reacción a partir del acta del colegiado Francisco García Riesco en el partido entre el Sestao River y el Rayo Majadahonda.
El colegiado reflejó en el acta que los insultos que denunció el portero, al que habrían llamado «puto mono» y «puto negro de mierda», según su testimonio, no pudieron ser escuchados por el equipo arbitral. En cambio, escribió que saltó la valla para sujetar a un espectador y después se acercó al propio colegiado con intención de agredirle, por lo que le mostró la tarjeta roja. El futbolista lo negó en una entrevista en este periódico y volvió a insistir en ello, ayer, en una rueda de prensa. «Sólo quería hablar con él, pedirle explicaciones por la expulsión», manifestó.
El Rayo Majadahonda ha basado en ello buena parte de las alegaciones que ha dirigido al Comité de Competición, en las que indica que la apreciación del colegiado es totalmente subjetiva y que de las imágenes no puede desprenderse que intentará agredirle.
Artículos 99 y 105
Según la normativa, Sarr podría ser objeto de una acumulación de sanciones, al quedar reflejadas en el acta las dos situaciones. «Insultar, ofender o dirigirse en términos o actitudes injuriosas al árbitro principal, asistente, cuarto árbitro, directivos o autoridades deportivas, salvo que constituya falta más grave, se sancionará con suspensión de cuatro a doce partidos», según el artículo 99 del Código Disciplinario.
Por otra parte, en el artículo 105 se dice: «Incurrirán en suspensión de cuatro a diez partidos o multa en cuantía de 602 a 3006 euros aquellos cuya conducta sea contraria al buen orden deportivo cuando se califique como grave». Este artículo sería, pues, el aplicable en el caso de su salto a la grada, donde agarró por la bufanda al aficionado que le había insultado, según su denuncia.
Tras salir del estadio de Las Llanas, el jugador puso una denuncia en una comisaría de la Ertzaintza y, a su vez, fue denunciado posteriormente por el aficionado al que agarró. Ello debe dar apertura al inicio de un proceso en vía penal que podría llevar a los miembros del Comité a aplazar la decisión en vía deportiva, dado que la disciplina deportiva es una función pública delegada por el Estado a la Federación, en virtud del principio de prejudicialidad, que da prioridad a la vía penal, siempre que después de ambas denuncias se hayan abierto ya las pertinentes diligencias.
Cada una de las uvas que tomamos en España para celebrar la entrada del nuevo año significa un deseo por cada uno de los 12 meses venideros. El primero de Dani Olmo, triunfar con el equipo en el que se formó y al que regresó como si se tratara de la tierra prometida tras una larga diáspora, es, hoy, un deseo pendiente, al no estar inscrito por la Liga. El jugador no quiere dejar el Barcelona, por mucho que le habilite la cláusula preventiva fija
Hazte Premium desde 1€ el primer mes
Aprovecha esta oferta por tiempo limitado y accede a todo el contenido web
El apodo de Gran Capitán se lo puso a Gonzalo Fernández de Córdoba la tropa, no la corte, pese a la proximidad con Fernando el Católico que se había granjeado el militar cordobés. Al valor y la dedicación mostradas en los campos de batalla, desde Granada hasta Nápoles, Fernández de Córdoba añadía capacidad de convencimiento y sentido de la estrategia, cualidades que reforzaban su autoridad moral, ante los suyos como frente al enemigo, y le convertían en un gran negociador. La huida del sultán Boabdil de Granada y la capitulación del último reino nazarí de Al-Andalus fueron fruto de sus mediaciones: no más sangre. El Madrid no necesita Reconquista alguna, no desde la 'Séptima', porque su historia moderna es la de la conquista permanente. Pero necesita a un gran capitán que de ejemplo en el campo y recuerde con sus palabras y sus gestos en el vestuario cómo y por qué se conquista, más allá del ruido y los arbitrajes.
Luka Modric es el primer capitán, pero no siente esa condición como antes, porque se observa apartado del juego, suplente. El segundo, Dani Carvajal, que cura sus heridas, es al que muchos esperan, en la tropa y la corte, como a ese capitán que urge ahora que llegan las grandes batallas. Encararlas sólo a través del catalejo de errores como el de Muñiz Fernández y el VAR en Cornellá, donde debió ser expulsado Romero por la cacería de Mbappé, es como meter a todo el equipo en un embudo.
