El escándalo desatado al conocerse que la Federación Española de Fútbol manipuló las puntuaciones de las sedes para el Mundial 2030 con el objetivo de sacar a Vigo y que Anoeta entrase en su lugar, desvelado por EL MUNDO el pasado 24 de marzo, se mantiene en ‘stand by’ a la espera, entre otras cosas, de conocer qué acciones judiciales va a emprender el ayuntamiento de la ciudad gallega, que ha contratado a un bufete de abogados para explorar todas las opciones.
En paralelo el alcalde, Abel Caballero, viajará el próximo día 12 a Madrid para reunirse con representantes de la Federación, que le ofrecerán toda la información “que no sea confidencial”, y en ese entrecomillado se intuye otro choque más entre las partes, pues Caballero ya ha dicho que él quiere “toda la información”.
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La Federación, mientras todo esto sucede, ha anunciado en la mañana de este martes el nombre del nuevo responsable del Mundial, que sustituye a María Tato, cuyos movimientos son seguidos estos días con atención desde Las Rozas. El nuevo responsable del Mundial es Eduard Dervishaj. Lo ha hecho público el presidente, Rafael Louzán, en los desayunos de Europa Press.
Dervishaj es un hombre de origen albanés, relacionado con el fútbol de su país y que en 1997, durante un viaje a España como secretario general de la Federación albanesa pidió asilo político. Le fue concedido y comenzó en ese mismo año a trabajar en la Federación como director del Área de Relaciones Institucionales y Proyectos Internacionales.
Ocupó ese cargo hasta 2019, cuando Luis Rubiales le despidió. Hace menos de un año, y bajo la presidencia interina de Pedro Rocha, volvió a su cargo y ahora Louzán le hará compatibilizar sus funciones con ser el nuevo rostro visible en la organización del Mundial. Según la nota de prensa de la Federación, cuenta con amplia experiencia en la organización de eventos internacionales.
Entre la prensa que sigue los pasos de la selección desde hace tiempo, hay un chascarrillo cuando, en el reparto de entrevistas, a alguien le toca Unai Simón (Vitoria, 27 años). «¿Cómo vendrá hoy?», se escucha, y alude la pregunta a si aparecerá el Unai sonriente, simpático, o si lo hará el Unai serio, distante. Siempre educado, eso sí, siempre amable, eso también, pero hay una distancia enorme entre el primer Unai, sonriente y simpático, y el segundo Unai, serio y distante, aunque Unai es Unai. Es el portero que, cuatro años después, logró hacer olvidar a Casillas.
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Porque, desde 2016, cuando Del Bosque sentó a Iker para poner a De Gea en plena Eurocopa de Francia, el baile en la portería había sido intenso. Entre el propio De Gea y Kepa se generó un debate motivado porque ninguno de los dos fue capaz de atrapar el puesto con Lopetegui primero y Luis Enrique después. El asturiano fue quien, un noviembre de 2020, puso a Unai Simón para ya no quitarlo. «Hasta que no coincidí con él, yo no entendía el papel del portero en la salida del balón. Él me enseñó a buscar al hombre libre, y en buena medida, lo que soy capaz de hacer hoy es gracias a él», explicó ayer, cuestionado por su error frente a Croacia, al fallar un pase ante Majer.
Lo explicó, con su 1,90 sentado y con una camiseta de la selección de 1996 -«la que me han dado», dijo-, con la misma naturalidad con la que contó que viene arrastrando una lesión en la muñeca y que se operará tras la Eurocopa. A la segunda pregunta sobre ello, zanjó: «No me supone ningún problema y no quiero hablar más de esto». El dueño de la portería desde ese noviembre de 2020, en un Amsterdam Arena vacío por la pandemia, ha jugado todos los partidos oficiales menos uno contra Chipre, y los dos del debut de De la Fuente porque estaba lesionado.
Despedido Luis Enrique, en esa primera convocatoria del actual seleccionador, marzo de 2023, jugó Kepa. Pero en junio, para la Nations League, y ya recuperado de su dolencia en el tendón de Aquiles, De la Fuente le llamó. En la zona de la Ciudad del Fútbol donde se instalan las carpas para las entrevistas de prensa, el técnico y su preparador de porteros, Miguel Ángel España, estuvieron media hora sentados con Unai. Le explicaron lo que querían de él y, desde esa charla, todo quedó claro.
Unai Simón, en una rueda de prensa.EFE
Atrás quedaban los recelos del guardameta del Athletic, cuya última experiencia con el entrenador no había sido muy agradable. Hablamos del Europeo sub'21 de 2019. En el primer partido, España va ganando 0-1 a Italia con gol de Ceballos. Sin embargo, Chiesa empata aprovechando un error grosero de Unai, que deja libre su portería ante la posibilidad de un centro. El resto del campeonato lo jugó Antonio Sivera, hoy portero del Alavés.
«Es muy serio, y muy educado. Pero ha cambiado, porque antes era muy vacilón, muy bromista, y ahora es más prudente. Eso sí, se lleva super bien con los otros porteros», dicen fuentes de la concentración. «Lo más importante es saber que todos remamos en la misma dirección. Los títulos van a llegar gracias a los tres. Alex y David no tuvieron la oportunidad de jugar el primer partido, pero quizá jueguen contra Italia. Lo importante es que debemos apretarle las tuercas al compañero manteniendo el buen rollo, porque eso siempre va a estar, el buen rollo», explicaba ayer antes de reflexionar sobre las declaraciones de Kylian Mbappé, que el domingo pidió el voto de los jóvenes contra la ultraderecha de Le Pen en Francia.
