Después del accidente de hace dos años, la vuelta del golfista es una auténtica incógnita desde el punto de vista físico.
Tiger Woods, en el PNC Championship.Kevin KolczynskiAP
Han bastado 12 palabras en un tuit para poner patas arriba el mundo del deporte “Estoy preparado para jugar un torneo del PGA Tour la próxima semana, el Genesis Invitational”. Tiger Woods confirmó su esperado regreso: competirá la próxima semana en el Genesis Invitational, su primer torneo regular del PGA Tour desde que tomó parte en el Zozo Championship, el 25 de octubre de 2020, hace concretamente 844 días.
La del Zozo fue su última competición en el PGA Tour antes del fatídico accidente del 23 de febrero de 2021, donde en primera instancia se temió por su vida y más tarde por su pierna. El próximo jueves Woods disputará su primera vuelta oficial desde la segunda jornada del Open Championship de 2022, donde no pudo pasar el corte en el Old Course de Saint Andrews.
Tiger anunció a través de un escueto mensaje en sus redes sociales el esperado retorno. El californiano volverá a Riviera Country Club, el campo donde debutó en el PGA Tour en el año 1992 cuando solo era un jugador amateur de 16 años.
La vuelta de Tiger Woods es una auténtica incógnita sobre todo desde el punto de vista físico. Woods no pudo jugar el Hero World Challenge a finales de la pasada temporada y comentó entonces sus dificultades, ya no para hacer el swing, si no para caminar los 18 hoyos. Algunas fuentes cercanas al jugador apuntan a que la calidad de sus entrenamientos ha mejorado considerablemente, aunque las principales dudas residen en si será capaz de aguantar la exigencias de Rivera Country Club caminando durante cuatro días.
"Había pensado en ello varias veces. En Cuba no tenía opciones de competir, tenía muchas dificultades para entrenar y sabía que ése era el momento. Del 6 de mayo al 26 de julio de este año estuve en París ayudando a las judocas de mi país clasificadas para los Juegos Olímpicos y el día de la inauguración, cuando llegué al aeropuerto para regresar a La Habana, me separé del grupo".
A los 31 años, a la judoca Dayle Ojeda se le escapaba la carrera, la vida. Nacida en La Habana en 1993, entre 2019 y 2020 ganó un Campeonato Nacional, compitió en los Grand Slam de París y Dusseldorf e imaginó un futuro mejor, distinto, próspero. Pero después todo se desvaneció. En su categoría, de más de 78 kilos, Cuba contaba con una leyenda algo mayor que ella, Idalys Ortiz, cuatro veces medallista olímpica, campeona en Londres 2012, y no había dinero para ambas. En cuanto las autoridades escogieron a Ortiz, acabaron los viajes para Ojeda y hasta se limitaron los entrenamientos.
"A los Juegos Olímpicos viajan más, pero al resto de competiciones sólo van las primeras figuras de Cuba, apenas tres o cuatro judocas. No había recursos para nada, no había manera de desarrollar una carrera deportiva y no tenía medios para vivir. Recibía un salario mínimo que no alcanzaba para las cosas fundamentales y me tenían que ayudar mis padres. Sólo había dos caminos: o salir de Cuba o dejar el deporte", comenta Ojeda a EL MUNDO desde Valencia, donde llegó después de todo un periplo. Porque viajar de La Habana a Valencia con escala en París es relativamente fácil, pero desertar de un país es otra cosa.
"No sabía qué pasaría, unas amistades me recogieron"
"Estaba nerviosa, miraba atrás por si me seguían, no sabía qué pasaría. Por suerte unas amistades me recogieron en el aeropuerto. Después cogí un autobús hasta Barcelona, me quedé allí unos días con una amiga y luego llegué a Valencia, donde me esperaba Ayumi".
Subcampeona en los dos últimos Abiertos Panamericanos de Varadero, Ojeda podía haberse marchado a Estados Unidos, a Miami, donde tiene familiares, o podía haberse quedado en Francia, una potencia mundial en judo, pero escogió España porque "nos parecemos en muchas cosas" y por Ayumi Leiva, compatriota suya nacionalizada el año pasado y aspirante a medalla en los Juegos Olímpicos de Los Angeles 2028. Ella le explicó las bondades del sistema español y le introdujo en el Centro Especializado de Alto Rendimiento (CEAR) de Benimaclet, donde entrenan los recientemente olímpicos Salva Cases y Tristani Mosakhlishvili 'Tato'.
"El judo es judo en todo el mundo, pero la preparación en España no tiene ni punto de comparación con la de Cuba por muchos motivos. En primer lugar porque aquí la preparación física es más profesional, está más estudiada, hay más recursos. Y en segundo porque aquí hay muchísima gente de nivel. Hay muy buenas judocas en España y, además, cada semana viene gente de nivel de otros países. Sólo llevo aquí dos meses, pero noto que he mejorado más que nunca en mi vida", reconoce Ojeda, a quien aún le queda un camino largo.
Dayle Ojeda.David GonzálezAraba
"En mi mente sé que es lo mejor, pero en mi corazón me cuesta porque voy a pasar tiempo sin ver a mi familia. En Cuba tengo a mi mamá y se me hace duro. Hablo todos los días con ella, también hablo con mi hermana, con mis sobrinos, pero no es lo mismo que verlos en persona. Eso es lo más difícil".
Con la añoranza a cuestas, Ojeda ahora intentará destacar en el Campeonato de España que se celebrará en diciembre -en su peso la selección no tiene representantes olímpicos o mundialistas- y poner en orden su situación. La Federación Valenciana de Judo le ha ofrecido una plaza en su residencia y le ayuda con la manutención y el material, pero necesita competir cuánto antes. El proceso de nacionalización es complicado y, más allá del apoyo institucional, los resultados ayudan.
Como demostraron los casos de compatriotas suyos como el saltador Jordan Díaz o el boxeador Enmanuel Reyes Pla, si Ojeda se confirma como una opción de medalla para los Juegos Olímpicos de Los Angeles 2028 el Consejo de Ministros no tardará en actuar. "Ahora mismo mi motivación es trabajar al máximo para estar preparada cuando llegue mi momento. Me encantaría poder ir a los próximos Juegos Olímpicos y devolver a España toda la ayuda que me está dando", finaliza Ojeda.
Por fin el Madrid goleó y vivió con felicidad ante un Girona, que ha sido capado por su "amo" el Manchester City. Hasta Ancelotti sopló de gusto. Estuvo relajado, salvo en el caso de Gil Manzano, que una vez más demostró que no le gusta que el Madrid gane.
Marcaron Bellingham, Arda Güller y Mbappé, que al fin logró un tanto al estilo de cuando jugaba en el PSG. Encima, más difícil todavía, porque penetró por el lado derecho, cosa inhabitual en
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