«Que vuelva Carva, aunque sea con muletas, lo necesitamos, porque da dos gritos y pone a todos firmes», se escucha en Valdebebas. La nostalgia por el jugador es tremenda en el campo, donde Lucas Vázquez se ve devorado por la banda que era capaz de devorar un partido tras otro Carvajal, y Valverde pone piernas, pero nadie pone tanto y en ambas direcciones. La baja de Rüdiger aumenta las urgencias.
El mejor lateral del mundo
El lateral de Leganés es como una espada de acero templado: nada la doblega en defensa y todo lo atraviesa en ataque. Dijo Carvajal que se creía el mejor lateral del mundo. Puede considerarse una afirmación presuntuosa, si se quiere, pero en absoluto exagerada. Los títulos, su sexta Champions y la Eurocopa en 2025, y los premios, cuarto en el Balón de Oro y 'The Best', le dan la razón. Carvajal los merecía tanto como Rodri o Vinicius. Si fuera por títulos, más, pero el 'showbusiness' no aprecia a los defensas, salvo si eres Piqué. Carvajal tiene sus cosas, pero muy poco de clown.
«Los próximos meses lo perderemos como jugador, pero no como líder en el vestuario, porque estará aquí y trabajará con nosotros. No nos vamos a aprovechar de su fuerza, pero sí de su cabeza, que es tan importante como su fortaleza física», dijo un Carlo Ancelotti que sabía bien de qué hablaba poco después de lesionarse Carvajal. La realidad es que la dinámica de la recuperación no permite esa vida en paralelo todo lo deseable. Es difícil ser líder sin serlo en el campo, incluso es complejo serlo desde la suplencia, que deteriora los egos y las relaciones. Que se lo pregunten a Modric.
Ancelotti, el pasado sábado en Cornellà.AFP
Carvajal se lesionó a principios de octubre, en un choque fortuito con Yéremy Pino durante un partido contra el Villarreal. La exploración confirmó los peores pronósticos: rotura del ligamento cruzado anterior, rotura del ligamento colateral externo y rotura del tendón poplíteo en su pierna derecha. Le aguardaba una temporada en blanco.
Bronca en Lille
La lesión no se producía en un partido cualquiera, sino en el siguiente que el Madrid disputaba tras la caída en Lille (1-0), clave para que el club blanco se haya quedado fuera del 'Top 8' de la Champions y ahora se vea abocado, en dieciseisavos, a un duelo muy complejo frente al City de Pep Guardiola. Sólo hay que rebobinar las cintas para recordar el rol que Carvajal ha tenido en algunos de esos duelos, como central improvisado en un agonístico final en el Bernabéu o cabecilla del 'Álamo blanco' en el Etihad. Pero volvamos antes a Lille, donde, en el descanso, Carvajal entró en el vestuario hecho una furia y comenzó a gritar a sus compañeros ante el silencio cómplice de Ancelotti, que levanta la ceja pero difícilmente la voz.
«El día a día sin Carva es más difícil, porque llama al orden a quién sea, además de tensionar los entrenamientos con su manera de competir también en Valdebebas», afirman en la Ciudad Deportiva. Es cierto que el equipo marcha líder en la Liga, pese a la última derrota ante el Espanyol, ha ganado todas las competiciones menos la Supercopa de España, goleado por el Barcelona, y únicamente en la Champions está ante una situación de alto compromiso, pero son varios los que en el vestuario sienten que falta algo.
A la prolongada lesión de Carvajal se unen las salidas de Nacho y Kroos. A pesar de no ser titular y de sentir que no era correspondido con los minutos que merecía, Nacho fortalecía el compromiso, junto a Carvajal y Lucas Vázquez o Sergio Ramos en el pasado. Todos formaban lo que en tiempos de Zidane en el banquillo llamaban el «comando español». Nacho ejerce esa función, hoy, en el equipo de Míchel en Arabia hasta con intérprete en sus arengas antes de los partidos.
Carvajal, premiado por la APDM.Kiko HuescaEFE
Al Madrid nunca le ha faltado un carácter en el vestuario, fueran Camacho, Hierro, Raúl o Sergio Ramos, por no retroceder hasta Di Stéfano, y hasta quienes ejercían la autoridad de los silencios, como Zidane o Kroos. Mbappé está, hoy, lejos de querer ese rol en el Madrid y su pretensión por ser el capitán de Francia no ha funcionado, por ahora. Con mucha calidad en el vestuario, pero perfiles heterogéneos, altos objetivos individuales, como los de Vinicius o Mbappé, y falta de un núcleo duro de la casa, el Madrid necesita a un Gran Capitán que llame al alto, aunque sea con muletas.