MBAPPÉ
«Él es una persona muy importante, que tiene mucha repercusión. Yo soy jugador de fútbol, y comparezco ante vosotros en calidad de profesional del fútbol, con lo cual creo que de lo único que debería hablar es de deporte, dejándole el tema político a otras personas», afirmó alguien que, más allá de las videoconsolas, es de los fijos en la sala de recreo que tienen en el hotel, jugando casi siempre a las cartas, casi siempre al póker. Sin redes sociales (ni Instagram, ni Twitter, ni Facebook, ni nada parecido) empezó en su día Fisitoerapia, pero lo dejó y luego, durante la pandemia, empezó Administración y Dirección de Empresas (ADE). Dice que no sabe si está en su máximo nivel, «porque no sé dónde está eso».
Una reflexión final: «Esto ha cambiado. Antes de la Eurocopa del 21, jugamos un amistoso y hubo gente que nos pitaba, leíamos en prensa cosas que no tenían ningún sentido, y ahora, el buen hacer de aquella Eurocopa, el título de la Nations League, ha conseguido que este grupo ilusione».
La vida le sonríe a la selección española, de tal manera que los próximos días van a ser una especie de convivencia de amigos. El equipo ha dormido este viernes en Copenhague, donde la noche, fría y lluviosa, no invitaba más que a tomarse una cerveza, y no muy fría, en el Radisson. Canceló el entrenamiento de este sábado y por la tarde coge un vuelo de cinco horas y media para llegar a Tenerife, donde el lunes jugará, sin nada por lo que luchar, contra Suiza.
Bueno, con algo por lo que jugar sí. España lleva 20 partidos oficiales sin perder, Eurocopa y Liga de Naciones por medio. No cae desde marzo de 2023, en Escocia, y juegue quien juegue el equipo funciona. Por eso De la Fuente está tan orgulloso. "Quiero darle especial relevancia a esta victoria, en un campo muy difícil, con un rival que ha hecho una presión uno contra uno, muy fuerte físicamente y muy buenos técnicamente. Hemos dominado muchas facetas del juego y estoy muy contento", dijo el seleccionador, al que aquel tropiezo en Hampden Park le enseñó muchas cosas, entre otras a no hacer cambios a lo loco.
Sí podrá hacer eso -hacer cambios a lo loco- el lunes. "Contra Suiza podremos refrescar al equipo, dar oportunidades a jugadores que lo están pidiendo", razonó De la Fuente, que tranquilizó al personal sobre las lesiones de Alex Baena y Zubimendi. El primero tiene un golpe y un problema en el tobillo, "pero no parece nada grave", según el entrenador, y el segundo sintió unas molestias en la cadera. Ellos dos, junto a Oyarzabal, que vio una tarjeta amarilla que le impide jugar el último partido de la fase de grupos de esta Liga de Naciones (donde España, por cierto, defiende título), han abandonado ya la concentración.
De la Fuente comenzó la rueda de prensa acordándose de las víctimas de la riada de Valencia. "Queríamos dedicar esta victoria a los damnificados de la tragedia en nuestro país, y también quería dar las gracias a la afición danesa, porque el minuto de silencio ha sido precioso", explicó De la Fuente, y es verdad: el minuto de silencio en el Parken de Copenhague fue conmovedor. Fue un silencio absoluto, paso previo a una noche intensa de la que España volvió a salir con brillantez.
No por conocido, el titular deja de impactar. Pedro Rocha ha sido proclamado nuevo presidente de la Federación Española de fútbol este viernes. Así lo ha anunciado la propia Federación mediante un comunicado.
"Según la Orden EFD/42/2024, de 25 de enero, por la que se regulan los procesos electorales en las federaciones deportivas españolas y el Reglamento electoral de la RFEF, la Comisión Electoral ha procedido a la proclamación directa del candidato que, de manera inmediata, pasará a ejercer como presidente de esta entidad", dice el texto.
En realidad, esto era un paso previsto. Su condición de investigado en la 'Operación Brody' no le impedía ser presidente, pues sólo una sentencia condenatoria en firme le cerraría la puerta, y tampoco se lo impidió el Consejo Superior de Deportes (CSD) en su reunión del jueves, donde ni siquiera votó su posible suspensión cautelar en virtud del expediente, por falta "muy grave", que le ha incoado el Tribunal Administrativo del Deporte (TAD).
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Pese a las palabras de la ministra Pilar Alegría y del secretario de Estado para el Deporte, José Manuel Rodríguez Uribes, donde dejaban claro su oposición a que Rocha fuera la cabeza visible del fútbol español, lo cierto es que, desde este viernes, es el presidente de la Federación con todas las letras. Según fuentes federativas, el próximo lunes nombrará a su Junta Directiva e inmediatamente convocará elecciones para el próximo mes de septiembre.
Ahora está por ver si cumple su parte del pacto al que el Gobierno ha llegado en las últimas semanas con él y con todos los actores del deporte español, y en el que Rocha está obligado a desempeñar un papel discretísimo, alejado desde luego de cualquier representación pública en los próximo acontecimientos (Eurocopa y Juegos Olímpicos). De eso se encargará la Comisión de Supervisión y Representación que está tratando de fabricar, a contrarreloj, el Ejecutivo.
Por su parte, el CSD también debe meditar ahora si el próximo martes, en la reunión anunciada para seguir tratando la situación de la Federación, se decide a suspender siquiera sea provisionalmente a Rocha, ahora que ya es presidente (el jueves no lo hizo porque los servicios jurídicos tenían dudas acerca de la viabilidad de esa sanción en alguien que, hasta la mañana de este viernes, no tenía cargo alguno).