El sol brilla en el camino por el que España debe caminar para celebrar una Copa Davis, otra Copa Davis, la séptima de su historia. El objetivo esta semana en la fase de grupos de Valencia era la clasificación para la Final a 8, nada más, nada menos, pero el equipo de David Ferrer lo hizo tan bien que mereció un mayor premio. Su primer puesto de grupo después de vencer a Australia por 2-1 le alejó de las dos principales favoritas, Italia y Estados Unidos, y le colocó en un cuadro más favorable.
En la lucha por la Ensaladera que tendrá lugar en Málaga del 19 al 24 de noviembre, España no deberá enfrentarse a Jannik Sinner ni medirse a cualquiera de los cinco yankees entre los 20 mejores del ranking ATP. Su rival en cuartos de final puede ser la Alemania de Alexander Zverev, pero también Países Bajos o Brasil, dos conjuntos de menor entidad. Diga lo que diga el sorteo de la semana próxima, el mejor de los escenarios posibles antes de empezar la competición.
De hecho, ni el propio Ferrer se planteaba la lucha por el primer puesto como una máxima y cuando llegó tampoco le otorgó mucha importancia. Ante Australia, otra selección ya clasificada, España apareció sin sus dos mejores tenistas, Carlos Alcaraz -que incluso pudo ir a Murcia a una boda el día anterior- y Roberto Bautista y pese a ello triunfó. Pablo Carreño venció a Jordan Thompson por 2-6, 6-2 y 7-6(3); Pedro Martínez cayó ante Alexei Popyrin por 6-4 y 6-4; y en el dobles definitivo, Marcel Granollers se unió a Martínez para derrotar en remontada a Matthew Ebden y Max Purcell por 5-7, 6-4 y 6-4.
El desaire de la pareja australiana
Lejos de la sensación de intrascendencia que podía sobrevolar La Fonteta, ambos conjuntos salieron a ganar y el ambiente estuvo cargado. Ayudaron las palabras el día anterior de Purcell, uno de sus doblistas. "La pareja española no me preocupa. Nosotros ganamos a República Checa bastante rápido y ellos casi pierden así que somos el equipo más fuerte de la eliminatoria", asumió y nada mejor que un desaire para multiplicar la motivación.
Al partido decisivo, de hecho, Granollers y Martínez se presentaron con más ánimos que experiencia; nunca habían jugado juntos. Pese a que Ebden y Purcell formaban una pareja más que rodada, campeones juntos del Wimbledon de 2022 y finalistas del Open de Australia de ese mismo año, los españoles no renunciaron a la victoria, más bien todo lo contrario. Con errores de coordinación y Granollers como claro líder -sobre todo en la red-, ambos fueron encendiendo al público y construyendo las razones de una victoria quizá crucial. Porque España todavía experimenta y busca su pareja de dobles para la Copa Davis y pueden ser ellos perfectamente. Sin ninguna dupla en el circuito, el puesto de Granollers parece fijo y Ferrer deberá hacer un casting para conocer su acompañante en Málaga. Porque otro aspirante es Pablo Carreño.
Pese a sus problemas con el codo derecho y a su crisis de resultado, el español levantó un encuentro ante Thompson, el número 29 del mundo, y lanzó un mensaje. No será el tenista que apuntaba años atrás con aquellas semifinales en el US Open, pero todavía, a sus 33 años, puede vencer a cualquiera. Con él, con ellos, por supuesto con Carlos Alcaraz y Roberto Bautista, y quizá también con un Alejandro Davidovich herido, el sol brilla en el camino por el que España debe caminar para celebrar una Copa Davis, otra Copa Davis, la séptima de su historia.