Mundial de Ajedrez
El candidato chino vuelve a ganar y equilibra de nuevo el marcador, en la sexta partida tras un intercambio de golpes apasionante
¡Tremendo! ¡Increíble! ¡No he visto nada igual en mucho tiempo! Las reacciones a la sexta partida del Mundial de Ajedrez reflejan un entusiasmo generalizado de aficionados y expertos, puede que excesivo, pero llevábamos ya unos cuantos campeonatos con sobredosis de tablas. Desde luego, ya se puede decir que lo que se anunciaba como un título devaluado, con el número uno ausente, se ha convertido en el duelo más emocionante que se recuerda.
En Astaná, Ian Nepomniachtchi y Ding Liren se comportan como dos boxeadores intercambiando golpes en mitad del ring. La indiferencia de peso se compensa con otros factores. En la sexta partida, el gran maestro chino devolvió el KO anterior y volvió a equilibrar el duelo. En seis partidas, el ruso ha ganado dos, su rival otra dos y dos más han terminado en tablas.
Desde el enfrentamiento entre Karpov y Korchnoi de 1981 no se veían tan pocos empates en un Mundial, pero entonces el combate estaba casi decidido después de la primera media docena de asaltos: 3-1 a favor de Anatoly. Contra todo pronóstico, La ausencia del número uno ha tenido efectos beneficiosos en Kazakistán: “Contra Magnus jugaban cohibidos y más temerosos. Aquí ambos están desatados y buscando explotar las debilidades del rival”, explica el gran maestro español Herminio Herráez.
“¡Vaya mundial! ¡Madre mía! Ambos candidatos están jugando sin complejos y buscando la victoria. ¡Qué intercambio de golpes!”, añadía en otro mensaje el gran maestro español. Anish Giri, número 6 del mundo, cree que es el enfrentamiento es “extraordinario”. “No he visto algo así en mucho tiempo”, asegura el holandés.
Decía Tolstoi en Ana Karenina que “todas las familias felices se parecen unas a otras, pero cada familia infeliz lo es a su manera”. En este caso es justo al revés. El excampeón mundial Vladimir Kramnik cuenta que lo atractivo del choque se debe a que ambos candidatos comparten una debilidad similar: son algo inestables. Bendita inestabilidad, diremos de paso. En su batalla a campo abierto, cada uno de ellos también ha exhibido sus fortalezas, que sí son muy distintas. A Nepo le gustan las escaramuzas tácticas y el terreno embarrado. Ding es más partidario de la gota china, un método de tortura que consiste en inmovilizar a la víctima y dejar caer sobre su frente una gota de agua cada pocos segundos. Parece inocuo, pero es insoportable.
En efecto, la apertura elegida por el jugador chino, el aburrido sistema Londres, no parecía especialmente agresiva, pero escondía aviesos planes de estrangular a su rival. La vida de las piezas blancas era mucho más fácil. Las negras no estaban mal, pero no tuvieron en cuenta que las jugadas rutinarias no servían para igualar. Ding exhibió además una portentosa capacidad de cálculo para preparar el brillante remate final. Cuando Nepo abandonó, el jaque mate era ya inevitable. “He jugado una de mis peores partidas. Casi cada movimiento era malo”, afirmó el ruso después de la partida.
Ding Liren, por su parte, declaró que se sintió bien durante toda la partida. “No me influyó la derrota de ayer”, dijo orgulloso de su capacidad de seguir adelante. No solo eso. Como explicó el gram maestro Evgeny Gleizerov, esta derrota de Nepo es muy diferente de la que sufrió en la cuarta partida. “Aquí se vio completamente superado, a partir de una comprensión superior de la posición a cargo de su rival”.
Mañana se celebrará un nuevo día de descanso. Quedan ocho partidas y cada candidato tiene motivos para preocuparse, pero también para estar esperanzado. Que no pare el espectáculo.