Tras demasiados años en los que significaba sufrimiento y desafecto, Argentina se consolida como sinónimo de fiesta y alegría para Lionel Messi, que este jueves celebró en un partido amistoso con Panamá el título mundial ganado en diciembre en Qatar.
Messi, de 35 años, anotó el gol número 800 de su carrera en el 2-0 sobre los centroamericanos, partido que era una mera excusa para que la selección argentina celebrara su tricampeonato ante 83.000 personas en el Estadio Monumental, el mismo escenario del primer título, el de 1978.
Ese gol 800 llegó de falta directa, la número 62 de la carrera de Messi, que supera así las 61 de Maradona. En una noche de inicios de otoño que fue veraniega en Buenos Aires, Messi exhibió una sonrisa de oreja a oreja, feliz ante el cariño del público.
“Gracias por todo el cariño que venimos recibiendo. Íbamos a hacer todo lo posible por esto. Siempre soñé con este momento, con poder festejar con ustedes, con poder venir a mi país, a la Argentina, a levantar una Copa América, la Finalissima y la Copa del Mundo”, dijo el delantero del PSG con el micrófono en la mano ya acariciando la Copa del Mundo conquistada en Qatar 2022.
Messi recordó frustraciones pasadas, como las derrotas en las finales de la Copa América 2015 y 2016 y de la Copa del Mundo en Brasil 2014.
“Estamos festejando los campeones, pero no me quiero olvidar de todos los compañeros que pasaron y que también estuvieron muy cerquita. Ellos se merecen el respeto y el reconocimiento de todos también. Disfrutemos esto porque estuvimos mucho tiempo para volver a ganarla. Sabemos que es muy difícil. Ojalá no pasen muchos años para volver a hacerlo. Disfrutemos de la tercera estrella”.
Argentina jugará otro amistoso la semana que viene ante Curaçao, un rival de escasa monta. Las entradas para el partido, a disputarse el martes en Santiago del Estero, la ciudad más antigua del país, se agotaron en cuestión de minutos.
Lionel Scaloni, el entrenador de Argentina, se emocionó tanto, que su rostro se bañó en lágrimas: “Es muy difícil ganar un Mundial, creo que lo tenemos que disfrutar. Ver a la gente así es algo que no tiene precio. En mi vida pensé que iba a tener este reconocimiento, y ellos ahora se están dando cuenta de todo lo que lograron. Esto es por ustedes y gracias a ustedes”.
El final de la noche encontró a los jugadores cantando y bailando en el centro del campo junto a sus parejas y a sus hijos, varios de los cuales improvisaron un partidillo en el que celebraron los goles como si fueran los de sus padres en Qatar.